Lo que Es y lo que (a)Parece XXIX - Verdad y Orgullo



  
  Voy a hacer un breve recorrido por la serie de artículos englobados bajo el título de "lo que es y lo que (a)parece" y mis pensamientos. Al parecer empezó con esta idea que está en el primero:

   "Empiezo una serie de artículos que tratan sobre lo que el título reza. En la serie anterior definía al ser humano como un ser camaleónico, pero ¿hasta qué punto lo es y cuanto tiene que ver su naturaleza? En el fondo trato de llegar a alguna conclusión sobre uno de los actuales paradigmas psicológicos y de la autoayuda, la tan manida frase de que "todo depende de la aptitud". No tengo una respuesta, tan sólo indago y pongo las contradicciones sobre la "mesa", para que cada cual saque sus propias conclusiones."

   Por otro lado es complicado separarlo de los escritos anteriores: siempre pienso a partir de las "preguntas abiertas" que inevitablemente quedan en esa condición en los escritos. Trato temas, recurro a conceptos e ideas, pero no los explico, porque no vienen al caso. Después me siento en la "obligación" de tratarlas, en parte porque como el cerebro es fermentación, trabaja sobre aquellas cuestiones que dejan dudas o "preguntas abiertas".

   Todos los artículos de esta serie querían llegar a la explicación de lo que es la aptitud, si bien al final traté de terminarlos con unas conclusiones. Las que llevan como título "la verdad individual como absoluta". Esos dos escritos tenían que haber sido terminados con un tercero que tenía que haber sido más lírico, menos sesudo, más desde una perspectiva personal. Pero ya no tengo la capacidad para crear ese tipo de escritura, el poeta parece haber muerto, frente a este otro que ahora soy. A partir de ahí fui a la deriva, si bien parece que al final se pueden unir todos los puntos, en una racionalización a posteriori. Este "viaje" no estaba programado, más al parecer me ha llevado a buen puerto. En "la verdad individual como absoluta", hablaba de la verdad individual o mentalés solitario, y después me encontré con el concepto de qualia. Una cosa y otra son la misma bajo distintas perspectivas. De esa forma me dejé llevar por ese camino hasta llegar al concepto de alma y almar el mundo. De nuevo por encuentros fortuitos, llegué al libro "El hombre irracional" de William Barrett y a partir de ahí me encontré que el existencialismo, en su raíz, parte de la idea de las verdades individuales, de lo concreto, de la individualización, que se resume en la frase de kierkegaard de "debo encontrar una verdad que sea verdad para mí". En este mismo libro, además, averigüé porqué yo no había llegado a esta conclusión. Al parecer Sartre es el único existencialista que no "habla" de la verdad, y mucho menos bajo el punto de vista de sus predecesores. Como mi especialidad siempre ha sido Sartre, me quedé fuera de esa propuesta (he buscado cómo trataba la verdad Sartre y sí lo hizo, con lo cual Barrett se equivocó en su análisis, se tratarán sus ideas durante este escrito). De forma rara yo llegué por mí mismo a las mismas conclusiones de Kierkegaard, quizás vía Nietzsche, al que he leído más. Sea como fuere ahora tengo más "herramientas" para tratar sobre todo este asunto desde una mejor posición.

   Un problema en el mundo de las ideas occidentales, es que parece haber dos vías para tratarlas: la filosófica y fuera de ella. Ni Kierkegaard, ni Nietzsche fueron filósofos, luego no se vieron circunscritos a "sus" lenguajes. De los existencialistas, entre ellos Sartre, se ha dicho que estaban más cerca de la literatura, que de la filosofía, con lo cual a veces los "filósofos" no lo tienen muy en cuenta. Con esto volvemos a la guerra infinita entre razón y lo que está fuera de su esfera. Pienso que si la filosofía está muriendo es por su rigidez. Parece que si no se hace un uso exacto de su terminología no eres filósofo o no haces filosofía. Eso remite a que hayas estudiado su historia y por ello el desarrollo de su propio lenguaje. Yo estuve leyendo mucho de filosofía, pero me terminó por aburrir, me imagino que como a la mayoría de las personas. De esta forma los denominados pensadores me eran más accesibles y "entretenidos"…, de nuevo igual que a la mayoría. Se dice que Heidegger fue el último gran filósofo, pues en sus escritos trató de ser fiel a la tradición y el lenguaje filosófico. Pienso que la mayoría de las diatribas filosóficas están de más y su lenguaje es caduco. ¿Es primero el Ser o el existir?, bajo las ciencias actuales está el ADN que puede ser tomado como Ser, como lo dado, pero después está la importancia del medio: el existir. Ahora incluso vamos más lejos, el medio hace cambios en el ADN, epigenéticos, de tal forma que hay una constante interacción.

