Lo Irracional (II)
“La idea de la muerte, el miedo a morir, persigue a esa criatura llamada ser humano como ninguna otra cosa.” Ernest Becker
“Es lo único que sabe hacer (el humano), matar lo que no entiende.” Terminator – Genesys
“Hay golpes en la vida tan fuertes, yo no sé…, golpes como del odio de Dios.” Citado en “Monos como Becky”
"El
proceso evolutivo busca soluciones globales y decide en cada momento la
estrategia más adecuada para cada objetivo, siempre dejando un espacio para
cumplir con su propia ley." "Urdir semejantes conductas podría
considerarse una forma de cultura. Porque la cultura empieza siendo una
secuencia de hábitos que terminan por marcar el rumbo de la especiación."
"Cómo interpretamos la cultura humana del vestido y las modas..., por
sofisticadas que sean ¿no tienen una profundas raíces biológicas?"
Documental "mimetic"
—Sé honesto, en realidad la cuestión de acabar el escrito anterior con unas preguntas abiertas, no tiene sentido, pues tu creencia es que la distancia entre verdad y verdaz no tiene ninguna solución.
—Es cierto. Así lo creo. Así que este escrito será poco revelador y no aportará grandes o relevantes mensajes. Toda sociedad sólo puede ser tomada como un estado paradójico de las contradicciones insalvables que la sustentan. A cada personas sólo le importa su propia verdaz, o cuanto menos que sea la mayoritaria y la que gane. Quizás lo único salvable de mi mensaje sea que hay que encontrar una razón entre la verdad y la verdaz. Esto es, no ser tan dogmático como para no aceptar que hay casos individuales que no pueden ser medidos ni por la ley humana, ni las divinas, ni las naturales. El gris también es un color. No hay que analizarlo como una postura entre el blanco y el negro, o que sea un color lúgubre y feo. Puede que a un juez no le quede otra que hacer valer las leyes, pero quizás si ese juez le confiesa de “corazón” que no está de acuerdo con la ley, le pueda servir de consuelo a ese reo en sus penurias. ¿No esperamos eso mismo del teórico perdón divino?
La palabra moral proviene de mores, costumbres. Por otro lado ética proviene de ethos, “que significa ‘carácter’ que se utiliza para describir las creencias que guían o los ideales que caracterizan a una comunidad, nación o ideología. Los griegos también usaron esta palabra para referirse al poder de la música para influir en las emociones, los comportamientos e incluso la moral. Así nos relata Estrabón esta curiosa anécdota sobre las paradojas de las costumbres: “…los vetones (antiguos leoneses), cuando entraron por vez primera en un campamento romano, al ver a algunos de los oficiales yendo y viniendo por las calles paseándose, creyeron que era locura y los condujeron a las tiendas como si tuvieran que o permanecer tranquilamente sentados o combatir.” El caminar mientras se habla era una costumbre (mores) griega, que seguramente pasó a los romanos. Lo que un pueblo o cultura lo ve como correcto, otro pueblo o cultura lo verá como extraño e incorrecto. En la antigüedad no había distancia entre lo que para un pueblo era común y lo que estaba bien, y lo extraño y que estaba mal. Así para los vetones lo común era hablar sentados, y les pareció locura o mal que se hiciese andando. Solo más adelante se empezó a definir lo moral como unas reglas más restringidas y que tuviesen que ver con la distinción entre el bien y el mal. Quizás fuese debido a que con el paso del tiempo, y que distintas culturas se encontrasen, “retiraran” de ese concepto aquello que era particular de ciertas de ellas, y fuera quedando aquello en las que todas más o menos coincidían, a modo que al pasar por distintos cedazos la tierra, se va consiguiendo en los siguientes el material buscado.
De ser así, ¿a qué se llega? Hoy podemos dividir las leyes entre las naturales, las humanas y las divinas. Algo como el incesto proviene de unas reglas naturales, pero en su momento se las relegó a leyes divinas. No es mi deseo adentrarme en todo este tema, dejo abajo distintos enlaces para el que quiera investigar más.
