Breviario de Incertidumbres
Los escritos los he vuelto muy densos y largos, voy a quitar algo de carga. Cada breviario podría haber sido un artículo por sí solo, pero quizás valgan más y sean más entendibles en su forma reducida. Un problema humano es que crea conceptos abstractos, pero ¿son inteligibles o reducibles a algo? Trataré de desmigajar algunos conceptos abstractos a sus mínimos.
El concepto de país
¿Qué quiere decir ser español?, o francés o ecuatoriano. ¿Se supone que soy copropietario del territorio español? Puedo andar por sus calles, por sus parques, por su naturaleza, con toda la libertad, pero de igual forma lo puede hacer un turista. No soy ni propietario, ni copropietario de nada. Se supone que si quieres algo lo has de comprar. Eso sí, si "atacan" al territorio, tú que no tienes nada tuyo, lo defenderás con tu sangre igual que uno que tenga muchas propiedades. Tampoco tengo total libertad de andar por el territorio. Hay una gran parte de naturaleza vallada, con alambres de espinos, con muros, con verjas que no se pueden traspasar. Estás desorientado en un monte, quieres ir del punto A al punto B y de repente te encuentras con una propiedad privada, que te hará rodearla, pudiéndote desorientar más. La sierra de Béjar en Salamanca es, casi, en su totalidad de propietarios, que se supone que por "amabilidad", o que sé yo, te dejan andar por ella. No es mi sierra: se me concede el poder andarla. No me la he ganado, no es mía (ni de todos) al ser español, alguien ha decidido, que como al fin y al cabo no te puedes llevar nada de valor, la puedes transitar.
Si soy español y no tengo familia, y a cierta edad ya nadie me quiere contratar, ¿quién se fijará en mí como para que no delinca, me vuelva un sintecho o me suicide? Existe el concepto de "madre patria", cada vez más en desuso, pero no existe tal madre. No existe el cuidado, nadie te presta atención. Nadie hará nada por ti. Eso sí, si delinques te darán en "propiedad" un pequeño habitáculo, con su propio servicio y su ducha. También te alimentarán y estarán pendientes de ti. ¿No pueden dar ese pequeño habitáculo a cada persona sin necesidad de que delinca?
Una madre te quiere digno, orgulloso, libre. La nacionalidad te humilla, te mata el orgullo al obligarte a pedir migajas, y no te quiere tan libre, sino "controlado" a nivel burocrático, sobre qué tienes, qué cobras, qué haces, cómo lo haces.
Soy un ser libre, eso siento en mi interior, la nación me humilla dentro de unas normas que yo no he elegido, que yo no quiero. Libertades que se asumen que no has de pedir. Cualquier animal en la naturaleza es libre, nosotros estamos encarcelados en un país, en el concepto abstracto y absurdo de nación y fronteras, que al final sólo tienen sentido para los que tienen grandes bienes y mucho territorio.
La jaula de oro
Un preso está encerrado entre cuatro paredes. Sabe lo que es la libertad, sabe qué le constriñe. Pero aquel que está fuera de esas cuatro paredes ¿es realmente libre? La mayor condena es el concepto de los bienes. Todo humano ha de perseguir bienes: un domicilio, un trabajo, un automóvil… Para alcanzar eso hay que trabajar y trabajar. Es igual el nivel de dureza y esfuerzo: trabaja, trabaja, trabaja. Al final, tras de mucho esfuerzo pareces tener algo: "tienes" un piso que estás pagando, está amueblado, tienes un coche y tienes todos esos artículos que siempre has querido: una televisión muy grande, un móvil, un ordenador… Pero todo se deteriora, se estropea, queda caduco. La vivienda, que ni siquiera es tuya, sino del banco, exige sus "tributos": pagas luz, agua, gas, comunidad de propietarios, catastro… El automóvil igualmente tiene sus tasas e impuestos. Es más, para mantener tu puesto de trabajo, tu empresa no produce bienes duraderos, sino muy perecederos y poco resistentes. Bonito, con un buen diseño, pero ese diseño no tiene en cuenta qué partes son más sensibles a roturas o desgastes, como para reforzarlas. Estamos bajo la macabra lógica de obsolescencia programada, en donde si el usuario final -tú, nosotros, todos-, no compramos de forma constante, se pierden puestos de trabajo.