   Mis conclusiones, por mis propias vías y en muchos casos por mi propio lenguaje, me han llevado a pensar que cada cual tiene su propia verdad, dictada por su ADN y sus propias experiencias. Otra cosa es qué hagas con esa verdad. Un alfa no adapta "su" verdad a la verdad social, mientras que los no alfas tienden a uniformarse, tratando de coincidir con lo social: es la conformidad de grupo. Un alfa o es un líder o es un rebelde. Pueden darse de un orden de uno a diez o uno a  veinte, no está claro. Lo que quiere decir que si conoces a veinte personas, posiblemente sólo conozcas a un "verdadero" alfa o rebelde (ni siquiera todo jefe lo es. Si un jefe no-alfa "detecta" un posible empleado alfa, no lo contratará). La sociedad actual se guía bajo la premisa de que todo humano puede ser o se puede sentir alfa, lo que bajo mi punto de vista está errado, tanto en sus premisas como a lo que eso conlleva. Puesto que en realidad no es así, se crea un tipo de sociedad donde son las multinacionales las que nos hacen sentir así, ya sea por productos (premisa del libro "Rebelarse vende" de Joseph Heath y Andrew Potter) o por los mensajes en las películas, en los libros de autoayuda, en los concursos y en los reality shows. En contrapartida, y quizás debido a esto el que ser rebelde venda, el Estado nos hace sentir pequeños y miserables en un sistema que ya no entendemos, ni en lo político, ni en lo económico. En otras palabras, se sigue la misma premisa Romana del "pan y circo" para tener aplacada a la masa, si bien ahora el papel de circo lo dan las multinacionales. Hasta aquí las premisas a tener en cuenta en el desarrollo del presente escrito.

   Pienso que el concepto de alfa va muriendo. No es nuevo, viene de lejos. Cuando el humano salió de su estadio animal, al trabajar con herramientas, se dio la especialización. Cada cual tenía unas habilidades, o mejor, su ADN estaba más acorde para esas necesidades y finalidades. Eso quería decir, que el última instancia, cada cual era líder en su terreno. Por otro lado está el hecho de establecerse en parejas, que cada cual tuviese "su" hombre o "su" mujer. Ese estadio has sido muy largo, de unos 300.000 años, según la última datación, y es el que ha formado nuestro cerebro. En ese estadio se pronunciaron las individualidades, las qualias, y en ese estado nació el humano tal como debería de ser concebido. Algo propio del ser humano es su orgullo. De nuevo todo es una cuestión semántica, que para "liberarla" de su carga moral (cristiana-negativa, como ya nos hiciera ver Nietzsche), voy a desmadejar. Me refiero con orgullo a la capacidad de sentirse uno a gusto dentro de su propia piel, de no sentirse superior o inferior, sino simplemente como un humano "válido".  Me refiero a una carga hormonal y de neurotransmisores en donde todas las acciones están orientadas a hacerte sentirte como "válido", como en prototipo de lo que ha de ser el humano. Inevitablemente esa "emoción" tiene connotaciones de poder y son vitalistas. Ya sabemos cómo Nietzsche llamó a este sentimiento, si bien hay que neutralizarlo. Bajo mi punto de vista todo animal evolucionado tiene esa apreciación de sí. Es vitalista y puro empuje en la vida, pura fuerza, puro orgullo, pura voluntad de poder. De nuevo, pues ya he dado esta misma idea en otro escrito, nos equivocamos y es al revés de como la humanidad lo concibe. El humano es quizás el único animal que lo puede perder.  ¿Cómo?

