Las Cataratas de la Vida
(Foto de la cabecera: Pozos de los Humos en Salamanca)
Esto sólo es un corolario del escrito previo.
Bajo la metáfora del escrito anterior, me imagino que ahora tiene más sentido qué se entiende por corriente principal de pensamiento (mainstream). En el cerebro se llama tren de pensamiento (yo prefiero hilo), aunque tiene otras connotaciones. Igualmente se ha puesto de moda el uso de la mente fluida o la corriente mental (amen de “sexo fluido”, “amor fluido” y un largo etcétera, pues el sociólogo Zygmunt Bauman puso de moda el concepto de líquido (amor, arte, miedo, sociedad… líquidos).
Siguiendo con la misma metáfora, el fluir del agua es distinta cuando baja de la montaña, que cuando llega a los valles en donde el desnivel es pequeño o nulo. Creo recordar que fue Hegel el que dijo que es la peor situación posible. Las aguas tienden a estancarse y se pudren (nihilismo, tendencia a las drogodependencias y los trastornos). En todo esto vemos dos estructuras. 1. Que el humano ha recurrido una y otra vez a usar de metáfora al agua, y que por ello la metáfora es una de las principales formas de trabajar del cerebro: a partir de la realidad del planeta y sus procesos. Quizás el que inició el uso del agua como metáfora fue Heráclito, cuando afirmó que nunca se cruza dos veces por el mismo río, pues este son sus aguas. En este caso mi metáfora es un medio camino entre Heráclito y Parménides, pues es cierto que el agua siempre es distinta (el ser es su fluir), pero a la vez hay que tener en consideración la cuenca (la esencia del ser: la especie), que es lo permanente, o casi, pues también cambia, aunque más lentamente.
¿Pero por qué cambia? 2. porque el humano añadió el concepto de historia a la realidad, pues de otras especies no se puede decir que tengan una historia, sino que son simplemente fluir. Esto nos lleva a la Revolución Industrial, por ser seguramente el salto de cascada del río de lo que se puede decir que somos ahora (y que es al valle estancado que hemos llegado: el capitalismo liberal y neoliberal, del que parece no haber salida). De repente el humano no dependió de la única fuerza que existía en la naturaleza: la muscular, y sobre todo proveniente de los animales de carga (bueyes, caballos, mulas, burros, asnos, camellos), sino que ahora tenía la máquina de vapor.
A tener en cuenta que la Revolución Industrial necesitaba de muchos operarios, y se hizo uso de la mano de obra barata, como los niños y las mujeres, ahí empezó o cogió fuerza el papel de la mujer en la historia, iniciándose el feminismo (lo que demuestra esta parte de la historia, como otras, es que es el capital lo que fue determinando una posición a la mujer, ahora madre, ahora campesina, sirvienta y ahora obrera..., luego deberían de sumar su reivindicación a la izquierda y no de forma aislada: parte de sus "penurias" son las mismas que las de cualquier otro proletario). En ese impase, el hombre (el macho de la especie) podía quedarse sin trabajo, lo que le llevó a una de sus primeras crisis…, pues le empujó sobre todo al alcoholismo. Retrocedamos en el tiempo (lo que sigue a continuación es un croquis demasiado burdo, pero son este tipo de perfilados sobre el papel por los cuales se pueden ver mejor las ideas generales, a las que después hay que añadirle los trazos mejor definidos).
Según mis teorías el macho se ha incorporado tarde al cuidado de sus hijos y este primer inicio lo cambió todo. Tal fluir le dio una motivación extra para vivir: sentirse útil y necesitado. Esa motivación ya existía en las hembras, que tenían que cuidar a sus crías. En el macho sólo existía su empuje por luchar por la vida y por ser el elegido por las hembras: era una posición más individualista. La historia humana empezó a germinar en tanto que el macho entró a formar parte de esa dualidad hembra y crías. Si se analizan casos como el de las leonas o las elefantas, se comprende que sus manadas están dominadas por la tranquilidad y la paz. En las dos especies las madres echan a los machos para que no se perturbe tal paz. De nuevo sale a colación el papel de la testosterona en su excesiva retroalimentación positiva como algo a evitar.
Sea como fuere, no tuvo por qué ser el macho el que tendió hacia ese lado, sino que la hembra le fue implicando hacia tal camino, o sea que el macho hizo un papel pasivo de irse dejando llevar hacia ese lado de las aguas y tal cuenca. Tal idea entra dentro de la teoría de la autodomesticación, proceso que se ve en los actuales gatos con respecto al humano. Se supone que la situación de esos primeros homínidos era muy precaria, ya no tenían a los árboles como defensa y modo de escape de los depredadores, y de repente se volvieron demasiado vulnerables. Igual ocurrió con la disponibilidad de la comida. Al igual que el gato se acerca al hombre por interés, la hembra de la especie tendió a necesitar al macho y lo fue implicando cada vez más dentro de la familia. ¿El interés para el macho?, el sexo. Todos estos procesos se ven perfilados en los actuales chimpancés y los bonobos. Si fue así… ¿quién fue el “culpable” de los siguientes procesos evolutivos?, como motor o primer paso: las hembras. Luego el patriarcado lo iniciaron las hembras y siempre se ha estado “negociando” tal posición.
