Devaneos XII – La Herida Invisible 00


El presente escrito tiene el subtítulo de “la herida invisible”, que en teoría es un escrito que tengo pendiente, pero que no sé si lo haré, pues los documentales, de los que hablo aquí, ya hacen referencia a lo que pudiera decir en él.

I
He arreglado algo el escrito “Paradoja del Hedonismo – Afluencia“, aunque sólo alguna repetición cercana de palabras, que creaban cacofonía. Le hace falta un repaso en general. La idea central es que el capitalismo, el actual individualismo, tiene como concepto clave la autosuficiencia, basándose en la autoeficacia, y trata de decir que nunca se suple, pues lo implícito en el ser humano es la sociabilidad. Los artistas son el paradigma de esa tipología, suelen ser muy egocentristas, centrados en sí mismos y su realización de obras, pero bajo mi propia experiencia, y con la edad, uno se da cuenta que su vida ha sido algo así como una “maldición”, pues le ha llevado a estar sólo y siente el vacío de no formar parte de algún grupo. Hay una película, en blanco y negro, “antigua”, que muestra el encuentro de dos hermanas, en donde una de ellas se tuvo que quedar con sus padres, que tenían problemas de movilidad (creo), cuando la otra se fue y logró tener una carrera brillante de actriz. La trama de la películas son los reproches de una a otra, pero la moraleja, bajo tintes cristianos de la época de la película, la conclusión final, es que había sido más feliz la que se había quedado con la familia. Pero hay una paradoja en todo ello, pues como dije en el anterior escrito, las obras de arte, la trascendencia de dejar legados después de la muerte, es otro de los pilares del ser humano, luego no hay una “solución” final válida sobre si hay que aceptar la “maldición” de ser artista y tender al aislamiento y crear, o tratar de entregarse a la familia. Habrá quien dirá que puede haber un medio camino, que mi forma de ver las cosas es desde el pensamiento del “artista maldito”, pero si se echa la vista atrás casi todo artista, o incluso filósofo o científico de renombre no tenía familia, o era algo al margen. Por poner sólo unos nombres: Miguel Ángel, Newton, Kant, Van Gogh, Leonardo da Vinci, Virginia Woolf, tres de ellos homosexuales (alguno bajo dudas), y aislados por su condición escondida. El humano parece ser de tal tipo de condición, donde lo que más le define son sus insalvables paradojas. Siempre somos dualidades, imposibles de ser conciliadas, o dicho de forma más científica, la evolución humana está marcada por los opuestos, que seguramente no se darían de forma “natural”, en su condición exclusivamente animal, pero que se revelan en nuestra condición social “civilizada”, y ya fuera de lo meramente evolutivo y a nivel biológico.

II
Alguien fue hasta mi escrito “Primitivas, Conceptos y Conciencia” y como ese día no tenía otro plan, me puse a leerlo. Uno de sus pilares es el concepto de relevancia, cuando aún no había leído la teoría de la relevancia. Lo digo porque en su momento tildé a tal teoría como demasiado evidente como para hacer un libro y pasar a la posteridad por ello. ¿Qué lo han fundamentado bajo análisis científicos?, vale, pero no es del tipo de “descubrimiento” de tipo “¡eureka!”, pues todo humano, por sentido común e intuición, lo sabe. Bajo esta crítica no habla la “envidia”, lo que habla es sobre el hecho que publicar libros es uno de los pilares del consumismo y el capitalismo. Otros científicos tienen breves artículos más relevantes en Internet, que no terminan siendo un libro. Uno de esos casos es Martin A. Conway y sus teorías sobre “el sistema de auto-memoria” y el “trabajo sobre el yo” (self working) tratado en “La Máquina Autorreferencial II“, que bajo mi punto de vista ha “encontrado” el cómo y el por qué emerge el agente que llamamos “yo”, pero que ni siquiera tiene una entrada en la Wikipedia (o yo no la he encontrado). Aquí se pueden dar varios sesgos, uno de ellos es leer y dar más importancia sobre lo que entendemos y nos da la razón (no tengo ganas de buscar el nombre de tales sesgos, creo que uno es el de confirmación y otro puede ser el de autoservicio), que además en su lado negativo trata de renegar aquello que vaya contra sus propias creencias. Como así es la base de la serie “el muro blanco” (White Wall), el deseo de misterios, de lo inexplicable, como así son los misterios sagrados, es uno de los pilares humanos, luego lo que nos trata de decir Conway, puede revelar un misterio que parece que deseemos que se mantenga como misterio; o en otro caso, aunque lo explique, no lo revela, pues este, al igual que una ilusión visual, permanece inalterada en —y para— el cerebro que somos. (Ver un caso de ilusión visual. Saltar al minuto 6:30, sobre todo el experimento de los cuadrados de colores, ¡parece increíble!)