Lo que yo he mantenido en los escritos son dos ideas principales. 1. Que los sistemas complejos dinámicos tienen unas reglas donde dos posiciones contrarias luchan para tratar de mantener un equilibrio; y 2. las roturas de dichos equilibrios son los que ponen en peligro a los sistemas. Por otro lado he sostenido que la “verdad” no se encuentra en el saber popular, que por lo demás suelen ignorar tales temas, y que lo “popular” ha dado grandes errores durante la historia, como lo es el más claro —y más o menos último— que fue el hecho de apoyar al nazismo y a Hitler. Bajo mi punto de vista, ciertos “dogmatismos” del feminismo son otro error, en tanto que están desequilibrando la crianza. Esto no quiere decir que sean las “culpables” directas; igualmente reaccionan (se adaptan, se actualizan) a las nuevas “costumbres”, que dan como resultado que los hijos —y por ello las nuevas generaciones— sean más tendentes a los trastornos mentales.
Conozco el experimento de poner un bote lleno de bolas y pedir a una multitud que calculen cuántas hay y que la media se acerque mucho al resultado (estimación), pero no funciona igual fuera de los números. El frío dígito no es una parte estructural del cerebro, de la identidad, el ser de derechas o izquierdas, por ejemplo, sí, y defenderlo implica conceptuarlo como “bueno”, frente al humano que defienda lo contrario. La media humana en casi cualquier tema es tan proclive al error como al acierto. Sino, porqué tendría que haber salido elegido Donald Trump. Pero, qué ocurre en casos como la actual pandemia del coronavirus, en donde las ideologías, y por ello las identidades, no entran en juego (exceptuando algunas posturas religiosas, fanáticas o conspiranoides). El cerebro y los social vuelve a comportarse como el experimento del tarro de bolas. Habrá personas que tomen excesivas medidas, al igual que hay personas que dan números desorbitados de bolas en el frasco, otras que banalizaran el tema, al igual que dan un número bajo de bolas, y la media que se posicionará entre esos dos extremos, seguramente siguiendo la típica campana estadística de Gauss.
Esto nos lleva a que el cerebro, descontextualizado, fuera de las identidades, es más “razonable”, se “adapta” o busca posiciones intermedias más “acertadas” con respecto a las reglas de los sistemas. Pero, ¿ocurre otro tanto en la ciencia? Se han dado demasiados casos en donde las posiciones extremas, las más radicales, novedosas y a veces extrañas o paradójicas (la física cuántica no obedece a la lógica, ni siquiera al sentido común), son las que han “acertado” o descubierto cierta realidad de la naturaleza. Así tenemos que cuando alguien hace un descubrimiento es analizado por la comunidad científica y se van mediando posiciones, ya que ciertos otros grupos analizarán el tema bajo otras perspectivas, y el experimento se pone en duda y es revisado bajo estos nuevos baremos. Al final de esta poda de posiciones intermedias y contrarias el resultado se puede publicar y es aceptado con más o menos grado de validez. Pero en muchos casos ese proceso no ocurre, sino que por el contrario lo “descubierto” es tan radical, como para que en un primer principio toda la comunidad científica se oponga, y que ni siquiera quiera planteárselo.
¿No es desconcertante que del humano, de su cerebro y de lo social, no haya una buena regla para decir que es válido o no? Pero se perfila una “verdad”, que cuanto más entren en juego las identidades, las ideas generalizadas, más tendente es tanto el cerebro como lo social al error. Como igualmente es el mismo caso de los científicos que “niegan” una postura extrema e individual, como fue la de Copérnico, la evolución o las teorías de Albert Einstein, porque iban contra sus principios religiosos o de creencias, y por ello en definitiva de la lucha de las identidades. También se deduce que las posiciones medias, el sentir más común, suelen ser las más acertadas en muchos casos. Si es así, en los sustratos de la realidad “imperan” unas razones, y lo irracional es lo peligroso. Lo que no “encaja” bajo esta última regla son los descubrimientos que nacen desde posiciones individuales.
Si llevamos estas pocas reglas a la vida, los sistemas, cada especie, cada animal, se adapta o actualiza al medio, y dicha adaptación, como media, es la que se reproduce más. Pero en casos de catástrofes y cambios drásticos en el medio, suelen ser los individuos que porten una mutación o las especies que en su momento parecían desadaptadas (los mamíferos eran minoría en la era de los dinosaurios) las que al final, quizás, tengan éxito.
