Teoría del Guion (Honestidad y Engaño)
❝El mundo que percibimos es un sueño del cual aprendemos que tiene un guion, que nosotros no hemos escrito.❞ Silvan Tomkins
❝Si las personas son políticamente estúpidas es porque hay gente muy interesada en matenerlas así.❞ Paul Krugman
❝Las órdenes no son efectivas para gente altamente inteligente”, “¿sabes cuál es tu problema?, tratas de salvar a todos, pero eso es imposible, siempre debes de elegir.❞ Sputnik
❝¿Son los sueños y la inteligencia
suficientes para salvar el mundo?, ¿es tu alta habilidad, tu genio, una bendición o una maldición?”, “el idealismo no puede ir de la mano del capitalismo”, “mi padre me enseñó a pensar, es más interesante que saber, pero menos interesante que mirar.❞ Tesla (2020)
Espero que se entienda que la idea importante del escrito anterior, es que indistintamente que una inteligencia en el universo llegue al grado de saber que la realidad y el universo están de más, y que este morirá al expandirse, aun con todo esa civilización límite tendría que enfocar todo su saber en tratar de averiguar si podrían tener la capacidad tecnológica para crear un colapso del universo que propiciase un siguiente Big Bang.
Esta es una continuación de los dos escritos previos sobre el concepto del ánimo y el estado de ánimo, así como trataré de rebatir a Stephen Hicks con respecto a si los intelectuales de izquierdas, o el pedir justicia, nacen del resentimiento y la patologización.
Cuando dudo de un término, al final recurro a buscar qué significa en otros idiomas y por ello culturas. Cómo tampoco quiero crear tesis sobre tales cuestiones, me limito a buscar en los distintos idiomas de la Wikipedia. Busqué estado de ánimo en alemán y es bastante parejo a la entrada inglesa, sin embargo la más interesante, por lo menos en cuanto al análisis del término, estaba en la francesa, donde estado de ánimo se encuentra en el término “humeur”. Los francos, origen de los actuales franceses, era una cultura o pueblo germano, pero muy latinizados y son un compendio o es un medio camino entre las lenguas latinas y las germanas. Esto nos dicen sobre la etimología del término humor:
“El término «humor» proviene del latín umor, que es en sí mismo una palabra del griego antiguo que designa una sustancia líquida producida por un cuerpo orgánico, en particular un ser humano. Proviene de la teoría de los humores, que cayó en desuso en el siglo XIX (…). Otra palabra francesa que tiene la misma raíz es el humour, humor (frente a humeur), pero su significado actual es más reciente (siglo XVIII). Proviene del humour anglo-normando que a su vez proviene del humor francés antiguo. Además, en inglés americano, humour se escribe humor, pero los hablantes de inglés británico y americano pronuncian la misma palabra de formas muy diferentes. El término “thymia”, utilizado como sinónimo en psicología, proviene del griego θυμος (thumós), que designa «el corazón, considerado como la sede de la inteligencia, los sentimientos y las pasiones»“. La italiana, donde su término es umore, cercano a la francesa, por su lado añade de forma pintoresca que “de la misma raíz proviene «umorismo», tomado de anglo-normando humour, lo que denota la capacidad de captar el lado cómico de la realidad”.
(La Wikipedia China parece haber hecho un copy/paste de la inglesa; la japonesa se sale de la media y escribe algo totalmente extraño. Se que “ataco” el imperialismo cultural y me baso en la Wikipedia inglesa, pero esta cuenta con más de seis millones de artículos, y sólo sumando la alemana, la francesa y la española (con todos los países latinos) se les iguala. Hay que tener en cuenta que la angloesfera cuenta con países como Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda, Australia, Nueva Zelanda, parte de Canadá, parte de Sudáfrica y en gran medida la India, que es bilingüe. Por otro lado toda persona bilingüe tendrá posiblemente como segundo idioma el inglés, con lo que si escribe un artículo en su idioma a la vez lo traducirá para la Wikipedia inglesa. Por otro lado sus artículos están mejor documentados, son más amplios, y parecen mejor redactados.)
Todo indica lo que yo he dicho en los escritos previos, pero bajo la perspectiva que el corazón era el regulador de la triada. El estado de ánimo tiene relación con las emociones o afectos, que a la vez tiene que ver con el temperamento de las personas. La teoría de los humores dividía a estos en cuatro, flemático, sanguíneo, melancólico y colérico. Primero hay que aclarar ciertos conceptos e ideas. A la filosofía al principio (y aún hoy) no le interesaba el mundo afectivo o sensible. Quizás porque es como un “rastro” de nuestra condición animal que a(rastra)mos e incomoda. La filosofía sobre todo ha tratado con la razón, y los afectos eran algo que alteraban tal facultad, que es la que nos define como seres humanos, o como seres “especiales y únicos” en la naturaleza. Hasta Spinoza o Hume las emociones, junto a las pasiones, eran aquello que había que dominar con la razón, y no era digno de ser analizado por la filosofía, sino como algo inherente a lo que alteraba lo moral (costumbres), el buen hacer y conducirse en sociedad.
