Ecología de la Mente I


(Unos policías paran su vehículo, ya por la noche y en una calle más bien solitaria, para llamar la atención a alguien que no lleva la mascarilla. A pocos metros un vagabundo duerme en un portalón con unos cartones como colchón. ¿Por qué la policía no recoge a esa persona y se la lleva a algún lugar para dormir?, habilitado para tal propósito y personas ¿No se trata de intentar salvar hasta el último humano? ¡Algo falla en el sistema!)


Esto no es un escrito, sino tan sólo un preámbulo.

El gráfico creado sobre la analogía de los bosques y los jardines, con respecto a ciertas partes del cerebro, trata de simplificar que el cerebro tiene su propia organización por muy caótico y complejo que pueda parecer. La palabra ecología cada vez se usa de manera más extensiva (ecología culturaldel comportamientocognitiva…, lista de temas ecológicos), tal estudio trata sobre la interrelación de las distintas especies en una zona concreta. Todo la vida se puede simplificar a lo ecológico, a lo interrelacionado que está todo sistema. Por otro lado llama la atención que nadie está al mando de dicha relación y su equilibrio: se autorregula (homeostasis). En tanto que puede tender a perder su punto de equilibrio, cada componente de un sistema ecológico actualiza su posición al medio, donde tal actualización es susceptible de ser a eso que llamamos evolución.

Quería hacer un escrito que se iniciase bajo la pregunta que qué parte del cuerpo se dedica a repartir su energía interna. ¡No hay tal mando! El cuerpo son sistemas y subsistemas que “funcionan” en su interrelación. La energía se distribuye por el gasto de cada sistema, algunos compiten entre sí, como el estómago y el cerebro, y en donde en dicha “disputa” se crea una ecología u ecosistema del gasto metabólico. En esa dirección el propio cerebro es un sistema con subsistemas que tiene su propia ecología. De ahí el título.

Pero me he topado que es un tema muy profundo y que requiere de mucho desgaste mental y de tiempo (no estoy al 100% y trato de conservar fuerzas). Por otro lado he encontrado que Gregory Bateson ya tiene un libro llamado “pasos para una ecología de la mente“, que me “obliga” a leerlo para tenerlo como referencia. A la vez tendría que leer más libros de este autor, pues tiene otros tan sugerentes como “espíritu y naturaleza” y “una unidad sagrada”, lo que quizás al final me llevaría a que lo que yo pudiera decir fuera innecesario.

Como camino de la izquierda he tratado de reunir los temas necesarios para presentárselos al lector y que él mismo lo desarrolle, pero el tema parece inagotable y con el programa “thebrain”, y dentro del mapa de la superveniencia, no se puede crear un submapa que aísle los temas sobre los que meditar, lo que me “obliga” a recurrir a crear otro mapa o usar otro programa para ese propósito.

De paso quería unir ese estudio con la idea de que la razón parece ser un sistema que se trata de poner al mando. O sea, que mientras que la vida se autorregula ecológicamente, sin nadie al mando, la razón sí trata (está tratando) de ponerse al mando, de que sí exista alguien al mando. De esto sale una doble pregunta o dilema. Yo he ido introduciendo la idea de Dios para tratar de hacer ver que, de existir, no tiene que ver con la razón. He afirmado que no ha de ser razón, que no tenía un plan y simplemente dejó que los sistemas se desplegasen, creando la autorregulación como medio de interrelación. O por el contrario que sí tenía un plan y en esa medida es “Pura Razón” y control, y que el humano es una réplica de esa capacidad. Una postura intermedia es que el hombre “luchase” con Dios (lucha de Jacob con Dios —un hombre o un ángel en otras versiones—, en donde pueblo israelí quiere decir el que lucha(ó) contra Dios) o le robase esa capacidad: Prometeo, la manzana del Árbol de bien y del mal. Si este fuera el caso… ¿hay dos razones distintas—la de Dios y la del hombre— para controlar la realidad?, o convergen. ¿Dios sólo habla con un humano si este lucha contra Él?, como en el mismo caso nosotros terminamos de hacer caso a una mosca por lo molesta que es.