   Cuando se habla de perder esa capacidad es cuando un animal sabe que es vencido por algo o por alguien. Todo animal, cuando no es un depredador, mantiene el sistema de alerta (voluntad de poder), para contratacar, para sobrevivir. Pero como dicen en la tercera temporada de la serie Fargo: "llegado el momento, la comida sabe que es comida". Darse cuenta que he dicho sistema de alerta. El humano en muchos casos reduce este sistema al miedo, y ahí está la clave, cómo concibe la conciencia a esa alerta. Este sistema dispara adrenalina y cortisol. Se activa el sistema simpático, dando prioridad a ciertos procesos sobre otros, que nos predisponen con una energía extra, ya sea para luchar o para huir, (el personaje de comic Hulk se basa en esta energía extra, contenida a nivel muscular y desatada en esos momentos). Pero el humano, a través de las capacidades del prefrontal, creo la verificación, el revisar los estados, creando en el proceso una retroalimentación en el sistema. Esto ya lo vio Sartre: "sin duda, se dirá; pero hay un círculo. Pues ¿no es necesario que contemos de hecho para que podamos tener conciencia de contar? Es verdad. Empero, no hay círculo; o, si se quiere, la naturaleza misma de la conciencia es existir «en círculo». Lo cual puede expresarse en estos términos: toda existencia consciente existe como conciencia de existir". En el escrito "correlatos cerebrales de mis teorías" doy cuenta de esas zonas, de ese circuito cerrado. Hay una unión muy retroalimentada entre el hipocampo, que es la memoria biográfica, la amígdala, que es ese sistema de alerta, que codifica las sensaciones negativas como las que conocemos como miedo, y córtex cingulado anterior, con neuronas en huso de doble proyección. En el día a día la situación sería así: se hace uso del córtex cingulado anterior como sistema de errores o verificador, si todo va bien, si no hay "errores" devuelve el control a otras partes del cerebro. Si detecta un "error" lleva el "tema" a la corteza orbitofrontal, en donde se procesa la información con las propiedades de esta zona: más con lo que pudiéramos llamar lógica o razón, en donde el sistema ejecutivo hace uso de la atención y los actos llamados voluntarios o controlados. Procesada la "información" la devuelve al circuito previo del control de errores, de nuevo verifica y de nuevo o devuelve el control a otra parte del cerebro o la vuelve a llevar a la zona orbitofrontal, hasta que la "operación" salga  "airosa". Claramente en todo este proceso entra muy en juego las vivencias pasadas, vía hipocampo. Si algo nos creó un gran daño, psicológico o físico, se tiene más en cuenta, activando más aún este sistema de alarma, que fácilmente ahora se puede llamar miedo.

   Si digo que en el humano este factor es distinto, es porque este sistema es la raíz principal de la mayoría de los trastornos mentales. Y si esto es así entonces una de las esencias humanas es algo tan negativo como el miedo. Lo que quiero decir es que si bien el sistema de verificar las cosas es lo que nos hizo más inteligentes que otras especies, a la vez este mismo sistema, por su "naturaleza", es el que nos puede llevar a una gran mayoría de trastornos, cuya base siempre es el miedo. El más claro es el trastorno de estrés postraumático, en donde el miedo, anclado en un estado de pánico del pasado, hace que todo lo asociemos a aquella situación. Todo ruido, destello, sentirnos apretujados entre la multitud, etc., son proclives a llevarnos a aquella misma situación del pasado; dejándonos ciclados en ese circuito de hipocampo, amígdala y córtex cingulado anterior. Hasta aquí repito lo que ya he dicho otras veces, quizás de forma más centrada y unificada: ahora vayamos a la propuesta del presente escrito.

