Devaneos XX – La Memoria de la Materia
❝Este mundo está enfermo. Verlo morir es enfermizo.❞ Trickster
❝En nuestra cultura la espontaneidad todavía tiende a estar imbuida de objetivos narcisistas. (…) Todos somos malos jueces de nuestra propia espontaneidad.❞ Slater
Este escrito va a tratar de resumir y puntualizar el tema de los últimos escritos y darlo por cerrado (¡creo!).
(Sobre lo de explicar y compartir cómo he interactuar con el sistema y la voz (del escrito anterior), para que grabe las páginas que se vayan visitando, sólo parece solicitarlo una persona. Voy a crear una nueva Web que se va a llamar “Tutoriales con Mayúscula” (doble significado: de interés y que son con letras, no con vídeos) y será a partir de imágenes de todo el proceso. ¿Por qué? No me gusta YouTube, y porque un tutorial en texto e imágenes te permite corregir y ampliar información, mientras que los vídeos no. Sigue la “tradición” escrita, donde un libro es susceptible de reediciones, con correcciones y ampliación de los temas a lo largo del tiempo. Offtopic. No sé si os habéis fijado en el vídeo, que cuando pego algo al portapapeles sale un mensaje emergente abajo a la derecha de lo que he copiado, a la vez se oye un sonido: lo hice porque a veces se falla en no apretar de forma correcta el atajo “control+c”, al principio recurrí a que hiciese un sonido, para verificar que había pulsado bien, pero al final opté por que además saliese el mensaje del texto copiado. Verifico a través de dos sentidos que realmente he copiado algo en el portapapeles. (Puede ser igualmente útil, para ver qué hace el sistema —al salir de algunos programas graban al portapapeles lo que tuviesen en ese modo— y por si acaso se ha infiltrado un troyano y que este recurra a copiar algo al portapapeles.))
I
Partamos del principio de la superveniencia y de que cada nuevo sistema se basa en el anterior. Siendo así la memoria, como una forma de guardar una información, parte de la materia. No como tal, sino como abstracción o metáfora, pues el que un componente químico tenga unos límites de forma de interactuar con otros componentes, no deja de ser susceptible a ser tomado como una forma más de “información”. En ese caso, cuando la materia orgánica “creó” los primeros “comportamientos” partían de los límites de tales interacciones físicas y químicas. Este es el caso primero del ARN y después del ADN. Son dos tipos de moléculas que guardan una información. El ARN en concreto es el encargado de crear los distintos componentes que requiere cada célula de nuestro cuerpo, donde la célula “necesita” algo del medio y el ARN se lo aporta, que no es demasiado distinto a que un humano tenga hambre y vaya al frigorífico.
Esto lo hago ver porque cuando la vida, la evolución, creó los primeros sistemas nerviosos, lo harían con el “conocimiento” de saber qué substrato existía como base: crear a partir de una necesidad un comportamiento, donde tal comportamiento era o una sola acción o varias acciones dirigidas a un mismo fin. Emerge por lo tanto la estructura de principio, medio y fin, como base de la vida y por ello de los comportamientos y de la necesidad de guardar una información como memoria. El resto de la complejidad de la vida emana de estas simples reglas.
Entre medias la vida “aprendió” (en la evolución por prueba y error) que las sucesivas copias de una célula era un medio susceptible a que se perdiese o degradase la información. El principio del concepto del “error catastrófico” nos pone ante el caso de en qué momento una “entidad”, donde por ente se ha de comprender un “paquete de transmisión de una información concreta”, deja de serlo, perdiendo “propiedades” que había “ganado” durante el tiempo evolutivo. La lógica tras de esto es: “estoy vivo, luego debo de estar haciendo algo bien, luego persisto en mantener la información que lo hace posible”. Desde fuera, como humanos que sabemos —ahora— los entresijos de qué es la vida y la evolución, entendemos que es una apreciación “incorrecta”, puesto que las mutaciones pueden llevar a la mejora de una especie o forma de vida. Así, el Covid-19 ha “saltado” al humano desde otra especie por una mutación, y es lo que le ha dado el “éxito” para propagarse rápidamente por todo el mundo… ¡por algo tan alejado de lo sencillo que es la vida como la invención humana de los viajes rápidos en avión! Pero hay que partir del hecho que el principio de la vida es la autopoiesis, el tratar de ser un sistema cerrado que necesite lo menos posible del medio. Autopoiesis y solipsismo en este caso son sinónimos, pues para una forma concreta de vida su “estoy vivo, luego debo de estar haciendo algo bien, luego persisto en mantener la información que lo hace posible”, es lo único que vale y cuenta. El humano, con su pretendido máximo de lo que ha de ser una inteligencia, ha caído en el mismo “error”, lo que explica el antropocentrismo (nuestra especie es la mejor), y en casos concretos los nacionalismos (la identidad de mi patria es la más acertada), el racismo (mi etnia es la mejor) y la validación del sexo propio, ya sea a través del patriarcado o del matriarcado (paradójicamente hoy, una minoría, la intersexualidad, se creen en la postura más “acertada” o a la que habríamos de llegar).
