Devaneos XVIII – La Esencia de la Memoria y el Olvido

 A veces lo perfecto es enemigo de lo bueno.❞ Utopia



Falla a menudo, falla rápido.❞ Don Norman
Nos generan la ilusión de que tenemos
el control, mientras hacemos los que nos mandan.
❞ Aldous Huxley


Tres días “locos” perdido entre multitud de documentos (traduciendo, leyendo, investigando en Internet…) y sin saber cómo enfocar todo lo que “pululaba” en mi mente, ha dado como resultado el presente escrito, pues al final el cerebro fue capaz de crear algo de orden entre tanto caos. Han quedado cosas en el tintero: síntesis creativa, deslices de acción, distracción…, ¡imposible “mantener más bolas en el aire”! Ayer estaba tan activado/mentalmente-cansado-frustrado que escaneé el libro de Philip Slater, “Paseo por la tierra”, para terminar de agotarme, (falta rematar fallos de OCR, como que ponga un ¡ por una l y cosas así, ya lo compartiré).

¡Por cierto!, fijaros en la imagen de la cabecera. ¿Que están viendo la pareja en la televisión? La respuesta y la explicación, abajo del todo.


I
Leyendo a Philip Slater (Paseo por la tierra) este nos dice que si se ponen (o cultivan…, no recuerdo, no es relevante) células humanas en una placa de Petri, estas mantienen la distancia entre ellas, sin embargo, si se ponen células cancerosas, tienden a agruparse y apilarse. En un escrito atrás decía que lo que es el humano actual es por el nacimiento de las ciudades, no realmente por el “descubrimiento” de la agricultura y la ganadería. ¿No veis la relación? El humano como mucho está “programado” para estar con los suyos, pero al romper con esa estructura, fundamentada en el concepto de la familia extendida, tendió a las agrupaciones más abstractas, basadas en creencias, ideologías…, basada en “etiquetas” a partir de palabras. La “palabra”, así, es el mutágeno que hizo que el humano dejase de ser una célula sana, para ser una cancerosa. Hoy, después de más de diez mil años, sigue diversificándose y expandiéndose tal “cáncer”… las ciudades cada vez son más grandes, cada vez abandonan más humanos el campo para unirse a las ciudades.

II
En el escrito anterior decía que porqué el cerebro sabe qué es un sueño, como para no grabarlo como vivencia personal. Aducía que si la demencia senil, y otros trastornos neurológicos graves, no se deberán a que el cerebro de repente tiene “dañado” el conmutador que dicta qué es sueño y qué no lo es, de tal forma que borra o no consolida las vivencias personales como propias, y por ello creando memoria episódica. He encontrado un candidato: el núcleo basal de Meyner, que además es parte del cerebro basal anterior, que es el que activa la acetilcolina para los estados de vigilia y los sueño REM (los más vívidos), y que además activa el dormir. El núcleo basal de Meyner tiene dos vías, una que le viene de la vista y otra que “recoge” imágenes internas.

Se ha planteado la hipótesis de que las neuronas colinérgicas del núcleo basal modulan la proporción de la realidad y los componentes de realidad virtual de la percepción visual. La evidencia experimental ha demostrado que la percepción visual normal tiene dos componentes. El primero (A) es un componente ascendente en el que la entrada a la corteza visual superior (donde tiene lugar la percepción consciente) proviene de la retina a través del cuerpo geniculado lateral y V1. Esto lleva información sobre lo que realmente está afuera. El segundo (B) es un componente de arriba hacia abajo en el que la entrada a la corteza visual superior proviene de otras áreas de la corteza. Esto lleva información sobre lo que el cerebro computa que sea lo probable que está afuera. En la visión normal, lo que se ve en el centro de atención lo lleva A, y el material en la periferia de la atención lo lleva principalmente B.”

