Fachada y Edificio (Máscara y Realidad)



El sentido del mundo debe quedar fuera del mundo.❞ Wittgenstein
En la vida se dan muchos pasos, si los cuentas, ya es deporte (o burocracia, o contabilidad).❞ Proverbio paser


(La sociedad española está revuelta estos días. Todo indica que el partido político Podemos caerá en las siguientes elecciones, mientras que VOX, la ultraderecha, va ganando cada vez una mejor posición. Me gustaría saber que tendrían que decir aquellos que apuntaban que la ultraderecha no iba a coger fuerza nunca en España, pues teníamos el franquismo como recuerdo de la postura a evitar. De cualquier forma, lo dicho otras veces, la democracia no tiene sentido, pues va dando tumbos de derecha a izquierda cada cuatro años, y realmente nunca ganan las posturas de derecha o de izquierda, pues las políticas de los distintos partidos no coinciden con sus ideologías. Siempre es la misma y rutinaria neblina de reaccionar a las circunstancias mundiales, de actuar de manera situacionada y fáctica. En todo caso modos de operar que siempre defraudarán, al igual que los padres nunca estarán a la altura de los antojos de sus hijos. La humanidad sigue sin llegar a su madurez intelectual y emocional. Nunca lo hará.)


Voy a entrar en las “críticas” al vídeo y los argumentos de Ter (vídeo de abajo y tratado en otro escrito), aunque realmente no tengo ganas. En primer lugar uso el concepto de crítica al modo filosófico de revisión y puntualizar ideas, no, ¡claro está!, como crítica de Ter. Igualmente hay que tener en cuenta de que el vídeo de Ter sólo es un pretexto o medio y de que de lo que en realidad trato es de la sinceridad frente a la máscara, o la verdad frente a la hipocresía (al final retomaré qué puede querer decirse con “verdad”, bajo todo lo expuesto).

El contraargumento más evidente, somero y rápido al vídeo de Ter es que las fachadas no siempre “hablan” de su interior. Un arquitecto, congraciado con un constructor ( o a la inversa), puede querer que la fachada “entre por los ojos” y sea donde distributivamente el constructor haya gastado más dinero, restándolo a la calidad de su interior. Quizás no en el acabado ya de los propios pisos, pero sí en la calidad de las cañerías, el cableado eléctrico y las tomas existentes y demás detalles que no se ven a simple vista, o las que uno ignora en una visita rápida al piso piloto. Seguro que ella estará  de acuerdo con este punto. Decir lo contrario sería afirmar que no existe el engaño o la hipocresía. Que toda forma de mostrarnos al exterior siempre es “real”.

Un segundo caso en arquitectura son las fachadas que buscan imitar antiguos estilos arquitectónicos. Casi todo estamento institucional de muchos países occidentales recurren a las fachadas de la antigua Grecia o Roma, llamadas así clásicas (no pretendo ser exacto en todos estos temas, no sé de arquitectura, sino sólo tratar de hacer ver el trasfondo de la idea). Se recurre a los portalones o entradas con pórticos o falsos pórticos, sostenidas por grandes columnas en imitación a las edificaciones clásicas. Por dentro a veces mantienen el estilo, pero otras veces no. Lo que está claro es que el edificio entero estará construido con materiales nuevos, y sus columnas o vigas serán de cemento o acero. En este caso se hace uso de la palabra imitación o basado en un estilo. Fijarse que hay varias lecturas de todo esto. Cuando una institución recurre a un estilo clásico para sus edificios (como así fue el caso de Hitler), dicen de sí mismos ser herederos de la cultura occidental, lo cual ya porta un tipo de mensaje para sí mismos y para la nación o cultura que representan (en otro caso para una ideología, como fue el caso del nazismo).

(Un último caso, más evidente, son los falsos edificios en la cinematografía, donde de las películas sólo existen realmente las fachadas de los edificios que se ven en sus escenas, como así es el caso de la fotografía de la cabecera. Eso sí, un burdo engaño es de “agradecer” en la vida, pues nadie caerá en él, (o sólo los más “tontos” o inocentes)).

