Estructura y Significado II
❝Volverse internamente armónico implica volverse inarmónico con el propio pasado y el propio medio cultural.❞
❝Es la relación entre las unidades lo que determina su significado, no las unidades en sí mismas.❞ Philip Slater
Vuelvo a retomar el tema del escrito anterior, simplificando y ejemplificando todo de una forma más sencilla. Quiero pensar que la siguiente gráfica lo dice todo:
(Me hubiera gustado haber hecho la gráfica sin cortes, sin límites divisorios, pero sería menos visual y tenía que relacionarlas con las igualmente ficticias y divisorias edades humanas.)
Si se analizan críticas de películas, ahora más habituales que la de los libros, se puede deducir la edad (o cultura) del crítico con respecto a esta gráfica. Cuando afirman algo como, y por ejemplo: “personajes poco desarrollados” o estereotipados, perfilados, bosquejados —o incluso “desenfadada sintaxis narrativa” y frases de este tipo, con un alto lirismo desbocado— suelen ser personas adultas…, la “exigencia” se volverá aún más pertinaz en críticos de la mediana edad, con respecto a los “trazos” con los que el guionista, el director y el propio actor, hagan que fluya el personaje ante los ojos de los espectadores.
Entonces, y retomando los mismos temas y ejemplos del escrito anterior, Philip Slater trata de hallar patrones en lo más abstracto de lo social, de las edades del hombre y la complejidad de la vida. Su lenguaje, en ese caso, nace desde el mismo lugar en el que se encuentra: aquel en donde los patrones (colores, tonos) son casi imperceptibles y están sumidos casi en una total oscuridad y/o confusión. Él no crea la complejidad en su lenguaje, sino que aún trata de hacer ver que allí sigue habiendo ciertos patrones y reglas, pero se ve “obligado” a hacerlo desde el lugar en el que se encuentra. Al igual que yo, u otros humanistas —donde quizás empezó dicha línea de pensamiento Rousseau— se percata que en la edad humana del cazador-recolector, que sería equiparable a la del preadolescente, el humano estaba bien definido (colores primarios y secundarios)— en sus roles dentro del grupo, así como en relación con la naturaleza. De esa forma, a lo largo de la historia, el humano está tendiendo hacia sus distintas edades, pero igualmente por ello hacia la complejidad y hacia la falta de nitidez de los patrones y las reglas. He ido añadiendo el efecto ruido a las capas superiores para que sea más perceptible la idea que quiero transmitir. Al tener una representación general, en la gráfica de arriba, caemos en el engaño visual de que sigue habiendo claridad y patrones, pero si se amplía un detalle de la misma zona, de dos edades muy distintas, se aprecia que todo se vuelve más complejo y caótico.
A otro nivel, si dos componentes químicos se juntan, siempre van a crear la misma reacción. Es predecible. Pero la complejidad a la que han llegado los cerebros, han creado distintos niveles de conciencia, donde el culmen es la del humano. En ese caso, información son las reacciones de los elementos químicos, donde estas son predecibles y por ello crean una estructura de lo que es la realidad. Significado es lo impredecible del hecho, de que a partir de tales estructuras y su información, se pueda llegar a algo como la conciencia, que claro está, y como propone la teoría emergentista, lo que emerge es más que la suma de sus factores. La conciencia no se puede explicar por la suma y complejidad de las aminas que componen los neurotransmisores, ni por los lípidos y otros compuestos de las neuronas, ni por las reacciones eléctricas de estas.

En ese caso, ¿cuánto hay de significativo en el libro “Paseo por la tierra” de Philip Slater? Los significados se componen en cinco niveles, 1. las palabras (o conceptos) que usa, con sus propios significados (y su historia y desarrollo en filosofía o en ciencia), 2. las frases, donde ciertas palabras toman otros significados con respecto al contexto de la frase, 3. el significado que emerge en un párrafo o suma de frases, 4. el significado de la suma de párrafos que crean un capítulo, y 5. el significado total de todos los capítulos, que son el libro en sí. Un ordenador es “muy bueno” para aislar —en la metáfora de los colores, como elemento— un pixel y determinar la composición de tal tono, a partir del análisis de los colores primarios o los colores sustractivos. Nosotros no lo podemos hacer, pero por el contrario el ordenador no le “añadirá” más, y nosotros sí.
(Colores aditivos: Rojo, Verde (G) y Azul (B) —en donde el número más alto es 255— y su equivalencia en sustractivos, en porcentajes. De los de arriba se puede decir que el primero es granate y el segundo es verde oscuro, sin embargo el tercero y el cuarto son difíciles de definir. El sustantivo beis se utiliza a modo de comodín, para llamar a una gran parte de tonos que se asemejan al cuarto.)
