Un Elefante en la Habitación


Todos somos racionales cuando brilla el sol, la cosa cambia cuando oscurece.❞ The pale Horse
Soy un profesor, soy padre, un hombre de fe. ¿Por qué no pueden ver eso cuando me miran?❞ ❝Ahora no tengo nada, ni documentación, ni derechos, pero tengo a mi familia, estamos juntos. Por eso sé que tengo un futuro.❞ Stateless
¿Qué es el yo?, el yo es una relación que se relaciona consigo misma.❞ Kierkegard
Según Jung, cualquier intento de convertirse en la persona de uno mismo será contraproducente, ya que evita el crecimiento de otros componentes del yo, lo que inhibe el crecimiento personal general.❞ Maya Honda-Granirer



Voy a tratar de a(cercar)me a los problemas que implican el crear una teoría generalista a la hora de abordar y comprender qué es el lenguaje y la comunicación.

Imaginar invitar a alguien a vuestra casa, y pasados unos días te levantas y ves que está limpiando y ordenando algo que no era una labor diaria, como pueda ser recoger la cocina. ¿Qué implica esto?, pensarías que te está llamando desordenado (por no decir guarro), en donde a la vez tal proceder conlleva cierto paternalismo, y que además, si se analiza más en profundidad, tal persona cree se más válida en su forma de ser y proceder en la vida, que con respecto a ti.

Lo que sale a relucir en primer lugar es que toda interacción humana implica información en tanto que hay un emisor y un receptor, y por otro lado dos visiones de una emisión y de una recepción, y por ello dos entes. Esto lleva a su vez el problema que al ser un animal social conlleva un doble mensaje, pues por un lado tiene que tratar de romper la barrera de la existencia de dos entes, pero a la vez cada individuo es una apuesta única dentro de su especie, que trata de validar que la que tiene que reproducirse y tener más éxito es la suya propia. En esa medida este doble mensaje es el elefante en una habitación (como ficción cortés), dentro de lo social humano, que todos nos negamos a ver, pero que sabemos que está ahí. Una primera conclusión es que las zonas subcorticales, que tienen más las reglas evolutivas —como lo son la supervivencia y la reproducción— son las que “hablan” o se manifiestan en ese tipo de acciones, mientras que lo cortical y sobre todo el prefrontal, son las que tratan de hacer que no se manifiesten, mientras a la vez tratan de no ver el elefante en la habitación.

La serie “stateless” (apátridas) muestra toda esta problemática. Se trata del problema actual de los emigrantes que huyen de sus países y son recogidos en centros para el análisis de sus casos. El elefante en la habitación se da en muchos aspectos. Primero en el más evidente: que la cultura occidental se crea superior al resto e “invalide” implícitamente el resto de culturas. El propio concepto de “país en vías de desarrollo” implica “aún te queda un camino para ser tan buenos como nosotros”. El segundo aspecto de la serie es que tales centros están pensados para tener respeto por todas las culturas, pero imaginar estar tratando de hacer cambios en los códigos cerebrales de forma constante, en donde en unos casos mirar directamente a los ojos es “incorrecto” y en otros casos lo esperable… ¡el cerebro no es tan rápido para conmutar de unos estados o reglas a otras!, se fatiga. Esto es porque lo implícito son las reglas que siguen las zonas subcorticales, las de la propia cultura, mientras que cada conmutación de estado lo trata de hacer el prefrontal, que es lento, secuencial y al gastar más energía se fatiga antes. En la serie sale otra regla, la de poder y obedecer. Si el poder pierde su control en algún momento, queda en entredicho, luego tiene en muchos casos que hacer un uso abusivo de su poder para mantener el orden. En ese caso las reglas de no ver el elefante en la habitación se caen y nos volvemos más elementales y dentro de los lenguajes evolutivos.

