Diálogo entre Jesucristo y Sócrates



La espada que se quita de una mano es agarrada por otra.Dicho popular
Prepara al niño para el camino, no el camino para el niño.❞ Tim Elmore
Todavía tiene sentido tratar de entender el mundo
un poco mejor antes de apresurarnos a cambiarlo.
❞ Van den Berg
La crisis climática es una crisis de identidad.❞ Hanno Burmester
El aspecto más triste de la vida en este momento es que la ciencia
recopila conocimiento más rápido de lo que la sociedad recopila sabiduría.
❞ Asimov
Benditos sean los fracturados, porque ellos dejarán entrar la luz.❞ Groucho Marx
Los arquetipos crean arquetipos opuestos.❞ Strauss and Howe
Para corromper a un individuo basta con enseñarle a llamar Derechos
a sus anhelos personales y abusos a los Derechos de los demás.
❞ Chesterton
Aquel que te da más pena, no siempre es el que tiene la razón.❞ Popular
El destino del hombre se presenta en términos políticos.❞ Thomas Mann


El realismo y cinismo de «Juego de tronos» en la frase: «Las personas trabajan juntas cuando les conviene, son leales cuando les conviene, se aman cuando les conviene y se matan cuando les conviene», queda manifiesto en el acuerdo de Estados Unidos con Venezuela sobre el tema del petróleo. En otro caso, Inglaterra y España en su momento eran enemigos, pero se unieron para acabar con Napoleón. No se lee la suficiente historia para ver lo cínico que puede llegar a ser el humano.

No quiero desgastarme «orgánicamente», sólo expondré puntos y que cada cual lo desarrolle por sí mismo. Incluso escribiré lo más lentamente posible para detectar todo posible error léxico y no tener que corregirme. (Al final no son puntos, porque he ido ampliando información en cada uno de ellos. Compruebo que si desayuno poco y no hago la primera comida —sólo ceno—, me mantengo sin las caídas de energía física y mental de media tarde; sé que tengo pendiente subir el gráfico del escrito «la sangre justa»; el problema es que tengo que usar programas de los que olvidado su uso, pues además han cambiado). Entro en tema.


Claramente Jesucristo y Sócrates son de dos épocas distintas y tal encuentro nunca se dio. Sólo postulo una conversación hipotética entre dos humanos «opuestos». Tampoco sería exactamente con Jesucristo, sino con todos los seguidores que llevaron a extremos algunas de sus enseñanzas. Trato de exponer dos lados contrarios de lo humano: lo dogmático y el nihilismo. (En la gráfica de la cabecera el Apóstol Tomás representando la duda socrática.)

Sócrates no quería establecer nada. Sólo atacaba los errores de sus opuestos (de las personas que paraba en la calle y con los cuales dialogaba… ¡me imagino que por aquella época, y viendo que Sócrates se veía a lo lejos, la gente se cambiaba de acera para evitarlo!) Todo es susceptible de caer en contradicciones. La única postura sin contradicciones es la que no se posiciona sobre nada, como lo hacía Sócrates. En ese caso el filósofo griego argumentaría a Jesucristo que sus ideas llevarían a dogmatismos y a casos como la Inquisición, la justificación de las guerras y las conquistas, y la quema de Brujas. ¿Qué le podría contestar Jesucristo? Que no hay que llegar a posturas dogmáticas. Pero Sócrates le diría que qué no es dogma y qué si lo es, como para distinguirlo, y pienso que desde esa duda socrática, Jesucristo no le podría rebatir. Que alguien lo intente, cuando la historia ha demostrado que Sócrates tenía «razón». Se puede tratar de buscar qué y cómo se desvirtuaron las ideas de Jesucristo, pero realmente Jesucristo no tuvo, ni creó, un gran corpus de ideas. «Ser buenos y amaros los unos a los otros» (no, en la cama no, jejeje), te lo puede decir cualquier niño. El problema viene al tratar de hacer que estas ideas sencillas se puedan llevar a cabo. El feminismo ahora está «interpretando» esa idea, pero lo está haciendo «maltratando psicológicamente» —en la suma de todas sus ideas; sí, yo y otros nos sentimos maltratados por el actual feminismo, creando un problema que querían resolver: el maltrato a otro género, por su género—, a nivel generacional y hacia un solo género: al hombre (y por su masculinidad, su singularidad). Para el caso lo que está haciendo, el feminismo y como totalidad, al hombre a nivel general, es como si una esposa, en lo concreto, al levantarse le dijera a su marido e hijos varones todos los días: «os recuerdo que sois potencialmente unos violadores, maltratadores/abusones y unos asesinos, así que cuidadito con lo que hacéis, con lo que sentís y con lo que pensáis». (Desde el lado opuesto algunos opinan que están tratando de emascularnos —cortarnos los genitales— a nivel simbólico (interaccionismo simbólico), y no para buenos fines, sino sólo para hacerse con el «poder»…, en la guerra todo vale).