Bajo lo “aprendido” por la vida en su evolución, esta apostó por “programar” la muerte. Ir contra ella misma como quien dice. Pero en la dirección de que lo importante era la información, que para el buen entendedor es lo mismo que decir un tipo de entidad o identidad. A la larga nació así el sexo dividido en dos géneros, pero a la vez fue un primer paso hacia el “descubrimiento” de que la autopoiesis —un sistema cerrado, basado en la información de un solo ser—, era menos “válido” que uno abierto, pues el otro sexo y la “dependencia” de su existencia hizo “necesario” el romper con el principio de la autopoiesis. Al “aceptar” la “colaboración” con otra identidad, se hizo posible conceptos como la simbiosis, en donde varios organismos o formas de vida se favorecieran unas a otras por un bien egoísta (si tú mueres me vuelve más vulnerable a la muerte o muero directamente), pero que implicaba a la fuerza el concepto del bien común, frente a lo externo de ese nuevo nosotros. Eso a la larga llevó a los animales sociales: a la colaboración mutua de toda una especie o grupo. Emerge de esta forma que todo animal social nace con una “doble” memoria o identidad, la de “estoy vivo, luego debo de estar haciendo algo bien, luego persisto en mantener la información que lo hace posible”, y por otro lado la regla y memoria del “bien común”. Puesto que la primera es la autopoiética, eso explicaría por qué en casos de crisis profundas o de peligro de vida o muerte, el individuo pueda tender a la autopreservación o a lo autopoiético y egoísta. Los que menos recurren a tal tendencia son los padres, pero no deja de ser porque es lo “programado”, pues si la vida comprendió el “beneficio” de la muerte, para la vida el ser más cercano a ser el más “apto” es el hijo, pues se han sumado dos informaciones (padre y madre) en un solo ser. Hay que recordar que la ciencia ha descubierto que la elección de la pareja sobre todo tiene que ver con la histocompatibilidad del sistema inmune de ambos cónyuges, en donde el hijo es susceptible de tener una inmunidad mayor que la de cada uno de los padres por separado. ¿Le estoy restando el “amor”?, ¿y qué es el amor si le “restásemos” todos esos patrones y acoplados que no terminamos de comprender?
Olvidar y recordar, así, parte de la base de qué es “útil” para vivir y qué no lo es. Eso explica que el cerebro tienda a olvidar lo “malo” o lo que vaya contra tal principio. Con todo, y por el paso hacia la complejidad, y ya en lo humano, es un sistema falible, sensible y con muchas fallas. Por otro lado si la vida tiene como factor implícito a la “muerte”, eso explicaría la pulsión de muerte de Freud, y que haya formas de vida que sean suicidios pasivos, o sea, que creen comportamientos que validen menos el valor de la propia vida, frente a la de los otros. Ya no recuerdo dónde lo he leído, pero cierto autor, creo que es de Slater, proponía que el héroe es aquel que “desobedece” la regla de la autopreservación, pues una cosa es que lo haga un padre (genérico) por su hijo, y otra es hacerlo por extraños. Aquí viene una conclusión que se enlaza con los escritos previos. ¿En qué medida el Alzheimer y la demencia senil es dejarse morir?, perder la propia identidad para caer en más errores en los que la vida propia se ponga en juego, y por ello ser más susceptible para los accidentes mortales. Y si es así, lo que subyace de fondo es activar el instinto de muerte. Claude Shannon, el vitalista y alegre creador de la teoría de la información (por seguir el caso y el “relato” de lo ya contado en escritos previos) padeció Alzheimer, pero es que terminó en una residencia de ancianos y había perdido a su mujer y su hija. Se había quedado sólo en el mundo, no creo que su vitalismo no se viese resentido ante todo esto. Sé que hay algo “real” en el Alzheimer, que se da un deterioro físico en el cerebro, pero yo siempre tengo presente el caso de ciertas personas que lo padecían (el deterioro físico), pero que no se manifestaba en sus vidas. ¿Qué explica tales casos? (Esto lo decían en un documental sus científicos, si lo encuentro lo comparto).