Como así es el hecho que un pintor usará tal color en una pintura para expresar emociones, las cuales no captará el ordenador, porque sólo ve la información, pero no el significado emergente, que además no se limita a una sola lectura, sino a infinitas lecturas por parte de cada mente humana, de las de ahora y de las que están por venir. La pintura es un buen ejemplo de su tendencia hacia la complejidad durante su historia, donde en la actualidad ha llegado tan lejos en su complejidad y abstracción, que ya muy pocos la “entienden” (la racionalizan) y la comprenden (la sienten).
Lo dicho arriba es una metáfora, pero que encaja en muchos aspectos de la realidad. El gusto apenas si se basa en cuatro tipos de receptores, y si se come un caramelo se capta su dulzor, y si es una col de Bruselas su amargor, pero una paella es una suma de matices que no es definible y reducible a los cuatros receptores. He dejado de lado el nuevo receptor, denominado umami, porque pienso que este sólo intensifica el resto. Ocurre esto mismo con los colores sustractivos (los que se imprimen, con los que se pinta), mientras que en los aditivos, la suma de todos dan como resultado el blanco, en los sustractivos, la suma de todos no generan el negro, sin no un color muy oscuro y “sucio”. Las impresoras tienen el color negro (representado por la K en la gráfica) para solventar ese problema. Pienso que el sabor umami hace ese mismo “juego” en los sabores… los intensifica (está en el centro del resto de receptores, o repartidos por toda la lengua según otra teoría). Quizás al color al que más se llega en las mezclas sustractivas, si no se es experto en ello, es al marrón, si son a partir de tonos oscuros, y al beis si es con claros. ¿No coincide esta regla con el color de los troncos de los árboles, la piel de muchos animales, su pelaje, y los colores de las rocas, la tierra y la arena? Nada es por nada, todo tiene un porqué.
(A estas alturas ya no sé dónde encajar mis devaneos, desde luego está lejos de lo que pueda considerarse filosofía, aunque quizás está más cerca de los primeros filósofos, que fueron a la vez los iniciadores de la ciencia y la filosofía, a partir de “elementos” e ideas sencillas.)
Otra cuestión sería tratar de averiguar cuántas frases del libro “Paseo por la tierra” —o cualquiera de los libros posmodernos—, puedan estar vacías de significado; cuantas son redundantes y cuales se anulan entre sí (decir de una cosa que es blanca y párrafos más adelante decir que es negra, para simplificar a lo que me refiero). ¿O lo que ocurre es que el cerebro del que lo lee no está al mismo nivel cognitivo y de abstracción que el de Slater? Tomemos el concepto extraño al que él llama “modelo sandía”, esto dice:
“Los liberales blancos solían creer que el estereotipo del negro cálido y sensual, que cantaba y bailaba, vivía al día y disfrutaba al máximo de los placeres físicos, o carecía por completo de pautas de comportamiento o bien era una lamentable adaptación compensatoria de siglos de esclavitud y opresión. Me es grato sugerir que esta configuración del comportamiento (llamémosla modelo sandía) no era tanto una adaptación a la opresión (si bien no cabe duda de que hasta cierto punto lo era) desde el momento en que la opresión era una adaptación inconsciente al modelo sandía.”
Si se reconstruye el párrafo, a otro algo más claro, podría quedar así:
El modelo sandía es una configuración del comportamiento —en donde los liberales blancos solían creer que (era) 1. el estereotipo del negro cálido y sensual, que cantaba y bailaba, vivía al día y disfrutaba al máximo de los placeres físicos, 2. o (que) carecía por completo de pautas de comportamiento o 3. (que) bien era una lamentable adaptación compensatoria de siglos de esclavitud y opresión—, (pero donde) no era tanto una adaptación a la opresión, desde el momento en que la opresión era una adaptación inconsciente al modelo sandía.
Slater nos está hablando de una retroalimentación entre la visión que tiene el hombre blanco del negro y de la percepción que el propio negro asume de cómo le mira el blanco, en donde el negro al final la interioriza como propia. En ese caso el blanco duda si el negro es el modelo sandía o porque 1. realmente lo es, 2. porque previamente al modelo que le ha “dado” el hombre blanco no tenía ninguna identidad o 3. por el patrón dicho al principio de este párrafo, en donde el hombre blanco le dotaba de una visión, que es por la que por retroalimentación terminaron siendo. De ser este el caso, según postula Slater, no era en sí mismo una (visión de) opresión hacia el negro, sino al modelo sandía que el blanco tenía en mente sobre el negro. En resumidas cuentas, que lo que le “molestaba” —y trataba de oprimir— al hombre blanco, era lo alejado que estaba el negro de la cultura del trabajo del Norteamericano de origen protestante y anglosajón. No muy distinto de como nos ven hoy en día los países del norte a los países latinos de Europa.