   La humanidad se ha visto abocada, a nivel social, a "derrotar" aquel orgullo primero, que nos hacía humanos, llevándonos por el contrario hacia el animal miedoso, que es la otra cara de la moneda de nuestra esencia, a partir de dos vías: la Ley y la razón. Alguna vez, quizás, hubo un equilibrio entre tabú y orgullo individual. El primero no "atacaba" el segundo. En los individuos de tribus de cazadores-recolectores yo capto ese orgullo innato inquebrantable, esa voluntad de poder, ese estado "iluminado".
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Es posible que en periodos de crisis, donde reina el miedo, y donde se impone la posibilidad de haber roto algún tabú, este se quiebre. La duda que tengo es cómo opera esta rotura y si ahora es mayor que hace 200.000 años, por ejemplo. De lo que no hay duda es que ese quebranto empezó a ser parte de nuestra alma, hasta llegar a ser lo que es ahora. Nietzsche acertó en su genealogía de la moral al afirmar que la tradición judeo-cristiana se basa en el miedo, en la falta, en el pecado. Haciendo del "quebranto" del orgullo la base de su identidad, a través de la humildad, de la obediencia. Pero todo tiene que ser un "para qué", tiene que tener una utilidad. Sin duda que quebrantar el orgullo innato humano les viene bien a los que detentan el poder. Eso viene de lejos. El macho alfa tenía que hacerse obedecer a través del miedo, por medio de sus constantes salidas iracundas y violentas, ya sea contra otros o contra el entorno. Hoy en día, ya en una sociedad laica, el quebranto sigue operando, ya que hemos creado una sociedad atravesada por el valor, donde si no eres un ganador, inevitable y lógicamente has de ser un perdedor. El miedo es la moneda de cambio de la actual sociedad, pues en la medida que no seas un triunfador, ya has perdido, ya puedes tener activo el circuito cerebral cerrado del miedo.

   Pero, ¿porque he puesto a la razón como parte del mismo problema? Las ciudades-estado se basaban en guardar el orden. Cuando las reglas del tabú ya no eran suficiente tuvieron que echar mano de la razón. De lo que se trataba era de hacer reglas que se valiesen para la mayoría, creando conceptos cada vez más y más abstractos, que de paso ignoraban lo concreto de cada individuo y cada situación, llegando a una situación en donde la realidad abstracta ya no tiene que ver con ninguna realidad primera, concreta o lógica. Lo vemos hoy en día, por ejemplo, ante el juez, ante la justicia. En la película "Te puede pasar a ti", Bridge Fonda trata de explicar al juez que ella no ha hecho uso de las tarjetas de crédito, por las cuales está embargada, que ha sido su marido, del que está separado. El juez argumenta no por lo lógico o justo, sino por las leyes: "si aún está casada con él son igualmente sus deudas". La película española "Ira" (2017) es una férrea y cínica crítica de la justicia. ¿Se comete un crimen y es más grave por la noche?, ¿se puede cometer un crimen medido, a sabiendas de agravantes y atenuantes para cumplir una pena lo más corta posible? Hagamos una rotura en el discurso, que además se me va por derroteros no planeados, para entender cómo ha sucedido y se ha llegado a todo esto.