Se podría decir que el caso del segundo párrafo hace uso de la mentira o la hipocresía, mientras que no es así exactamente en el segundo caso de las copias de los estilos. Se saben “copias” y no tratan de “engañar” a nadie.

Todo en el universo puede reducirse a información, donde la vida lo es a partir de dar cabida a la comunicación.

¿Qué entra en juego en todo esto? Varias primitivas, conceptos que la evolución ha usado una y otra vez, de unas formas y otras, pero siempre bajo los mismos conceptos de base. Toda “fachada”, todo exterior de un animal, es susceptible de portar una información, y en tanto que implica a otro que a sí mismo, es un modo de comunicación (de A hacia B). A veces de un diálogo (de A hacia B y desde la postura o actitud que tome B, entonces de B hacia A). Los conceptos de base son identidad u otredad. Se supone que entre iguales, con las mismas metas, tienen que darse unas señales honestas. Por el contrario si lo que entra en juego es la otredad, ya sea porque compiten por los mismos recursos, ya sea porque uno es depredador del otro, o en otro caso uno de ellos quiere tener alguna ventaja sobre el primero o contrarrestar una desventaja, “conviene” el engaño. En el caso del constructor que invierte sobre todo en la fachada, está claro que su interés es ganar dinero de forma rápida, y quizás por encima de su valor “real”, frente al comprador que tiene el interés de comprar o lo más barato o lo más alineado a lo justo (calidad/precio).

Estoy dando la turra, el vídeo de Ter es divertido, esto es una charla aburrida.

No voy a ser sistemático en la dirección de no abrumar y aburrir. Todo lo que se da entre los humanos, es una “copia” de lo que se da en la naturaleza, y por ello en lo que ha “pensado” y se ha desarrollado durante la evolución. Un caso claro de falso mensaje en la naturaleza son los comportamientos deimáticos. En este concepto se hace un uso bastante libre de a qué se refiere con comportamiento, puesto que en muchos casos se refiere tan sólo al aspecto exterior del animal. Por deimático se ha de entender todo modo de comunicación que engaña sobre su “verdadera” naturaleza, haciendo creer que es más que lo que realmente es. En muchos casos, ya en el humano moderno, los maquillajes y las modas hacen esa misma “función”. Casos deimáticos, en comportamientos, son el agrandarse, como así lo hace el gato cuando pone su vello de punta y alza su lomo, o el agrandamiento de las cobras (es muy general, recurren a él casi todos los órdenes de animales: aves, insectos, mamíferos, peces…). En otro caso muchas ranas tienen colores que en otras especies de ranas quiere decir que son venenosas, cuando en realidad no lo son. Y el caso más claro es cuando un animal “dibuja” o coge la pose de otro animal que es más peligroso que él mismo. Uno de esos casos es un tipo de polilla (Spirama helicina, ejemplo sacado de la propia Wikipedia, para qué esforzarse más) que al desplegar sus alas se parecen a la cara de un animal más grande y con grandes ojos. Los perfiladores de ojos, ya en los humanos, sirven para ese mismo cometido, ya sea para que parezcan que son más grandes o más pequeños.

El caso más evidente de engaño en la naturaleza es el camuflaje. No creo que tenga que explicar mucho más. Las líneas negras del tigres son para camuflarse en su medio. Tanto los depredadores como sus presas recurren al camuflaje. Por tanto entra por medio la otredad, así como es el caso del comportamiento deimático.

Tipos de camuflaje:

Otro caso de “fachada”, aunque quizás no encaje del todo en dicha categoría, o sería la que defiende Ter en su vídeo, son los rasgos propios de los animales que han tendido al dimorfismo sexual. El sexo al que le interesa tener la mayor cantidad de sexo con el mismo o varios individuos del otro sexo, va ganando con el tiempo (evolutivo) unas calidades externas que sean muy visibles, ya sean a través de las cornamentas, el tamaño, el canto, el baile, o el exterior (fachada) a través del plumaje y/o los colores, etc. Así, la gran cola del pavo real es como es, porque el que tenga la cola más grande y más cuidada será el que tenga más sexo con las hembras. Será el seleccionado por ellas.