¿Cuánto saben las mujeres sobre los temas feministas?

Otro punto. La lógica no «sirve» para argumentar, y mucho menos para validar o invalidar posturas morales (donde tal término proviene de mores, costumbres, modos de vivir…, el cómo una cultura interpreta que las personas han de comportarse con el resto de las personas y el mundo. La moralidad se estudia en ética, y por ello trata de «igualar» o estar menos lastrada que la moral). Todo argumento siempre es susceptible de estar lastrado de creencias, de interpretaciones del mundo. La lógica sólo es una estructura en vacío que nada dice de la «verdad» epistémica, solo es válida para los lenguajes formales, como la matemática. Pero qué es la vida y cómo se produjo no se puede reducir a la matemática, aunque la matemática esté de estructura en la química y la física. La lógica incluso dice que «la falacia formal de analizar un argumento e inferir que, dado que contiene una falacia, su conclusión debe ser falsa», no es así, según lo que se ha venido a denominar bajo el concepto del «argumento de la falacia«. Un ejemplo de la propia Wikipedia:

Tom : yo hablo inglés, por lo tanto, soy inglés.
Ben : Los estadounidenses y los canadienses, entre otros, también hablan inglés. Al haber asumido que hablar inglés y ser inglés siempre van de la mano, acabas de cometer la falacia de la conjunción o del paquete. Estás equivocado. Por lo tanto, no eres inglés.

¡Pero se da el caso que Tom sí es inglés!, O sea, hablar inglés no implica serlo, pero todo inglés que diga «yo hablo inglés, por lo tanto, soy inglés» acierta en su caso, con una formulación lógica que está mal construida. Otro caso más claro es aducir que «el fascismo está mal, sólo hay que pensar en lo psicopático y narcisista de Hitler», y contraargumentar que se cae en la falacia ad hominem —atacar a la persona en vez del argumento—, pues independientemente de caer en tal falacia, no dice nada a favor o en contra sobre el fascismo.

(Si se quiere saber de esto y de más temas y límites de la lógica, leer el siguiente —denso, aburrido y profundo— libro: «The death of argument fallacies in agent based reasoning» de John Woods, donde llega a decir que "el «razonamiento ordinario» no tiene lógica«.)

Siguiendo la base del «argumento de la falacia», la frase de Umberto Eco de «las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas» puede ser verdad, aunque recurra a lo más bajo: el insulto.

Bajo ese punto de vista los YouTubers que han sobrevivido atacando el feminismo lo han hecho no porque ataquen a la mujer o la igualdad de derechos y deberes de las mujeres, y si usaban una lógica aplastante a nivel de razón, sino que han atacado los dogmatismos en los que cae el feminismo por métodos socráticos, mientras que el feminismo se comporta a como lo hizo Jesucristo: partiendo de una idea sencilla y «bonita» (humanista), pero que como tal se ha terminado por desvirtuarse hasta volverse una ideología. La lucha actual —por lo tanto— es si es o no es una ideología, o incluso yo diría más… una nueva religión donde una diosa mujer es la fuente del bien y la prosperidad, y en donde el hombre —la masculinidad— es el nuevo demonio. Es así, porque en su distópica prosecución no ya sólo quieren cambiar al hombre, sino a toda mujer que no se ajuste a sus cánones y que «promueva» o mantenga el actual estado de cosas o al hombre tal como es. Esta meta no deja de ser ilógica y conllevar ciertas contradicciones, porque por un lado, «aceptan» la libre autodeterminación para que una mujer lleve minifalda o vaya con poca ropa, pero están contra que se cosifique a la mujer como objeto sexual. Por lógica, en el primer caso, una mujer se auto-cosifica, pero está bien, pero para el feminismo está mal si tal práctica está institucionalizada. ¿Dónde está la barrera entre lo individual y lo institucionalizado?, tal barrera no existe, la unión de muchas mujeres auto-cosificadas crean el porno y las cam-girl…, instituciones. Todo esto crea una doble moral, pues el doble mensaje es válido si lo hace o viene de la mujer, pero está mal si es desde los hombres. Para el caso ellas se pueden equivocar y es correcto (bien en lo moral), pero si lo hace un hombre es incorrecto (está mal). Conclusión: lo Femenino es divino, pues Dios está por encima del bien y del mal y nunca se equivoca, y el demonio es el hombre —dentro de esta nueva cosmovisión—, pues haga lo que haga, está mal (o sólo hace el bien si acepta el credo feminista, con lo que caen en el estás conmigo o contra mí, como en su momento pasó en el cristianismo y su ortodoxia, y el consiguiente peligro de caer en lo apóstata).