Mi teoría es que ni existe Dios, ni el hombre llegará a tener control del medio. Más bien —por el cambio climático y la tendencia a una nueva extinción del planeta iniciada por el humano— parece que la razón es un “incordio”, un virus de la realidad, el agente Smith de la naturaleza (referencia a Matrix), o del “sistema” Dios, ya que incluso ese módulo es una caja de resonancia para que se produzcan muchos de los trastornos mentales. La paradoja, expuesta en “los renglones torcidos de Dios y razón“, es que a la vez la razón parece ser una forma de resolver —o poner límites— a ciertos problemas mentales (un caso paradigmático es la neuro-retroalimentación) … ¿será así también para poder “curar” el planeta? Yo soy pesimista sobre tal tema. La imagen que mejor ilustra esta idea es la de pensar en una persona a la que se le ata, alrededor de la cintura, el inicio de una montaña de cuerda, y dicha persona se pusiera un propósito, queriendo llegar a una meta. En los primeros pasos tal cuerda no le pondrá ningún impedimento, pero a medida que avanza la cuerda que arrastra será más larga, y se le irá sumando más y más peso y resistencia a cada paso. Somos esa persona arrastrando los daños que estamos causando, en donde a cada paso vamos añadiendo más y más problemas. Cada vez se produce con una peor calidad, y el capitalismo “necesita” que estemos comprando y tirando para mantener su ritmo, en donde tal modo de proceder es la montaña de cuerda (sería de agradecer que alguien ilustrase esta metáfora).

En todo caso la razón trata de reparar los problemas que ella va generando. Se ató una cuerda a “su cintura” y cree que eso no le causará ningún problema, que irá resolviendo las dificultades según le salgan al paso. Yo creo que el humano nunca ha estado más lejos del equilibrio y de la felicidad que la sociedad actual. Me he dado cuenta que Bateson va en mi misma dirección, o yo en la de él, pues cree necesario volver a los relatos, a lo sagrado bajo su terminología. El problema es que somos ese humano que se ató una cuerda, quizás para poder volver hacia atrás y no perderse, pero que con el paso del tiempo olvidó para qué tenía atada esa cuerda (neofilia —hiper-neofilia diría yo, retroalimentación positivabúsqueda de significados), la cual sigue arrastrando, porque se ha vuelto parte de su esencia (su teórico progreso).

Como yo mismo soy un sistema ecológico, hoy han bajado algo las temperaturas y el cuerpo se trata de adaptar, creando cambios en cadena, que generan gastos de energía, que ya no tengo como para desarrollar un tema tan complejo…, luego, me “rindo” y dejo pasar el día hasta que el tiempo vuelva a cambiar. Por otro lado ¿es necesario?, si acaso lo único que hago es tratar de reforzar una intuición por medio de la razón, por medio de datos que den la razón a dicha intuición. Si me han terminado por aburrir los libros es por esto: son una explicación demasiado larga de una simple intuición, que quizás se podría, incluso, resumir en un simple tuit. Con todo me sumo a la tendencia al exceso de la sociedad y me veré “obligado” a desarrollar el tema aquí planteado de manera más exhaustiva y según el plan ya expuesto aquí. De momento hoy me voy a mi amada naturaleza, pues esta tiene la capacidad de restituir cierto equilibrio ecológico del cerebro.


La paradoja de la metáfora del humano y la cuerda, es que la única forma de volver a recuperar su propio paso es andar hacia atrás. Pero ¡claro!, llega un momento que de nuevo el peso de la cuerda le vuelve a anclar, con lo cuál tal retroceso no le habrá llevado a nada…, si acaso para ganar algo de tiempo de no llegar a ese punto en el cual ya no podrá dar un paso más (no hay una posible vuelta al relato, en mi lenguaje, y a lo sagrado en Bateson…, la razón es un ancla de la que ya no nos podemos librar).

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