   Si cogemos cualquier palabra o concepto humano, es susceptible de tener mil caras. Cada cultura, cada individuo las "usa a su medida". Igualmente puede tener un uso en una frase y otro distinto en otra. Los propios sentimientos cambian a lo largo de la historia. Antes no era propio del hombre el llorar, hoy es cotidiano. Dios, el Dios cristiano, ha tenido mil rostros, mil caracteres, dependiendo del filósofo, orden religiosa o monjes y las épocas de la historia. Las religiones se fraccionan debido a estas peculiaridades. Esta es una propiedad de las qualias, de las verdades individuales. Si las qualias fueran las que se manifestasen por siempre no habría sociedad humana. Detengámonos en algo concreto (por interferencia cerebral cada vez que uso esta palabra pienso en el cemento, por el inglés; esta interferencia en el discurso tiene mucho sentido: explica lo caótico del cerebro). Detengámonos en cuando el humano creó las primeras herramientas. Cada cual podía hacer su versión o revisión de una punta de flecha, pero por el juego evolutivo de prueba y error, unas funcionaban mejor que otras. Una vez hallada la más óptima se enseñaba a hacer esta. Este concepto es razón, en tanto que una verdad subjetiva se "validaba" como más óptima. Este proceso, una y otra vez, durante miles de años, construyó nuestro cerebro, en una doble tendencia hacia las qualias y verdades individuales, y las externas o en apariencia verdades objetivas. En la medida que "vencían" una y otra vez las externas, lo objetivo, nos centramos en lo real externo como que era la verdad. La historia humana es un proceso o flecha en esa dirección. En otro ejemplo, al apostar por las cosechas, o que nos acomodásemos a ellas (yo no creo en la elección humana a ese nivel, se entra en laberintos de los que al final no salimos o por el coste o porque ya no sabemos salir), había que tener en cuenta los ciclos de las estaciones de la naturaleza, sus patrones. Cuanto más los comprendiésemos más libres nos veíamos de fallar. En esa medida la verdad se volvió algo externo al humano: era una propiedad de la realidad exterior, de lo que era real. Una curiosidad de esta última palabra es que designe a lo regio, y por otro a la verdad exterior. Si bien no tienen una raíz común. Real como regio y rey provienen de la palabra indoeuropea "derecha" (reg-), la parte más fuerte del cuerpo, la que te salva o mejor usamos, al tener más fuerza; concepto del cual viene el Derecho (penal, civil), derivado de correcto, como ley, que al final si se une a la verdad externa, pues la ley busca la verdad de los hechos. Se me antoja que rey o emperador era aquel que decía saber la verdad o era poseedor de la verdad externa. En esa medida era el real legislador, el que tenía el poder de mediar sobre los conflictos irreconciliables de los ciudadanos (recordemos los juicios de Salomón, hasta no hace demasiado seguían teniendo ese papel. En las series "Juego de tronos" o Vikings" vemos esas propiedades de los mandatarios). De igual forma los emperadores parecían tener el "secreto" de los ciclos de las estaciones (antiguo Egipto, por ejemplo). Saber que además lo extralimitaban a que estaba en ellos el poder de dirigirlos. Hacían el papel de mago de Oz, haciendo creer al ciudadano que tenían poderes sobrehumanos. Las caídas de los imperios centroamericanos, de la antigüedad, demuestran que a la larga los ciudadanos linchaban a esos reyes, y destruían sus templos, pues demostraban no tener ningún control sobre lo externo. Sea como fuere ahí parece haber una unión estrecha entre poder y verdad que está en el inconsciente colectivo. Cuando buscamos un líder, cuando elegimos un presidente, creemos que ellos puedan tener un tipo de conexión con la verdad, que es la que hace falta para guiarnos y llevar a buen puerto un proyecto o un país.

   Paralelo a todo esto, los Griegos crearon el concepto de razón, e igualmente crearon la democracia. Ya no había que mantener lo regio, por pretender heredar ciertos dones, sino que había que atenerse a la elección de la mayoría. Sentaron unas bases, que a la larga las "olvidamos", para sólo irlas recuperando poco a poco. Con razón, en el sentido filosófico griego, se quería llegar a una propiedad humana por la cual la mente ya no era subjetiva, sino que trataba de saber de todo lo real externo y adaptar esa subjetividad a esa realidad externa. Se pusieron así las bases de las ciencias. No voy a hacer un desarrollo exhaustivo de todos estos procesos y los distintos paradigmas, tendencias y creencias para lidiar con esta nueva situación (de las que hay miles de libros). Me acomodo a ir al final de la historia, al momento actual. En realidad nunca ha terminado de "vencer" la razón, si bien en mundo actual es principalmente un hijo directo y legítimo de ella. Paralelo a este reinado, hay disidentes, revolucionarios, que critican esta postura y tratan de reivindicar una postura anterior, a partir de hacer una crítica contra la razón. Quizás la crítica más sistemática esté en el libro "Dialéctica de la Ilustración" de  Theodor Adorno y Max Horkheimer, en donde se llega a la conclusión de que el nacismo y el holocausto judío fueron una conclusión lógica de la razón, ahora instrumentalizada. Por otro lado Los Románticos primero y los existencialistas después, atacaron a la razón pues ignoraba todo aquello que en extrarradio había quedado de lo que es lo humano: los sentimientos, el dolor, la angustia, lo irracional, la muerte… etc.

