Devaneos IV - Medir el Discurso
“Aquel cuya visión no pueda cubrir tres mil años de historia, quedará suspendido en la oscuridad externa. Vivirá dentro de las fronteras de los días.” Goethe
Ayer mientras trataba de rematar el escrito y corregirlo, mi habitación llegó a 33 grados. Todo sistema computacional y de transmisión de datos se vuelve más errático cuanto mayor temperatura alcance, donde tales errores se suman al tiempo de procesarlos… ¡lo que quiero decir es que tratando de evitar el calor, y sus consiguientes problemas, trataré de ser breve!
I
Ahora toda persona pública (o que publique), tiene que medir qué dice y cómo lo dice. ¿Eso realmente importa?, lo que quiero decir es que al medir sus palabras no se ven sus verdaderos pensamientos y emociones con respecto a un tema. Así que si no se quiere perder seguidores (votantes) y siendo racionales al extremo, que es la dirección a la que va la política, se analiza lo social y se escriben los discursos tratando de ser lo más ambiguo y abstracto que sea posible, como para que nadie se dé por aludido de forma negativa. Llegamos así a lo políticamente correcto que todos odiamos, pero todos hemos propiciado. Así que las leyes y normas sobre la inclusión no “mejoran” el panorama social, y sí sin embargo han limitado la libertad de expresión. ¿Hemos salido ganando o perdiendo? Si lo que uno quiere es que no le llamen gordinflas de mierda, maricón o marimacho, puede que lo haya conseguido, pero nada hecho que esas personas no tengan tales pensamientos. Creedme al deciros que si se viviera una dictadura o en algún régimen que controlase totalmente el discurso os ahogaríais tanto que al final desearíais tanto la libertad de expresión aunque en el proceso os llamasen gordinflas de mierda, maricón o marimacho. En definitiva, una cosa es crear normas educativas para que las personas no usemos un lenguaje malsonante o maleducado, y otra muy distinta es que esté penado por ley. A este respecto yo soy un libre pensador. Cada uno ha de seguir y estar alineado con su forma de sentir su sexualidad. Esta no tiene límites o sabe de fronteras, en donde todo pueda o deba de ser encajado en “cubos normativos”. Sobre la neuronormatividad de la belleza, creo que demasiadas veces he hecho ver que la belleza es una forma de poder, y como todo poder crea una jerarquización y por ello una falta de igualdad, tendiendo por ello hacia la injusticia. Pero soy pesimista sobre que esto cambie alguna vez. Yo mismo soy bastante “superficial” al respecto.
II
¿Realmente alguien cree que no hay violencia hoy en día?, cuando veo muchos vídeos al final los cierro porque me avergüenza y violenta tanta agresividad verbal, y en los gestos del cuerpo y en el volumen de la voz. Había pensado hacer un vídeo recopilatorio, pero sería alentar esa tendencia hacia la que va la sociedad. Twitter tampoco se libra, cada vez hay más “odiadores“, es como si toda la sociedad lo fuera. Están a la expectativa que alguien diga algo inadecuado para “bombardearle” con odio. Estamos creando la tormenta perfecta de personas implosivas-explosivas (pasivo-agresivas), a las que se le desata a la menor toda la rabia que han guardado dentro. La sociedad al completo se está volviendo en una olla a presión a la que le está empezando a fallar su control del calor interno. Yo ya no entro en Twitter, desde que lo he hecho pienso que me ha bajado el nivel de estrés.
III
Tal panorama es fructífero para aceptar alguien que “hable a las claras” (¡no, a la de los huevos no!; pongo cuidado cuando uso un expresión que sólo pueda entenderse en España, quiere decir hablar sin tapujos, sin censurarse, diciendo lo que se piensa), como así ha sido el caso de Donald Trump o el propio Jordan Peterson. Pero incluso estos al final terminan por “andar a tientas” con lo que dicen, pues no quieren perder la posición que han ganado. Peterson así lo deja ver en su documental “the rise of Jordan Peterson”, y pienso que ha tendido a moderar su discurso, sobre todo cuando se le ve conversando en los últimos años con feministas y no tocando ciertos temas (había visto a medias la entrevista…, la que me ha sorprendido a sido Camilla Plagia, por aceptar tan de buenas maneras y estar de acuerdo conceptos de Peterson…, ¡ya no sé de dónde sale tanto radicalismo feminista!). A veces pienso que libros tan crípticos como “fenomenología del espíritu” parecen haber sido redactados bajo los preceptos de no ser claros, pues de serlos, quizás, mostrarían ataques a ciertos colectivos e ideologías, y en esa época no les estaba permitido, o en otro caso no le era conveniente al escritor.