Es eso libertad o ¿un nuevo tipo de cárcel? Vivimos en una cárcel de barrotes de oro, que como es "bonita" no la vemos como cárcel. No digo nada que no se haya dicho ya. La biblia en la que se ha convertido "el club de la lucha" ya nos lo avisaba: "tú no posees las cosas, las cosas te poseen a ti". Por lo demás, poco más que decir que no esté en susodicha película. Bajo mi punto de vista es más libre el preso, porque por lo menos es consciente y sabe en qué consisten sus barrotes, sabe de qué se tiene que librar. Nosotros, los que estamos en la jaula de oro, no somos capaces de ver esa cárcel y ¡ay, como algún día te des cuenta! Eso suele pasar cuando de repente te quedas sin trabajo, y pasas un largo periodo sin encontrar otro. De repente el banco se pone pesado con los vencimientos de los pagos, de repente se empiezan a romper cosas que ni puedes reparar, porque ya no las reparan, ni puedes meterte en comprarte algo nuevo. Creías tener algo y todo era humo. La mayor trampa de esta cárcel es que sigue el mismo esquema que el de la esclavitud. Los que tienen grandes cantidades de bienes, mantienen esa cárcel de barrotes de oro, para que trabajes para ellos y además lo hagas sumisa y placenteramente. Ellos no suelen caer en tu misma trampa. Si ellos pasan por un bache, el banco les dará más dinero para salir de ese bache. Si la banca está en la posibilidad de caer al completo, el Estado les sacará del bache, como ya ha ocurrido.
No reivindico un comunismo, no reivindico nada. Solo que me desagrada que pan no se dé cuenta o ignore que vive en una cárcel, aunque esa cárcel tenga los barrotes de oro. No hay peor preso que el que no sabe de su condición, pues no luchará para cambiar nada. Lo asumirá y vivirá en esa amarga verdad.
¿Es psicológico?
Los libros de autoayuda insisten en que uno mismo puede hurgar en sus interioridades, cual manos que se meten en los entresijos sangrientos y grasosos de sus sesos, para que este "funcione" bien. Si funciona mal es tu culpa. ¿Culpa de quien, si no hemos logrado saber qué es conciencia y que es un yo? La cuestión es como si uno mismo tirase con una de sus manos de la otra mano para sacarse de un pozo (se recurre, por analogía, al barón Munchausen, el cual se sacó a sí mismo de un pozo tirando de su cabello para arriba).
La psicología y la psiquiatría trata no sobre el ser humano, sino de este cuando "funciona mal" y necesita "orientación" o una mano ajena que le saque del pozo. Pero este concepto es macabro. Una gran mayoría de trastornos y enfermedades mentales viene producidas por el llamado síndrome de abandono. Un niño aislado, desde que nace, en un orfanato, al no tener el amor directo de sus padres o unos cuidadores que los sustituyan (teoría del apego), tiene tal deterioro cerebral que ya nunca será una persona "normal". El síndrome de abandono no está en ningún manual de psiquiatría, ni como trastorno, ni como nada. ¡No aparece!, lo que a la psiquiatría le interesa es "curarte", tratarte, pero no el cómo has llegado a eso, ni cortar de raíz esa condición en lo social, como para que no cree individuos "insanos". O sea, la sociedad ignora las raíces de los problemas, cómo nacen, para ocuparse más adelante el cómo tratarlos. Se crea una especie de obsolescencia programada de los individuos, en donde tarde o temprano esos "males" se manifestarán y tendrán que ser tratados, con el alto coste que suelen producir, y el dolor para el individuo y sus allegados.
El problema no está circunscrito al síndrome de abandono. La enseñanza es otro precursor de lo que va a ser el adulto. Sin enseñanza o una enseñanza mediocre, mediada por las capacidades adquisitivas de los padres, el adulto será de una manera u otra. Una época de crisis, sin escolaridad, dará como resultado una sociedad con una alta tasa de delincuencia.