III
La principal idea de este escrito es compartir documentales (y subtítulos, enlazados abajo). Vayamos uno por uno.

  1. David Attenborough – A Life On Our Planet (2020). Trata sobre los dilemas y problemas ambientales en los que se encuentra el humano de hoy, como la superpoblación y el calentamiento global. El afamado autor tiene otro documental anterior en la misma línea, pero que es más “catastrofista”. En este último, y al final, nos presenta distintas iniciativas que se están llevando en varias partes del mundo, lo que para mí es un “grave” error, pues puede crear la ilusión que ya vamos en la dirección de que los problemas se solucionen, y que por ello no tengamos que hacer nada a nivel individual.
  2. Una nación bajo estrés” (en YouTube y subtitulado…, yo lo he visto en HBO, pues me han dejado acceso a una cuenta), viene a decir lo que yo haya dicho en el anterior escrito y anteriores, en frases como: “según las pruebas que tenemos, las  desigualdades de la sociedad afectan al nivel de salud de todos; cuanta mayor sea la desigualdad, menores son los niveles  de confianza y cohesión social, y mayores son los niveles de aislamiento social” (…) “esencialmente, desde un punto de vista darwiniano, estamos viendo cómo se deja atrás a la gente que responde de una manera menos adaptada ante los elementos estresantes para la psicología humana”, y “si tratas a la gente de forma muy mezquina durante el tiempo suficiente le pasarán cosas negativas”. En otro documental (¿o una película?) se nos dice que cada 38 segundos hay un intento de suicidio en Estados Unidos, y 100 al día llegan a término. En esta misma dirección de denuncia va el documental, pues dice que la actual vida social llevará cada vez más al suicidio. El suicidio es ya la primera causa de muerte (…), por delante de los asesinatos e incluso los accidentes de tráfico. Estamos excediendo los límites de las capacidades de resistencia humana al estrés; este no es meramente una liberación de noradrenalina y cortisol, al final crea problemas cognitivos, donde se tiene una peor memoria de trabajo y a largo plazo. Mi frase preferida es: ”nuestras motivaciones son variadas, y a menudo subterráneas, y nadie puede dar una razón de peso que certifique que somos seres consistentemente racionales”, (esta y otra de las anteriores son de Robert Sapolsky, al que ya he tenido de referencia en otras entradas), pues en los últimos escritos trato de mostrar que el sentido y la motivación de la vida y humana están en lo subcortical, y el prefrontal no sabe leer tales tramas. Afirmo, igualmente, que al dar tanto protagonismo a las funciones del prefrontal, nos estamos desconectando cada vez más de las “verdades” sencillas que nos dicta lo subcortical y la evolución biológica. Nuestro actual sentido de la vida es la búsqueda de tal sentido (paradoja), cuando en realidad, como reza el dicho, este se encuentra debajo de nuestras propias narices, pero ya no somos capaces de “olerlo”.
  3.  El tercer docudrama es “Interreflections” (2020), de una duración de casi tres horas, donde —bajo mi punto de vista— la parte de drama sobra, pues como el propio documental se autodenomina, resulta confuso y “pretencioso”. Además avisa que es una primera parte de tres. ¡Al fin un documental habla de que el problema es la tendencia a la retroalimentación positiva! Si fuera un enfermo paranoico pensaría que han leído mis escritos, pues su trama suele seguir las mismas hojas de ruta que han seguido mis reflexiones. ¡Incluso habla de violencia estructural!, que ha sido un término