Vayamos a otro caso. El veganismo. El humano es un animal omnívoro. Todo animal que lo sea tiene ventaja sobre los que no. Casi todo animal omnívoro es muy inteligente. Ya en un primer inicio, cuando una animal individual, y ante el hambre, se arriesgó a comer algo que no era propio de su especie, denotaba su ansia para sobrevivir. La evolución se alimenta de ese «ansia» o deseo de vivir. A mí no me importa que haya personas que no quieran comer carne. Lo que no tiene que ocurrir (o debería ocurrir) es que esas personas traten de imponer a las personas que comen carne, su «credo», y al final llamar «salvajes» o «primitivos» o lindezas por ese estilo a los que lo hacen. Yo si como carne no voy a tratar de crear una ideología en torno a comer carne. Como «heredero» de la posición socrática, me molestan los dogmáticos y sus «doctrinas». En ese caso al final se crea una «guerra» entre veganos y los que no lo son, pero la guerra la han iniciado los veganos dogmáticos e «insultantes».

Cada posición —feminismo, veganos…, cualquier otra— crea experimentos y busca estudios que le den la razón. No harían falta estudios sobre el veganismo, el humano es omnívoro y no hay más que hablar. ¿Que de lo que se trata es que queremos cambiarnos?, más estudios sobre el tema. El telón de fondo del escrito «La sangre justa» y la metáfora de las tartas y sus adornos, era el tratar de establecer que es tal la cantidad de estudios hoy en día, que cada uno puede tratar de asentar sus propias ideas a partir de «escoger» ciertos datos e ignorando otros. Una regla que sale a colación al leer estudios científicos, es que los tratan de volver a replicar y… ¡no salen los mismos datos siempre! Al final todo lleva a dos cosas, de qué premisa partía el estudio, y si tales científicos fueron lo bastante honestos para «leerlos» bajo el método socrático y no dogmático, y si estaban usando el método estadístico de la forma acertada. O sea, muchos estudios fallan porque entre ellos no hay una persona especializada en esta materia. Y llegados a este punto… ¿cuántas personas están cualificadas a usar la estadística de la forma «correcta»?, más bien pocos. Otra facticidad…, las estadísticas «dirán» una cosa y otra, dependiendo de qué datos se parta y cuáles se ignoran…, de nuevo tampoco parece librarse de los «estados iniciales»  y las presuposiciones de las personas que usen tal método. Luego adiós al imaginario diálogo entre Sócrates y Jesucristo. «Vence» Sócrates…, la duda, el escepticismo. Yo trato de mantenerme al lado de la posición socrática, pues siempre expongo mis propias dudas o las de los científicos en tales estudios, pero tampoco puedo asegurar que lo haga siempre o al cien por cien. Por eso suelo rematar los escritos con alguna duda, o diciendo que no hay que creer en lo que digo (igualmente me excedo en poner comillas a todo concepto que me veo «obligado» a usar, haciendo ver tal facticidad de los conceptos y el lenguaje: al usar un concepto, como ente con «una verdad», no por ello creo en tal concepto y lo que conlleva, pero lo uso para hacerme entender). Cada cual tiene que investigar por su cuenta. Yo me puedo centrar en un tema, y quizás desde otro punto de vista y desde otro tema, la conclusión arroje otros «resultados». Lo que tiene que estar en claro es que nunca se llegan a «verdades últimas». Nadie está en posesión de la «verdad». Cada posición sólo ha de existir para que cada persona busque su propia verdad. Aunque, ¡claro!, el que más investigue contará con más datos que el resto, si bien hay que tener en cuenta, y validando la conclusión del «argumento de la falacia» expuesto arriba, que puede que una persona con pocos datos, y al azar, llegue a alguna «verdad» más válida que la de los expertos, pues todo avance en la ciencia suele partir de alguna intuición en una persona, que en su momento no apoyaba ningún experto.