Me imagino que por esta función se dan esos casos (en películas) donde un policía ve venir a un sospechoso, y que se centre qué tiene algo en la mano, donde esta información llega al núcleo basal de Meyner, desde fuera, pero como el cerebro parte de su mapa interno, contextualiza  y “analiza” que lo que tiene pueda ser un arma, e incorpora tal información a la realidad externa. Es de suponer que tal centro esté verificando una y otra vez, hasta tener una información detallada de la realidad. En el caso de los policías, estando en juego sus propias vidas, el cerebro activa la alarma y pueden actuar precipitadamente. La cuestión es que si tal centro tiene esta doble vía de real o no real, ¿será a la vez el que entra en juego en los sueños como para que tal virtualidad la tomemos como real?, descartándolos como no reales al despertarnos, por medio de volver a “conmutar” el sueño como irreal. Con todo no hay una relación directa como para que tal mecanismo, u otro subyacente, borre las vivencias propias como irreales, como si fueran sueños, pero vuelve más posible mi hipótesis. Otra posibilidad más simple es que actué en el día a día, no durante el sueño (o a la vez), pero no “marcando” como real lo vivido. Quien haya convivido con personas con demencia o Alzheimer saben a qué me refiero. Asegurar que ha pasado una bicicleta por delante de la ventana de un tercer piso, caso real de una anciana, no tiene otra explicación. Tampoco hay forma de decirle que está equivocada. Esto nos dice la Wikipedia:

Las neuronas del núcleo basal son particularmente vulnerables en enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la edad , como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y muchas otras. Se cree que la disminución resultante de acetilcolina en el cerebro contribuye a la disminución de la función mental de los pacientes afectados.”

El caso es que en tal artículo de la Wikipedia no mencionan a la esquizofrenia (pues igualmente ven o interpretan el mundo de manera muy irreal), lo que me llevó a dudar, pero en una búsqueda académica rápidamente salen varios estudios donde los relacionan. Es de suponer que si algo irreal, el cerebro lo vivencia y lo recuerda como real, es por ello posible que se dé el caso contrario: que el cerebro, lo real, no lo grabe como memoria porque “crea” que no lo es.

III
A
yer me desperté con la idea de que lo que falla con la edad y la memoria (y por ello el espacio global de trabajo), es sobre la multitarea. Nada nuevo, es muy sabido tanto a nivel social y mundano como en la ciencia. Lo que otra vez me lleva a la “paradoja del efecto pasar por la puerta“, pues implica a la multitarea. Voy a llamar así al hecho que unas veces sí tengamos la sensación de que se nos olvida algo, frente a otros casos en los que no. ¿Existe algún concepto que esté relacionado con tal problema?, sí. Se llama “periodo psicológico refractario“, que “se refiere al período de tiempo durante el cual la respuesta a un segundo estímulo se ralentiza significativamente porque todavía se está procesando un primer estímulo; este retraso en el tiempo de respuesta, cuando se requiere dividir la atención, puede exhibir un efecto negativo, que es evidente en muchos campos de estudio”. El caso es que se da una aparente atención dividida. Volvamos atrás, que aunque en mi mente está claro, pareciera que estoy mezclando conceptos y argumentos. Volvamos a la idea que el cerebro trabaja con tramas, con escenas de una película, como quien dice. Si estoy en una habitación (principio) y voy a buscar algo en otra habitación (final), donde la trama, o medio de la escena, es el camino de una a otra, aparentemente es una misma trama. Si me concentro en el fin, o por ejemplo me voy diciendo: “beber agua, beber agua”, no se da el efecto “pasar por la puerta”. Lo que ocurre es que al ir de la habitación A hasta la B, el cerebro pasa a modo automático o semiautomático (distraído o no centrado, es un mecanismo económico cerebral/evolutivo, en la dirección de no gastar energía), y al entrar en la nueva habitación el cerebro recurre a los esquemas de lo que suela hacer en esa habitación. Sin que uno lo quiera la trama se ha dividido en dos, la inicial, y las que se activen como esquemas de lo típico que hagamos en esa habitación. En ese caso la atención, para los efectos, está dividida. Donald Norman y Tim Shallice cuentan el caso de una persona (en EEUU: casa con jardín y coche a la entrada) que al salir a coger el coche, y al ponerse en “piloto automático”, al encontrarse en el jardín empezó a ponerse la ropa para arreglar el jardín. Se le había activado el esquema de “arreglar el jardín”, no teniendo presente que había salido para otra cosa.