   Independientemente de toda crítica sistemática de voceros, filósofos e ideólogos, cualquier humano se da cuenta que la situación a la que hemos llegado no es la correcta. Que en busca de las leyes "perfectas" o ecuánimes, hemos llegado a una aparente distopía, en donde ya no parecen tener que ver nada la lógica y la razón. De nuevo emergen los poderosos, que tienen más medios para conocer las leyes como para "doblegarlas" a su favor. Un factor a tener en cuenta son los costes de los juicios, aquel que tenga más dinero podrá alargar todo lo que quiera un juicio, hasta que el que tenga menos dinero ya no se pueda permitir seguir en el "juego". Un primer paso fue el que la verdad individual no tenía que ver nada, que solo era fragmentaria y podía estar equivocada, hasta ahí bien. Lo que contaba era la verdad externa, los hechos, pero es que ahora esos hechos de nuevo ya no parecen contar para nada. Lo mismo se sigue de la economía, de la política y de las acciones sociales. El sistema se ha vuelto tan complejo que ya nadie lo entiende por completo(¡Nos echamos encima más problemas de los que ordenaron los dioses!, dicen en la serie Chance): tiene sus propias reglas que ya no tienen que ver ni con las verdades individuales, ni con las verdades de la realidad o exteriores. El sistema nos ha engullido, y en el proceso ha masticado y tragado tanto a la verdad individual como a la verdad externa. Ahora hay otra verdad y es la que constituye ese sistema complejo, que es una verdad instrumentalizada, en donde lo que cuenta son los datos, las cantidades, lo medible.

   Del sistema actual capitalista sólo se deduce una cosa clara: quien tenga más poder, parece tener más razón. Bajo esta simple regla hemos creado un sistema predatorio, un sistema en el que hay que estar siempre en alerta… en el que el conjunto de ciclado amígdala, hipocampo y córtex cingulado anterior, está siempre activado. O dicho de otro modo, estamos constantemente sumergidos en el miedo. Tenemos miedo de todo: de no estar a la altura en una reunión, de parecer idiotas, de si vamos vestidos adecuadamente, de ser etiquetados de persona normal (que antes era lo deseable), si el currículo no es lo bastante extenso… El sistema de alarma está constantemente encendido, activado. A nivel coloquial se le llama estrés, pero a un nivel más mundano es tener activado la noradrenalina, que está estrechamente ligada a sentirnos atacados, a poder perder nuestra integridad, a perder el control, a caer en el caos… en definitiva a situaciones y emociones propias del miedo. Si todo es una guerra de todos contra todos, a lo primero que se ataca es a la integridad del otro, a su núcleo, a sus verdades mentales, a sus qualias (gustos, tendencias, creencias). En la medida que no se quiere luchar desde esa soledad, uno trata de encajar, de amoldarse a las reglas del grupo, a la sociedad, a las reglas de la conformidad. Proceso por el cual, repetida una y otra vez, millones de millones de veces, han creado pasivamente a la sociedad en la que nos encontramos. Fijarse que aquí parece funcionar la ley del esfuerzo transformado a nivel social. Recordemos: "no pienses en manzanas" hace que pienses en ellas. Si toda nuestra energía se centra en el sistema y sus reglas, esa energía potencia el mantenimiento del sistema. El acoso (bullying) sigue esta regla de la ley del esfuerzo transformado. Este concepto y hecho siempre ha existido, pero se ha incrementado en las últimas décadas, pues coge fuerza y se alimenta al ser tratado por todos los medios de comunicación. Recordemos la ley del esfuerzo transformado, se da un cebado en las neuronas, el sistema de errores cerebral los sobrealimenta, lo ceba más, pues es pura retroalimentación, de tal forma que al final se "cumple" aquello pensado, pues las neuronas de esa acción son las que están más activas. En ese mismo sentido, si las conexiones de los medios de comunicación hacen el papel de las neuronas, cuanto más se propague una idea o concepto más fuerza cogerá, como para que se cumpla. Seguimos sin comprender que publicitar y hablar de algo hace que se cumpla. Las madres, por sentido común, no hacen caso cuando sus hijos dicen una palabrota, lo ignoran. Ni los premian ni los castigan, hacer como si no hubiera pasado es la única forma de no caer en la ley del esfuerzo transformado. Porque sí, incluso el castigo ceba el sistema, ya que el hijo puede recurrir a la palabrota cuando quiera molestar a la madre, y por extensión a alguien.

