Devaneos XXIV – Nihilismo y Sentido
❝En cada cosa sabida se oculta aún algo digno de pensarse.❞ Heidegger
❝¿Por qué ser feliz cuando podrías ser normal?❞ Jeanette Winterson
Este va a ser un escrito de devaneos, no trata de llegar a ningún lugar, y tocaré muchos temas.
La cuestión sobre la pedofilia, ¿es un tema filosófico? Sí, porque determina qué es la existencia y la carencia o no del sentido de la vida. La cantinela de Hegel era “todo lo real es racional y todo lo racional es real”, ¿cabe pensar en la pedofilia como algo racional?, ¡Claro!, el propio Hegel se excusaba diciendo que excepto en algunos casos y errores. Ese saco debe de ser enorme, porque se puede echar ahí de todo. Reflexionando sobre la frase de Hegel, me pregunté que en qué términos usaba “racional”, si como razón (lógico) o como motivo (sentido), pues el pedófilo tiene “motivos”, pero se salen de toda lógica.
Esto lleva en Hegel, como en tantas otras filosofías que piensan en Dios, en si Este se puede Equivocar o todo tiene una lógica y por ello un motivo. Tanto Hegel como Leibniz, y tantos otros, creyeron que de alguna forma este es “el mejor de los mundos”, en tanto que aquel espacio donde determinismo y libertad han de tener cabida a la vez, no sin ningún roce o poder evitar la contradicción, la ambigüedad o el error.
A todo esto…, la razón es un acierto o uno de esos errores que echar a ese enorme saco de la realidad. Dejo este tema aparcado de momento.
El mundo, o más bien la vida, es voluntad, decía Schopenhauer, pero ciega y por ello estúpida. Nietzsche le replicó que la voluntad lo era de poder. En otro escrito ya he dicho que tanto en un caso como en otro cabría mejor hablar de ímpetu. De esa capacidad de la vida para “abrirse camino”, de accionar sobre el mundo, luchando contra la segunda ley de la termodinámica, contra el desorden y el caos. Konrad Lorenz y Nikolaas Tinbergen (antropólogos) hablaban de la voluntad de actuar —de nuevo intercambiable por ímpetu— que es propio de la vida. Todo animal o planta vive intensamente hasta el último momento de su vida. Lucha por mantenerse con vida accionando en el medio. Es cierto, pero entonces, ¿qué explica la depresión humana? Lo que quiero hacer ver es que si la vida mantiene ese ímpetu, qué es en ese caso la depresión, cuando su esencia es la de no accionar en la vida, la de permanecer inactivo y emocionalmente muerto. ¿Es otro de esos casos Hegelianos que hay que echar en el gran saco de los errores? La depresión no es exclusiva de los humanos, se da por dos factores: 1. en los animales inteligentes, y 2. cuando están fuera de su entorno natural y en un medio opresivo o enjaulados. ¿La depresión se explica por la pulsión de muerte freudiana? De ser así tendría un sentido, una razón de ser, aunque vaya contra la vida, pues esta a la vez implica la muerte, como “acto” programado, por una o varias “razones”, en donde en el caso de la depresión parece ser debido a una percepción de tal individuo sobre su medio, al captar a este como no natural o inapropiado para la vida.
Salto de tema. Si se analiza el catolicismo sobre otras religiones, sobresale por el largo tiempo que ha durado como religión única en un continente y cultura: la Europa occidental. Pero se debió a que, a modo de un buen sistema inmunológico, era muy sensible a toda posible idea o filosofía que se saliese de sus cánones y concepciones. En lo tocante a los filósofos, muchos de ellos eran “controlados” o vigilados, ante su aparente salida de las ideas católicas. En concreto, muchos filósofos fueron atacados por caer —o aparentemente hacerlo— en el panteísmo. Ese parece ser otro gran saco en el que terminar, ¿por qué? Pienso que la mayoría de los filósofos veían un orden en la naturaleza que no venía de fuera, de un Dios, sino que tal orden estaba implícito en la propia naturaleza o realidad. Bajo ese aspecto veían o captaban sistemas, los tratados hoy bajo las teorías de sistemas, sin que el saber y la ciencia de sus momentos pudieran llegar a las teorías actuales. En ese caso, para Hegel ese orden interno era Dios, y esos errores eran tanteos en sus pensamientos para llegar a un orden o saber último y absoluto, pero claramente si restamos de la operación a Dios y en su lugar ponemos al sistema adaptativo que es la evolución, se siguen las mismas reglas: un devenir de errores hacia posibles y últimos aciertos. Con la salvedad, que —contra Hegel— nunca se llega a un final, puesto que la evolución sólo es devenir. Siendo así, es posible que en un futuro lejano la vida continúe, pero allí ya no esté el humano, puede que ni siquiera ningún animal con la misma “inteligencia” a la que ha llegado el humano. Esta idea insulta a la mayoría de las personas, pues creen que el humano es el culmen de la evolución, donde bajo ese pensamiento —y aun siendo en ateos— siguen concibiendo una razón primera y última para la vida, con lo que de nuevo meten ahí algún tipo de dios.