Aclarado este punto, la cuestión es que en la vida cotidiana solemos estar haciendo varias cosas a la vez, y se da una competencia para que cada una sea el foco de la atención (de hacer que nos centremos en una de ellas). El “periodo psicológico refractario” asume que lo dejado como secundario (o tercero, o cuarto) se queda latente, y tal mecanismo de los “componentes” en tal estado y volver a tomar el espacio global de trabajo, tiene el problema de que hay un aparente cuello de botella a nivel físico del cerebro. Aunque hay otra segunda teoría llamada enfoque de capacidad que apunta a otra posibilidad:

El PRP también puede explicarse por el enfoque de capacidad. Los recursos mentales limitados deben ser compartidos cuando se hacen dos tareas a la vez. Esto no es extrapolable a que sea como la metáfora del cuello de botella; las tareas pueden realizarse simultáneamente siempre que no se vacíe la reserva común de recursos de la que ambas tareas se extraen. (…) …si dos tareas están en modalidades separadas no deben interferir entre sí. Sin embargo, a pesar de esta separación, hay un máximo de la cantidad de capacidad que se puede dedicar a cada una de ellas juntas. Aunque esta idea goza de cierto éxito, es criticada porque no define específicamente un recurso mental. La definición tiende a ser circular, en el sentido de que los recursos limitados definen por qué un individuo no es capaz de compartir dos tareas, mientras que el hecho de que los individuos no sean capaces de hacer dos tareas a la vez se debe a los recursos mentales limitados.”

Cuando dicen arriba que se da una recursividad, quieren decir que tratan de explicar la causa por el efecto, algo así como “¿por qué muge una vaca?”, porque es una vaca. El que conteste así no nos ha dado más información que la que ya teníamos. No explica nada, es recursivo: es un problema porque hay un problema. A mí me parece más lógico que haya un cuello de botella, que además se va “estrechando” con la edad y que está relacionado con la dopamina (y otros neurotransmisores, pero la dopamina es la protagonista de la “película” que estoy contando). (Los siguientes textos entre comillas los he extraído de “atención en la acción” de Don Norman; cambio el orden de lo que dicen para que sea más consecuente con la “historia” que yo quiero contar). La anfetamina y sus derivados activan la capacidad para percibir la realidad más vívidamente, además de aumentar la concentración y la capacidad para la multitarea. “El aumento de anfetamina da como resultado un aumento en la velocidad con la que se llevan a cabo las secuencias de respuesta y una disminución en el intervalo entre ellas” (…) “los ganglios basales están inervados por una de las principales proyecciones de dopamina y, a su vez, la anfetamina facilita la liberación de dopamina”, pero todo tiene un límite, pues “en niveles más altos (de anfetamina), la competencia por la expresión (realización) a través del sistema motor o ejecutivo comienzan a ocurrir entre diferentes secuencias, con el resultado de que algunas secuencias se abortan y sus elementos terminales se pierden”. Parecen darse dos límites, uno es químico y puede “saltarse” o se ve aumentado con la anfetamina, pero al final debe de darse un límite físico: o por 1. cuántas “líneas” de activación de propagación de grupos de neuronas pueden estar a la vez activas,  2. o bien porque una zona cerebral sea “estrecha” como para cuántas de tales líneas “quepan” por ella…, equivalente a una autovía, y que al ser de cuatro carriles, no puedan ir en paralelo cinco vehículos, en donde en ese caso, aparentemente, el cerebro tenga algún mecanismo de desactivar las menos relevantes. Tal zona, por estar implicados los ganglios basales nombrados arriba, puede ser el bucle cortico-ganglio basal-tálamo-cortical (dos bucles en realidad), donde hay que percatarse que es un bucle, donde esto implica que ha de ciclarse en aquello que esté ocupando el espacio global de trabajo, en donde uno de estos ciclados puede que sea la capacidad para la multitarea. Los ganglios basales se ocupan del movimiento dirigido de los ojos, donde tal mecanismo implica la puesta de atención en puntos concretos de lo visual (fovear), entra en juego en la motivación, en la toma de decisiones y media sobre la memoria de trabajo.