A todo que produce una reacción en el estado del ánimo se le llama afecto, que produce o mueve o bien una pasión, una emoción o un sentimiento. La pasión es corta y crea una reacción súbita y muy fuerte (el deseo sexual), la emoción es menos corta y menos fuerte (la división que se ha hecho a cinco: ira, asco, miedo, tristeza y alegría), y el sentimiento crea un estado afectivo largo y menos intenso. Lo más cercano a la razón, así, son los sentimientos (nobles sentimientos), pues están mediados por esta, y porque además son los que mayor carga cognitiva tienen. Esto es: los que más ligados están al etiquetado del prefrontal, a las palabras. El amor tiene los tres componentes, pero se supone que el más óptimo es como sentimiento, pues es el que dará como “subproceso” el que una relación dure mucho en el tiempo. O sea, es la predisposición que hace el prefrontal, la razón, mediada por una elección, de dar fe a una persona como para querer estar a su lado, y puesto que a la vez tal elección nace de una pasión o emoción que nos despierta al estar con ella. En definitiva, es un compromiso sobre un estado emocional positivo hacia otra persona.
Teniendo esto en cuenta, si bien pareciera que el humano se encamina hacia la razón, hoy en día hay una mayor tendencia a no querer comprometerse o tratar de (a)guardar ese sentimiento hacia una sola persona, con lo cual parece que la tendencia es con respecto a dar más protagonismo a las emociones o las pasiones que tal persona nos crea o nos mantenga. Un segundo análisis sería pensar que nos hemos vuelto tan excesivamente racionales que ahora mismo toda persona nos termina por desilusionar o decepcionar, como para no querer un compromiso con ella; con el subsiguiente problema de que al igual que uno mismo hace ese tipo de análisis sobre el resto de personas, ellos lo harán sobre nosotros. ¿Cuál de estas dos teorías es más válida?, lo dejo como tema abierto para que cada cual lo desarrolle según su punto de vista y vivencias. (Otra teoría más banal sería pensar que al volvernos más autónomos nos creemos menos necesitados de cualquiera, y esto viene dado por la nueva condición de la mujer y por ello el feminismo).
Hasta aquí un remate de los escritos previos. Ahora trataré el tema de la teoría del guion, que está dentro de la teoría del afecto, una teoría de Silvan Tomkins “para referirse a la «porción biológica de la emoción», definida como los «mecanismos preprogramados, transmitidos genéticamente que existen en cada uno de nosotros» y que cuando se activan precipitan un «patrón conocido de eventos»” (similar al guion del comportamiento en las teorías conductistas), pero previamente hay que tomar un desvió hacia la etología, o el estudio del comportamiento de los animales.
¿Qué hace el coronavirus con nosotros?, o más bien con nuestras células. “Hackea” una información contenida en el ADN para que este replique sin cesar su propio código. Para los efectos es como si la editorial de un periódico de izquierdas se fuera hasta la rotativa de un periódico de derechas y cambiase todo su contenido: 1. para atacar a la derecha y 2. para que hable bien de la izquierda. Es por lo tanto un “problema” sobre la identidad y la comunicación honesta o tramposa. Algo que he entendido de Hegel, en el libro “Explicando el posmodernismo” de Stephen R.C. Hicks, es que Hegel no creía en el principio de no contradicción, de que A no puede ser a la vez no-A, sino que argumentaba que la vida se basa en la negación constante de la identidad. Me di cuenta que nuestras posturas son cercanas, pero con ciertas diferencias. Bajo mi punto de vista para que A deje de serlo, otro ser ha de ser A, no siendo el “mismo”. ¿No es lo que hace un virus?, para el propio cuerpo o sistema inmunológico, el “nuevo A” es tomado como el mismo, aun siendo otro. A nivel evolutivo una especie se mantiene, cuando en muchos casos ya no parezca la misma. ¿El no-ser es sólo el cambio?, lo mutable de todo. ¿Lo indiscernible al cambiar? Todos cambiamos con la edad pero nos reconocen como la misma persona. No quiero ir por este camino filosófico, me atendré a la ciencia.