¿Por qué «validar» el escepticismo en todo? En muchos casos se trata de analizar el pasado, y no hay datos suficientes —cómo era la relación entre machos y hembras en nuestros ancestros, por ejemplo— y por otro lado se trata de pronosticar el futuro, cuando este es casi totalmente imprevisible —el caso del mensaje de Jesucristo y cómo ha ido la historia, con todas sus desviaciones e incluso «desvaríos»—. Pero, ¡claro!, tal escepticismo roza el nihilismo, porque entonces propone que como base no hay que hacer nada, y dejar que las cosas sucedan como tengan que suceder (que enmarcado dentro de mi filosofía no parece tener sentido, pues propone alguna defensa al agente cerebral que trata de conducirse a un futuro, y a unas políticas donde el Estado fuese más intervencionista). Yo no tengo soluciones, soy socrático, sólo tengo dudas, y por ello yo no me excluyo de ser analizado por este mismo método. Esto es válido sólo para mí —para uno mismo—, no «funciona» para proyectarlo sobre el mundo y para lo que tiene que ser un líder. Si hoy en día un líder sólo muestra sus dudas y sus desdecires, dejará de ser creíble y una persona sobre la que se pueda depositar nuestras esperanzas, presentes y futuras. Esta paradoja —desde la mirada socrática— es irresoluble. Si se analiza de forma detallada, el líder proviene de los alfas, estos llevaban a cabo su accionar sobre el mundo y el resto de la manada le seguía, pero sin alfas tal manada no obraría sobre la realidad, con lo que daría ventaja a las otras manadas basadas en alfas resolutos, que las podrían atacar y llevarlos a la extinción. Sin alfas, unos individuos se mirarían los unos a los otros, perdiendo la ventaja de dar el primer golpe, y llamando al individualismo de cada persona, con su consiguiente tendencia a la «desbandada» (fijarse en lo acertado de tal palabra, que proviene de las bandadas de los aves en su «todos a una»…, cuando en una batalla un ejército pierde a sus «alfas», los soldados suelen retroceder y salir a la escapada, en desbandada —a la vez «banda» proviene de ese mismo origen del comportamiento de algunas aves—). Esto es lo que he querido decir a lo largo de los escritos de por qué no hay que tratar de «aniquilar» la masculinidad del hombre. Agresividad, capacidad resoluta, fuerza, seguridad en sí mismo…, todo va en un mismo «paquete». No se puede cercenar una de sus propiedades sin que se afecte al resto. Huelga decir que alfa no es sólo el macho, sino toda persona que se haga cargo de un grupo de personas, como así lo son ahora las mujeres dentro de Unidas Podemos.

(este respecto, hay una serie de estudios que han averiguado que las reinas durante la historia fueron más belicosas —en porcentaje: 27%— que los reyes. Pero se apunta a distintos factores que no tienen que ver con la «agresividad» de tales reinas como personas individuales. Sino a factores como que por ejemplo sus contrincantes pensaran que por ser mujeres iban a tomar posturas menos «agresivas». De una forma u otra, esto «demuestra» que el alfa o líder, sea del sexo que sea, no se tiene que «librar» de la agresividad, en un mundo que puede codiciar lo que un país —antes reino, ahora cultura— posee sobre el resto o sus vecinos. No hay más guerras porque hayamos perdido la agresividad ni vayamos hacia ello, sino porque tenemos bombas nucleares y a sabiendas que de usarlas sería el final de la humanidad, tal como la conocemos. No creo en tal tipo de extinción, siempre quedarían humanos en algunos recovecos del planeta que tratarían de sobrevivir tal como lo hicieron nuestros ancestros…, en ese caso tendrían ventaja los cazadores-recolectores, pues ya saben sobrevivir de la naturaleza. Otra paradoja: que lo que siempre ha sido llamado «salvaje y primitivo» fuera lo que nos sobreviviese. Otro estudio, que cuestiona la «jerga» feminista, es que se dan más agresiones entre las parejas lesbianas (2) que las de hombres homosexuales o las parejas heterosexuales, la única cuestión —importante cuestión, eso sí—, es que llegan menos veces al homicidio).