   A estas alturas ya me he perdido y alejado demasiado de mi propósito principal. Lo que quiero decir, en resumidas cuentas, es que hemos perdido ese orgullo genuino y puro de nuestros ancestros. Hemos ido creando un sistema cada vez más y más complejo que sólo genera dolor, impotencia, trauma y miedo. Las enfermedades y los trastornos mentales -que al final crean enfermedades físicas- son nuestra nueva plaga, la peste de nuestra era. Atacan de lleno el orgullo humano de simplemente ser, de simplemente existir. Recordemos que es una moneda, o cae en una posición, la de ese orgullo, iluminado o voluntad de poder o cae del lado del miedo. En la medida de no rebelarse, de que el individuo no se ponga como centro del mundo, de que no se agarre a ese orgullo… el sistema vence, gana el miedo. Darse cuenta que no estoy promulgando ser un sociópata. Esto lo crea el sistema por sí solo con la actual perspectiva de sus patrones. Lo que propongo es una resistencia pasiva de no entrar en la dinámica del sistema, de luchar desde las verdades individuales, de cuestionar todo y no dar nada por sentado, con lo que puedas caer en alguna conformidad de grupo y que a la vez con ello se mantenga el sistema. Como digo en otros escritos, uno no es un yo, ha interiorizado al otro, sobre todo al otro que era consanguíneo. Relación que se basaba en la confianza. Esa lucha que propongo no es una lucha inútil desde la pura individualidad e irracionalidad, puesto que esta individualidad, y sus qualias, están transidas de la existencia del concepto de humano, en su medida más pura y simple basada en la confianza, y por ello en el amor, pues parte de la madre y su dar de forma desinteresada.

   Hemos de luchar en cada batalla en la que nos meta el sistema con la individualidad y el orgullo como escudo. Hemos de ver al sistema no como algo que hay que terminar de comprender, como para al final navegar con tranquilidad en sus aguas (fallo interpretativo en el que caen la mayoría de las autoayudas). Ese es el error de los que están en el poder o detentan algún tipo de poder: la falsa creencia de que ellos son los que llevan el mando de su barco, cuando en realidad al entrar en el sistema, este ha vencido y al igual que ahora tiene la sensación que lo dominan, en cualquier momento serán despedidos con furia de su corriente, sin ni siquiera percatarse el cómo ha sucedido eso. No es un superhombre aquel que lucha con las reglas del sistema y termina cabalgando a sus lomos, del dragón si se quiere (el oriental, que es distinto que el occidental), sino aquel que se vuelve resistente al sistema como para que no toque en nada su orgullo primigenio de ser, de existir, de sentirse humano. Ataca al dragón en su pasividad para tratar de matarlo, pues sabe que este se alimenta de la ley del esfuerzo transformado, se alimenta de las energías de los que luchan contra él. Hay que seguir la firme convención de la madre, que al ignorar los desmanes del hijo, el decir palabrotas por ejemplo, le debilita ese circuito de la retroalimentación, ese ciclado que fortalece ese sistema.

"Por supuesto, en nuestro tiempo, en que los hombres tienden cada vez más a ser fragmentos humanos miserables, el hombre completo, si tal existiera, probablemente se distinguiría dolorosamente del resto, pero podría muy bien ocurrir que no fuera una criatura de genio o de poderes extraordinarios." William Barrett

   Yo por mi parte confieso que el sistema me vence, me vence porque no soy capaz de recuperar ese orgullo primigenio y sólo me queda la derrota del miedo. Sé que soy rebelde, pero la rebeldía, quizás, solo alimente al sistema al darles la oportunidad de crear leyes que nos mantengan contenidos (ley mordaza en España, por ejemplo). Quizás sea cuestión de una educación errada, o quizás de no tener en cuenta esta verdad planteada aquí, verdad que hace apenas unos meses que voy encauzando hacia una teoría. O quizás de nuevo sólo sea un callejón sin salida. No hay forma de vencer al sistema, una vez creado ya sólo queda su camino, y quizás sólo su lenguaje y por ello caer en lo sociópata para tratar de tener poder. Me gustaría creer que la única esperanza, de que el único camino que queda, sea el de tratar de educar a los hijos, a las nuevas generaciones, bajo la premisa de que nadie, nunca, les toque ese orgullo primero, salvaje y primigenio. Bajo la premisa de que no les venza el miedo, y en esa pasividad, que el sistema vaya perdiendo "adeptos". "Neuronas" captadas en ese cebado social, que hace que se pronuncie como sistema por defecto. Pero soy pesimista. La sociedad sigue las reglas de la evolución, si hay quienes luchan desde la individualidad, frente a los que tienen poder, entonces gana el juego evolutivo y ganarán los del poder. Si es así de nuevo la única alternativa es la del rebelde, pero ahora bajo otro signo. No luches, no te resistas, trata de mantener tu orgullo de ser, tu estado iluminado, tu voluntad de poder…, simplemente trata de que no te gane el miedo, pues eso ya es una victoria contra el sistema, no porque lo derroques, no porque lo puedas matar, sino porque a ti nunca te llegará a tocar.