II
Decía Philip Slater, que el humano es susceptible a ser reducido a un ente edípico. Voy a simplificar su teoría, que no deja de provenir del propio Freud y la teoría psicoanalítica. La maternidad implica la constante validación de lo que hace el hijo. El constante premio. Un no-premio es equivalente a un castigo. Entra por medio la dopamina, que es la mediadora del refuerzo del comportamiento. Según Slater, una persona egocentrista no sale de tal estado, pues necesita que lo estén validando de forma constante. En esa dirección cuanto más logros quiere conseguir alguien, es que en el fondo está más necesitado de la “palmadita en la espalda”, de la validación (analizar bajo esta perspectiva a Steve Jobs), de volver a ese estado donde la madre (este tema inevitablemente está sexuado, pues el padre suele hacer de castigo o no premio) constantemente lo valida. Es edípico en tanto que la base es el amor incondicional (extraño y único) de la madre hacia su hijo, yo no comparto en meter ahí ningún componente sexual. Hago ver este tema en el sentido que mientras que la evolución tenía esa doble tendencia, hacia lo individual y hacia lo grupal, en el humano al ser el tipo de vida con un mayor tiempo de maternidad, esto le hace demasiado vulnerable hacia lo egocéntrico. Según Slater, será aún más pronunciado por la puesta en juego del papel del padre. Este, en generaciones previas, estaba dominado por tratar de no validar o minimizar el papel edípico de la madre/hijo, pero al poner en juego los roles (validado por lo social y seguramente por la evolución), todo este mecanismo se viene abajo. Esto dijo Slater en 1978, hace 42 años, lo que no deja de ser “profético”:
“Durante los próximos cincuenta años estas diferencias disminuirán rápidamente en respuesta a los cambios revolucionarios que los movimientos femeninos están originando gradualmente. Es importante el hecho de que los cambios se estén introduciendo en todos los puntos del sistema, proceso necesario para que tenga lugar un cambio verdadero. A las madres se las anima a frenar la intensidad de las actividades referentes a la crianza de sus niños; a los padres se les alienta a incrementar las suyas; a las mujeres a disponer de más libertad sexual y a que hagan valer sus derechos; a los hombres a que se vuelvan más vulnerables y más desinhibidos emocionalmente; y a los padres a que traten a los niños sin tantas diferencias de sexo.”
(Al buscar este texto en el libro, que he compartido, he corregido cuatro errores tipográficos. Este problema viene de la baja calidad del papel y la tinta del libro, donde algunas letras estaban borradas parcialmente o había comas que aparecían puntos, o rastros de tinta que el OCR reconocía como puntos o comas. Lo he revisado varias veces, pero siempre aparece algún “extraño”. Por eso compartí a la vez el archivo escaneado. No es perfecto, pero uno capta cuando algo está mal y no perjudica en su lectura.)
Según su escrito —Viaje por la tierra—, y haciendo referencia a Bakan, el hombre es más tendente a la entidad, a la individualidad, y la mujer a la comunión. Tales fuerzas se contrarrestan para crear un individuo adulto, pero paradójicamente —lo que sigue ya es mío— la falta del papel del padre, en las nuevas familias monoparentales o las familias donde el padre ha de perder su rol, no “crea” seres más tendentes a la comunión, sino bajo rasgos edípicos e individualistas, o incluso a humanos más maquinales o sociópatas. Esto es porque el rol del padre era el de represor, de contrarrestar el excesivo “premio” o palmadita en la espalda de la madre, o en definitiva, era el foco de los castigos o invalidación de la tendencia hacia la identidad o el “guion” egocéntrico, bajo el que nace y se educa a un niño humano.