Un etólogo no puede preguntar, por ejemplo, a una jirafa porqué tiene una reacción concreta con los leones, está claro. Entonces sólo puede analizar los comportamientos, clasificarlos, y tratar de hallar reglas que se sigan entre todos los animales. Uno de esos comportamientos, que “valida” mi idea sobre que los conceptos existen a nivel genético y evolutivo, es el tender al agrandamiento (no hay muchos términos de etología en la Wikipedia —algo más en la alemana—, puede tomarse como las posturas de poder, tan de moda ahora en los medios visuales, pero en etología se puede clasificar dentro de los comportamientos deimáticos). Es un comportamiento que tienen tanto los insectos (y arácnidos), los reptiles, las aves, así como los mamíferos. Cuando un gato se arquea y eriza su pelo está recurriendo a ese comportamiento, de tratar de parecer más grande de lo que es. Por otro lado, se cree y en esos casos, que su bufido es para imitar al que hacen las serpientes, lo que conlleva dos cosas: que conoce que a las serpientes se les teme, y que hacen uso de tal bufido —engañando— para que se le tema al igual que a una serpiente. Tales tipos de formas de hacer en el mundo se estudia dentro de la etología como comportamiento expresivo. A grandes rasgos se pueden dividir en dos: los generados para comunicarse con los de la misma especie, y los generados para comunicar algo a otras especies. Se supone que la comunicación interna en una especie tiene que ser honesta, mientras que con otras especies será dependiendo si son enemigas o cooperativas. En todo caso se da una comunicación honesta, frente a otra tramposa o de engaño. En los animales eusociales, como las hormigas, sólo hay comunicación honesta dentro del mismo hormiguero y especie. En los animales gregarios no hace falta recurrir al engaño, luego su lenguaje interno suele ser honesto, pero en los animales de manadas emerge el deseo de dominio o de querer mantener un rango en la jerarquía, con lo que entra en juego la política, y por ello el engaño, la mentira y la trampa. Lo que trato de hacer ver es que el humano proviene de un tipo de animal que tiene el doble juego del lenguaje honesto y el engaño, en donde se supone que con los tuyos —tu familia, tu grupo, tu cultura— has de usar un lenguaje honesto, y con la otredad está “permitido” el lenguaje del engaño, la mentira y la trampa. Esto, como se puede ver, no tiene que ver nada con lo moral, porque es una condición animal. Un “lenguaje” implícito en la vida. La moral siempre ha tratado de volverlo exclusivamente humano, y con un componente divino, pero no es otra cosa que un lenguaje universal que existe en el reino animal en todos sus rangos.
Volvamos, entonces, al comportamiento expresivo y el emocional. Por defecto decimos que una persona finge a nivel expresivo una emoción, cuando en realidad no la siente, pero ¿se puede reducir a algo tan sencillo? En un capítulo de CSI decían que si a una persona no se le contagia el bostezo es que es posible que sea un psicópata, pues le falta el componente de la empatía, pero igualmente le ocurre al autista. Es más, tiene que ver si entre la persona que bosteza y la que está delante, hay una relación simpática, de indiferencia o de enemistad. Con lo que entra en juego, de nuevo, lo propio y la otredad. En pruebas de resonancia límbica (compartir estados emocionales) se ha comprobado que hay una menor resonancia entre personas de distinta etnia, si es que se da el caso que tales personas no han convivido desde niños con esas otras etnias. Por ello no es un problema sobre las etnias, sino con lo extraño y el temor de lo distinto/nuevo. Esta información la dejo reposar, para retomarla al final. Voy al tema.
La teoría del guion “es una teoría psicológica que postula que el comportamiento humano cae en gran medida en patrones llamados «guiones» porque funcionan de manera análoga a la forma en que lo hace un guion escrito, al proporcionar un programa de acción. Silvan Tomkins creó la teoría del guion como un desarrollo adicional de su teoría del afecto, que considera que las respuestas emocionales de los seres humanos a los estímulos se clasifican en categorías llamadas «afectos»: advirtió que la respuesta puramente biológica del afecto puede ser seguida por la conciencia, por lo que cognitivamente (se posiciona) en términos de actuar sobre ese afecto, por lo que se necesitaba (un examen más amplio) para producir una explicación completa de lo que él llamó una «teoría del ser humano»”. He buscado libros sobre tal autor y no los he encontrado ni en español ni en inglés. Quizás porque parece una teoría muy cínica y mecanicista de la vida. Puede ir en paralelo al psicoanálisis transaccional, donde “al comunicador se le enseña a alterar el estado del ego como una forma de resolver problemas emocionales”. Parte de la idea de “jugar” tres “papeles”: padre, adulto y niño (equivalentes al ello, yo y superyó del psicoanálisis). Si doy con alguien que hace de padre y quiero “conseguir” algo de él, hago el papel de niño, pues quizás sea la única forma que lo logre de forma rápida. En un mundo de adultos no cabrían los otros dos estados (niño, padre), pero puesto que siempre está en juego el poder, uno ha de manifestar u ocultar a qué papel juega. Dejo de nuevo esta línea discursiva para el final.