—Ha estas alturas la irracionalidad tiene que tirar la toalla, vencen ciertas verdades o reglas, vence el orden, una lógica bastante sencilla y por ello al final la razón.
—Sí en términos generales, pero no en la vida de una sociedad o de un individuo. ¿Cómo saber en cuál de las posiciones estás?, bajo que prisma has de mirarte para ser objetivo. ¿El feminismo ha errado en ciertas de sus posturas o es la visión “minoritaria” que al final “vencerá”? Si bien Copérnico, Darwin y Einstein “acertaron” (cuestionable, pensaran algunos) por cada caso individual al final aceptado, ha habido cientos y miles de visiones individuales llenas de errores (piénsese por ejemplo en la lobotomía). El humano, lo social, da tres pasos adelante y retrocede uno o dos que le llevaban al error, pero es casi imposible “acertar” cuál es el paso acertado y los que estaban errados. No hay manera de diferenciarlos, la razón individual o social no funcionan en tales casos. En ese proceso vamos a tientas y en cierta medida sin ninguna seguridad de si vamos por el camino correcto. Ese proceder es en cierta medida irracional, pues es incapaz de dar razones para validar su actual postura. Uno no se puede acoger, por ejemplo, a que así es como piensa la mayoría, pues muchas posiciones mayoritarias del pasado hoy las tomamos como erróneas.
—¿Se puede deducir que hay verdades universales, según razonas, pero que no son válidas a nivel individual o para ciertas sociedades o épocas? Parece una incoherencia, una irracionalidad.
—La verdad es una estructura vacía, un armazón si se quiere, en donde el humano trata de encajar lo concreto, como que exista un hueco para una pieza de un rompecabezas, pero donde en la realidad de la vida encajan muchas y variadas piezas, y por ello no sólo una. La homeostasis es una de esas estructuras. Por lo general, la media humana, es no tender al estado alegre extremo (alguien así parecerá en muchos casos un drogadicto), ni tender al dolor. Pero hay personas en las cuales su estado homeostático es más hacia el dolor, y no por ello están “equivocados”. Dogmático en ese caso es pensar que a los “tristes”, a los melancólicos, haya que curarlos o estén en una postura errada. En otro caso los comunismos están “mal” porque imponen una única manera de pensar, en la que no hay que enriquecerse, ni desear tener más que los otros, ahora bien, ¿acaso ahora no parece que estemos en su anverso?, que todos queramos o nos impongan desear tener más o mejor que el resto y por ello se haya roto un equilibrio. Unos pensarán que sí y otros que no, y no hay expertos lo bastante ecuánimes o alejados del tema —que no le toque o repercuta a su identidad, en su ser y hacer en la vida—, que pueda decir cuál es la postura correcta. En esa medida la vida social es irracional. Si todo vale, si no hay un juez, un super-experto o “un” Dios que pueda dar por válida una postura, nadaremos en el vacío nihilista del “no saber”, de no poder o tener la capacidad de validar ninguna regla. Todo queda en dos manos, la individual, y la de la ley. La segunda para “verificar” y controlar que no se genere el caos y la violencia, y por ello para controlar a las individualidades.