Con qué hay que quedarse de toda esta parrafada, ¿hemos avanzado algo? El “extra” de la anfetamina apunta a que el cerebro tiene unos límites de la dopamina y que esta, junto a otros neurotransmisores como la norepinefrina, descienden con la edad, a la vez la muerte progresiva de neuronas hacen que esa hipotética “autovía”, que yo he usado de analogía, se estreche, dando como resultado las consecuencias que se conocen, sobre el deterioro para la multitarea, de las personas con la edad. Me gustaría hacer ver que la dopamina es lo que pudiéramos entender por motivación, en donde entra en juego el mecanismo de recompensa, y en donde se sabe que la propia “expectativa de la recompensa” (en la cuña, y teniendo en cuenta que la precuña se cree la “sede” de la autoconciencia y “las imágenes mentales relacionadas con el yo“), ya activa una suelta de dopamina. O sea, al encargar una pizza por teléfono, en ese momento ya se han activado las vías dopaminérgicas, aportando un extra para la cognición. Esto conlleva a su vez a dos cosas: 1. tal estructura es la que entendemos por esperanza (esperar lo bueno, es necesario matizar), y 2. la expectativa es la base de la novedad, pues aquello no conocido puede ser algo bueno. Lo que trato de hacer ver es que las personas con la edad tienen una menor capacidad para encontrarse con novedades (y/o que tengan la ingenuidad de que vayan a ser buenas). Sus cerebros ya han “catalogado” el mundo, y cuando se les presenta una aparente novedad, la meten dentro de una categoría ya existente, perdiendo tal “cosa” (acción, objeto, emoción, sensación, persona…) todo posible asomo de novedad. Siendo así, no es que “no se le pueda enseñar trucos nuevos a perro viejo”, que también, sino que para tal perro viejo ya no hay nada nuevo. El caso es que la tercera edad tiene como tónica la desmotivación, de que todo es “viejo”, y por lo demás, la última etapa del camino ya está cerca, con lo que la motivación cae aún más. En ese caso… ¿los límites cerebrales —circuitos, cantidad de los neurotransmisores— hacen al “viejo”, o lo crea la desmotivación? Las dos cosas, aunque está claro que los ancianos alegres (motivados) son los que más viven y lo hacen con una mejor salud mental y física. Yo pienso que de fondo lo que cuenta es creer que uno mismo tiene el control de su vida (reducible a la seguridad en uno mismo y la alta autoestima…, esto se entenderá mejor en el punto V), pues tal capacidad alienta la suelta de dopamina.

IV
E
n este punto sólo pondré un texto de la Wikipedia y que cada cual investigue o llegue a sus propias conclusiones. Habla de la teoría o modelo de actor-crítico… esto es: uno mismo es a la vez el actor de la acción y a la vez su crítico, y tal parece que tal “escenario” es el que se da en el bucle cortico-ganglio basal-tálamo-cortical (CBGTC) expuesto arriba, que forma parte del mecanismo de recompensa, donde uno de sus componentes es el aprendizaje por refuerzo (premio/castigo):

Se han propuesto dos modelos para explicar cómo se seleccionan las acciones en los ganglios basales. El modelo actor-crítico sugiere que las acciones son generadas y evaluadas por un “crítico” en el estriado ventral, mientras que las acciones son realizadas por un “actor” en el estriado dorsal. Otro modelo propone que los ganglios basales actúan como un mecanismo de selección, donde las acciones se generan en la corteza y se seleccionan en función del contexto por los ganglios basales. El bucle CBGTC también está involucrado en el descuento de recompensas, y los disparos aumentan con una recompensa inesperada o mayor de lo esperado. Una revisión apoyó la idea de que la corteza estaba involucrada en acciones de aprendizaje independientemente de su resultado, mientras que los ganglios basales estaban involucrados en la selección de acciones apropiadas basadas en el aprendizaje de prueba y error basado en recompensas asociativas.”