De esto se deduce que en los humanos hombre y mujer no se basan en la “igualdad”, puesto que los sexos han tendido hacia sus propios dimorfismos sexuales. Con todo aclarar que este tipo de diferencia entre los sexos, no se basan en el engaño, sino que se basan en las señales honestas (por lo menos mientras el humano estaba más cerca del animal que su condición actual, pues en los maquillajes y las modas ya no operan de la misma forma las señales honestas). Son señales honestas en tanto que una buena cola de pavo real no la puede tener o 1. un animal enfermo, y 2. un animal con una mala genética. En el humano una señal honesta, de la que son sensibles los bebés al poco de abrir los ojos, es la simetricidad de los rostros. Yo tenía un rostro simétrico, pero algunos “males” han hecho que ya no lo sea, luego el haber perdido la simetricidad implica que tenía buenos genes, pero que he pasado por enfermedades que pueden haber afectado a mis genes (a nivel epigenético, heredables en la siguiente generación, aunque quizás no en la tercera o la cuarta) o que pueda seguir “enfermo” (por lo cual soy una “mala elección”).

Esto lleva a una segunda dimensión del tema y que está relacionada con el escrito anterior. El que el cerebro profundo capte y “sepa” cosas de las que no somos conscientes y que por ello sean temas que desconozca ese “yo” que somos ante la sociedad. La llamada identidad social (teoría de la autoestima) y narrativa. Cuando empecé a estar mal, las mujeres empezaron a tomar distancia de mí, como si su instinto les dijera que no era una buena apuesta, aunque en mi exterior siguiera siendo igual de "vistoso". No voy a decir que se alejaban de mi como si se tratase de un apestado, pero casi. ¿Habéis visto documentales de cómo las hembras seleccionan a los machos?, ¡parece magia!, ningún etólogo o antropólogo acierta a saber con exactitud cómo lo hacen. Seguramente sus cerebros profundos captan cosas inapreciables a simple vista. La mujer sigue portando esa misma "función" aunque ellas no lo sepan. Elegir al canalla no es un fallo, es una estrategia de muchas hembras y especies —tiene su porqué—, entre ellas las bonobos, donde en ese caso no actúan de forma tan igualitaria. Bajo lo dicho Ter, como es común, parte de lo que cree saber desde su identidad social y narrativa, y parece ignorar las “verdades” y el lenguaje que subyace a nivel primigenio y básico (instintivo). ¿Por qué su pelo azul? ¿Es una señal honesta o es deimática? Ella misma se dice con muchos complejos (tiene o sufre pánico escénico, según ella misma ha confesado, como ejemplo), pero llevar el pelo azul no es para personas sin cierta seguridad en sí mismas. ¿En qué lado se está engañando, no se conoce o engaña? No lo sé, ni es el cometido del escrito “destripar” la realidad de Ter.

El orden no es “intenso”, sólo el caos lo es. Los que no saben vivir en sus mentes, viven en la mente de otros…, ¿cómo se llama a eso?

¿Deimático, dimorfismo sexual, capital simbólico o sólo “tontería” mimética?