    Todo lo que dice este escrito… seguramente no valga más que esta metáfora que lo resume:

   El hombre no debería de ser grande por estar a un paso de la cima y darlo. El hombre es grande si al estar en esa situación, de dar ese último paso, no lo da, pues ha terminado por comprender que tan sólo es un gesto que no dice nada de él, como individuo, de su alma, de su ser; sino que esa acción tan sólo lo define como dentro de una sociedad que le obliga a dar ese último paso, a hacer ese último gesto, como si todo fuera a cambiar. Ha dejado de creer en lo que viene de afuera, para finalmente creer sólo en sí mismo, en su propia verdad.

  Finalizo con ciertos escritos de Sartre, pues no he sabido "dialogar" con él, como para entrecruzarlos entre mis ideas, que al final han ido por otros derroteros. La conciencia, base del hombre y la razón, es reflejo reflejado, luego "el reflejo le hace no ser el reflejante; se trata aquí de un ser que se nihiliza en su ser y que procura en vano fundirse consigo mismo como sí." Ese reflejo nos crea esa sensación de un yo, pero en tanto que yo, nos individualiza del resto del mundo.  "En una palabra, la conciencia es un ser concreto y sui generis no una relación abstracta e injustificable de identidad". Por otro lado están los poderes fácticos, nacemos en una época y en un país y bajo una lengua. "…Saber hablar una lengua no es tener un conocimiento abstracto y puro de la lengua tal como la definen los diccionarios y las gramáticas académicas: es hacerla nuestra a través de las deformaciones y las selecciones provinciales, profesionales, familiares. Así, puede decirse que la realidad de nuestra pertenencia a lo humano es nuestra nacionalidad, y que la realidad de nuestra nacionalidad es nuestra pertenencia a la familia, a la región, a la profesión, etc." Ese componente humano de adaptación hace que el sistema coja autonomía, que cobre identidad y tome forma en el mundo. Bajo esta premisa llegamos a la razón, a las verdades consensuadas, pues "sin especie humana no hay verdad, es cierto: no quedaría sino una pululación irracional y contingente de elecciones individuales a las cuales no podría asignarse ley alguna. Si algo como una verdad capaz de unificar las elecciones individuales, existe, sólo la especie humana puede dárnosla. Pero, si bien la especie es la verdad del individuo, no puede ser algo dado en el individuo sin contradicción profunda." Esto es, Sartre no termina ni de justificar y dar fuerza a la verdad individual, ni la ataca. Se queda a medio camino, reconociéndola, pero como "injustificada". Me quedo con Kierkegaard al decir que "he de buscar una verdad que sea verdad para mí", pues como dice Sartre las capacidades de esa psique, de esa conciencia es la de "ser creado y poseedor" del mundo, en el sentido de que el mundo real, al ser puros datos, es tan sólo cuantificable, es una hembra, pasiva y receptora, que sólo cobra sentido con las capacidades del macho de poseerla para "tenerla". La posee para fecundarla de su sentido.(1) El sentido que le demos es como será el mundo: hoy distopía sociópata… mañana ¡quién sabe!

(1) Metáfora quizás no muy feliz en los tiempos actuales. No es mía, tan sólo parafraseo a William Barrett, pues según este autor, el en-sí de Sartre, pasivo, muerto, es hembra, frente al para-sí que es macho.

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