Segunda consideración a partir del párrafo previo al anterior. Irene Montero, ministra para Igualdad en España, y formando parte de Unidas Podemos, que tienen como bandera el feminismo, se tiene que comportar como líder. ¿Cuántas dudas puede tener sobre la «jerga» feminista?, sea las que sean, no las tiene que mostrar, pues «tiraría piedras sobre su propio tejado». Llamo la atención sobre esto, pues toda ideología es, además, todo aquello que callan, como duda, sus líderes y partidarios. Lo cual es paradójico, pues la suma total de silencios, de lo que callan, de sus dudas, deviene en aquello que se ven «obligados» a mantener asertivamente, con lo cual, y como he dicho tantas veces, el total es mayor que la suma de sus partes, por un lado, y por otro: toda ideología es y existe, a pesar de las individualidades y sus posibles dudas. Lo que deviene en otra paradoja aún más grave: a que todo seguidor siga o mantenga como «verdad» lo que emerge como totalidad, por el simple hecho de seguir a sus líderes y no ponerlos en duda. ¿Conclusión?, ir por libre, no seguir a nadie, ni hacer que te siga nadie… (o no de forma doctrinaria), en definitiva: ser un librepensador. Si una persona es pública ha de optar entre mostrarse como líder (hasta llegar a lo dogmático: ¡duda de todo aquel que diga que nunca tiene dudas…, pues cae en la soberbia y se estará endiosando!), o mostrar sus dudas, como así sugiere Ortega y Gasset en su frase: siempre que enseñes, enseña a dudar de lo que enseñas», que puede implicar que te dejen de seguir, pues dejas de «jugar» el rol —en lo mental y lo social— de líder (sobre todo en lo mental, ya que dispara en el cerebro de las personas ciertos mecanismos validados por la evolución, con los que nacemos, que nos son «invisibles» para nosotros mismos, y los cuales son casi imposible obviarlos). A veces tengo la tentación de hacer vídeos de estos escritos, pero «conozco» los problemas aquí planteados, y mi razón me dice que es mejor no jugar esa «carta», manteniéndome al margen de las problemáticas de hacerme muy público. Leer varias veces este párrafo, si es necesario, para implementar de forma adecuada las paradojas subyacentes, y lo irresoluble y complejo de este simple entramado. La vida es una «mierda» repleta de contradicciones, sin soluciones únicas y válidas para todo y todos. Posmodernismo es reconocer que ni el líder es válido, si por ello se llega a ideologías dogmáticas, ni la ausencia del líder tampoco es válida, pues se cae en la atomización de las opiniones individuales, donde la totalidad de las opiniones no siempre es lo «inteligente» o «racional», deviniendo el sistema hacia el nihilismo y/o el caos.

Advierto que el siguiente párrafo va a ser insultante para la mayoría de las personas —para las nuevas sensibilidades, en realidad—.

Un giro en los temas. Hoy cualquier persona ve claramente el antropomorfismo o el etnocentrismo como dos tipos de «errores», pero pocos se dan cuenta que caen en el sentiocentrismo —dar más valor a los animales que sienten dolor—, o el especismo —dar más valor a unos animales que a otros; por ejemplo al perro sobre el cerdo o este sobre la rata—, y la ceguera vegetal —la tendencia a ignorar a las plantas como seres vivos y su importancia— (yo incluiría la ceguera a los microorganismos, más esenciales para la vida que el propio humano). Me gustaría ver qué lógica usa alguien que defiende «a muerte» la vida de los animales para no dejar vivir ratas en su casa. No enjauladas y controladas, que también está mal, sino a su «libre albedrío». ¿Por qué va ser distinto matar una rata que se ha colado en tu casa a matar a un lobo, donde a las buenas un lobo puede matar a un bebé, si se diera el caso que estuviera tan hambriento como para colarse en la casa de un granjero que vive en medio de la nada, en el monte. Una rata viendo que se le está aplicando descargas eléctricas a otra rata, apaga el conector para que deje de sufrir —y al igual que el humano, muestra más este rasgo con los conocidos que con los extraños—, (otro rasgo muy humano de las ratas es que si se les obliga a usar una rueda de correr, se estresarán, pero si se les deja a su libre albedrío, la usarán como un modo de juego, creándoles su correspondiente estado placentero..., otro más: sienten cosquillas y se ríen). Comparte con el humano la empatía —y por ello la compasión— hacia los de su especie, un alto grado de inteligencia, así como la metacognición, una capacidad humana que tienen muy pocos animales, pero sin embargo nos parece importar más el toro, del que no se tiene constancia que tenga ninguna de estas mismas características. Los occidentales del primer mundo tenemos mentalidad de urbanitas, nos hemos desconectado tanto de lo natural que lo estamos «mitificando». Aún hay en lugares que la «vida salvaje» mata a los humanos. Es «fácil» crear una gran teoría sobre la sensibilidad de los animales y de la justicia con estos, si se vive en un apartamento de una gran ciudad, y como mucho se nos puede colar una rata en casa. Hace unos siglos, estas se podían comer un bebé a poco que creciese el número de ellas en una casa y los padres se descuidaran. Si se diera el caso que se diera una guerra nuclear, como para que la naturaleza volviera a prosperar, ten por seguro que cualquier depredador no va a dudar un segundo en matarte…,  por mucho que tú sientas dolor y sufras. En el fondo pienso que todo esto de nuevo tiene que ver con el antropomorfismo: no es tanto el pensar en el dolor de un animal, sobre el que sólo tenemos de referencia nuestro propio dolor, si no el vernos a nosotros mismos como… ¿salvajes, inhumanos, «animales»? O sea, no deja de ser una postura bastante desconectada y narcisista de la realidad. Lo natural no se pone trabas a nada, no se pone límites, no introduce el valor en el mundo, sólo el hombre, al desnaturalizarse —en realidad desconectarse de lo real— introduce en el mundo el valor (lo moral), pero inevitablemente siempre desde su propia naturaleza: dar más valor a los animales domésticos, más a los domesticados que a los salvajes, más a los inteligentes y a los que sienten sobre los que no, etc. Seguimos sin entender —y aceptar— nuestro papel en la realidad. Sólo somos un animal más, no tenemos o deberíamos de arbitrar sobre el bien y el mal, pues sólo será desde nuestro propio punto de vista, desde nuestras propias sensaciones y emociones. La única postura verdaderamente ecológica es la de los cazadores-recolectores, cualquier urbanita medio, sin matar a ningún animal directamente, daña más al medio que cualquier cazador-recolector. siguiendo esta lógica, y de ser honestos y congruentes, tendríamos que volver a ese estado de cosas. Invito a todo animalista y vegano a que lo haga.