“En la teoría del guion, la unidad básica de análisis se llama «escena», definida como una secuencia de eventos vinculados por los afectos desencadenados durante la experiencia de esos eventos. Tomkins reconoció que nuestras experiencias afectivas caen en patrones que podemos agrupar según criterios tales como los tipos de personas y lugares involucrados y el grado de intensidad del efecto experimentado, cuyos patrones constituyen guiones que informan nuestro comportamiento en un esfuerzo por maximizar el afecto positivo y minimizar el afecto negativo”. El concepto de escena es igual al concepto de juego en la teoría transaccional, la cognición situada y en el existencialismo es equivalente al de situación o estado situacionado (como situación es la representación en la obra “a puerta cerrada” y su famosa frase de “el infierno son los otros”), por ello me toca desmadejar en cierto grado el existencialismo. Una de las partes del libro “el ser y la nada” de Sartre, profuso y enredado, empieza con la frase: “se sufre, y se sufre por no sufrir bastante. El sufrimiento de que hablamos no es jamás enteramente el que sentimos. Lo que llamamos el sufrimiento «bello» o «bueno» o «verdadero», que nos conmueve, es el sufrimiento que leemos en el rostro de los demás, o mejor aún, en los retratos, en la faz de una estatua, en una máscara trágica. Es un sufrimiento que tiene ser. Se nos ofrece como un todo compacto y objetivo, que no esperaba nuestra llegada para ser, y que rebasa la conciencia que de él tomamos; está ahí, en medio del mundo, impenetrable y denso, como este árbol o esa piedra, durando; por último, es lo que es; de él podemos decir: ese sufrimiento…” Lo primero que puede venir a la mente es si Sartre era un psicópata, como para definir algo que parece nunca haber sentido. (Para no perdernos, he abierto cuatro, —¿cinco?, ya no lo sé— paréntesis o subtemas, que tengo que ir cerrando: primero el de Sartre). Como en realidad hay que entender este escrito es bajo la directriz de que Sartre “adopta” el lenguaje de Hegel y su trasfondo: no hay ser. Trata de llegar al ser desde el no-ser, desde la nada. ¿No hace lo mismo la evolución o el ADN?. En estos no hay algo así como la “canicidad”, la calidad, esencia, categoría o universal de lo cánido (uso todos los sustantivos posibles para hacer ver que todos hablan de lo mismo). De ser o existir la “canicidad”, de otra forma, ya nos remitiría a alguien que tenía un plan, propósito o fin de llegar a los cánidos. Cada perro, o cada una de sus especies (lobo, chacal…), define lo cánido en sus actos, en sus comportamientos —pues todo animal social y complejo igualmente se basa en la cultura—, que a la vez, de tener éxito para reproducirse, lo transmitirá en su ADN.
Admitamos que ciertos animales no tienen otra “opción” que el comportamiento que despliegan, pues están basados en patrones muy rígidos de comportamiento, como instintos, pero tanto el humano como el perro tienen cierta neuroplasticidad, luego en cada acto reafirman o niegan algo de sus especies. En ese caso, tanto en Sartre o para la teoría del guion, en cada acto está presente la conciencia, en tanto que se posiciona con respecto a la emoción o el instinto. La nada es en tanto que la distancia entre la emoción y el prefrontal, en dos dimensiones: 1. la emoción es un lado de un precipicio y la conciencia el otro lado, en donde la nada es el vacío que hay que saltar y que está en medio. Cuando una persona hace cualquier acción, que no sea automática (instintiva), el cerebro activa las neuronas implicadas (cebado), ensayando mentalmente el proceso a llevar a cabo. En este sentido la conciencia “refleja”, hace de espejo, de la acción futura. Es igualmente nada 2. en tanto que es y puede no ser, pues puede decidirse hacer otra cosa o nada. En esas dos dimensiones Sartre nos dice que al tomar conciencia del sufrimiento, la conciencia se ha desligado de la emoción, y en ese proceso “actúa” como un comportamiento que ya existe en lo social, a modo de “comportamiento expresivo”, al igual que el gato tiene tal comportamiento al curvarse, agrandarse y bufar. Como además somos una sociedad basada en la cultura, no solamente tendré de referencia las expresiones de dolor que haya visto en otras personas, sino todas que mi cultura me haya trasmitido a través de los distintos artes, como es el cine, el teatro, o las pinturas y las esculturas. Más fácil: si alguien te pidiese que tomaras una pose de estar pensando… ¿no recurrirías a la pose del pensador de Rodin?, o alguna cercana. Compliquemos las cosas: ¿cuáles son las poses (comportamientos expresivos) propias de nuestra especie y cuáles son sólo puramente culturales o convencionales?, y… ¿cada cual en su día a día sabría decir dónde está tal frontera? Si recurrimos a estudiar el tema podríamos diferenciarlos, pero para el caso no es así. Volviendo a la “canicidad”…, ¿qué es lo humano?, si lo humano lo definimos cada uno en los comportamientos expresivos, sin saber qué es “natural” y qué cultural. Bajo el punto de vista de Sartre (el “segundo” Sartre, no el del “ser y la nada”), bajo todos estos planteamientos, lo importante es la libertad, y qué elegimos cuando nos encontramos en cada situación. Al tomar un camino —por medio de la libertad— estamos tratando de definir tanto el hombre de hoy, como el humano del futuro (generatividad).
Seguro que veis el "error". Lo que uno quiere de la otra persona no es lo que elige, sino lo que “realmente” siente. Si las cosas fueran tan “fáciles” como las propone Sartre, entonces valdría lo mismo un matrimonio de conveniencia que uno que haya nacido de la pasión. No es lo mismo querer, que querer querer. Y de dónde nace tal disonancia, de algo tan sencillo como que de forma implícita nuestro cerebro comprende que el lenguaje honesto implica pertenecer a la misma identidad, y que el lenguaje no-honesto (que a este nivel aún no se le puede definir como engaño o mentira) puede implicar otredad. Si alguien “está de mi lado”, o me considera de su lado, su lenguaje ha de conllevar que sea honesto. Cierro el paréntesis de Sartre.