al que he recurrido yo una y otra vez en los últimos meses. Este documental “hecha todas las culpas” al capitalismo y al “dios” dinero, que es la arenga que yo he tratado de mantener a lo largo de mis escritos. En contra del documental no pondría tanta fe en la razón. Tampoco denigrarla por inválida, ¡claro!, pero abogo por la frase de Sapolsky a dar menos fe en la razón y tratar de buscar el “verdadero” sentido de lo humano “más allá de la razón”. El documental se contradice al afirmar que hemos perdido algo, y después dar tanta fe a la razón, pues lo que menos tenía el hombre primigenio era el uso de la razón, tal como la entendemos ahora. Es más, el saber tanto crea un estado en donde por un lado se da lo “natural” y por otro lado hacer uso de lo “natural”, pero no bajo su idiosincrasia, sino como aprendizaje. Desmadejo, que tal explicación es enrevesada. Si una persona de manera natural gesticula mucho con su cuerpo y brazos, está “bien”, pero otra cosa es dar cursos para “aprender” a hacerlo y dar charlas con tales conocimientos, pues bajo mi punto de vista eso es manipulación y en cierta medida sociopático, pues usa una “herramienta” hacia el público con un fin. O dicho más llanamente: prefiero una persona buena por naturaleza, que otra que trate, o se “esfuerce”, en ser buena. De la primera conozco su intención o esencia, de la segunda siempre tendré que dudar.
  4. Kiss the Ground (2020) es un documental (¡otro más!) sobre el cambio climático. Lo traigo a colación porque va contra lo que se suele decir en otros documentales, y que son la última fanfarria que hay que defender y en la que “creer”. Bajo su argumento la ganadería, y volviendo a los viejos métodos de una granja, es beneficiosa para el terreno, que de esa forma no hay que tratar tanto con fertilizantes no naturales. Bajo los supuestos del documental, los nuevos métodos de la agricultura están dañando el suelo de forma alarmante, lo que es uno de los factores que están favoreciendo a la desertificación, que a la vez repercute en el cambio climático. El paradigma actual es que la ganadería, las flatulencias de las vacas, es uno de los generadores principales de los gases de efecto invernadero. A mí nunca me ha convencido tal argumento, pues antes de las civilizaciones humanas había muchos más herbívoros que ahora, pues hemos acabado con casi todos. A esto se une el documental David Attenborough de arriba, donde una de las “soluciones” son los edificios de plantas. A mí me parece de “locos”, que las ciudades crezcan quitando terreno donde antes había cientos y miles de huertas (hay que recordar que la mayoría de las ciudades se crearon al lado de un río y de tierras fértiles), para al final crear edificaciones de horticultura. ¿Cómo les dan nutrientes a tales hortalizas sin casi tierra?, son de la misma calidad.

La crítica de este documental me interesa porque estamos dando más fe a la ciencia de lo “necesario”. Bajo mi punto de vista ha de primar el pensamiento crítico. Recuerdo un documental de corte ecológico, de hace más de 20 años, que criticaba la quema de tierras de los indígenas australianos, y hace poco he visto otro que dice que acertaban al hacer tales quemas, pues regeneraba la tierra que de otra forma se terminaría desertizando. Lo mismo ocurre con la actual pandemia del coronavirus, ¿cómo afirmar que no es estacional cuando en cada país el número de afectados se ha incrementado con los cambios de tiempo?, lo mismo sobre la validez de las máscaras y haber bajado la guardia a que se pueda infectar de otras maneras.