(En la película “An american pickle“, sin ser buena aun contando con un buen actor de comedia, se parodia el “estilo Trump”…, el decir lo que se piensa, creándose muchos seguidores, pero los cuales le terminan por perseguir cuando dice algo demasiado extralimitado de la Virgen María. Moraleja: siempre hay un límite de lo que se puede llegar a decir.)
IV
¿Qué pienso por dentro?, ¿me callo algunas cosas? Creo que se deja ver en mis escritos. Otra cosa es que se malinterpreten. ¿Soy misógino?, odio a la mujer, pienso que no, pero ciertas actitudes no me gustan, lo mismo que a las mujeres no le gustan alguna de los hombres y por ello no implica misandria…, el humano es el “diálogo” de milenios de nuestros encuentros y desencuentros. Los dos sexos tenemos errores y aciertos. Tampoco voy a caer en la simpleza de pensar que en nuestro encuentro sale lo mejor del humano. Si se suman dos errores no dan como resultado un acierto, aunque puede que sí. La vida es demasiada compleja para que alguna fórmula sea válida el cien por cien de las veces y en todo momento. Cada vez hay un mayor desencuentro entre el hombre y la mujer, y es porque se están radicalizando los discursos, sin que haya nadie directo que lo esté haciendo, pero en el que sí repercute el feminismo radical, es otro de esos viajes a Abilene.
V
Esto me lleva al tema de la complejidad. Los programas 3D son, quizás, los más complejos que hay en informática. Cierta empresa: “Luxology modo”, que después la compró “The Foundry“, tratando de solventar tal “problema” hizo un programa lo más sencillo posible. Su éxito se disparó, colocándose entre los más usados. Cierta versión añadió la creación procedural, que iba contra su política de la simplicidad. A partir de entonces empezó a perder adeptos y usuarios, porque estos si tenían que “elegir” entre los programas “complicados”, prefirieron otros que fueran más populares o estándar (qué plural tiene esta palabra sin que parezca ambigua en la frase). En otro caso los usuarios tendieron a Blender, un programa que además es gratuito. Esto lo hago ver porque nuestro cerebro no sabe lidiar con lo complejo. En luxology modo (o cualquier otro) para hacer algo sencillo (como simular fuego) tienes que manejar y unir varios componentes de una forma muy concreta para producir un buen resultado. Tampoco hay un solo camino, sino que se puede hacer de varios modos. Todos son componentes sueltos, que se acoplan en una interface 2D, (Houdini sentó las bases) uniéndolos y creando, incluso, algoritmos que calculasen ciertas variables, en donde en la suma de todos esos componentes el propio programa internamente los reduce, de nuevo, a algoritmos muy complejos. Las posibilidades son ilimitadas, sí, pero también son ilimitados los errores en los que puedes caer y tienes que ir solventando, alargando el tiempo de producción. El resultado es que es un proceso muy estresante y largo…, y para colmo no hay tutoriales que puedan abarcar tanta multiplicidad de opciones, y cómo no caer en errores. A partir de dar ese paso hacia la complejidad los usuarios dejaron de hacer tutoriales de Luxology modo, demasiado trabajo, demasiado complejo. La moraleja es que la propia vida se ha vuelto así. Ya nadie es capaz de crear una teoría válida de “todo”, mucho menos si tiene que ser políticamente correcto. Se recurre a colaborar con otras personas, en donde cada una de ellas está especializada en un campo del saber. Cada vez habrá menos posibilidades de ser un da Vinci, Newton o Einstein.