Lo que quiero hacer ver es que la historia la inicia el concepto de familia y en tanto que el hombre forma parte de esta. Se supone que durante mucho tiempo la mujer frenó la tendencia a la retroalimentación positiva, propia de la testosterona, a través de la vergüenza. Las sociedades humanas permanecieron ancladas a ese modo de existencia (aún quedan tales humanos) por cientos de miles de años…, hasta que se vio empujada a salir de África. El resto lo fue empujando lo que establece el determinismo ambiental: al haber menos alimentos que en la zona ecuatorial, y dado los cambios tan bruscos del clima en las distintas estaciones, el humano tuvo que hacer un mayor uso del ingenio, en donde por la cercanía y que aún reinaba el espíritu de pertenecer a la misma especie, las distintas tribus aprendían unas de otras, aumentando rápidamente a nivel cultural, simbólico (pinturas rupestres, adornos y pinturas sobre la piel) y tecnológico (hachas, puntas de flecha, lanzas, agujas, curtidores, cortadores de carne…).
Como sea, que no quería alargar mucho este escrito. El caso y a lo que iba es que cuando el humano apostó por la ganadería y la agricultura, se dio un antes y después, pues a partir de ese momento entra en juego un nuevo estado emergente, el de las civilizaciones y por ello la historia (este principio muestra que el patriarcado se inicia como exponente del poder, del dominio; había que defender las propiedades o conquistarlas, papel más propio del macho..., lo demás sigue procesos dialécticos de la dualidad dominancia/sumisión, que podía darse hacia las mujeres al igual que hacia el pobre, o los pueblos más débiles: la verdadera lucha ha de ser contra el dominio y el poder, da igual quién lo ejerza y hacia quien: el contraataque tiene que ser desde la unidad). Desde Hegel los pensadores (Marx, Spengler, Dilthey) pusieron en juego o dieron importancia al estado emergente que es la historia, porque se empezaron a percatar que en esta se seguían ciertos ciclos de crecimiento, estancamiento y decadencia. Grandes civilizaciones como la Griega, la Romana, la Maya o la Jemer, parecieron seguir unas mismas pautas. ¿Por qué?, cómo es que no se sigue simplemente un crecimiento lento y progresivo. Estoy en plan dionisiaco, más que racional… (eso explica lo flojo que está siendo el escrito) y como respuesta dionisiaca, qué puedo decir… ¿que tales civilizaciones se aburrieron hasta el hartazgo y se terminaron por “suicidar”?, (leer sobre el “síndrome de agotamiento por aburrimiento”, boreout, pues posiblemente sea extrapolable a lo social).

Si se supone que lo social es una proyección del cerebro humano, ¿acaso cada humano no está constantemente necesitado de cambios? La actual civilización tiene como protagonista a Estados Unidos, esta a través de la industria del cine y el espectáculo nos ha entretenido por más de cien años, pero de repente el cine parece haber entrado en crisis. Las películas ahora mismo nos aburren. Las llevaron hasta sus límites, con las grandes superproducciones de los héroes de los comic, pero la mecha era demasiado corta y ya no hay nada más que quemar. Ahora vivimos “encantados” con los móviles, son nuestro nuevo circo, pero aunque se supone que se basan en la comunicación, esa idea es falsa, pues nos están llevando hacia el individualismo y la incomunicación.
Este no va a ser de mis mejores escritos. No quiero llegar nada, me da igual llegar a nada… y este sentimiento que yo tengo se está volviendo universal. Ya no esperamos nada más del actual ciclo de la historia, estamos viviendo en su decadencia y no hay nada más que hacer. A las nuevas generaciones les debería de tocar “elegir” si dar el tiro de gracia a la sociedad actual, o si quieren que esta decadencia se prolongue por siglos, como así ocurrió con el Imperio Romano.