Este tema lo dejo aparcado. He hecho referencia a él, porque en definitiva entra por medio la dopamina, el principal componente cerebral para el aprendizaje, donde este crea memoria y la memoria no deja de ser otra cosa que nuestra identidad, y esta implica los comportamientos de cada individuo y la suma de todos los individuos crean el espíritu o esencia de una época. Coger con pinzas (bajo el pensamiento crítico) lo siguiente. El documental “Transhood“, en HBO, que sigue la vida de varios niños con tendencias transexuales durante cinco años, nos muestra el caso de un niño que le gusta vestirse de niña y se siente como una niña, en una familia monoparental con la madre, pero cuando convive con ellos el abuelo (más arraigado en los roles), “pierde” ese deseo de vestirse de niña y comportarse como una niña. En el documental, a favor de la defensa de las personas transgénero, dejan caer la posibilidad que el papel o referente de lo que es el hombre, es lo que hace cambiar al niño. El abuelo no le “reprime”, sólo está ahí haciendo el rol de hombre. Yo estoy a favor de la defensa de lo transgénero, y entiendo que hay factores que se dan durante la formación del niño durante el embarazo, pero tampoco hay que ignorar el papel de los roles de lo masculino y lo femenino en los social, y que estos crearon al humano por milenios. Fue un sistema que se creó por retroalimentación: se mantenía en la evolución lo que se validaba para el “funcionamiento” en lo social. Hoy ese mecanismo de los roles se ha puesto en duda. Yo nunca he ido contra el feminismo de la igualdad, pero siempre iré contra el feminismo que “ataque” el papel que hacen los roles, pues en definitiva, y de fondo, es un ataque al rol del hombre.
III
La dirección hacia la que trataba de ir el primer punto, es que todo sistema se basa en el previo. La memoria más antigua es la motriz, la del movimiento. Esto lo hago ver porque yo he estado dando demasiado protagonismo a la dopamina, quizás por ser el 80% de las catecolaminas en el cerebro y la principal impulsora del aprendizaje (para crear memoria); pero el principal componente de la acción, del movimiento, es la acetilcolina, que a la vez “empuja” al papel que hace la dopamina. Tanto al Alzheimer como al Parkinson (este vinculado directamente con el sistema motor) se les relaciona sobre todo por el papel en el cerebro de la acetilcolina (es la hipótesis más antigua, y no invalidada), así como el centro que la genera: el prosencéfalo basal.
Mi hipótesis inicial, que no dejé plasmada, es que lo importante en el humano es el movimiento, el mantenerse físicamente activo. Pero resulta que hay una menor incidencia de Alzheimer entre los trabajadores intelectuales, frente a los físicos, lo que ponía en jaque mi idea. Como a la vez sabía que el cerebro trabaja sobre todo con ritmos, por ello pensé si las personas que estén relacionados con la música, quizás, deberían de ser menos proclives. Hay dos teorías, que no son incompatibles: 1. que los que lo hacen profesionalmente son igualmente vulnerables, pues están sometidos al estrés, a los cambios de los ritmos del cuerpo, por dar conciertos en otros países o continentes…, y 2. los músicos amateur, los que saben manejar un instrumento y se mantienen usándolo como hábito, parecen ser menos propensos al Alzheimer. Tocar un instrumento implica: 1. un ejercicio del sistema motor fino (habilidades motoras finas, que requieren por otro lado más atención), 2. procesos intelectivos, y 3. ritmos. En ese caso todo me hace pensar que para el cerebro una cosa es el ejercicio del “motor grueso” (habilidades motoras gruesas), como correr, o el trabajo que hace un obrero de la construcción, y otra cosa es el motor fino, que sea por lo que las estadísticas nos dicen que el trabajo físico no sea un parámetro a tener en cuenta para evitar caer en el Alzheimer.