Hecho este análisis, y a tenor que me puedo haber equivocado y le he malinterpretado, sigamos con el desarrollo de las dificultades para que una IA pueda hacer lo mismo. Ahora mismo hay programas informáticos que en pocos minutos pueden ver cuáles son las palabras que más usa un autor en un libro. A la vez las puede cotejar para tratar de delimitar qué significa a grandes rasgos —una de dichas palabras— a lo largo del libro (no es que sepa el significado, si no que le ha restado toda posible ambigüedad, como así pueda ser el caso para el concepto de “modelo sandía”). A partir de esto puede eliminar toda frase que sea redundante, que sea excesivamente ambigua o que no sea relevante, como para al final hacer un resumen. Aunque resumen no sería exactamente el término…, lo que haría sería una reducción a lo más representativo, claro y “significativo” (menos ambiguo). Lo que está claro es que no podría hacer lo que he hecho más arriba, porque toda palabra es susceptible de comportar emociones, como tampoco está presente a qué se refiere en cada caso Slater (como así es con la palabra negro en el contexto del libro, que a la vez remite a la historia de Norteamérica), y que da por supuesto que el lector conoce por su cuenta. Igualmente la IA desconocerá la larga historia de qué es el color negro, donde es ausencia de luz y a lo que el humano teme de forma instintiva, y que en contraposición lo blanco es la luz… y un largo etcétera de este tipo de problemas (esto tan obvio es lo que más me asombra al ver películas sobre robots y humanoides: los acaban de encender y de repente no parecen darse ninguno de estos dilemas).
En definitiva: ve datos, ve información, puede deducir las estructuras (significado de las palabras —consultadas Online—, construcción sintáctica de las frases), pero no "ve" los significados de las frases, los párrafos o los capítulos, y mucho menos de la totalidad del libro. No es capaz de hacer un análisis paradigmático. De hecho ni el prefrontal humano los ve, donde esta parte del cerebro es la más cercana a la máquina. Los significados los “siente”, los intuye, los sensibiliza, los vuelve emoción, los “carnaliza“, el cerebro profundo, donde este hunde sus raíces de conocimientos al origen de la vida y sus pilares más básicos…, eso sí, a nivel de significados, cuando la ciencia, mediada por el prefrontal, está alcanzando a ver las estructuras de la vida. De hecho un científico al tener los dos tipos de forma de ver la vida (estructura y significado), no es capaz de ver las dos formas a la vez y en unidad, pues viene a ocurrir como cuando la visión ve un objeto o una imagen ambigua, en donde en uno de los casos o se ve el pato o el conejo, pero nunca los dos a la vez.

Sin quererme alargar, cuando afirmo que el cerebro profundo “hunde sus raíces de conocimientos al origen de la vida y sus pilares más básicos…”, no trato de caer en lo enigmático y lo mágico, me refiero, por ejemplo, al desarrollo del ojo (la visión) que no es una mera maquinaria, al modo de las lentes de una cámara fotográfica. Reconocer a alguien implica a todo el cerebro. Al dañarse alguna parte del cerebro una persona puede no reconocer a su esposa en una fotografía, pero sí directamente, o en otro caso —citado por Gerd Gigerenzer en su libro “Decisiones Instintivas”— una persona no era capaz de reconocer a nadie, pero si se le daban unas fotografías con famosos y familiares, reconocía… ¡oh, sorpresa!, a los famosos. En definitiva, el humano proviene de una forma de vida primaria, y su cerebro profundo —en sus funciones y estructuras— ha heredado todos los conocimientos que ha ido adquiriendo esa vida en desarrollo y evolución, a lo largo de miles de millones de años.
Me gustaría pensar que los niños, en su inocencia e ignorancia, ven el mundo como debería de ser, y que las personas en la mediana edad pierden de vista lo sencillo que es y debería de ser todo. Pero en realidad el niño trata de ajustar el mundo al cerebro del humano de hace más de diez mil años, mientras que el mundo actual ya no es aquel, y por ello la visión más “ajustada” es la del adulto, que al final, por la suma de años y experiencias agrias y amargas, no tiene otra que ver la realidad tal cual es: compleja, casi carente de sentido, distanciada de la realidad, de la naturaleza, de las reglas vitales…, deviniendo el humano en un ser, una realidad y una sociedad esquizoide, como lo resume Slater. ¡En fin!, lo que tantos y tantos posmodernos nos tratan de hacer ver, pero que el ciudadano medio no llega a perfilar, o de otra manera, aquella visión que por sanidad mental nos tratamos de negar.
(La serie “How to with John Wilson” es un buen ejemplo de una visión infantil e inocente —teórica, ironizada, representada— del narrador, frente al caos y la sociedad esquizoide —de infinitas tonalidades— que es New York. ¡¡¡Aviso!!! escenas sexualmente explícitas, y lenguaje soez y sin filtros.)





Comentarios