Otro salto de tema, los voy abriendo para ampliar puntos de vista sobre lo mismo y con un fin que aún no se ve, pero se va dejando intuir. Al programa de radio, que tiene un canal en YouTube, “La Vida Moderna”, se les ocurrió un día crear un país imaginario que sintetizasen sus ideas, lo llamaron Moderdonia (de moderno). A poco las personas siguieron su filosofía, creando una bandera, un lenguaje propio y un himno. Un dato curioso es que al poco las tiendas chinas vendían sus banderas (la gente las colgaba en sus ventanas y balcones). La diferencia de la cultura europeo-latina con respecto a la protestante, es que si tal situación se hubiera dado en la segunda cultura, los locutores se habrían hecho con el control de la venta y el posible merchandising, tanto de su programa como de Moderdonia. Esto a la vez viene dado a que son de izquierda. El caso es que como con el tiempo estaban perdiendo el control de tal concepto, después de dos años (creo) decidieron disolver Moderdonia. Lo que me interesa hacer ver es que tal acto de disolución, e incluso la propia Moderdonia, estaba dentro de un concepto que ellos llaman “sudapollismo” (no sé si es un término español o no, por si acaso: al estar sentado todo el rato suelen sudar los testículos, o sea, es sinónimo de no hacer nada), del que no tengo claro si su “ideólogo” es Quequé. Un día de esos lo definió como fuera de todo posible vínculo con cualquier filosofía…, pero nada está fuera de ella. Así dijo que no era una postura cínica, en tanto que el que hace uso de un cinismo aún cree en algo que defiende bajo sus respuestas fuera de tono y contra el sistema. Pero, ¿”el sudapollismo” no es en definitiva nihilismo?, es más, ¿no define el sudapollismo a las nuevas generaciones?, ¿o sólo define a la juventud? El final del himno de Moderdonia decía “hemos venido a emborracharnos, lo demás nos da igual”, que muy bien define el hedonismo y la tendencia a lo dionisíaco de la juventud. La cuestión por la que traigo a colación este tema es… ¿no será que el “sudapollismo” define nuestro actual estado mental hacia la sociedad y el mundo?

El problema de la caída hacia la inmoralidad es tan antigua como la humanidad, el que a tal cuestión se le viniese a llamar nihilismo apenas tiene dos siglos de existencia. La aparente paradoja está clara, en la antigüedad se creía que la persona inmoral atacaba a Dios y a su religión o moral en la tierra, pero en un proceso histórico donde las sociedades han ido hacia la laicidad, el nihilismo es un ataque, ahora, al Estado y al pacto o contrato social que ha de cumplir cada humano. La pregunta es, si siempre ha existido ese miedo y amenaza, ¿por qué ahora tendría que ser verdad? O sea, la cosa se parece al cuento de “Pedro, el pastorcito mentiroso”, que a base de anunciar al lobo, cuando este no estaba realmente atacando, al final cuando vino el lobo ya nadie le quiso escuchar. Una segunda teoría sería que siempre se ha ido hacia la inmoralidad o el nihilismo, pero el proceso es tan lento y largo que se cumple aquello de cocer un cangrejo echándole dentro de una cazuela de agua fría, subiendo lenta y gradualmente la temperatura. Se sigue un segundo proceso a esto. Según la teoría de los sistemas, todo cambio gradual llega a un punto de rotura o de cambio de estado, como ese es el caso del agua para llegar a ser vapor. Son los llamados puntos críticos. De nuevo el dilema: ¿estamos cerca de un cambio crítico o sólo se está subiendo un poco más la temperatura hacia el nihilismo, la inmoralidad y el desorden?
(Continuará… El escrito tiene miga y no quiero desgastarme y elevar demasiado la temperatura al cerebro, pues me costaría dormir. Descargar libro sobre un estudio del nihilismo.)
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