Todo esto tiene su lógica. Lo que nos ha hecho humanos han sido las manos (cacofonía), el uso de las habilidades finas de estas para crear herramientas complejas. Una teoría científica nos dice que el lenguaje nació e hizo uso de la misma zona del cerebro que la región para las habilidades finas de las manos. El neandertal hacía herramientas, pero eran menos y más toscas, más de tipo multiusos. El Sapiens creaba más variaciones y tenía más herramientas, cada una para cada cosa. A la vez se sabe que el lenguaje del Neandertal era más torpe: más gutural, y posiblemente más pobre. Tanto el lenguaje como el uso para los detalles de las manos (arte, artesanía), hacen uso del sistema motor fino, pues cada idioma tiene ciertas peculiaridades fonéticas, que los no nativos no distinguen y no saben repetir. Los músicos hacen un uso fino de las manos (excepto los percusionistas, o es menor), luego… lo que mantiene “vivo” y activo el papel del prosencéfalo basal y la acetilcolina es el uso del sistema motor fino. Escribir en el ordenador, sigue haciendo esto mismo en dos direcciones: por un lado por el uso en el movimiento fino de las manos, y por otro lado porque al escribir el sistema motor del lenguaje activa igualmente a las neuronas del sistema motor, las mismas para crear las palabras durante el habla, aunque inhiba el movimiento de los músculos implicados. De hecho hacerse adulto conlleva el crear el mecanismo mental de no mover tales músculos, cosa costosa, pues a los niños y a ciertos adolescentes se les ve mover los labios cuando piensan.
(Por lo dicho, y sobre una cuestión que dejé en el aire, escritos atrás, el sistema motor es el que recurre a la memoria semántica (diccionario de palabras y sus reglas) para crear el habla, y no al revés —aunque lo tengo que “investigar— pues es el tipo de memoria más rápido y antiguo. Las palabras son índices, etiquetas, del lenguaje del cerebro profundo, por ello las palabras no son el mejor medio para comunicar emociones, y como mucho lo es la poesía, por ser más simbólica y libre. Por otro lado hay que tener en cuenta que el prefrontal, que media en la palabra y puesto que requiere de la atención, se encuentra delante del sistema motor, y por ello ha de ser una extensión de este.)
No he tratado de resolver nada. El tema es muy complejo como para simplificarlo tanto, y el que unas profesiones u otras sean más proclives o menos no puede reducirse a lo dicho aquí. Un factor importante es el calor, y por ello la inflamación del cerebro (se cree que tiene un vínculo con la depresión), bajo el estrés u otros factores (en teoría la gliadina —el gluten— de las harinas pueden inflamar el cerebro). O sea la vida social y la alimentación repercuten, pero uno se pierde en el detalle si profundiza mucho, yo estoy tratando de buscar unas líneas generales, no para “curar” o prevenir nada, sino para entender el cerebro y el por qué el olvido o la falta de memoria. Me he centrado en el Alzheimer por ser el caso más paradigmático, pero en el fondo mis escritos tratan sobre las edades del hombre y los mecanismos que subyacen detrás, como así es el caso del olvido, donde no hay que ignorar la motivación, donde su ausencia es la que puede activar la pulsión de muerte, que es equiparable a lo que en lenguaje llano entendemos por “tirar la toalla”.
IV
Una conclusión extraña a la que llegué escritos atrás, es que el desorden es preferible para el buen funcionamiento del cerebro. La lógica es que al activar los hábitos, los esquemas aprendidos, el cerebro no hace uso del prefrontal, con lo que uno no puede estar seguro de haber hecho una cosa. No es olvido en sí mismo, es que, como “predice” la teoría de la información de Claude Shannon, lo repetitivo no es —o contiene— información. Uno no recuerda todos y cada uno de los pasos que ha dado durante toda su vida. Lo repetido, los hábitos, crean y activan patrones en los que el prefrontal no interviene. Lo que nos hace humanos, o a lo que se puede llamar conciencia, es a la capacidad que tiene el prefrontal de estar al hilo de la acción. De estar presente, de ser-ahí. Revisando a Endel Tulving, creador de tal teoría, a tal capacidad lo llama conciencia autonoética, frente a la no-tética, en la que uno no está presente, o estar-ahí en mi lenguaje. Esta distinción viene de lejos en la filosofía, y el lenguaje de Tulving es propio de Hegel y, por herencia, del propio Sartre (tengo un escrito en el que me centro en esta dualidad de tético y no-tético, si lo encuentro lo vincularé aquí, el lenguaje filosófico de tanto en tanto se me olvida, pues es bastante enrevesado, y no es algo que uses día a día —imaginar decir a alguien: “mi conciencia autonoética no te escuchó, repite”—, el propio concepto propuesto por Tulving no ha tenido mucho éxito, creo que es más claro y sencillo con estar-ahí y ser-ahí… o más sencillamente, con poner atención a lo que se hace y no distraerse).