Por otro lado, nos ponemos a "arreglar" el motor del automóvil sabiendo poco o nada de su mecánica y sistema eléctrico. Cada cerebro es único, cada vida es única, no valen extrapolar reglas y modos de funcionamiento. Un medicamento y una dosis viene bien a un paciente, y a otro lo deja peor. La química cerebral es tan delicada, es tal su equilibrio, que todo medicamento para el cerebro es capaz de crear grandes daños. Algunos tranquilizantes pueden llevar a la depresión e incluso al suicidio. La mayoría de los medicamentos no saben cómo funcionan, pero como funcional (se puede leer la aceptación de esta verdad, buscando algún componente en la Wikipedia), pues los dejan estar. Los antidepresivos, basados en la recaptación de la serotonina, cumplen con esta regla. La serotonina no parece ser la principal deficiencia para ser la precursora de la depresión, pero como sus medicamentos funcionan, ¡pues vale! Pero, ¿qué cambios hacen?, alteran otras cosas, alteran ese fino equilibrio del cerebro. No importa, cuando se manifieste otro desequilibrio en el paciente, ya se recurrirá a otras drogas. Estados Unidos es un ejemplo de ese laboratorio perverso en el que consiste la psiquiatría. Te dan unos medicamentos, otros que contrarresten sus efectos negativos, y otros que equilibren el efecto en los riñones o el hígado. Michael Jackson es un ejemplo de ese proceso. Le mataron el "alma", su ser primigenio, al trastocar toda la química de su cerebro, para al final matarlo.
En mi caso, uno reciente, me encontraba mal, y no sabía qué era. Estaba por ir al médico, pero sin saber definirle qué me pasaba. A ciegas, la seguridad social del Estado, te receta sin hacerte demasiadas analíticas (para ahorrar costes). Finalmente, por mi cuenta, encontré un componente del cerebro, la orexina, que era la que parece alterada (interviene en el sistema de excitación y de alerta, pero igualmente en lo que pudiéramos llamar felicidad: sentir con viveza las cosas, no tener anhedonia. Si te sientes como aletargado, que te cuenta concentrarte y nada parece producirte placer, puede ser debido a este componente). Este neuropéptido, que tiene una vía y controla funciones importantes del cerebro, lo tengo descontrolado por un relajante muscular recetado, que en realidad era un tranquilizante, que seguramente ha alterado su regulación. Ahora no me queda otra: dejar que el sistema se equilibre por sí sólo. Nunca se sabe cuánto tiempo durará ese tránsito, pueden ser semanas, meses o más de un año. Mientras tanto a aguantar el estado en el que me encuentro.
El equilibrio cerebral está regulado por el miedo y que no tengas tocado tu orgullo, a ese que he llamado como vital en el escrito anterior. La sociedad actual te mantiene en el miedo y hace que pierdas tu orgullo al estar pidiendo ayuda, ya sea a personas o al Estado. Una vez que se "toca" esa raíz de lo humano, es complicado volverlo a su sitio, que quede intacto, como inalterado. Eso nos dice el síndrome de abandono y seguimos sin querer verlo. La humanidad no debería de tener hijos si no está segura que va a tener una buena vida. Si no le va a procurar la falta de miedo y el mantenimiento de su orgullo intacto. Pues lo único que estamos haciendo, con esta despreocupación, con esta dejadez, es que la humanidad al completo esté enfermando. Ponemos medios para la adopción de un hijo, pero ninguno en qué y cómo se tiene hijos. De nuevo todo el peso está en el Estado. O hace que los hijos no vivan en el miedo y manteniéndoles en una sociedad justa, igualitaria y segura; o que de otra forma evite que se tenga hijos. Lo demás es jugar a la ruleta rusa…, jugar con la vida de "sus" hijos.