❝La supervivencia era una lucha tanto moral como física. Una doctora le escribió a una amiga en junio de 1933 que aún no se había convertido en caníbal, pero que «no estaba segura de no serlo cuando me llegase mi carta». La gente buena murió primero. Los que rehusaban robar o prostituirse morían. Los que daban de comer a los demás morían. Los que se negaban a comer cadáveres morían. Aquellos que rehusaron matar a su prójimo murieron. Los padres que se resistieron al canibalismo murieron antes que sus hijos.❞ Realismo sobre el ser humano (Fuente)

El siguiente párrafo ya es más «normal».

A lo que quiero llegar es que no hay que ser un «facha» de la defensa de los animales y unirse a un «ejército» que se posicione a tu lado para atacar… ¿a qué o quién? Los que me conocen saben el amor que tengo a los animales, pero no trato de dogmatizar una postura desde mi propia sensibilidad. En todo se habría de seguir la siguiente lógica: cada persona sólo se tiene que preocupar del bienestar de sus propios animales, su familiar o amigo homosexual o de otra etnia, sin por ello tratar de pregonar su «credo», pues si creas una nueva religión, cultura o ideología —o como lo quieras llamar— por fuerza vas a crear unos opositores con los que tendrás que entrar en guerra, llegando a aquello que tratabas de evitar: aniquilar a los otros, a tus opuestos. O en otro caso a doblegarlos o a acallar sus voces, principio desde el que partías para iniciar tus «guerras». Tendría que vencer siempre Sócrates (la duda) y no Jesucristo (el dogma, sus seguidores). (Idea revisable desde la perspectiva de mantener el concepto de los alfas, según lo planteado arriba).

Retomo el tema de los veganos. ¿Están tan seguro de sí mismos y lo que se ha investigado para afirmar qué es mejor para el humano y para el planeta? Ningún estudio puede ser tan fiable como para predecir, al cien por cien, que es lo mejor. Mi apuesta es comer carne sólo de vez en cuando, para que mi impacto sea el menor posible. Así ha sido siempre, pues las personas no tenían tanto dinero para comprar carne todos los días. (Las matanzas en invierno se hacía o se iniciaron por ser prácticas, ya que no se podía mantener muchos animales en invierno, dado que escaseaba la vegetación: al matar algunos se optimizaba a los que se podían mantener, a la vez que les servía de alimento a ellos; en un pasado más remoto, el humano no hubiera sobrevivido en las latitudes más altas del planeta, nevadas y por ello sin vegetación, durante la mayor parte del año, si no fuese por la posibilidad de comer carne; otro dato: se cree que la carne y el pescado —sus proteínas y en los segundos también por su tipo de grasa— potenció nuestro cerebro y por ello nuestra inteligencia). El actual desbarajuste ha venido dado por la comida rápida, idea que nació en Estados Unidos y ha «triunfado» en todo el planeta. Su política consistía en vender comida a muy poco precio, política a la que se tuvieron que adoptar los ganaderos, creando métodos de crianza cada vez más industrializados y mecánicos. Donde vivo, en Salamanca, la mitad norte (más o menos) es un buen terreno para la agricultura, y la mitad sur —rocosa y pedregosa— está llena de grandes fincas para el ganado vacuno. Viven bien, y antes eran alimentadas por la cebada y la paja de la zona norte. En la zona de la sierra viven en el campo, y en verano, las vacas, suben por sí solas por los montes y las montañas en busca de los prados verdes. Si la humanidad se hiciera vegana, tales vacas no llevarían tal tipo de vida, pues nadie las mantendría, ni les cederían tantos campos y terrenos. Mirar estadísticas de cuantos bueyes, asnos y otros animales, que ya no se «usan» por su fuerza muscular, viven en la actualidad en España, con respecto a antes. O sea, el problema no es comer carne, si no la cantidad de carne (y en parte debido a la superpoblación humana).

