Devaneos VIII – El Orden de la Nada
❝La crueldad para con el prójimo sólo produce resultados artísticos mediocres; la crueldad hacia uno mismo es mucho más interesante.❞ Antonin Artaud
❝Las historias son como la gente: amarlas no las hace perfectas, pero las aprecias, toleras sus errores.❞ Territorio Lovecraft
❝No te conviene ser normal: es un trabajo muy duro.”, “Soy esquizofrénica paranoide, ¿y tú? —Soy normal —Eso es aburrido.❞ Eternal Beauty
❝La soledad expresa el dolor de estar solo, y el aislamiento expresa la alegría de estarlo.❞ Paul Tillich
Escribo esta serie llamada devaneos porque creo que ya he dicho todo lo que puedo decir, y en este caso con estos escritos sólo puntualizo algunas cuestiones y hablo de algo de la actualidad desde mi “filosofía”.
Están de obras en el piso de arriba y ayer sólo dormí cuatro horas. Obras quiere decir que están tirando tabiques y quitando el actual suelo. Resultado: mazas, martillos percutores… ruido insoportable. Entre la falta de sueño y el ruido uno se ha de imponer una paciencia infinita y tratar de sobrevivir, pero en tal situación el cerebro no es capaz de concentrarse… gasta toda su energía en tratar de mantener la calma. Hoy he dormido algo más, casi seis horas, pero el ruido continúa, aunque creo que lo peor —tirar tabiques y quitar suelo— ya ha pasado.
I
No sé si seguiré leyendo “12 reglas para vivir” de Jordan Peterson, ¡dice verdaderas tonterías y obviedades! Como que su hijo de tres años solicite por él mismo no estar desnudo, como queriendo demostrar el haber “heredado” el sentimiento de culpa de Adán y Eva ante su desnudez por haber comido el fruto del bien y el mal. Anticientífico y alógico total. Hasta los tres años ha sido vestido todos los días, ya lo tiene como rutina. Un niño de una tribu de cazadores recolectores no siente la desnudez (otro caso fueron los niños en comunas hippies, o los experimentos rusos con niños de la era soviética). Por otro lado, según él, una persona que está en lo más bajo de la sociedad sólo te puede succionar hacia su pozo y mejor dejarla sola. No lo dice tal cual, pero está implícito en su mensaje. Me imagino que esa es la mentalidad del capitalismo: que los que están en el fondo de lo social se “pudran” en sus propias “inmundicias y vicios”. Este concepto es bastante general, pues casi todos los padre se preocupan de que sus hijos no “anden con malas compañías”, y según se va bajando de escala, al final nos encontramos con aquellos que están en la parte de más abajo, rechazables para todos.
Al parecer ese libro se lo solicitó una editorial cuando se dio el escándalo, en donde Peterson cuestionó la ley contra el lenguaje inclusivo y de odio. O sea, que las editoriales saben que una persona va a vender, aunque el libro sea horrible a todos los niveles, y lo único que les interesa es estar pendientes de cuándo una persona se hace muy pública para ofrecerle la posibilidad de publicar. ¡Así es la vida y la sociedad que nos ha tocado vivir! No se premia la excelencia, pero ¿existe eso?
Mi hipótesis, que escribo aquí, pues creo que no dé para un escrito por sí solo, es que hay que redefinir qué se entiende por igualdad. Hay personas que no pueden ser iguales por dos cuestiones: 1, taras físicas o psíquicas de nacimiento o durante la infancia, y 2, nulas condiciones de vida. La ley establece ciertas leyes y disposiciones, por medios de ayudas, para las taras psíquicas, pero no tiene en cuenta: 1, que en la suma de ciertas condiciones con las que se nacen se dan un nuevo tipo de desigualdad, y 2, que las condiciones en el lugar en el que se nace suelen dar un tipo de desventaja a ciertas personas sobre otras. Lo mismo dicho atrás: las leyes disponen tratar de detectar esos casos (maltrato, padres drogadictos…), pero de nuevo nos encontramos que por la suma de factores alguien tiene una desventaja que no está cuantificada o tenida en cuenta por la ley. Lo que quiero decir es que hay una gran cantidad de personas que tendrían que ser ayudadas para luchar en igualdad con el resto de las personas, y la sociedad no va en esa dirección y en ese proceso cae en la desigualdad. Lo que para algunas personas es un simple escalón —estoy usando una metáfora— para otros es algo imposible de subir. ¿Cómo determinar si es lo que él cree o es real?, por el simple hecho de creerlo ya es proclive a no poder luchar en igualdad con el resto de humanos, pues ¿de quién es la culpa para que tenga tal creencia, si ha venido con ciertas predisposiciones genéticas no visibles, y ha nacido y crecido en un hogar con muchas deficiencias? Todo humano que se encuentre en ese limbo, en esa posición intermedia entre la media y lo establecido por la ley, son los que van a ser proclives para caer en trastornos mentales, la delincuencia y las adicciones.