Lo que trato de mostrar es que cuando una ciencia aborda un tema, se aísla del resto de temas, con lo cual pierde la perspectiva de conjunto (problema de ver el árbol o el bosque). Lo que he mostrado arriba son problemas de la interacción humana, en el caso de que tu invitado se ponga limpiar sin tu consentimiento no hay palabras pero sí comunicación, o flujo de información. Bajo ese aspecto el habla es un acto entre otros y por ello se puede tratar como los actos del habla, que a la vez implican juegos del lenguaje. La imposibilidad de abarcar todo hace que la ciencia se divida en el análisis de los distintos problemas, pero perdiendo, en muchos casos, propiedades de la interacción de los distintos sistemas. Así tenemos que el psicoanálisis se centra en esos lenguajes velados de las palabras y las acciones llevadas por el inconsciente, cognición implícita o zonas subcorticales, que no es tratada en muchos casos en los estudios sobre las problemáticas del lenguaje.

En otro caso el lenguaje toma dos caminos, cómo ha de operar para que “funcione” dentro de la ciencia, y por ellos se estudia su estructura, y por otro lado se estudia el cómo opera en el día a día, que se estudia en la pragmática. Una ciencia y otra interactúan, y se miran de reojo para ver cuándo la otra mete la pata, pero son dos “regiones” distintas del saber, que en muchos casos tienen poco que ver.

En otro aspecto sale al paso el concepto de intención, de qué es un ente en la mente y demás problemática. El psicoanálisis ha hecho su propio mapa, con el superyó, el ello y el yo (con revisiones y actualizaciones de los conceptos en el lenguaje en años posteriores), mientras que la psicología lo aborda desde otros aspectos, y ambos son muy distintos de los análisis que pueda hacer la sociología. Así y a primeras, eso que tú crees que es la unidad de tus ser, será analizada bajo tres formas muy distintas y como tres tipos de entes, en muchos casos diametralmente contrarios, para estas tres ciencias. Pero tú sabes, o crees tener la percepción, de unidad. ¿Quién tiene razón? Para complicar más las cosas la filosofía guarda una docena o más de formas de analizar tu “unidad”, y cada religión del mundo tiene su propia teoría. ¡No da vértigo! No hay un Einstein que unifique ese todo en una teoría elegante y comprobable en una ecuación sencilla. Cualquier científico que aporte una nueva teoría o visión, sólo hará que sumarse al caos de las múltiples visiones de qué es el ser humano, de cómo es su lenguaje y cómo se comunica.

~ Una versión muy completa de la distintas teorías sobre la condición humana ~

Una visión más “realista” sería analizar la totalidad de manera holista, sin perder de vista el árbol, lo individual. En mis escritos trato de llevar a cabo tal cometido, pues siempre tengo presente la teoría de los sistemas, y entro en temas muy concretos del cerebro y la individualidad. ¿He conseguido crear un mapa más “realista” del terreno? No lo creo, porque como predice la teoría de las formas, no se puede ver a la vez la figura y la forma, el árbol y el bosque. Cuando hablo desde los sistemas complejos se deja de ver, por ejemplo, a eso que se puede llamar intención, y si me centro en esta me salgo de la visión general de los sistemas. A grandes rasgos la cognición implícita “ve” o siente la totalidad, y el prefrontal se fija en los detalles, y los dos tienen dos lenguajes distintos “incomunicables” o que operan a modo de interruptor, pues están o en una posición o en otra. (Estoy comiendo macarrones y el sabor de fondo es dulce, toda comida se puede llegar a captar como dulce, porque está “construida” con el carbono y los carbohidratos, y el cuerpo lo transforma en glucosa o azúcares, como base energética. ¿El picante y lo agrio lo añadió el humano a su alimentación para ir contra de esta regla tan sencilla del sistema al que pertenece?, querer salir de un sistema, es creerse estar por encima de él, es tratar de ser un dios, luego quien prefiera las comidas picantes quiere ser dios, ¡”cómete” esto Aristóteles!, jajaja, fuera de bromas, tiene sentido, pues todo acto es interacción de dos sistemas, es siempre un “traspaso” de información que siempre va a implicar un propósito implícito y que casi nunca es lo que se “ve” a primera vista.)