Me aburre escribir sobre todo esto (estoy bajo los espectros de mi mente nihilista/melancólica), pues además ya lo he tratado muchas veces. Que el lector saque conclusiones de los pocos datos que doy, e investigando a partir de las entradas de la Wikipedia. Dos últimos datos a tener en cuenta son el llamado “capital simbólico“, donde el pelo azul de Ter lo es (ella o el chamán de escritos atrás (abajo), hacen “uso”, antes que cualquier otra posible apreciación, de un capital simbólico, donde tales símbolos están “negociados” y establecidos en lo social, no en el interior de la persona), y los signos o símbolos de estatus (tener un IPhone, siendo un “proletario”). En tales signos tampoco es deducible cuándo una persona hace uso del camuflaje, de las señales honestas o del comportamiento deimático, puesto que puede sí darse un valor directo entre lo interior y lo exterior o puede que no. Tanto las filosofías orientales como el estoicismo se basan en no tratar de fundamentarse a través de los signos externos, pero ahora este tipo de comportamientos es el que nos define dentro de las sociedades actuales. Yo voy bastante desaliñado por la calle, podría tratar de ir a la par de mi “condición” o “mejorarme” un poco. He “elegido” lo desaliñado como señal deimática (de engaño), a modo de protesta y de ir contra las tendencias actuales. En ese caso es una señal honesta de mi cinismo, al igual que esa fue la tendencia de Diógenes, el cínico, en su época, luego todo signo exterior puede ser “señal” de una postura interna en tanto que convicción. Postura falseada (quizás deimática o camuflaje en algunos casos) es cuando uno sólo se acoge a una moda, sin adoptar internamente la filosofía de tal exterioridad.

Retomemos qué es la “verdad” o una aproximación. La polilla Spirama helicina no se engaña a sí misma: engaña a su depredador, su engaño es “su verdad”, su identidad o su naturaleza. Es muy posible que el único animal que tenga la capacidad de engañarse a sí mismo sea el humano. Lo hace porque su identidad profunda puede no estar pareada con su identidad consciente, en ese sentido más que engañar hacia afuera, no lo hace, pues esa persona “cree” en su “realidad” (su máscara) como verdad. Supuestamente el hipócrita es el que sabe de su verdad y la falsea hacia lo exterior. El cometido de toda persona es averiguar, en primer lugar, si una persona se está engañando a sí misma o está siendo simplemente una hipócrita. La identidad narrativa, en la mayoría de los casos, se basa en un autoengaño desconocido para esa persona, y por ello posiblemente invisible en lo social. La máxima de “conócete a ti mismo” quería decir “conoce tu naturaleza” e incluso “conoce la naturaleza humana”, en la dirección de no caer en el autoengaño. La crítica que he tratado de verter en el escrito anterior, es que la sociedad humana parte del error de engañarse sobre su propia condición. Hemos legitimado que la conciencia, la capacidad de conocer que se conoce, por medio del lenguaje, es lo que nos hace humanos. Creando la falseada identidad y dualidad de que somos una realidad de cuerpo y mente, cuando nuestra identidad es la totalidad de ser como cognición encarnada. En este caso Sartre hablaba de la mala fe (falsa) como aquella que se niega la libertad. Yo no creo que la existencia preceda a la esencia, me he distanciado de esta idea. Creo más bien que las esencias, las primitivas, son las que nos dan “forma”, como a la luz de este escrito sale a relucir. El humano no “inventa” nada, sigue las pautas propias de toda vida, de la evolución. Si acaso, a través de dar prioridad a su pretendida libertad y conciencia, cae en algo “nuevo” en la evolución como así lo es el autoengaño, que como tal no es un engaño para el otro, sino algo más a nivel ontológico y por ello trascendental. No voy a caer en inocuas u vacuas teorías sobre que es la autenticidad, y que una postura sea “mejor” que otra, al modo que lo han hecho muchos existencialistas como Sartre o Heidegger (parafraseando a Wittgenstein: “el valor está fuera del mundo”, o fuera del valor de lo que cree que es el valor para una sociedad o cultura en concreto; el valor está escrito en nuestro ADN como especie). En realidad es más feliz la persona que se autoengaña, y siendo así, ¿qué legitimidad existe para sacarle de su sopor? La finalidad de la vida es la homeostasis, el equilibrio, y la felicidad, como estado, es en lo humano ese equilibrio. Saber no está pareado a ser más feliz, más bien al contrario (maldición del conocimiento). Quizás la naturaleza del hombre sea la de tal autoengaño, lo cual se contradice con descubrir tal autoengaño. Sólo otra mierda de paradoja más, de otras tantas paradojas filosóficas, que lo son por ser irresolubles.

Estas son mis “verdades”, posiblemente mañana sean otras. Amén.

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