Puede que mi visión del mundo sea demasiado inocente o rousseauniana, al pensar que las personas malas no existen, que sólo hay humanos inadaptados y que en ese caso la maldad en el mundo la crea la sociedad, pero ¿no es “preferible” y más humanista mi punto de vista —aun siendo, como se puede ver a lo largo de los escritos, cínica y atea—, que la del “cristiano” Jordan Peterson?
II
Imaginar que a partir de ahora me dedicase a releer mis escritos en la dirección de evitar contradicciones. Seguir leyendo, no es sobre algo personal, es aplicable a cualquier pensador, escritor o cualquier otra persona que tratase de hacer eso mismo con todo su pasado. El primer proceso sería reducir los párrafos o frases a sus mínimos, a sus conceptos más básicos. Se crearía una base de datos para ese propósito. El siguiente paso sería determinar qué ideas son análogas, similares o que actúen como sinónimas de unas ideas generales. Finalmente habría que contrastar cuáles se contradicen en algún nivel: superficial o profundo. ¿Cuántas ideas sobrevivirían?, seguramente todas que estuvieran en dos grupos: 1. verdades científicas y matemáticas (lógicas) y 2. todas en las que defendiese el escepticismo.
En realidad esa es en la encrucijada que se encuentra la filosofía. Se le redujo a servir de soporte para cómo debería ser construido un lenguaje científico, ese fue el propósito de la filosofía analítica, pero es un esqueleto vacío, que nada dice de la verdad. O sea, en cierto momento la ciencia, usando ese esqueleto, hace una afirmación científica, pero al final todo depende no de tal esqueleto, sino si se sostendrá a través de las críticas que vengan de otros científicos según sus propias pruebas y ramas de la ciencia. Por otro lado, en la física cuántica no es aplicable la “lógica newtoniana”. Conclusión: da igual tal esqueleto, a la ciencia no le hace falta, y al final todo depende de si lo teorizado está “sacando a la luz” una verdad o no, o se ha de tomar como una “verdad temporal”, mientras que no haya otra mejor. Lo que lleva a la falsabilidad de Popper, que puede reducirse a “todo es verdad hasta que se demuestre lo contrario”, donde la demostración de que no era “verdad” es la constante. Eso lleva al reduccionismo o materialismo eliminativo, a que la “verdad” se va depurando muy poco a poco, y en donde su finalidad consiste en tratar de reducir todo a que tiene un porqué físico, y de que no hay nada fuera de lo físico. Sí, existe la mente como epifenómeno, pero un día se comprenderá tan correcta y completamente que la podremos replicar artificialmente. En conclusión: que todo es materia. ¿Seremos “felices” con tal verdad?, si es que es así.
A título personal, lo que quiero decir, es que sé que me contradigo y no creo que no haya ningún autor que no lo haga. Para tratar de evitarlo se puede ser muy sistemático como Kant, pero al final todo depende del esqueleto que se ponga a tal construcción. Kant creía en Dios y ese era su esqueleto, el resto de su construcción lo hizo a partir de esta base, que no todo humano admite. Lo mismo para un materialista. Entre medias se encuentran los utilitaristas o pragmáticos. Da igual qué es verdad o no: ¿es útil o práctico?, si no hemos llegado a las verdades últimas, no por ello podemos dejar de vivir. En ese caso se ignora la verdad y hay que construir una vida basada en lo que es útil y practico. El capitalismo tiene de base esta manera de pensar. Creer en Dios, antes que fe o a la par, es útil.
Muchos filósofos trataron de basar sus filosofías en la autenticidad, pero volvemos a la cuestión del esqueleto de sus filosofías, según ese esqueleto basaban la autenticidad según sus creencias básicas, no en la “verdad” o lo útil. Así nos encontramos con tres posibilidades de construir el mundo, lo social: la verdad, la utilidad o las creencias. Esta última está en retroceso, pues se cae en los integrismos, la segunda, la utilidad, es la que existe en la actualidad, puesto que proviene de Estados Unidos y son los que tienen “la sartén por el mango”. La “verdad” va emergiendo como Leviatán, como sistema, como Big Data: es reduccionista, “anula” lo espiritual y todo ha de ser reducible a datos cuantificables. Llega a “cualidades” promediadas, a “esencias”, pero sólo le interesan en la dirección de que tales datos sean “útiles”, pues tal “monstruo” o máquina ha sido “creada” desde la mentalidad utilitarista.