Bueno, después de esta visión general volvemos al tema de cómo codifica y descodifica el cerebro la información, se cae así que de nuevo perdemos de vista la visión de conjunto. Quizás un análisis más certero sea pensar que somos un ente subcortical, y que en su propio ser no existe ninguna dimensión, y por ello no tiene una necesidad de un lenguaje. Me refiero a que ese “ser” son las reglas más básicas del ADN. El resto es lo otro, lo que ofrece una “resistencia” a esas reglas, y que por la existencia del afuera “necesita” crearse un mapa del mundo, una representación mental de todas las cosas. Como además a ese núcleo se le añade una segunda capa, que es la de ser una animal social, ahí nace la capacidad para acordar mi mapa mental con el de otras personas. Aquí nace un doble lenguaje o mensaje. En muchas películas de supervivencia sobresalen dos tipos de apuestas: 1. buscaré sobrevivir yo solo, y 2. buscaré colaborar con los otros. La última entrega de Mad Max se nos muestra primero bajo el primer punto, yendo al segundo a lo largo de la película. El problema de esta doble dirección es que la segunda puede ser más óptima si yo caigo en un peligro del que por mí mismo no puedo salir, o si es el caso que otra de las personas sea más hábil o tenga un conocimiento que yo no tengo. La segunda apuesta es la que ha validado la evolución, puesto que los individualistas tienen una mayor probabilidad de morir y lo colaborativo parece ser lo más óptimo. Con todo la evolución no ha invalidado la postura individual, lo que quiere decir que también ha sido óptima en muchos casos. Como vemos en estás dos reglas el bien y el mal están fuera de lugar, pues la evolución sólo sabe de números.

Dando un salto evolutivo nos encontramos que entra en juego la territorialidad. Una vez que soy parte de un grupo he encontrado un buen lugar de caza, y he de defenderlo de otros grupos. De nuevo sale una unidad y una otredad. Aún hoy en día seguimos dentro de este dilema que la evolución ya no pudo resolver, pues cae en el ámbito de otro tipo de evolución y sistema: la evolución social. ¿No sale a colación que a poco que uno indague tiene que cambiar de a qué árbol mirar? De las teorías genéticas y evolutivas hemos caído en la sociología y la política. Cuando en teoría una ciencia que estudia un aspecto de lenguaje se tiene que aislar del resto del saber. La teoría de la relevancia lleva implícito que yo voy a dar más relevancia a lo español u occidental que a otras concepciones o cosmovisiones de la vida, pero no trata de ser política o sociológica. Trata los temas de manera abstracta para obviar los problemas de integrar teorías de otros ámbitos y ciencias, y al hacerlo deja de ser objetiva, pues ignora el lenguaje que se crea en las situaciones de los apátridas sitiados en campos de acogida (por no llamarlos de concentración), como así lo muestra la serie “stateless”. Es más, ni siquiera analiza el lenguaje en tanto que implica un ente y la otredad, y un ente en el conflicto de cómo operar equilibradamente en su doble tendencia de ser, cuando es la base del cerebro, en sus dos vertientes o maneras de accionar en el mundo. Traigo un párrafo de otro escrito sobre este tema aquí, para determinar las posibles posiciones que puede tomar un individuo dentro de los grupos:

Toda forma de reglamentar la vida va a crear dos posiciones opuestas: 1. los que opinan que hay que respetarla sin fisuras, 2. aquellos que las doblegan, se las saltan o no les dan fe. ¿En qué medida los primeros lo hacen porque coincide con su manera de entender la vida?, como que lo que fundamenta y establece tal regla es una verdad. En ese caso en los segundos tal regla no coincide con su manera de ver la vida. Ahora la situación cambia y tenemos cuatro tipos de humanos: 1. los “ortodoxos”, para los cuales una regla es verdad y por ello la respetan; 2. los que no creyendo en esa regla la respetan por tratar de obrar armónicamente en sociedad; 3. los que ni creen, ni respetan tal regla, pero tratan de parecer que son del primer o segundo grupo; 4. los que ni creen, ni respetan tal regla y muestran abiertamente tal postura. Todo humano es susceptible de portar uno de los cuatro lados, dependiendo de la regla de la que hablemos. Quizás hay un quinto y sexto tipo de humano, en donde 5. uno de ellos sigue toda regla de la mayoría por sistema y 6. el que se opone a toda regla por sistema, el primero de estos es tomado como dogmático, el segundo como un rebelde (personalidad desafiante).

Hay un aparente contradicción en unos de mis escritos de atrás cuando afirmo que somos muchos entes a la vez, pero defendiendo que somos principalmente nuestra cognición implícita, que se expresa en eso que llamamos carácter. La solución es “sencilla”: somos ese núcleo revestido de los distintos entes que se manifiestan. Fijarse lo cerca de revestir y máscara. Una conclusión a la que he llegado hace unos días es si nuestra personalidad, y por ello a lo que llamamos yo, es tan solo un mecanismo de defensa entre otros. Mostramos una o varias identidades a unos u otros en la medida que cada una de esas capas son formas de acorazar nuestro núcleo a cada grupo. Estar de acuerdo en un grupo, en muchos casos, es no querer poner en juego nuestras propias creencias o forma de sentir en tal proceder o situación frente a los otros, que o bien son más fuertes o son mayoría. Estoy hablando de la conformidad, que es la que muestra el actor Jai Courtney, en el personaje Cam Sandford, en la serie Stateless. No quiero perderme en detalles… Lo que trato de mostrar es que a eso que llamamos personalidad (persona en Jung) o yo, es un constructo que tiene la “función” de operar en la sociedad, y en tanto que este tiene el propósito remoto de proteger el núcleo de lo que somos, y que por lo tanto no deja de ser un mecanismo de defensa entre otros. Sin coraza se cae en el problema que muestra el personaje de la actriz Yvonne Strahovski en la serie: se es excesivamente frágil, uno se convierte en una hoja de papel de fumar quemada, el más mínimo “soplo” romperá su integridad. Merece hacer mención que Sofie Werner, la protagonista de la serie, en ningún momento de su vida ha sabido como “enfundarse” una máscara que le encajara en su sensible piel. Designada a no haber fortalecido nunca un apego, reprendida y puesta en duda incluso por su propia familia, nunca ha sabido responderse quién la miraba cuando estaba delante de un espejo, pues carece de la autoestima y coraje necesarios para tal odisea. Quien nace bajo el signo de este mal, nunca tendrá una identidad, y mientras que el resto de sus compañeros de reparto carecen de patria, ella es sin duda el caso más trágico, pues es extranjera incluso de sí misma.

No me he perdido, sé que busco una teoría del lenguaje.