Lo inamovible
En el escrito anterior llegué a una conclusión que aún tengo que meditar más despacio. Apuntaba que los mecanismos cerebrales se proyectaban en lo social, siguiendo estos segundos las directrices y las reglas de los primeros. O sea, la sociedad al completo es un cerebro humano a gran escala. Lo deduje por el hecho de que la ley del esfuerzo transformado, una forma de ciclado del cerebro que centra sus esfuerzos en lo que se quiere evitar y en lo que al final cae, se sigue de misma forma en lo social. De igual forma ese proceso que ocurre en el síndrome de abandono en un niño, ocurre en lo social. Una clase social baja (me da vergüenza incluso escribir tal concepto, como si fuera la mayor palabrota que se pueda llegar a decir sobre algo sagrado), es como un niño con este síndrome, el cual ya nunca levantará cabeza de su condición. No digo que las barreras sean infranqueables, sino que son tales sus resistencias, que es como el efecto de pasar la barrera del sonido. Si alguien llega a cierta situación de penurias, ya no se puede vestir bien, ni puede cuidar su integridad física: estará demacrado, con problemas en su dentadura, no tendrá unos vienes mínimos, como un teléfono… ¿Cómo en esa condición va a presentarse a un trabajo? Parece que está condenado a ser un sintecho. Las fronteras se han marcado.
De la misma forma un millonario, si pasa por una dificultad, pide un préstamo y no le ponen ninguna pega, parece haber una barrera de la que no cae hacia abajo. Lo cual le mantiene en su posición privilegiada por siempre y siempre para mejor.
Eso tiene su analogía cerebral. O te puede el miedo o te puede el orgullo primigenio, es complicado traspasar esa barrera. Un adulto que haya pasado por el síndrome de abandono, está marcado para siempre por el miedo. No tiene forma de agarrarse a algún tipo de orgullo, porque es inexistente. Cómo mucho le queda la violencia (o la rebeldía) para hacerse respetar, para que emerja el miedo, haciendo que dicho miedo lo tengan los que se pongan ante él. Seguimos sin terminar de comprender que somos ADN más lo vivido. Y seguimos sin comprender que ciertas vivencias producen cambios epigenéticos, alteran el ADN. Dichos cambios no son tan fáciles de "revocarlos", de volver a hacer que se "anulen" para que vuelvan a su estado primero, pues esos cambios son en cadena. Un depresivo, que lo puede ser toda la vida, por haber pasado por abandonos, estrés o traumas en su niñez, es más proclive a tener caries, a padecer diabetes y a la larga cáncer y Alzheimer. Son cambios en cadena, de efecto dominó. O se mantiene de constante una química que mantenga el sistema parasimpático, de la sanidad, la cordura y el orgullo intacto; o se mantiene otra química del miedo, donde el sistema simpático no procura sanidad y sí trastornos y enfermedades.
Combinando ideas
¿Qué es ser español? De un país. Este debería de ser como una madre que cuida y no abandona a ninguno de sus hijos, dando de comer a todos, y haciendo que ninguno tenga más que otros, como para que no traspasen esas barreras en donde o eres y tienes una química de vencedor, dominado por ese orgullo innato humano, al cual todos tenemos derecho por el simple hecho de nacer; o tienes una química de perdedor y dominado por el miedo, y una química que al final va a ser mortal. Tal madre no sería humana. Una sociedad que no persiga algo tan evidente como lo aquí planteado, no es humana, tan sólo es una sociedad depredadora, donde o matas y te vuelves un homicida conceptual -sociópata-, o te vuelves una presa y un incordio para los planes de tal sociedad. Esa es la lógica rayana de los vencedores: que tiene que haber vencidos, que tiene que haber presas, que tiene que haber perdedores, ante los cuales sentirse con ese sentimiento exacerbado del orgullo. Orgullo que en realidad estaba ahí para hacernos iguales. No para usarlo como arma contra otros humanos, que es como se "utiliza" hoy en día, sino que estaba para sentirnos humanos, en la medida de ser un igual entre los otros hermanos, cuidados por el ojo atento de una madre.
La sociedad humana se ha vuelto menos justa que cualquier otra especie de mamíferos, donde estos son capaces de incluso de cuidar de los bebés de otras especies. ¿Sociedad humana, frente a lo salvaje?, ¡me parece un chiste!, una abstracción sin ningún sentido. Un chiste de ricos, contados para los ricos, para acallar sus conciencias.
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