Poner el foco de atención en que “los disparos aumentan con una recompensa inesperada o mayor de lo esperado”, o sea, lo que nos sorprende, la novedad y que sea para bien. Tal sensación es la que expresamos en España con aquello de: “¡estoy más feliz que unas castañuelas!”. Por otro lado, el modelo actor-crítico, daría la “razón” a Freud, sobre la “existencia” del superyó, frente al yo, que hace de analizador de este y de censurador el ego (impulsos básicos e instintivos). Bajo mi punto de vista, el crítico es la interiorización de las normas sociales en el cerebro.

V
L
o que sale a colación en este, y los escritos previos, es que la ciencia no hace otra cosa que crear modelos de cómo funciona una o varias partes del cerebro, creando una función, o explicando todo en conjunto. En realidad todas “fallan”, se da el problema de no poder ver el árbol y el bosque a la vez. Yo podría reducir el cerebro a una máquina de control, pero el cerebro humano al tender a la novedad, escapa de tal reducción, pues toda novedad implica poder perder el control. Esto se entiende mejor como especie. Llegamos a los vehículos a motor, que nos dan control para desplazarnos con rapidez y comodidad, pero han generado, y siguen generando, demasiado descontrol (accidentes de tráfico, por la calle limitarnos a ir por la zona peatonal, el cambio climático…). Como sea, que me desvío. Un caso más de modelo “fallido”, es qué se entiende por consciencia, subconsciente e inconsciente (automático). ¿Hay realmente dos fronteras entre tales estados?, ¿Quién o qué determina dónde están tales fronteras? Así Donald Norman define cuatro formas de aplicar o explicar el concepto de automatismo (es su texto y sólo los presento de otra forma más visual):

  1.  La forma en que se pueden ejecutar determinadas tareas sin ser consciente de su desempeño (como caminar por un tramo corto de terreno llano y seguro).
  2. La forma en que se puede iniciar una acción sin atención o conciencia deliberada (como al comenzar a beber de un vaso durante una conversación).
  3. (El que) se utiliza en casos como la respuesta de orientación, en la que la atención se dirige automáticamente a algo, sin un control deliberado sobre la dirección de la atención.
  4.  Finalmente, dentro de la psicología cognitiva contemporánea, el término automático se define a menudo operativamente para referirse a situaciones en las que se realiza una tarea sin interferir con otras tareas. En esta situación, automático se define principalmente para significar que la tarea se realiza sin la necesidad de recursos de procesamiento limitados