Volviendo a la teoría del guion, para Tomkins a cierto estímulo o comportamiento del interlocutor le sigue otro por mi parte. Como es más evidente es con las rutinas de dar las gracias cuando nos ayudan, o repetir el saludo cuando nos saludan, o dar la mano cuando nos la extienden (más estudiado en los guiones del comportamiento). De igual forma muchos comportamientos expresivos son respuestas a las emociones de la persona que tenemos delante: nos sonríen y les devolvemos la sonrisa (causas próximas y últimas), pero con el siguiente proceso evolutivo de que tales comportamientos expresivos al final generan emociones de respuesta más o menos predecibles y consecuentes. La más evidente, quizás, sea que ante la injusticia respondamos con ira, pues se sigue entre otros primates, y por lo tanto ni es sólo humana, ni es un comportamiento social. Con todo, está claro que no todos los convencionalismos crean emociones, e igualmente la teoría del guion no establece cuándo la continuidad del guion es porque “nazca” desde la emoción o desde la conciencia y por ello que carezca de emoción. A todo nos gustaría creer, por poner sólo un ejemplo, que cuando nos dicen “me alegra verte”, nazca de una emoción, que el corazón de la otra persona haya “sentido calor” y se haya acelerado ligeramente, pero lo más seguro es que sólo obedezca a un guion, a una convención. Cierro este paréntesis por falta de información, el escrito de Tomkins son cuatro tomos y lleva implícito, entre otras muchas cosas, por lo que podido ver en algún resumen, a una teoría de la comunicación y el lenguaje humano a nivel cerebral, ya que divide las construcciones de afectos entre analogía, signo, símbolo y… ¿poder?, creo que se refiere a conmutador (power): “una de las cuatro categorías principales de construcciones de efecto que son transformaciones cognitivas, una «construcción de efecto de poder es aquella en la que todo lo que se considere instrumental para la activación de un efecto se aprende al activar directamente el efecto»”, (esto suena a… ¿cómo se llama a eso que la explicación sólo se explica a sí misma, sin decir nada?, ah, tautología: se activa porque se activa… ¡voy a darle más vueltas a ver si impido que el pez se deje de morder la cola! ¿Es una definición circular? Suena a retroalimentación positiva, pero no sé cómo).
En la dirección de unir la teoría del guion con los escritos previos, tal teoría establece que en toda comunicación hay un emisor y un receptor. En la medida que haya un conflicto de intereses, se crean dos emociones parejas y por ello es un sistema dual de acción-reacción o emoción y contra emoción: una que defiende una postura o que sostiene una de las partes, y otra que es una reacción frente a la primera. Si se ataca a alguien inferior con ira, la contra emoción es la vergüenza y la humillación interna del iracundo. La ira se “creó” como medida de hacer ver un desnivel de justicia (desigualdad) o injusticia, ya que trata de crear un cambio rápido, que se auto cuestione, en aquella persona que ha creado tal ira y por ello tal injusticia o desigualdad. Están dentro de las emociones sociales que implican la autoconciencia emocional, donde esta teoría nos dice que: “las emociones autoconscientes, como la culpa, la vergüenza, la turbación y el orgullo, son una variedad de emociones sociales que se relacionan con nuestro sentido de identidad y nuestra conciencia de las reacciones de los demás hacia nosotros”. Con esto retomo la ruta del lenguaje transaccional del niño, el adulto y el padre. Un problema de la ira es si sólo es la respuesta de un niño ante el padre, una rabieta desmedida, y dado que a esa edad no se tiene otro medio de respuesta. Hay una evolución o aprendizaje emocional en todo esto. Un bebé humano nace sin lenguaje y el llanto es la forma que tiene de hacer ver a los padres que hay algo que no “funciona bien”, que siente dolor, o hambre, etc. No se pasa de este estado al adulto, está claro, por medio el niño trata de modular y “usar” el berrinche o la ira para hacerse valer, para denotar su disgusto con una decisión de los adultos que él no comparta. En esa medida si tal persona, ya de adulta, usa la ira como respuesta no dialogada, está “jugando” el rol de niño. Pero no se puede ni debe reducir toda respuesta de ira, ya en la madurez, a una transacción entre el arquetipo del niño y el de padre (o el adulto), pues como hemos visto es una respuesta que se encuentra en otros animales y ya en la edad adulta. De cualquier forma, como no se sabe cuándo se cae en el rol de respuesta adecuada o inadecuada, la tendencia social ha sido a que es una respuesta inadecuada o no propia de personas adultas y maduras, en las que siempre tiene que mediar el diálogo. Lo explicado con la ira es aplicable a cualquier otra emoción, y por ello en lo social ha predominado la tendencia a lo que hoy entendemos por estado de ánimo, como una disposición regulada de las emociones en lo social, y como la capacidad que tiene el prefrontal para mediar con toda respuesta súbita (sobre todo negativa: aceptamos la euforia o el entusiasmo en cierto grado, pero no el exceso de miedo, ira o tristeza) que provenga del cerebro profundo.