VI
Esto me lleva a una de las piezas clave de Peterson en su libro “Mapas de significados“. Según Peterson (no sé si a la vez él lo ha sacado de Jung o de otro), los cuentos con moraleja tienen la propiedad que suelen estar claro para todos los que los leen, ven u oyen, luego hay algo común en todos los cerebros, para 1. reducir a un elemento moral o de aprendizaje tal historia, 2. esos elementos morales han de ser comunes para todos o por lo menos comprensibles y 3. luego hay ciertas estructura subyacentes. Esto lo hace ver para tratar de validar el concepto de inconsciente colectivo de Jung, pero su hipótesis no nos dice si es algo aprendido o viene en el cerebro como regla. Pienso que algunas moralejas se deducen por aprendizaje, mientras que otras son estructuras que están “incorporadas” en el ADN. Se ha hecho el experimento sobre ratas de laboratorio, que nunca han visto a ningún depredador, el acercarles pelo de gato, e instintivamente sienten miedo; se ha probado con pelo de perro y no lo sienten, luego instintivamente saben cuáles son sus depredadores a nivel olfativo y por ello químico. El humano viene con algunos instintos de ese tipo, como con las serpientes. En ese caso no aprendemos a temerlas, sino que tenemos que aprender a cuáles no temer. (¡Aviso!, no tratar de matar al mensajero sobre lo que sigue a continuación, sólo me limitaré a exponer teoría simbólica e interpretación del arte). Al hilo de esto, y de algo tan instintivo, la literatura ha asociado siempre a la mujer con la serpiente, atacar de forma sibilina y escondida, implícito en el insulto de ser una víbora, en donde tanto esta como las culebras y las serpientes tienen el artículo femenino. El mito de Adán y Eva es redundante (un pleonasmo, una hipérbole) en su simbología, pues la que coge la manzana de la serpiente es la mujer y se la da al hombre (se engaña a sí misma); algunos autores de la Edad Media y el Renacimiento no escondían tal simbología, como se puede ver en el cuadro de cabecera. La posible interpretación de esto es la inversión del display (mostrarse) a nivel evolutivo, donde los rasgos para atraer al otro sexo los tienen la mujer, mientras que en casi todas las especies las sueles portar los machos (esto no excluye que el hombre no tenga los suyos). Luego, bajo esta “lógica” la mujer es la tentación de “caer” en lo sexual, que siempre ha sido considerado un pecado o fuente de problemas. En ese caso otra dirección del arte fue representar a la vanidad como la “puerta” de la tentación, en donde embellecerse implicaba tentar, como se muestra en el cuadro de abajo. (Otra característica del cuadro, propio de este tipo de arte, es que el reflejo no es bello, haciendo alusión que la belleza ha de estar por dentro.)

De la entrevista de Jordan Peterson a Camille Paglia (enlazado arriba) he sacado este substrato de la feminista, que por lo demás está en contra de ciertas direcciones que está tomando el movimiento: “el impulso sexual en los hombres está entrelazado con el instinto de caza y persecución. Las mujeres en la calle, las mujeres jóvenes que andan trotando sin sostén, con shorts bien cortos y audífonos en las orejas, estas mujeres no entienden la naturaleza de la mente humana, no entienden la naturaleza de la psicosis. Están estimulando un impulso de caza en los hombres psicóticos…, «allá va una muy apetitosa y totalmente inconsciente presa dando brincos»; creo que hay una increíble inocencia, en realidad lo que tenemos es caos en el terreno del sexo, a las chicas no les han dicho nada real en términos del sustrato biológico…, de la actividad sexual”.