El modelo que yo “defiendo” tiene de base la narración, como forma de autoestructurar todo proceso mental, implícita de forma nativa en el cerebro. La misma memoria, lo que uno cree que es un modelo sencillo, reducido como memoria: guardar información, resulta que es muy complicado y que hay varios tipos de memorias y de cómo recuperarlas (recordar, recuerdo espontáneo, contextual, retener…). ¿Se puede recordar el futuro?, no como tal, pero recordar que pasado mañana tengo una cita, o que uno se va de vacaciones a Francia es proyectar cómo será nuestro futuro. A nivel temporal más corto, si me levanto para ir a la cocina y hacerme un café, es igualmente memoria de algo por venir. Tal memoria se llama prospectiva o proyectiva… ¿es sólo un modelo? Si voy a hacerme un café, activo esquemas de todas las veces que lo he hecho, lo que activa las neuronas implicadas… saber dónde está la leche, la taza, cómo hacerlo. Esto crea el cebado, la preparación de una narrativa o desarrollo de las acciones a llevar a cabo: no puedo echar la leche si primero no he puesto debajo la taza. De la misma forma si imagino estar, en el futuro, en una playa de Francia, el cerebro reconstruye tal realidad con las experiencias previas de otras playas. ¿No se parece todo esto al papel que hace el núcleo basal de Meyner descrito arriba? Aquí de nuevo sale el mismo esquema que en el segundo punto: lo imaginado como posible futuro el cerebro no lo “graba” como recuerdo. De hecho recordar e imaginar son dos vías neurológicas distintas. La memoria proyectiva se basa en la memoria del pasado que en este caso es llamada memoria retrospectiva. Esto dice la Wikipedia: “el lóbulo temporal medial mostró niveles de activación asociados con recuerdos prospectivos. Este hallazgo respalda la creencia de que pensar en el futuro se basa en cierta medida en pensar en el pasado, lo que muestra una estrecha relación entre la memoria retrospectiva y la memoria prospectiva. (…) También hay evidencia de que el lóbulo temporal medial codifica automáticamente los recuerdos.” Por lo antedicho cobra más sentido mi modelo narrativo: toda acción implica a la memoria retrospectiva y la prospectiva, si además añadimos la teoría del crítico-actor, ya hemos montado todo el escenario cerebral para que tenga sentido. Un inciso, antes de que se me olvide: ¿los ancianos no pierden la capacidad de crear memoria prospectiva, al habérseles reducido las opciones que tienen en la vida? Vuelvo. Con todo todavía puedo buscar más apoyos en la ciencia.

Una de las propuestas del porqué no tenemos recuerdos de los primeros años de vida, es porque no se ha formado un yo (identidad), al que le sucedan tales cosas (creo que tal teoría es de Endel Tulving, pero no estoy seguro). Bajo este punto de vista no es lo mismo vivir un hecho, a que la conciencia esté “presente” al vivir tal hecho. O sea, los actos que se llevan a cabo de forma automática no crean recuerdos por sí mismos. A ese nivel la memoria implícita, la muscular sigue aprendiendo, pues al subir o bajar de peso, o perder flexibilidad, o ser más lento para procesar, con la edad, requiere que tal memoria modifique sus patrones. Un caso de ejemplo, y estando trabajando con el ordenador, es ir a coger la taza de café para dar un sorbo y percatarnos que ya no hay. Uno no estaba con la atención puesta sobre tal acontecer cuando esto pasó, de tal manera que —en algún nivel— el cerebro lo “sabe”, pero al no estar “presente” la conciencia, se debe de “etiquetar” o procesar de otra forma. Todo esto implica a la memoria declarativa y la episódica, creando la memoria autobiográfica al ser  conscientes de tales actos (podía introducir aquí el concento del “trabajo sobre el yo” de Martin A. Conway, o al “interprete del hemisferio izquierdo” de Gazzaniga, pero enredaría el tema demasiado, baste de decir que de fondo todos hablamos de lo mismo). La conciencia, la atención, al estar presente en la acción, produce un ciclo de retroalimentación (ver gráficas de abajo): no es lo mismo dar un bocado a un pastel, que “¡estoy dando un bocado al pastel que más me gusta!”, esta presentificación, en este caso con un pensamiento verbal, se suma a la experiencia de haber dado ese muerdo. Es más, se puede recordar tal hecho por separado, con respecto al propio bocado como acción en sí. Esto marca la importancia de la atención, porque de haber entendido la trama de este párrafo, lo que está presente  no es más que la atención sobre tal acción.

(El adiestramiento de animales es un típico aprendizaje por refuerzo, en la gráfica el agente es el humano sobre un robot, en el humano es el agente crítico del cerebro y sobre sí mismo.)

De esta manera, como experimento mental, si aislamos las acciones del estado de atención, de las propias acciones, nos encontramos a ese yo que es el actor de sus propias vivencias, el cual, además, cuenta a los demás no sólo las experiencias en sí, sino las sensaciones de estar “presente” en tales actos. Nace así la identidad narrativa, esa que es la que está presente y “construye” su propia identidad, a partir sobre a qué da más relevancia, como para poner la atención sobre ello, a qué otorga más relevancia como para poner todos sus sentidos —”entregarse”, comunión—, como para que tal vivencias se “grabe” en la memoria con más vivacidad y fuerza… Creo que decir más es redundar, pienso que queda claro a qué quiero llegar y cuál es esa pequeña pero esencial diferencia entre estar-ahí y ser-ahí.