No afirmo que no haya que creer en la ciencia, digo que hay que tener siempre en cuenta que esta se basa en el principio de la falsabilidad, a que un nuevo descubrimiento eche por tierra algo que se creía sabido, que es la constante en ciencias o el saber humano. En ese sentido yo puedo “creer” por lo evidente, que hay cambios climáticos, pero no estoy al cien por cien que sea debido al humano en su mayor grado. Lo más evidente para mí es que cada vez llueve menos, a que cada vez hay menos nubes, cuando la lógica diría que a mayor temperatura del mar, más evaporación se produciría y más nubes se tendrían que formar. En ese caso ciertos estudios se han centrado en la formación de nubes, en donde en algunos de ellos afirman que estas se deben, entre otras cosas, al polvo estelar, y que puede que la posición que tengamos ahora en la galaxia esté afectando a que haya una menor cantidad. No digo que sea así, solo expongo dudas.

Lo mismo ocurre con el documental de David Attenborough, que dice que la población mundial se estabilizará por sí sola. Es cierto, pero el caso es saber qué regla ignoramos de todo esto. Según un estudio de hace varias décadas con moscas (no tengo enlace a él), a un grupo de control de quinientas (no recuerdo cifras) se le ponía cada día alimentos para mil. Al llegar a una población de mil no se frenó en seco, sino que siguió creciendo, llegando a doblar la cantidad de moscas que eran sostenibles dado el alimento, hasta que el sistema colapsó y la población empezó a morir hasta volver a unas quinientas moscas. O sea, al producirse muertes de nuevo no se frenó en mil, sino que descendió muy por debajo. Esta misma regla se ha dado en las hambrunas humanas. Hay que recordar que los sistema siguen curvas exponenciales, en donde los amortiguadores (hacia arriba o hacia abajo) siempre tienen algo de flexibilidad, y nunca producen frenos en seco. En ese caso, si se puede alimentar, pongamos el caso, a  siete mil millones de humanos, el sistema no se frenará en seco y se excederá el número de habitantes por encima de lo esperable, para al final, por alguna hambruna, crisis, o lo que fuere, el sistema tenderá hacia atrás en miles de millones de habitantes, bajando muy posiblemente por debajo del número actual, ya cercano a los ocho mil millones. ¿Qué el humano escapará a tal lógica de los sistemas?, puede, pero la crisis del 2008 nos dice que no es así, pues el sistema sigue bajando en su amortiguación, sin llegar al límite de la resistencia de tal mecanismo. Sea como fuere la cuestión no es tan “sencilla” como pensar que se equilibrará el número por sí sólo, y de forma que no se produzcan grandes tragedias y/o catástrofes.

He visto tantos documentales que me he saturado y no recuerdo la mayoría. Hay otro documental en HBO, llamado “Estado de juego: felicidad”, que sustenta lo dicho arriba, en que la felicidad se basa en ideas sencillas como la camaradería (al parecer este término tiene origen español) y ayudar a las personas, en definitiva a crear redes de amigos y familiares destinados a ayudarse mutuamente.


(Bajar archivo de subtítulos y enlaces Torrent a los documentales mencionados (el primero ya está enlazado con YouTube). Las traducciones son automáticas, pero es comprensible en el contexto casi al 100%. Yo uso de reproductor “Pot Player” que lee los subtítulos —se entra en preferencias y se encuentra en la sección “accesibilidad”, casi abajo—, y así, al oírlo, se hace menos apreciable los errores de traducción. El docudrama “Interreflections (2020)” tiene mucho texto en pantalla, sin traducir, hay un .txt con alguna traducción. Si tengo tiempo y ganas lo termino de traducir todo y ya lo compartiré. El archivo descargado tiene más documentales que los aquí nombrados.)

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