Demos un paso atrás, para ampliar el campo de visión. Una “verdad” estructural es “no cambies lo que funciona”. Una constante en la vida, como es el mantenimiento de la información, en donde su mejor representación es el ADN, “funciona” con esa misma y básica regla. Las derechas están basadas en la tradición y tienen esa premisa de base. Pero con todo hasta este concepto es equívoco, pues algunas líneas de las izquierdas, como los anarquistas, afirman que en nuestros orígenes no había estratificaciones sociales divididas por la cantidades de bienes, sino que se compartía todo por igual. Todo pequeño cambio es susceptible de crear cambios en cadena, en donde en muchos casos tales cambios no han sido iniciados con el propósito de donde han llegado al final. Pensemos por ejemplo en la inyección epidural para asistir el parto. Su fin es reducir el extremo dolor y parece “correcto”, pero como he dicho en escritos atrás, el nivel del dolor, al igual que un medidor al borde del río de las alturas a las que llega el agua cada año, hace que tal persona, la mujer, después mida ciertos otros dolores como nimios comparándolos al de parir. En ese proceso la mujer aguanta más el dolor que el hombre. Ahora bien, ¿no repercutirá la epidural a que la mujer en general tenga un menor aguante en la actualidad para el dolor, como para que le sea menos soportable el matrimonio, los hijos y los sinsabores (atención al término) de la vida? Quién puede decir si es así o no. Hay alguna forma científica de validar este argumento. Seguramente no, luego, ¿cómo saber si hay que “rectificar” ciertos pasos que da el humano, si no se ven sus consecuencias a primera vista? En definitiva, y volviendo arriba, vamos a tientas e incluso lo que de forma directa parece un buen paso, puede que no sea así después de unas pocas generaciones. Después de todo, como dice el saber general, la historia humana se empezó a torcer cuando alguien poniendo una valla en el campo dijo: “esto es mío”. Siendo la vida así, casi nunca sabemos contestar al eterno “¿por qué no?”, que nos canturrea una y otra vez sibilinamente la sociedad al oído de nuestros silencios.
Incluso en el supuesto que la ciencia diera con experimentos para medir una posibilidad y sus consecuencias, no está libre de equivocarse al no tener en cuenta ciertas variables. Pongamos el caso del juego “craft the world”. El programador ha creado un algoritmo para que los enanos tracen la ruta más corta entre dos puntos. Pero lo que no ha tenido en cuenta, seguramente, es que el juego en sí se basa en hacer llamadas a animaciones de ciertos movimientos. Los enanos, así, pueden trepar por las paredes, pueden subir pequeños obstáculos, donde un solo bloque, al ser cuadrado, supone una pequeña escalada. La animación de subir un solo bloque es más larga que la de andar, luego en cuanto el suelo no esté muy nivelado y sea muy largo, puede que la ruta “elegida” por el camino sea la menos larga, pero no la que menos dure. Después está que en ese proceso lo que haga un enano no es predecible —seguramente— ni leyendo su algoritmo. A veces los enanos dan saltos entre dos objetos para llegar a un tercero, que como tal no son rutas, agilizando su forma de proceder. Cuántas variables han ignorado los expertos con el coronavirus, por ejemplo. Una pequeña variable no tenida en cuenta en una región o país crea la diferencia de unos pocos muertos o demasiados muertos. ¿Se puede culpar a alguien de tales eventualidades?, ¿las puede calcular la ciencia?, pienso que no. De nuevo sale que lo irracional, que la falta de una verdad clara y única, es lo que domina el panorama de la vida.
—Creo que ya están claros tus argumentos, no creo que tengas que redundar más.
—Ya. Para terminar, he de llamar la atención y volver al concepto de nomos (ley o regla humana), analizado en el escrito anterior. A partir de Carl Schmitt se ha vuelto a utilizar tal concepto en sociología como “los hábitos o costumbres de comportamiento social y político, socialmente construido e históricamente específico. Se refiere no solo a leyes explícitas sino a todas las reglas y formas normales que las personas dan por sentado en sus actividades diarias. Representa el orden, válido y vinculante para quienes caen bajo su jurisdicción; por lo tanto, es una construcción social con dimensiones éticas”. Aunque quizás la visión más amplia e interesante sea la de Peter L. Berger, que cree que nomos se construye a partir de los metarrelatos, y por ello de la tradición y cultura de cada país o región, e inequívocamente y por ello a partir de las identidades.