VII
¿Que si yo pienso así? Yo a mi edad no trato de pensar en el sexo, pero igualmente no lo tengo, cuando he tenido parejas durante unos dieciocho años de mi vida, luego el “cuerpo” sabe qué es, y que es bueno. ¿Cómo evitar que el cerebro no se active ante ciertas imágenes al ir por la calle? Lo hago, cada vez que veo una mujer a lo lejos con pantalones muy cortos o cualquier otro atributo sobresaliente, hecho la mirada al suelo y ya no la levanto hasta que ha pasado de largo (otras veces me cruzo de acera). Si fuera con alguien distraería mi atención con la otra persona, eso es a lo que recurre la mayoría de los hombres, pero yo suelo ir solo. Tenemos que volver invisible lo “evidente”. Pero no sé si es “justo” que esto sea así. Tampoco creo que lo vean de otra forma los niños, que aún no hayan llegado ni siquiera a la pubertad, lo que les activará algo a nivel de instintos a una edad prematura. En la misma línea de arriba yo no prohibiría nada. Cada persona puede salir como ella quiera, pero preferiría que sus “elecciones” fueran otras. Otra cuestión es si ellas mismas “saben” cómo van o lo que puede representar, y en ese sentido entran en juego los padres, pero el más conservador suele ser el padre, porque además sabe de primera mano qué implica, pero el feminismo ha puesto en duda su “papel”. Lo del “pecado está en los ojos del que mira” es una verdadera estupidez, si se ve el reino animal y cómo seleccionan las hembras a aquellos machos con un mejor y vistoso display deja de tener sentido. Eso lleva a que tenemos una doble naturaleza, y caemos en las simplificaciones de siempre, lo instintivo y la consciencia, como razón y razón moral lo segundo. Todo humano a nivel de conciencia recurrirá a todas las estrategias que quiera para no ver algo, pero su cerebro profundo tiene otro lenguaje. Tanto el transmisor de información como el receptor tienen que estar alineados con usar el mismo lenguaje, como para que el mensaje cumpla su cometido de comunicarlos. Si ahora la mujer y el feminismo dicen que ciertos displays no son sexuales, eso no es acorde a lo que el cerebro profundo interpreta, luego hay un problema en la comunicación o en la interpretación de esos dos niveles del lenguaje. La lógica es rayana, el principio de no contradicción dice que A no puede ser a la vez no-A, si las mujeres se ponen atractivas para sus parejas, que suele ser un hombre, no pueden ser a la vez atractivas y no atractivas con la misma vestimenta, luego… En ese caso se cae en el eterno problema, “rebajado” a uno de los mandamientos, el de “no desearás a la mujer del prójimo” y bla, bla, bla, y resto de historias humanas, que nunca han sabido resolver tales “dilemas” (y en la actualidad no lo hemos hecho, por mucho que se empeñe el feminismo en que su postura ante tal cuestión es la correcta). Lo que trato de hacer ver es que nunca llegaremos a una posición de que ciertos displays sean vistos desde lo instintivo, y que el error no es que el hombre lo vea así. El cerebro profundo tiene su lenguaje y negarlo o taparlo, no lo anula, pues es un instinto básico, que la evolución nunca restará de la ecuación. Con todo, sea, libertad de expresión y el cuerpo es igualmente expresión, luego hacer lo que queráis, yo seguiré mirando al suelo durante todos mis paseos, o trataré de no ir por la ciudad, pero “permitirme” igualmente “incordiar” con lo que yo piense o sienta.

VIII
Muchas veces afirmo que el diálogo no se ha dado… porqué. Imaginar que a dos inteligencias artificiales se le programase crear el algoritmo más óptimo para resolver un problema. Si llegase el caso que cada uno de ellos diese con un resultado muy distinto, “diálogo” sería que dichos ordenadores mostrasen sus resultados, como para que uno de ellos “aceptase” que el algoritmo de la otra inteligencia es “mejor”. Cuando habla una persona de las izquierdas con una de derechas, una feminista con una no feminista, atea con una deísta, o cualquier otro factor que implique una creencia o ideología, “nunca” lo hacen con la prerrogativa que pueden cambiar tales creencias o ideologías por que las del otro sean “mejores”. En todo caso, y como mucho, tratarán de acordar cómo sus posturas pueden perjudicar menos ante unas mismas metas y fines, pero incluso esto, la mayoría de las veces, es imposible, porque puede haber demasiadas cuestiones que han de ser “intocables” para cada uno de los lados. Dos personas de creencias opuestas pueden charlar sin perder las formas, pero no es lo mismo charlar que dialogar, que presupone poder cambiar de opinión.
No he sido breve…, pero la temperatura se ha mantenido a 30º. ¡Mierda!, los ricos, viven a unos 22º grados todo el año…, siempre “juegan” con ventaja.
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