Origen: "valoración cognitiva"
Va la “carga contra” Stephen Hicks y su análisis histórico de las izquierdas y sus intelectuales. Tanto este escritor como otros intelectuales o ideólogos, entre ellos Peterson, dicen lo evidente: que los intelectuales son igualmente una élite, y dado que es así ¿por qué atacar a otro tipo de élite, sin que a la vez ese ataque no vaya contra sí mismos? Tienen razón. Igualmente no se puede atacar al lenguaje si lo haces con el lenguaje (contra el deconstructivismo), pues es como tratar de cortar una sierra de hierro con la propia sierra de hierro, se cae en lo absurdo. Ahora bien, el argumento que hacen contra los intelectuales como resentidos, ¿no es un farol —órdago— por el cual están haciéndonos creer que los intelectuales de izquierdas están jugando el rol del niño enrabietado, y por extensión toda otra persona que use sus mismos argumentos?, no es simplemente una manipulación psicológica, un… “¡no te tienes que parecer a los malos de la película, si quieres ser bueno te tienes que parecer a mí!”. Primero habría que definir qué es ser adulto. Un adulto es aquel que tiene la misma autonomía que otro adulto. ¿En cuánto un adulto esté por debajo de las directrices de otra persona ya es menos adulto? Si un hijo llega a la mayoría de edad pero aún vive con sus padres esté es posible que no tenga una autonomía total, puesto que los padres le podrán argumentar que “mientras vivas en esta casa harás lo que nosotros digamos”. Da igual lo que estipulemos que es la edad adulta: toda disposición en el que la autonomía quede en jaque no es una edad adulta per se. Autonomía aquí opera como sinónimo de igualdad. ¿Cómo analizar tal concepto?, una cuestión que confunde, al igual que con la diferencia de querer y querer querer, es que una cosa es la disposición legal, y otra es la cuestión natural. El argumento de Stephen Hicks o Jordan Peterson es que las jerarquías se han de mantener, porque es lo que hace funcionar el sistema, pero eso implica que los que están arriba de la cadena han de hacer de “padres” del sistema, luego tal concepto implica que otras personas no tengan la misma autonomía, de lo que se sigue que se mantiene la estructura de padre/adulto e hijos, concepto que era más evidente antes en el lenguaje del pastor y su rebaño.
Además. Al hacer uso de tal tipo de argumento están diciendo que no es que los intelectuales de izquierda sean sus iguales, en donde estos hagan uso del concepto y dualidad de injusticia, en donde como contra emoción se les responda con ira, sino que arguyen que no es así. Con lo que la única opción que queda es que se crean con una superioridad moral como para posicionarse en el rol de padres, que han de aguantar una rabieta de alguien que está cayendo en el rol de niño. Por último, ¿cómo personas como Derrida, Foulcaut o Rorty podrían estar resentidos si estaban bien posicionados en la vida y tenían un gran intelecto y profesión? ¿Deseaban aún más poder? El tiempo pone las cosas en su sitio, y esos tres intelectuales pasarán a la posteridad por siglos, mientras que Mark Zuckerberg, o cualquier adinerado que haya nacido de la nada por algo puntero, es posible que sólo sea una nota a pie de página en la historia, dentro de unos siglos.
¿Quién puede ser totalmente autónomo hoy en día en un mundo en donde el Estado es la madre de todos y las leyes el padre? Aquellos que tengan más dinero y se midan y se sientan superiores a esas dos instituciones, como así ocurre con las grandes corporaciones. El peligro en la actualidad va en dos direcciones: 1. la tendencia al cambio climático, y 2. el peligro a llegar a la corporatocracia. El primer punto, además, es debido a un uso excesivo de las materias primas y su posible agotamiento, cuestión que trata de ignorar el capitalismo.
Stephen Hicks pone en cifras todos los muertos (o asesinados) en regímenes de extrema izquierda, pero ¿en qué lista habría que colocar todos los muertos en guerras? ¿A quién han beneficiado la mayoría de las guerras, en nombre de qué se han blandido las banderas y los nacionalismos?, sino era a los hombres que estaban en el poder en cada país y época. ¿Habría que tratar de comparar cifras? Sería absurdo. Lo que no parecen decir ni Stephen Hicks, ni Peterson, es que no es que ahora estemos mejor, sino que si estamos mejor es porque las izquierdas han luchado para que nos caigan unas “migas más gordas” o en más cantidad del pastel del capital, a los que estamos abajo. Por lo demás, los que necesitan una clase media o media alta es el propio capital, que son los que se gastarán más dinero en cosas superfluas, y que serán las que reportarán más beneficios a las grandes corporaciones.