La premisa es que todo animal complejo tiene memoria episódica, del pasado, pero sólo unos pocos crean memoria autobiográfica, por el hecho de que el prefrontal, —y quizás por las neuronas de von Economo o fusiformes, que son unas neuronas grandes y muy rápidas que unen el cerebro medio con el prefrontal— está activo, a modo de atención, bajo las acciones que supervisa. Tales tipos de neuronas las tienen también los elefantes, a los que se le supone una gran memoria, puesto que como se suele decir, si les “haces alguna”, en algún momento del futuro “te la devolverán”.
El caso es que para que el cerebro no recurra a hábitos, y esté más presente el prefrontal, es preferible el desorden, pues esta zona del cerebro tendrá que estar más al hilo de las acciones, porque estas no serán tan fáciles como que las llaves de casa siempre estén en el mismo sitio, obligando al cerebro a ser-ahí cuando se dejan en un sitio, y por ello “obligando” al cerebro a recordar dónde se dejaron la última vez.
(Me eximo de ser responsable de las posibles discusiones sobre el orden y desorden en las casas y las familias, jejeje.)
V
Lo dicho me lleva al anteúltimo tema, que es sobre el orden y el caos. La vida lo es porque trata de controlar la tendencia de la materia a la entropía, que se hace manifiesto a que en su formación una fruta, ligada al árbol, crea unos patrones muy geométricos (orden), y se pudre —y pierde todo orden— en cuanto pasan unos días de haberse caído del árbol.
Por otro lado, hemos visto arriba el papel de las mutaciones en la vida, que no deja de ser lo tendente a la pérdida de control y el orden. La vida es rica en diversidad (caos) en la zona ecuatorial del planeta, y según esta va más hacia el norte o el sur (hacia el frío) cada vez hay menos y se da una menor variedad (regla a medias: al lado norte y sur del ecuador hay franjas desérticas, pues el aire cálido del ecuador cae en tales zonas, y después vuelve a darse una zona templada con bastante vida, zona donde se han dado la mayoría de las grandes civilizaciones y entre ellas la occidental). A mayor cantidad de vida y complejidad de un sistema ecológico, mayor posibilidades para las mutaciones y para los cambios. O sea, la masificación caótica de la vida es uno de los empujes de la complejidad. El estar al borde, a los límites, de la entropía, del caos.
Ese caos (complejidad) es lo que es más manifiesto de las ciudades, y sobre todo las que son más grandes. En la teoría de la superveniencia no han añadido al meme como el siguiente eslabón dentro de los sistemas, pero sería necesario. En las ciudades todo meme (creencia, ideología, idea, concepto, moda…) es más susceptible de mutar, creando nuevos memes, con lo cual es el perfecto caldo de cultivo para el crecimiento exponencial de lo cultural (atención a que cultura proviene de cultivo). A modo de ejemplo, y analogía, los dos gráficos de abajo muestran una conexión “pobre” de un artículo dentro de mi mapa mental, sobre la superveniencia, frente al segundo gráfico y entrada, altamente vinculado de forma compleja.
Muchas de mis ideas han venido dadas al crear tales vínculos en tal mapa mental, y leer por encima varios de tales artículos, donde uno por sí sólo no genera una novedad, pues es una transcripción literal, pero en la suma de varios es cuando se da la posibilidad que mi cerebro capte un patrón, que en este caso sí es probable que sea algo novedoso. Por otro lado se da más fácilmente en el mapa mental, con sus saltos y visionado más rápido de los vínculos, que dentro de un navegador de Internet. La misma idea es extrapolable al crecimiento de una plataforma en Internet, o un programa de ordenador, o el propio sistema operativo. Cuantas más personas accedan o los usen, más posibilidades crearan sobre tales “entidades” como para que muten o crezcan hacia algo más complejo y/o perfecto.