!No hay más! Hay que hacer “paella” —una teoría— con los ingredientes que se tengan en casa —los datos que se manejan en un momento dado de la historia—. Si no hay carne y tampoco tal o cual otro ingrediente básico… ¿sigue siendo paella? Con esto quiero decir que vivimos en una época pastiche. Ya no existe la paella, sólo millones de versiones para hacerla: ¿por qué unas van a ser más válidas que otras?, ese es el grito de las minorías, en un mundo que ahora ya no es una totalidad, sino la suma de todas las minorías. Ya no existe una voz de autoridad. Se ha hecho “imposible” filosofar porque si todo parte del esqueleto, tal esqueleto no parece estar basado en la “verdad”, en la ciencia. O sea, lo dicho otras veces, la base de la ciencia es la deducción, el detalle, donde este es cada vez más profundo. En ese proceder se cae en “el infierno de los detalles”, hacia abajo. En una imagen: nos hemos liado a excavar la tierra en busca de suelo firme, no encontrándolo, lo cual nos ha obligado a profundizar hacia el infinito; en donde al final, al querer construir hacia arriba, tenemos que ir encajando todos los substratos con los que nos hemos ido encontrando. Lo que se vuelve un imposible, pues para el caso es como tener un puzle de millones de piezas y no contar con la imagen final, y en donde la mayoría de las piezas son de colores uniformes e indiscernibles de saber dónde o en qué zona encajarán.
¿Veis la “trampa”?, da la razón a los utilitaristas, ante tal caos de lo que pueda ser la verdad, hay que ser prácticos y seguir viviendo por aquello que sea útil para hacerlo. Fijaos en lo conciso de la frase en “Devils” al referirse a la banca, de: “somos llamados demonios, pero somos la última frontera de la defensa contra el caos”. O por lo contrario, y volviendo a algo que se quedó aparcado al principio, se llega al escepticismo. Dos opuestos: orden y caos. ¿No es como una lucha entre dos personas con los ojos vendados? Al no poder ver, y dar golpes a diestra y siniestra, romperán lo que pillen por medio, y golpearán a las paredes, con el consiguiente daño personal, pero en el fondo… ¿no es una lucha ridícula y sin sentido? Los dos luchan por nada y basados en nada. El escéptico en realidad ni siquiera quiere luchar, juega a la defensiva atacando cuando el utilitarista se equivoca estrepitosamente, como fue el caso de la burbuja inmobiliaria que nos ha llevado a la actual crisis. ¿Se puede reducir la cuestión a que los primeros tratan de construir y los segundos sólo miran para decir en qué se equivocan?, como así es en el caso con la serie “Devils”. Esto es lo que argumenta en la actualidad la Derecha contra la Izquierda.
III
La “conclusión” o moraleja final de la serie “Devils” es que no puede haber medias tintas (no creo que lo que siga se pueda considerar spoiler, pero para los “puristas”, el que vaya a ver la serie que salte al siguiente párrafo o punto). O eres sistema o estás fuera, y en algunos casos tratas de luchar contra él. Pero se cae en el maniqueísmo de “conmigo o contra mí”, en un mundo en el que el sistema no deja espacio para lo rebelde, para lo individual. Ya no existe el rebelde, sólo existen las minorías, lo marginal. Los lobos solitarios al no ser vistos, al no ser virales, es como si no existiesen. En esta serie se validan muchos de mis escritos e ideas de base. La falla o “tontería” de la serie es tratar de validar el arquetipo del héroe, de que aún hay espacio para que un solo individuos o unos pocos, puedan cambiar el curso de la historia. No fue así para la salida de la situación más grave de la última crisis: la suma de pequeñas “soluciones” o parches nos han dejado en la precariedad o inestabilidad del sistema. Mi conclusión es que ante el Leviatán, ante el sistema, ya no es válido el héroe o lo individual, que vamos dando tumbos por millones de cuestiones que se acumulan y explotan o nos llevan a un nuevo panorama mundial, desde el cual hay que resetear cada mente individual, a las cuales no les da tiempo para crear una nueva “teoría” del todo, porque este se vuelve a resetear a otra nueva posición. Para el caso es como creer que se está en un mal sueño, tratas de despertar, miras a tu alrededor para posicionarte, para al final darte cuenta que era otro sueño, del cual de nuevo te vuelves a despertar, y así hasta el infinito. Ya no existe el estado despierto: el sueño, que la realidad se haya vuelto neblinosa, se ha vuelto universal.