Vuelvo al tema del feminismo y España. El actual gobierno, del que forma parte «unidas podemos», ha cambiado el plan de enseñanza bajo sus ideas, para por ejemplo, «detectar» si un niño/a puede ser homosexual o tiene disforia de género, —un «futuro» trans—. Igualmente para empoderar a las mujeres y para que el hombre sea más sensible y más tendente a «asumir» la igualdad. Tiene dos propósitos: evitar el acoso escolar y el «crear» el tipo de humanos que el feminismo «cree» que es lo mejor para la humanidad. Ni siquiera los padres tienen potestad sobre estos temas, los cuales se tienen que quedar al margen ante las nuevas leyes creadas. ¿Está bien o está mal? Pues no lo sé. (Avisar que lo que sigue sólo es divagar, pues tal plan de estudio lo cambiará la Derecha en cuanto entre en el poder, o sea, dentro de dos o seis años como mucho —por todo esto no me gusta la democracia, o por lo menos el cómo está estipulada en España, en la cual damos un «cheque en blanco» a los políticos para que hagan lo que les da la gana: vamos dando tumbos, y en este caso malogrando la crianza de las siguientes generaciones—). Pero, me recuerda a «querer jugar a ser dioses», tratando de cambiar nuestra naturaleza, me recuerda a toda postura ideológica y dogmática. ¿Evitará todos los problemas o creará nuevos e impredecibles? Como socrático sólo puedo decir que no lo sé, pero igualmente como socrático puedo afirmar que el humano no es racional, y que puede que lo que peor que tenga en su naturaleza sea su tendencia a «jugar a ser Dios». Todo camino que ha ido por este lado, siempre ha terminado por salir mal. ¡Bueno, no!, no sé si siempre.


(Añadido del 17 de marzo. Las nuevas generaciones emergen a partir del actual ambiente caldeado entre hombres y mujeres, y van a llevar más lejos tal «guerra». Ya se está haciendo patente en las clases y las universidades. Como se ve en el vídeo, todo es una ataque hacia el hombre, la mujer nunca es culpable en nada —y en ninguna medida— en los textos de los nuevos libros de educación, donde siempre es la víctima. Muchas veces en trivialidades no fundamentadas desde la ciencia —en algunos casos la ciencia ya se ha pronunciado en contra de la visión feminista, como es el caso de los pretendidos juguetes «sexistas»—. En el tema del deporte…, entre los propios futbolistas hombres, no todos cobran igual, lo hacen con respecto al potencial de dinero que pueda generar para el club. En otros casos, y ante el mismo puesto y funciones, la ley ya tiene establecido que hombre y mujer tienen que cobrar lo mismo. El resto es si la ley se cumple o no. En mi caso he estado trabajando en contratos de cuatro horas, cuando en realidad eran de ocho. De esa forma el jefe se ahorraba dinero. O sea, no es una cuestión en el que el tema de la mujer se tenga que aislar de la problemática de cualquier otro trabajador. Otro tema es el uso indebido del concepto «violencia de género». La ablación sí es una violencia de género hacia otro. Que Pepe pegue un tortazo a su pareja no es por ser mujer, hombre o trans, si no porque tiene un conflicto con tal persona (la fricción en pareja puede pasar por etapas muy duras, siempre ha sido así y siempre lo será, los golpes no siempre son desde un género hacia otro, sino igualmente dentro de parejas homosexuales), y dado que Pepe no sabe controlar sus estados de ira (el feminismo no veo que trate este tema: el ayudar al hombre con terapias para saber controlar su ira —no, hasta donde yo sé—, todo el dinero que recibe del Estado el feminismo se va en la protección, defensa y posible nueva ubicación de la mujer… en la violencia aislada desde el hombre y hacia la mujer, distinto si es de una mujer a otra mujer). En el futuro, en estos, y otros temas como el de #MeToo, la sociedad analizará al feminismo como que cometió demasiados errores. A nosotros nos toca el vivirlos y en algunos casos el "sufrirlos")