Viendo bajo esta perspectiva el momento actual, estamos llevando al sistema a un estado cada vez más cercano al caos, a la pérdida del control, lo que dará como resultados dos posibles situaciones, 1. que caiga en el caos total o 2. que mute a un estado nuevo. Los Estados, las instituciones, en ese caso, hacen de atractores de caos, de sujeciones a no llegar al desorden, en donde si el sistema se vuelve más caótico se hace necesaria una mayor capacidad para el control. ¿Qué sucederá?, qué “ganará”. Lo que nunca me ha gustado del feminismo es que son generadoras de caos, cuando el lado femenino de la naturaleza es la que ha generado o ha tendido al orden. El que la mujer viva más que el hombre es porque su “naturaleza”, el papel de ciertas de sus hormonas, tienden al control homeostático de sus cuerpos y sus cerebros, mientras que la testosterona es “caótica” y tendente a la desviación de lo homeostático (el hombre es más suicida, más violento, más psicopático, más tendente a los trastornos neurológicos y psicológicos graves). Pero este lenguaje de los sistemas ya no se quieren oír, quizás porque nunca se han terminado de entender.
VI
El que el significado sea aquello que emerge de la información, quiere decir o quiere llevarnos a ese momento en el que la vida dejó de tender hacia lo autopoiético, al “aceptar” o asumir que existía lo otro, aquello fuera de su propia pared celular, con sus propios “propósitos”, y bajo el hecho que ambos sistemas tenían que “entenderse” por el bien común. Hace llamada a los estados emergentes. Toda simbiosis de dos especies son estados emergentes. Seguimos sin entender que la flora bacteriana no es “nuestra” flora bacteriana, y que un individuo es un sistema emergente de muchos tipos de vida que forman una sola entidad, en un solo cuerpo. Se está empezando a sospechar que la flora bacteriana repercute en el comportamiento del cerebro, afectando al estado de ánimo, e incluso a la cognición. Todo animal es unidad dentro de sistemas ecológicos complejos, de los cuales el humano, ahora, está fuera.
(Offtopic. Se nos olvida que somos animales multicelulares, en donde cada célula es una vida en sí misma, que puede vivir aisladamente en una placa de Petri. Ahora, bajo este punto de vista, una neurona muere si no crea vínculos con otras neuronas, en eso se basa en parte el olvido. De ser así, y poniéndote en la piel de tal neurona, ¿te unirías a otras neuronas en dar la “razón” sobre que tal elección es la correcta? o ¿te mantendrías al margen no dando la razón a las neuronas que son mayoría y sobreviven? El deseo de pertenencia e ir con la mayoría humana ya está implícito en las propias neuronas (Darwinismo neuronal). Es una metáfora, una sola neurona no cuenta para tanto, viene dado por columnas de neuronas. En otro caso de tales paralelismos entre lo social y las células: “la señalización paracrina es una forma de señalización celular o comunicación de célula a célula, en la que una célula produce una señal para inducir cambios en las células cercanas, alterando el comportamiento de esas células”.)
“Comunicación”, en esa dimensión, es la interacción de varios sistemas de información (ADN’s) en donde cada uno de tales sistemas “lee” del medio un mensaje, que no porta o está implícito en su propio código de información. El prefijo común de comunión y comunicación proviene del indoeuropeo Kom- que quiere decir “junto a” o cerca (igualmente prefijo de compañía, compañero, compadre...). En un ejemplo quizás tonto, tanto las cartas de juego españolas como las del póquer, provienen del mismo origen, sin embargo ligar en la misma mano el caballo (dama en el póquer) y el rey del mismo palo jugando al tute, significa algo distinto que una dama y un rey en el póquer. Es más, si un español le dijese a un norteamericano con respecto a una decisión o acción que llevase a cabo: “esto es sota caballo y rey” (más o menos: esto es así y se acabó la discusión), no lo entendería, aunque conociese el juego del tute. Lo que trato de hacer ver, es que el que un sistema informático sólo lea la información, puede conllevar a que podrá averiguar qué diferencia hay entre una carta de caballo a una dama y “concluir” que son equivalentes, podrá manejar las reglas del póquer y el tute, y ganarnos, y si se le pide te podrá decir qué quiere decir la frase española “esto es sota caballo y rey”, pero no la comprenderá porque siempre le faltará información como para comprenderla en toda su plenitud. En el mero signo (que no pescado) no se encuentra cierta información, sino que se da porque está en “comunión” con otros signos. La misma ceguera que tiene un sistema informático con respecto a la realidad, es la misma ceguera que tiene el humano al “leer” el ADN. Cierta parte del código afecta a ser más susceptible a padecer una enfermedad o a tenerla directamente, lo que nos sabemos leer es el cómo todos los códigos interaccionan entre sí, como para crear algo tan complejo como lo es la conciencia humana, y mucho menos a que haya ciertos códigos que emergen para crear una sociedad tan compleja como la humana…, y cuales otros para crear e interaccionar —potencialmente— entre los sistemas ecológicos. En parte porque ni siquiera está escrito allí, sino que se da por la suma de “signos”, como así son los juegos de cartas…, y el que sea una versión española, y que una frase alegórica a tres de esas cartas (sota caballo y rey) determine una expresión de “esto es así y no hay más que hablar”, que “describe” una actitud humana sobre el determinismo y causalidad de los hechos en el mundo.