Se llega así a que si el héroe no es posible, sólo queda el camino de luchar en grupo... ¿se puede en un mundo individualista?
IV
A la vez ayer he visto la película “fluidity“, que se une al anterior para llegar a alguna “conclusión” en el siguiente punto. El título va en la dirección de concordar con lo que están viviendo las generaciones nuevas en dos direcciones: validando la visión de Zygmunt Bauman de que vivimos en una era líquida (en el amor, en el sexo, en lo económico…), y para sustentar la teoría del sexo fluido, no binario o Queer. Ahora sí: ¡¡¡SPOILER!!! La película nos muestra un hombre y una mujer jóvenes en busca de su “identidad” y dado el panorama actual del “lenguaje” de las redes sociales y de contactos, y lo viral. La conclusión puede parecer moralista: al final el contacto directo, y fuera del lenguaje de la ambigüedad, estos dos individuos se encuentran y “conectan”.
Yo creo en la ausencia de líneas divisorias sobre los géneros, pero no estoy totalmente de acuerdo con la teoría Queer o la fluidez sexual o no-binaria (casi siempre se da un tipo de binario, da igual desde la posición que se coloque ese binario). En un mundo de muy alta apertura sexual se pueden desdibujar las líneas, los límites, pero otra cosa es qué es lo prevalente en cada persona. Eso se puede analizar bajo la idea que hubiera que pagar por sexo y fuese muy caro. Juego con metáforas para hacerme entender. Si el sexo fuera tan caro como para que sólo lo pudieras tener una vez cada tres meses, en los que tendrías que haber ahorrado, en un trabajo pesaroso y quitarte de otros “caprichos”, ¿por qué sexo pagarías? Estarías con alguien del otro sexo (en personas cisgénero –“término para las personas cuya identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer”), con alguien trans, con un homosexual pasivo o activo… (de tratar de poner todas las posibilidades llegaría a aburrir). Por aquello que se pagase con más asiduidad es la preferencia sexual de cada uno. Después hay preferencias secundarias o terciarias, pero siempre suele darse una prevalencia en una dirección, tampoco niego que en algunos casos se puedan dar preferencias muy empatadas. Pero para ese término puede valer el de bisexual, ampliándolo a más rangos que desde lo cisgénero.
Lo que me “molesta” de todo esto es que la teoría Queer y la fluidez sexual afirman que todo los límites que se ponga uno, son debido a construccionismos sociales, y de paso afirmar que el resto de las personas, aquellos que no creen en su teoría, estamos equivocados. No estoy de acuerdo en la premisa de: “amo a las personas, su sexo o género es secundario”. Sobre todo si bajo tal regla tratan de simplificar a la humanidad como homofóbica o transfóbica cuando les contradicen. La homosexualidad se “inició” con un “plan” o “funcionalidad” en lo evolutivo. Como estamos en gran medida fuera de las reglas evolutivas han perdido su “funcionalidad”, pero las reglas siguen bajo todo aparecer. Hay un sexo físico (a parte del hermafrodismo) y otro mental (tendencia sexual) y no tienen por qué ir a la par, pero nada más. La película “fluidity” nos habla de una tercera división: la expresión sexual, el cómo queremos mostrarnos al mundo, indistintamente del sexó físico y el mental. A mí me da igual cómo vayan las personas vestidas y si se quieren borrar las líneas divisorias, eso viene de antiguo, los movimientos más cercanos como el glam rock o la new age, o el propio movimiento gótico han borrado barreras, pero lo externo no modifica lo interno. No se puede definir a una persona por su exterior, porqué sí en lo sexual. O sea que si un cisgénero masculino se quiere vestir de lo que se entiende como vestimenta de mujer (como en su momento lo hizo Miguel Bosé, del que no se sabe su sexualidad y por ello no es el mejor ejemplo), no altera que sea cisgénero. En una analogía con los colores, la forma de expresar el sexo son tonos, un tono no altera qué color es. Por otro lado dividen entre pareja romántica y pareja sexual, o sea y como ejemplo, que un hombre cisgénero quiera formar pareja con una mujer cisgénero, pero prefiera tener sexo con hombres. Ahí ya me pierdo y no sé qué opinar, porque tampoco he visto ningún caso, ni real ni literario, para tenerlo de referencia. Se supone que uno quiere ser pareja con aquel género que es el que te atrae sexualmente, de lo contrario esa persona que escojas de pareja romántica tiene que aceptar que haya un tercero, o donde se opta por relaciones abiertas, o se llega al poliamor, en donde en todos los casos son relaciones potencialmente inestables, pues se pueden dar preferencias hacia una de las personas, dentro de la relación estable o de las pasajeras, lo cual tiene que asumir como bueno la pareja romántica.