Cierta parte de la entrada anterior hay que leerla como sigue: toda la humanidad ha de abrazar la causa liberal, que se basa en el individualismo, donde si cada persona busca lo mejor para sí (agente racional), todo irá bien. ¿Pero de quién viene esta voz o paradigma? De los países del primer mundo que «usan» la mano de obra barata y los productos baratos de los países emergentes o en vías de desarrollo. Este sistema funciona por tal disparidad. En el primer mundo compramos productos baratos, por lo poco que cobran —y lo mal que viven con respecto a los del primer mundo— los obreros en los países en vías de desarrollo. Este sistema dejará o dejaría de funcionar en cuanto todos los países se igualasen…, a no ser que se cuente con que no se han de igualar. La lógica es que ya no podríamos comprar tantos productos baratos —o para producirlos— y la economía —basada en el antiguo modelo— se estancaría de golpe. Una segunda lógica a tal discurso es que de igualarse, este sistema se basa en consumir mucho, en no hacer que las cosas duren, en producir mucho. Esto me recuerda a uno de los personajes de «cien años de soledad», que fundía monedas de oro para volverlas a crear. El problema de este sistema es que no se recicla al 100% toda la materia que se consume, y por lo tanto vamos agotando las materias primas (me recuerda a lo autopoiético: a un sistema que no necesita de nada externo a sí mismo, pero tal sistema no existe, todo ser vivo (sobre)vive de su entorno, y muere si lo agota). Ahora todo se basa en el plástico, que en parte sustituyó a la madera (las cajas de las televisiones se hacían de madera, por ejemplo, otro caso son algunos muebles o estanterías), pero el plástico es finito. Esto tiene el contraargumento de que se creará otro producto que lo sustituya, pero a la vez existe el problema de la superpoblación y la tendencia a que los humanos se «acumulen» en las grandes ciudades: «monstruosidades» de edificaciones y útiles de materias que han salido de la naturaleza dispersa. O sea, ¿dónde están los viejos castillos?, la gente de los pueblos aledaños cogían sus mejores piezas de piedra para hacerse sus casas. Ahora mismo cuando se tira un edificio se recupera más bien poco. Sus ladrillos —arcilla— no se recuperan, no se puede volver a hacer arcilla de ellos —igualmente su cemento—, y los nuevos estándares de la construcción no van a permitir hacer un nuevo edificio con viejos ladrillos —se recicla sólo una baja proporción, ahora mismo sólo se recupera de los viejos edificios los ladrillos macizos de arcilla—. O sea, para el caso, el personaje de «cien años de soledad» cada vez tendría menos oro para hacer sus nuevas piezas —aunque el oro no sea el mejor ejemplo para lo que quiero decir—. Amén de todo esto, todo este reciclaje de lo mismo —o nueva producción— necesita mucha energía, energía que no se recicla cuando se hacen nuevos materiales. O sea, todo el plástico se creó en grandes fábricas y una gran cantidad de energía, al recuperar el plástico hay que volver a gastar energía para volverlo a utilizar (además de toda la energía y tiempo para recuperarlo). Por todos estos inconvenientes, los fabricantes de envases y otros productos prefieren comprar plástico nuevo.

Si esto que digo puede ser así o no, crea un «primer frente de guerra» entre los que creen que este tipo de mirada es demasiado pesimista y los que lo postulan y defienden. Los primeros arguyen que este aviso se viene dando desde el principio de la humanidad, y nunca ha pasado nada y hemos crecido. Pero, ¡es que nunca habíamos estado tan cerca de los límites en todo! (superpoblación, uso de materia y energía). A principios de año en Europa se hablaba de posibles cortes de la energía, sin estar claro a qué se debía tal tipo de avisos. Pienso que los que están en el poder saben que existe que hay unos límites, y que estamos llegando a ellos, y ponían en sobre aviso a la población para que moderaran su consumo. A la vez China, la mayor productora del mundo, no ha parecido recuperarse desde la crisis que se propició por el coronavirus, porque está pasando por una crisis de energía.

Sobre este tema no me muevo con seguridad, y prefiero dejarlo de lado. La lógica a la que yo me atengo es que estamos consumiendo demasiado rápido —y de forma banal— productos que son finitos en la naturaleza. Pensar que dentro de doscientos años habrá que volver a crear todas las ciudades del mundo. Los edificios tienen una vida útil, pues sus materiales se deterioran todos los años —como un cuerpo renueva casi todas sus células, órganos, y es en parte por lo que nos tenemos que alimentar constantemente—. ¿Tendríamos los suficientes materiales y energía para volver a reconstruir todas las grandes ciudades del mundo? Culturas y civilizaciones del pasado cayeron ante tal «lógica» de quedarse sin materia prima o mano de obra (energía), lo peor de ahora mismo es que todos vamos en el mismo barco.

Dos fuentes alternativas sobre la guerra de Rusia y Ucrania:

 

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