Como estamos dentro de sistemas abiertos esto implica comunicación, y no mera información tautológica dentro de un sistema cerrado. Siendo así el humano, hasta ahora, ha hecho “oídos sordos” a los sistemas a los que pertenecía. El humano medio, cerrados en sus casas y ciudades, sigue en la creencia que ya no forma parte de nada. Que la ciudad es su medio. Con las etnias culturas y las naciones ocurre otro tanto. Entidades separadas que no tenían que ver nada. El etnocentrismo occidental sigue siendo una de sus lacras. Por otro lado el rico “cree” que todo otro humano que no lo sea es que es menos humano (más vago, menos voluntarioso, o cualquier otra idea de este tipo…), o la mujer de repente parece haberse despertado de una mala pesadilla y culpa al hombre de su sopor. Viendo este panorama…, ¿no hay una falla en la comunicación a todos los niveles? A no comprender que somos seres en comunión “obligados” a leer aquello que no aparece en el simple texto, a leer, que es la base de la comunicación, lo que está en contexto.
En resumidas cuentas. La dualidad de la que hablaba Bukan de entidad y comunión, y de la identidad edípica o no madura de Slater, se sigue en distintos ámbitos, pues lleva implícito el paso de la vida a un sistema cerrado y autopoiético, a uno abierto y practopoiético, en el que en este último se está en comunión con todo…, donde el mensaje no está en la mera información, sino en lo que emerge al leer todos los sistemas a la vez, donde tal lectura implica leer lo que aparentemente no está en el simple signo, sino en la suma de todos los signos, donde tal suma conlleva la comunicación (interacción o acoplado en este lenguaje vienen a querer decir lo mismo). Paradójicamente el único animal que no comprendió, tal juego, es el animal que se cree más inteligente que el resto, y paradójicamente en la actualidad…, cuando en teoría deberíamos tener una mayor capacidad para entenderlo mejor, al contar con más “información”, es cuando más lejos estamos de la postura que los sistemas en los que estamos acoplados nos “piden”. Hoy hombre y mujer cada vez están más lejos, los pobres y los ricos (palabras que no deberían de existir…, para el pobre el cáncer es el rico y a la inversa), igualmente las etnias y las culturas, y como consecuencia los países y/o las identidades nacionales (Cataluña y España). ¿Es porque hemos de mutar a un nuevo estado? o ¿porque el sistema que creamos ha de llegar a su fin?, sin dejar ninguna huella en la vida, que impertérritamente seguirá su propia marcha, ya sin nosotros.
¡Da igual!, hay más manos que espaldas…, sigamos en el juego en el que estamos, siempre y cuando nos den nuestro correspondiente golpecito de ánimo, nuestra dosis de dopamina. Nos negamos a creer en ciertas teorías porque parecen restar todo secreto a la vida. La vida no tiene más secreto que el que nosotros le queramos inferir…, o el equilibrio de nuestro cerebro necesite.
Última versión del mapa de la Superveniencia. ir a este vídeo de YouTube para ver su uso e instalación. Ahora mismo me da errores al abrir los vínculos con Chrome o basados en este (Vivaldi, Edge), creo que es un error de la última versión de Chrome, pues con Firefox no ocurre. Por otro lado algunos días me encuentro con direcciones duplicadas, nombres mal escritos y cuestiones similares, las voy reparando según me las encuentro. Lo de las direcciones duplicadas es “culpa” de la Wikipedia, pues pone varias URL´s a la misma entrada, por que ciertos conceptos son similares o sinónimos, o por que un tema esté incluido en una entrada.





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