Lo que sí es construccionismo social, sino ideología, es el tratar de determinar que el mundo tiene que ser Queer y por ello que sólo sea válida su teoría.
V
¿Es sabio el cuerpo?, como se suele afirmar. Ante la obesidad mórbida y la diabetes parece que no, que al final comete errores “catastróficos” que atentan contra la vida. Tampoco hay que culpar a la voluntad de las personas (débil, según algunos y para seguir con su monserga de poner la voluntad como el más vital de los rasgos humanos), pues los animales de compañía también llegan a esos estados, —tener a estos en pensamiento en las siguientes afirmaciones—.
En realidad cómo hay que “leer” tal mensaje. Que el cuerpo que tenemos está “pensado” para “funcionar” a partir de la escasez. Lo natural es la escasez, salirse de esa premisa es romper la regla bajo la que nuestros cuerpos y mentes están construidos. Lo mismo vale para el concepto de poder. Un alfa tenía un poder muy limitado y natural, que no es lo mismo que el poder que puede llegar a tener un líder actual. En ese caso una dictadura es un obesidad mórbida de poder.
En la misma dirección, en los social, la juventud en la prehistoria tenía un sentido y ahora se da un obesidad de juventud en dos direcciones. 1, en lo que se le está venerando, no aceptando envejecer, y 2, el “poder” que hemos dado a la juventud en “libertad”, no me refiero a lo individual, aun joven en concreto, sino como abstracción sobre una edad. Lo que quiero decir, y como ejemplo, es que esa actitud de “amo a las personas, su sexo o género es secundario”, es más propio de la juventud, pues están definiendo su identidad, pero ¿hay que validar tal afirmación como la general para toda la sociedad? Al darle voz, y no cuestionarles, al dejar de ser válido aquello de “cuando seas adulto lo entenderás”, estamos dando poder o más valor del debido a una edad que en realidad es demasiado pasajera, donde en el proceso, y puesto que la validamos, no quieren abandonar. Consecuentemente, ante tal legitimidad, al final dichas personas mantienen ciertas posturas de por vida, cuando debieron de ser temporales.
Puede sonar a muy conservador e incluso de derechas, pero ir más al fondo. Se afirma que los humanos ya no maduramos, que estamos infantilizando la sociedad, ¿de dónde van a provenir tales cuestiones si no de lo que estoy sosteniendo? La sociedad actual gira en torno a Internet, y está pensada y sostenida en su alma por la juventud. La “verdad” que emerge es la de su voz, de la que después se tiene que hacer eco el resto de la sociedad. Primero los tabloides y los reality show, y finalmente las novelas, las series y el cine. La voz de los intelectuales de edad, ancianos, como Zygmunt Bauman o Zizek (ver este vídeo para ver lo “fuera del agua que se siente en Internet), se escuchan pero para filtrarlos al lenguaje joven que impera en Internet.
Pero la consecuencia más grave es que la juventud sigue la secuela de la niñez y la idea de creer en los héroes, idealizándolos como lobos solitarios que son los que solucionarán los problemas, como así lo muestra la serie “Devils”. Si el capital tuviera una mente y se marcase unos propósitos, uno de ellos sería que tal mentalidad se mantenga, pues el lobo solitario nada puede hacer contra ellos, mientras que la multitud unida sí podría. Al capital, o a los algoritmos creador por y para el Big Data, les interesa una sociedad infantilizada porque al abrigo de sus padres gastan más dinero en cosas superficiales, les interesa porque en su fuerte individualismo no son un peligro a tener en cuenta, les interesa porque son mentes más dúctiles para cautivarlas en la idea de que lo importante es el dinero y el poder (este más cercano a la idea de héroe), les interesa para que no escuchen a la voz de las personas de edad…, les interesa por aquello de “divide y vencerás”.
No tengo la calma, ni la concentración, para poner enlaces. En su defecto comparto la versión más reciente del mapa mental sobre la superveniencia. Para ver su uso e instalación, aquí.
En la descarga de “Devils” falta el subtítulo del último capítulo; la tradución es automática, pero le va bien.
Recomendable la película “Eternal beauty“, se hace pesada y le sobra metraje, pero merece la pena el mensaje final.
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