La cuestión es que la gran mayoría de las personas creen o sienten que tal “capa” es lo que es su ser. Son a los que yo he denominado dentro del concepto de “identidad narrativa“, que siempre están precedidos de la fábula “yo me hecho a mí mismo”. Lo trasversal es pensar que uno llega a creer que es esa capa porque está dentro del grupo más fuerte o que es mayoría. O sea, ese tipo de identidad y mentalidad de comprender qué es un ser humano, lo defenderá y creerá que así es realmente un estadounidense, frente, pongamos por caso, un nigeriano, que hablará desde el núcleo, pues su vida opera desde el simple fin de sobrevivir, comer, cada día. Por ello es un “juego de lenguaje” que van a defender más unas personas que otras, cuando las aguas que fluyen bajo tal puente es el poder y la otredad, (hoy se da una superioridad moral —poder— de los que trabajan con respecto a los parados y que reciben ayudas —ahora alteridad—, siendo incluso de la misma clase social ¡que venga Marx y vea esto!, se le revolverían las tripas).A lo que quiero llegar es que si yo creo estar hablando desde el núcleo, voy a utilizar un juego de lenguaje, que con respecto a otra persona que esté en otra situación externa (ajena) a la mía, en donde para el caso es como que traten de ponerse de acuerdo un ateo y un deísta: en realidad nunca existirá dicho diálogo, porque desde cada lado sólo hay output, emisión, pero no un “verdadero” input, o comportándose como un “verdadero” receptor. La base que trato de establecer es que el lenguaje siempre esta mediado por el poder y la otredad, y da igual que la razón y las convenciones de etiqueta traten de decir que es posible salirse de ese lenguaje: nunca se abandona, como mucho se ignora, como predice la teoría del elefante en la habitación, y que por ello es la base de la comunicación. Tal regla no es que no opere a lo largo del día, es que la obviamos, o no se dan situaciones límites en las que entre en juego.

Bajo este punto de vista tan pesimista caben dos posturas, la Nietzscheana sería que se mantuviese el conflicto hasta que una de las fuerzas ganara, pero la humana es tratar de vivir nuestras vidas acercándonos a aquellas personas que sean más iguales a nuestro núcleo, tratando de mantenernos apartados de aquellos que nos sean “lejanos”. Por lo demás, clarificar quién o no forma parte de tu núcleo no es tan evidente. ¿De una feminista depresiva no está más cerca de ella un machista depresivo que una feminista muy alegre y resuelta? Averiguar tales cosas es uno de los “encantos” de la vida.

Con esto llegamos al punto dos de una teoría de la comunicación (punto uno: todo es potencialmente otredad). Hemos de establecer quienes son de mi identidad y quienes no. A estas alturas no parece una teoría de la comunicación, pero nunca hemos salido de ella. El lenguaje que se da en la naturaleza implica el esconderse, como así es el camuflaje; el mostrarse, como así lo hacen los machos con sus cantos, cuernos, o plumaje; y el engaño, este último o bien para parecer más débil de lo que se es o para parecer más fuerte o peligroso. Todas estas estrategias las ponemos en juegos todos los días, según el caso y las situaciones. Nos mostramos en nuestro aparecer, para hacer desaparecer nuestro ente, nuestro núcleo. El maquillarse, el ir a la moda y/o despampanante, el no hablar mucho cuando entramos en un grupo nuevo, etc., son actos “comunicativos” que tratan de mostrar u ocultar, con engaños o no, nuestro núcleo.

No quiero extenderme más. Creo que queda claro mi mensaje. El presente escrito ha tratado de mostrar que para acercarse al tema de lenguaje hay que abordar muchas cosas previamente y dejarlas por sentado, cosa que no se suele hacer, como así sucede con la teoría de la relevancia. Crear teorías de reglas abstractas de lo humano es como tratar sobre la angelología cuando se estudia genética. La pragmática “estudia el lenguaje en su relación con los hablantes, así como los enunciados que estos profieren y las diversas circunstancias que concurren en la comunicación” (RAE), pero obviando temas como el poder y la otredad, cuando si se “desnuda” al lenguaje de tal capacidad en muchos casos deja de tener sentido. O sea, que el lenguaje que emerge en la serie “stateless” no puede ser entendido fuera del contexto de poder/otredad, que es lo constituyente de tal situación. Hay en pocos casos —o sólo entre iguales y siempre entra en juego si se está o no se está en tal situación— que la dualidad poder otredad quede al margen, excepto por la regla de dejar de ver el elefante en la habitación, o dentro del “amor” que se da entre la madre y su hijo de pocos años, pues son unidad, o la igualdad que ha de conllevar la amistad (y quien sea romántico, y esté enamorado, y así lo sienta: dentro del amor de pareja).

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