Mi principal mensaje es el marginal. El macho de la especie no empezó esta locura en la que estamos. El actual estado, al que el feminismo lo enmarca dentro del patriarcado, lo iniciaron aquellas hembras, seguramente más cerca de lo animal que de lo humano, que implicaron al macho dentro de sus roles, creando un primer conato de lo que conocemos como familia. El macho, bajo su premisa de ser alentado por la retroalimentación positiva, que es la testosterona, empujó la especie a lo que conocemos ahora. Todo gran avance o salto (que no progreso) hasta la locura actual, la han iniciado sobre todo los hombres, hombres concretos como grandes guerreros, inventores, pensadores, y creadores de religiones…, porque en definitiva esa es la “mierda” que nos hace la alta carga de testosterona en el cerebro masculino (la mujer estaba ahí, pero ninguna ha creado ningún giro en la historia en ningún ámbito, o no que yo sepa, quizás alguna reina). “Las hormonas vasopresina y la oxitocina —propias de las mujeres— modulan los procesos de la memoria. La vasopresina facilita, mientras que la oxitocina atenúa la consolidación y la recuperación” (ir a estudio). La oxitocina tiende al olvido, quizás porque es mejor olvidar para perdonar y para salir de los malos tránsitos de la vida, y de esa forma seguir adelante en el fluir del agua. Las mujeres viven más años, con mejor salud mental, y con mejor salud en general, que los hombres. Los hombres que viven solteros son más caóticos e impredecibles que los casados, porque al hacerse padres tienen una mayor cantidad de vasopresina y oxitocina (la vasopresina en los hombres contrarresta los efectos de la testosterona, quizás por eso es más propio de los solteros, o de aquellos hombres que no se ocupan de la familia, el crear las mayores innovaciones; ahora las mujeres que no apuestan por la familia se han unido a esta marcha, quizás demasiado tarde, pues ahora se necesitan muchas mentes y el colaborar para innovar).
¿Todo el escrito es reduccionista?, quizás, pero encaja con lo que vemos. He llegado a la escritura desde mi condición de pintor. Los pintores saben reducir a sus mínimos la realidad, como así lo hicieron los impresionistas. Por otro lado a los artistas les hace falta bosquejar la realidad a sus mínimos, para después ir añadiendo los detalles. Yo nunca he sido un pintor del detalle. Mi mente ve estructuras y se limita a bosquejar (sobre todo la esencia de las ramificaciones vegetales).
¿Lo que vendrá? Lo peor del momento actual es que ahora el presente imperio se globalizó, con lo cual si cae él, caemos todos (después de la Segunda Guerra Mundial, propiciada por el gran Crack del 29, el humano creó medios de control como la ONU, el FMI y los Bancos Centrales (de los países o de las distintas zonas, como es el caso del Banco Central Europeo)). Estos evitan que no volvamos a entrar en una gran crisis, pero a la vez las multinacionales las controlan soterradamente, luego el capitalismo son esas aguas pantanosas e insalubres donde todos morimos en la desesperanza en la actualidad, ¡menos los ricos y multimillonarios, claro! Por otro lado ahora conocemos que todos son ciclos en la historia, y vivimos desencantados de ellos, y parece no quedar fuerza moral para iniciar uno nuevo. O sea, que el hartazgo no es de una civilización, sino que nos implica a todos como especie. Hegel puso fe en que la razón y el saber absoluto acabarían con la humanidad, pues al llegar a ese estado Dios se retomaría a sí mismo como un todo. Pero, qué pasa si se resta de la ecuación a Dios. Que el humano está llegando al final de todos los relatos y ya no le queda fuerza ni inventiva para crear un nuevo relato. Las aguas que son la humanidad han llegado a un llano y se están estancando (capitalismo neoliberal). Nuestra actual sociedad sólo es ese ir hacia que todo se pudra, ante el hecho de que ya no quede oxígeno en nuestras aguas, como para generar nuevas ideas o empujes a nuestra actual decadencia. Entre medias al macho se le está poniendo en jaque, con lo que poco a poco se volverá a distanciar del cuidado o el interés de la familia y los hijos. Se revertirá lentamente su tendencia a la autodomesticación…, se asalvajará, como así está ocurriendo al ir formando grupos de solteros (incel, MGTOW, manosfera, artistas de la recolección, a destacar el Youtuber Roma Gallardo —sin decir que pertenezca a alguno de los colectivos mencionados— con su casi cerca de un millón y medio de seguidores) ¡No le queda otra!, el feminismo le está poniendo sobre las cuerdas y ha de salir de esa situación acorralada. El feminismo llama al orgullo del hombre, propiciando lo que pretendía atajar o “controlar” (hasta a mí me exaspera, que siempre he sido una persona muy tranquila).
¿La única esperanza a tal decadencia?, que al final de esas aguas estancadas haya un precipicio que haga que el agua caiga en una gran cascada. Desde allí es posible que de nuevo el terreno sea escarpado y las aguas vuelvan a coger nuevas fuerzas. De otra forma, la mujer está más preparada mentalmente para “ir tirando” sin pedir nada más a la vida, esa es su condición de madre, para eso la ha preparado la evolución y su genética. El “colgajo” evolutivo a todo esto siempre será el hombre y su “maldita y venenosa testosterona”: somos el sexo quebradizo o débil (2 y 3, intuyo que esta línea de mis argumentos no gustará a muchos hombres, pero son sólo eso: argumentos personales).
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