Bajo lo dicho, retomo el tema de la ancianidad. Lo que se deduce de todo lo explicado, es que al humano, al irse sumando años, cada vez le cuesta más mantener la atención, tiene menos vías neuronales para tales procesos, sobre todo para la multitarea, y una menor cantidad de dopamina motivadora. En cierta forma deja de ser-ahí, para estar-ahí. Vivencia todo de forma más acolchada, en la neblina de la seminconsciencia; es a un cuerpo que le pasan cosas…, un cuerpo casi abandonado a su suerte. Retomo el tema del control. Bajo tal perspectiva deja de tener control de su cuerpo, para dejarse llevar por el devenir. El propio cuerpo, irremediablemente deteriorándose, es un testigo que da fe de tal pérdida del control sobre la vida. El caos siempre vencerá al orden. El final del universo es la muerte, dentro de su caos sin energía.

Sin querer extenderme más, sólo puntualizando y para dar un final significativo a todo este devaneo… Tal estadísticamente “verdad”, sobre la ancianidad, es una metáfora para lo que Freud llamaba pulsión de muerte, que es a la que se ve sometido toda persona que pierda la sensación de tener control de su vida. Nos recuerda Philip Slater, que los niños sin cuidados maternos, abandonados en las antiguas guarderías de la URSS, estaban vivos, eran Ser, mientras se mantuvieran llorando, pues tal reclamo aún preconizaba que tenían la esperanza de ser cogidos en brazos, y ser queridos y atendidos, pero en el momento en que dejaban de llorar, esa persona que era vida, había dejado de serlo para ser otra “cosa”. En el llanto aún queda esperanza, en el silencio no…, habían aceptado que, en tanto que el llanto era un reclamo que crearía una serie de acciones, al no haber sido efectivo, ellos no tenían ningún control sobre el medio. Desde ese momento su cerebro habría aceptado —asumido y grabado como esquema—, ser pasivo ante la vida, a que no se puede tener control sobre el medio… como así les sucede a los ancianos…, como así sucede a todo humano que nazca y crezca en la precariedad. ¿Ser pobre es estar muerto por dentro?, un “anciano” que tan sólo espera su muerte. La analogía no es gratuita, pues toda persona que haya sido criado con deficiencias (afectivas, dietéticas, educativas… todas a la vez) tendrá una peor “circuitería” de todos los mecanismos cerebrales aquí presentados. Serán proclives a las adicciones, al alcohol y a los estupefacientes, porque sus cerebros pueden carecer de la cantidad de los neurotransmisores que les hagan estar vívidamente ahí, que les hagan sentirse Ser.

La sociedad actual, tan inherentemente controladora, tan alienadamente inhibidora de la autonomía y la autosuficiencia, alienta a la pasividad, a rendirse…, a aceptarse a uno mismo como humano zombi. En ese caso, y en los rebeldes, y frente al “por dentro no importa” de Patrick Bateman, en la película “American Psycho“, y haciendo alusión al emblemático personaje del distópico George Orwell, lo único que importa es lo que uno pueda sentir por dentro. Pero, bajo esta erradicación individualista de la realidad, ¿cómo podrá la sociedad humana del siglo XXI escapar de su destino disgregador y esquizoide?


Sobre la foto de cabecera… es la cartelera de “abajo periscopio”, una película sátira y de humor. Quería poner un ejemplo de cómo el cerebro interpreta la realidad añadiendo algo que no existe, como se explica en el escrito. La imagen juega con la idea de que los submarinos sean un escote, pero desde lejos (en las carteleras por la ciudad), o en pequeño en el gráfico de arriba, parece una chica sentada (muslos proyectados hacia adelante), más el periscopio simulando ser una parte “delicada” de la anatomía de la mujer.

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