Un último ataque a Stephen Hicks sería el tratar de analizar qué nos ha llevado al momento actual. No porque esté contra lo que argumenta, aunque sí bajo el auspicio que todo tiene su “pero”. Ataca el arte basura y degradante como un signo del posmodernismo, pero ¿el artista no ha optado por suicidarse como élite al tratar de acabar con el arte? Es más, su postura ha sido cínica, pues sabía que era un “ente” que iba a morir y ha preferido asesinarlo él mismo antes que perdiese su vida de muerte natural. Stephen Hicks dice que los artistas pronostican el futuro antes que los intelectuales, se adelantaron a los posmodernos, yo ya lo había dicho hace años. Quizás el arte nunca debió de existir, fue una impostura de ciertos humanos que se encumbraron a sí mismos por encima de la media, por encima de la artesanía, cuando no debería haber tanta distancia entre el arte y lo artesano. En definitiva en el buen hacer de lo humano. Fueron las grandes fortunas las que crearon el arte y al artista al distinguirlos de los artesanos. Las que le dictaban qué deberían crear (antes del Renacimiento las obras, como así fue con las catedrales, eran anónimas, no importaban los autores). Las que dirigieron sus manos para pintar unos temas y con unos estilos concretos. El capital evita lo contracultural, lo rebelde, el posible peligro, al volverlo arte, dinero y banalizarlo. Todo artista contracultural firma un pacto con el diablo al aceptar que le compren sus obras con unas grandes sumas de dinero, pues vende o muta su alma, que iba a la contra, al volverla capital. Cuando al final los artistas fueron encumbrados al Olimpo, odiaron su posición y empezaron a dirigir sus creaciones en una dirección lo más opuesto a la élite, lo preferido y lo deseado. Quizás porque en el fondo no les encajaba el perfil de narcisos, o quizás porque cuando miraban a las aguas que les reflejaban no les gustaba lo que allí veían, al ver sobre sus cabezas esas ostentosas coronas de joyas y piedras preciosas. Así nos lo hacen ver en la cínica película “the burnt Orange Heresy“, donde el trasfondo del arte se reduce al dinero y a los símbolos de estatus. Este no se trata de poder ver cada mañana un cuadro, que al fin y al cabo puede llegar a hastiar, es cuestión que el resto de personas sepan que tienes un Picasso. No es cuestión que se parezca a un Picasso hasta ser indistinguible, es que tiene que ser de tal autor, por el símbolo de estatus que implica. Ahí está el caso de las grandes modelos de ropa de unas décadas atrás: no se colocaron en tal posición ellas mismas, fue una estrategia de mercado (estratagema, diría yo), cuando al final se percataron que les podían hacer más mal que bien, “decidieron” que las modelos ya no tuviesen tanta importancia. Igual está ocurriendo con los grandes directores, actores y actrices. Desde hace unos años se ha apostado por las grandes producciones vacías de contenido, y cuando ahora lo que priman son las plataformas de streaming, ya no cuentan ni lo primero ni lo segundo, sino simplemente la saturación y la producción barata, pero “resultona”. “Venden” barato, luego tienen que comprar barato y por lógica las producciones no se pueden exceder en sus presupuestos. Con ello no descarto que pueda salvarse algo y que haya calidad artística en muchas de esas obras.
—Te contradices con respecto a otros escritos.
—Ya, bueno… según Hegel una proposición y sus contrarios son “verdad” a la vez. Todo es mutable y todo tiene algún resquicio de verdad desde alguno de sus múltiples ángulos o en algún momento de la historia.
El estado de ánimo tiene su igual en la esfera social, y se puede expresar como la atmósfera social (entrada japonesa, puesto que oriente piensa más en lo social)…, qué ha creado, o está creando, el actual estado de ánimo social: Kant, Hegel, Foucault, Derrida, ¿cómo? si la mayoría de la gente ni los conoce y aunque los leyesen no los comprenderían. ¿No es más fácil pensar que tal atmósfera la ha creado la banca, las bolsas y las corporaciones? No es más fácil pensar que la actual crisis en el ánimo las crearon las corporaciones y la burbuja inmobiliaria a partir de la crisis de 2008. Por no hablar del pésimo papel que están haciendo los políticos, y los constantes fraudes de estos que salen a la luz, y de paso el concepto de los paraísos fiscales. De fondo, además, proviene de lo ya dicho en uno de los párrafos de arriba. Si existen clases sociales, por fuerza se crea un lenguaje de nosotros y ellos, deviene en el concepto de otredad, en donde además las clases sociales “inferiores” no pueden crear un sentimiento positivo hacia las clases altas y las élites, puesto que además miran a las “inferiores” con aires de superioridad. ¿Cómo no se va a crear resentimiento?, a qué se reduce este. La Wikipedia nos dice que: “el resentimiento puede resultar de una variedad de situaciones que involucran una mala conducta percibida por parte de un individuo, que a menudo son provocadas por expresiones de injusticia o humillación. Las fuentes comunes de resentimiento incluyen incidentes humillantes públicamente, como aceptar un trato negativo sin expresar ninguna protesta; sentirse objeto de discriminación o prejuicio habitual ; envidia/celos; sentirse usado o aprovechado por otros; y hacer que los logros no sean reconocidos, mientras que otros triunfan sin trabajar tan duro. El resentimiento también puede ser generado por interacciones diádicas, como el rechazo emocional o la negación de otra