“Berger ve que esto sucede en todas las sociedades, y aunque el nomos se expresa en términos religiosos en “sociedades arcaicas”, “en la sociedad contemporánea, es probable que esta cosmización arcaica del mundo social tome la forma de proposiciones” científicas “sobre la naturaleza de los hombres más que la naturaleza del universo.” Cover argumentó que no existe un conjunto de instituciones legales aparte de las narrativas que lo ubican y le dan significado.” “El uso de Cover del término tiene sus raíces en el argumento de Berger de que nomos requiere mitología y narrativa”. (Y) ‘toda sociedad humana es un edificio de significados externalizados y objetivados, siempre con la intención de una totalidad significativa. Toda sociedad se dedica a la empresa nunca completada de construir un mundo con sentido humano. La cosmización implica la identificación de este mundo humano significativo con el mundo como tal, el primero ahora está basado en el segundo, reflejándolo o derivado de él en sus estructuras fundamentales. Tal cosmos, como el fundamento último y la validación del nomoi humano, no necesariamente tiene que ser sagrado. Particularmente en los tiempos modernos ha habido intentos completamente seculares de cosmización, entre los cuales la ciencia moderna es, con mucho, la más importante. Sin embargo, es seguro decir que originalmente toda cosmización tenía un carácter sagrado ‘. Peter L. Berger
Hacer hincapié en que “toda sociedad se dedica a la empresa nunca completada de construir un mundo con sentido humano” y “derivado de (…) sus estructuras fundamentales”, que viene a decir que no hay verdades últimas, sino sólo verdazes adaptadas a cada época y cultura. La última, la actual, no tiene por qué ser más fidedigna al espíritu humano “original”, sino seguramente la más alejada y distorsionada. Las leyes no son razón, no hayan o se basan en verdades, y cada vez están más alejadas tanto de las pretendidas leyes divinas como de las naturales. Vamos por tanto hacia la desnaturalización humana, a lo artificial, perdiendo por ello aquel espíritu humano que dio el primer paso, perdiendo a la vez la objetividad de aquel sentir emocional primero humano. ¿Acaso lo que el humano siente en la actualidad no es el vértigo de sentir que se está fallando a sí mismo?, que todo va mal, que al perder esa naturalidad que nos construyó unas estructuras mentales, que es la que nos dio un “alma”, es la que ahora estamos desvirtualizando y matando al tratar de volverla razón y virtual.
Por el hombre el universo ya no es mudo, sino que está lleno de palabras… pero qué palabras son más válidas, las del poeta, las que se creen que vienen de Dios, o las de la razón y la ciencia. En la actualidad la sociedad te lleva al borde del abismo y después se aleja para no tener que ver nada en el asunto. En el momento actual, en un mundo donde poco a poco muere el alma humana, todos somos abismos de todos.
- Costumbre (mores) y ethos (los distintivo de un pueblo)
- Hábito
- Convención (norma) y tabú
- Normalidad (Comportamiento)
- Tradición (costumbre popular)
- Ritualización y Rito
- Teoría de la ritualización estructural
- Modelo a seguir
- Moralidad (carácter moral) e inmoralidad
- Bajeza o depravación moral y mezquindad
- Agencia moral
- Carácter moral
- Absolutismo moral
- Medidas de culpa y vergüenza
- Culpa (emoción), sentimiento de culpa y culpar (enjuiciar)
- Culpabilidad católica
- Espectro de culpa-vergüenza-miedo de las culturas
- Cultura de la vergüenza
- Ciencia de la moral y Psicología moral
- Psicología evolutiva de la religión
- Moralidad Natural
- Evolución de la moralidad y Ética evolutiva
- Naturalismo ético
- Emociones morales y Racionamiento moral
- Universalismo moral
- Teoría de los fundamentos morales
- Valor universal
- Tiempo inmemorial
- Ley Divina
- Ley natural y Contranatura
- Maldad, malicia, mal natural y mal moral
- Ley hecha por el hombre
- Teoría del mandato divino
- Inspiración bíblica y Revelación
- Bendición (favorecido por Dios) y Don espiritual
- Conciencia superior
- Argumento de lo moral
- Aquiescencia (sin malicia)
- Regla de Acuerdo a una ley superior
- Religiosidad
- Espiritualidad
- Ecología cognitiva de la religión
- Ley y religión
- Ley religiosa
- Moralidad y religión
Según la ciencia, después de haber leído esta lista, e incluso el resto del día, tenderas a comportarte bien o más moralmente. La imagen de cabecera no tiene que ver nada con lo escrito (quizás sí, pues no es “natural”), pero me he permitido ser algo irracional y que no todo tenga que ser tan “lógico”.

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