persona, la vergüenza deliberada o el menosprecio de otra persona, o la ignorancia, la humillación o el desprecio de otra persona”. Hay que fijarse en la construcción del término resentimiento, que tiene la raíz sentimiento (afecto suave y de larga duración, no exento de un etiquetado del prefrontal) con el prefijo re-, que denota intensificación, como en reseco. A la vez hay que hacer mención al concepto de humillarse, que literalmente quiere decir colocarse debajo. Arriba he mencionado el concepto en etología de agrandarse, que a la vez implica el hacerse pequeño para tratar de no ser visto por un depredador o ante un peligro. Cuando uno se asusta se empequeñece, como tratando de minimizar daños. En situaciones de terror el humano se echa a tierra e incluso se pone en posición fetal (otra “prueba” que la evolución “usa” conceptos, pues es instintivo y tal posición nos lleva al estado protegido y ciego en el interior de la madre, además, lo hace de forma metafórica, con lo que no es de extrañar que la metáfora sea la base del lenguaje humano). ¿Qué han pedido los que han estado en el poder por milenios?, que al acercarnos a ellos agachemos la cabeza, nos arrodillemos o directamente nos humillemos como reconociéndonos inferiores a ellos…, que por lo demás se colocarán en una posición alta en un trono (no mirar fijamente a alguien proviene de no mirar a un superior, que denota medirte o igualarte a él, que después se ha vuelto general). En el fondo el resentimiento es la emoción o respuesta de ira ante la injusticia, suavizada en el tiempo, y en tanto que se mantiene por las experiencias que tal persona sienta hacia aquello(s) que le han generado dolor en distintas épocas de su vida. ¿Quién no ha tenido malas experiencias con los que se creen superiores en algún nivel?, ¿por qué habría uno de superar o tratar de solventar tal sentimiento si es un mecanismo evolutivo de tratar de evitar lo “malo”, aquello que te genera dolor o sufrimiento? Esto me recuerda a un chiste: “¡Ven, hijo, sube a casa! —¡No, que me vuelves a tirar!”. ¿No es cínico que la derecha nos pida que no construyamos un mundo resentido, cuando ellos son los que provocan ese sentimiento y es una respuesta instintiva?, como ya no nos pueden exigir, como antaño, no sentir “desdén”, o el orgullo herido, ahora nos hacen creer que estamos patologizando o asumiendo una realidad de forma equivocada. Para el caso es como aquel violador que te sugiere que ya que te va a violar, que por lo menos trates de disfrutar.
El humano puede aceptar las jerarquías, pero siempre y cuando sean por necesidades de las situaciones, y siempre y cuando aquel que está en una posición de arriba no te trate de forma altanera, cuando no es lo que suele suceder. De otra forma es lo que tratan de hacernos ver de manera externa, la nueva dirección que toma el capital frente al trabajador, el marketing frente al consumidor, porque es lo más práctico para que seas productivo o consumas, y no hacer que nazca en ti el resentimiento o la desconfianza, cuando en el fondo el capital lo siente de otra forma. De nuevo lo real frente a la máscara, lo racionalizado frente a la emoción; el engaño que implica la otredad, frente a lo honesto que implica pertenecer a una misma identidad.
Finalizo. Puede ser cierto que un intelectual de izquierdas tenga un sentimiento de superioridad en algún grado, pero luchan por la justicia y la igualdad. Desde tiempos inmemoriales, desde nuestra condición de animales, proceso que se puede seguir al estudiar a los chimpancés, ha habido malos y buenos gobernantes, en donde los primeros gobiernan con el terror y la superioridad, frente a los segundos que se limitan a hacer el papel que les ha tocado en la jerarquía, de la forma más justa e igualitaria posible. Los artistas y los intelectuales suelen ser del segundo tipo de alfas, y por ellos suelen ser de izquierda. La película “Tesla“, que no dudo que esté creada por la izquierda, nos presentan los personajes como Édison, Westinghouse, J.P. Morgan representando al capitalismo, frente al idealista Tesla, para quien el dinero sólo era un medio y no un fin en sí mismo. El capital se alimenta de lo pequeño para hacer grandes sus fortunas y poderes. Se supone que de paso generan bienestar, pero ¿a qué coste y con qué grado de moralidad y honestidad? Hoy deberíamos de tender hacia la vida sencilla y lenta (Movimiento lento, el cambio descendente), tratando de generar el menor consumo posible, pero tal planteamiento no le interesa al capital, que sólo quiere crecer sin límites, como si tal argumento tuviera lógica en un mundo de recursos finitos (por ejemplo: se construyen nuevas viviendas con todas las que están "paradas" y sin habitar: casi medio millón). En la actualidad ya no es una lucha entre la izquierda y la derecha, sino que debería de ser una lucha por volver a la sensatez, de volver a las reglas sencillas que nos imponen los sistemas ecológicos en los que vivimos (idea más propia de las izquierdas), sistemas que estamos dañando tanto que llegará un momento en el que colapsarán. Pero da igual lo que diga la lógica, lo que siempre vence es la lógica del poder.
!Qué mierda¡, me censuro de decir cosas sencillas que son verdad porque no están a la altura de ser literarias. La vida es miserable.
Descargar breves documentos sobre términos de etología (y sus equivalentes en inglés) y teoría del guion (junto a su traducción automática).
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