La Era de la Insensatez
Hay cuatro niveles de decir algo: 1. científico, 2. pensador o ensayista, 3. poeta o literato y 4. en la cotidianidad. Sólo al primero se le exige rigurosidad. El segundo tiene la necesidad moral de ser veraz y no sesgado, pero no tiene porqué serlo: no hay verificación; les puede funcionar el sesgo de autoridad, la gente les “cree” de buena fe. A los terceros, al usar la ambigüedad, no se les exige nada; en muchos casos cada cual los “entiende” desde una perspectiva personal. En ese rango entran los filósofos, como Nietzsche, al escribir de forma oscura, como lo son los aforismos. En el cuarto plano, se puede decir cualquier cosa, teniendo en cuenta que los otros, los más cercanos, son sus censores directos, pues al burlarse de este, en ese proceso lo dejan en evidencia y lo ponen en ridículo. Siendo así, al parecer, sólo los primeros y los cuartos han de tratar de ser veraces. Hoy en día Nietzsche no hubiera escrito lo que escribió. Los pensadores y los ensayistas se ven constreñidos a un margen demasiado reducido, entre expresar una simple y humilde opinión, -en la actualidad hay un exceso de opinión pública que sólo genera caos: ya nadie escucha a nadie, se ha perdido la legitimidad-, y todo lo que lleva adelantado y profundizado la ciencia. A estas alturas, donde todo son opiniones y ninguna cuenta realmente, casi es preferible que por mi parte vuelva al arte, donde sólo está el espacio libre de mi alma para expresarse. El librepensador parece morir acorralado, porque el resto de márgenes le han dejado sin espacio para respirar, para existir… para escribir.
Con esto quiero decir que me está empezando a frustrar el escribir. Voy totalmente contracorriente. La mayoría de las personas que tienen acceso a Internet lo hacen desde un móvil, no quieren realmente leer, prefieren ver vídeos. El vídeo más visitado, de los que pongo para mostrar algo de mis escritos, ha sido uno de un tortazo en “Gran hermano"; puro morbo, eso mueve a Pan. Al final lo he retirado, no me gustaban las trifurcas que se montaban entre los que opinaban algo sobre el tema.
Analizo si caigo en errores, en sesgos. Seguramente. ¿Es posible no caer en alguno? (estoy haciendo un mapa mental sobre estos, lo compartiré cuando lo termine). ¿Caigo en el sesgo denominado “cinismo ingenuo“? (dice en lo básico: yo no estoy sesgado, lo están los otros al no darme la razón, lo hacen porque sus intenciones y acciones son de sesgo egocentrista, en realidad se parece y es la forma de actuar de la personalidad antisocial). Pero, ¿acaso no todo pensador que tenga una propuesta que no está en la media reconocida de su época lo puede pa(d)(r)ecer?, y por otro lado, ¿cómo puede avanzar el conocimiento si alguien tiene una propuesta tan distinta a las existentes que inevitablemente le van a tachar de este sesgo o él mismo tenga miedo de caer en él? Si todo divergente por miedo a caer en dicho sesgo -se lo parecería a sus coetaneos-, no fueran contracorriente, entonces las ciencias, las religiones y el mundo del pensamiento se hubieran estancado hace milenios.
Recojo cuatro ideas de escritos anteriores. 1. la evolución crea patrones de modos de procesar la información en el cerebro, esos patrones son es sí mismos lo que hoy denominamos conceptos. 2. El cerebro en su emergencia crea eso que llamamos alma, o de forma más fría: mente, el núcleo de esa totalidad es la motivación. En otros tiempos lo llamarían deseos, ligados a su vez a lo que entendemos hoy por pasión. 3. Cuando se creó la palabra esta se “percató” de la existencia de los conceptos, estaban en sus “entrañas”. No dio con sus “verdades”, las interpretó con el poco conocimiento que el humano tenía en ese momento sobre sí y sobre el mundo (no sabían de la existencia del cerebro, para ellos aún era sólo alma, y esta de forma mucho más “borrosa” que la propuesta en mis escritos). 4. Divinizó a la propia palabra (si algo no tenía nombre no existía, se tenía miedo de dar el propio nombre, pues sólo con este podían tener control sobre ti, la palabra tenía un vínculo más directo que ahora con la realidad, los judíos no saben el nombre de Dios, sólo lo pueden saber unos pocos). En esa medida se dio una corriente que cayó en el error de buscar el sentido de las palabras, en vez de buscar el sentido de los conceptos implementados en el cerebro, que fueron los que dieron forma a las palabras, que por otro lado estaban mal “acomodadas” o fusionadas. Uno de esos últimos errores es la programación neurolengüística. Un concepto de ejemplo es la deducción. El humano se da cuenta que todo es causa y efecto, es un patrón que la evolución ha mantenido en su cerebro, luego la deducción es el método por el cual el cerebro (mente, alma) trabaja sobre esa realidad del mundo. Se supone que hasta la Grecia clásica no se acotó, para ser lo que ahora entendemos. Miles de años antes no concebían la muerte. La vida tenía que ser la causa de algo después de la muerte. Los vegetales muestran ese ciclo eterno de muerte y vida, igualmente el sol y la luna, y las estaciones. En el humano, centro de todo, no podía ser menos y distinto.
Otro caso, que ya he tratado una y otra vez, es la diferencia entre la voluntad y la motivación. Un error de sesgo humano es la falsa deducción de que el resto de los demás cerebros “funcionan” igual al de uno mismo (sesgo egocentrista, todo niño pasa por esa fase, y recordemos que las edades de un humano son las edades por las que ha pasado el humano en su evolución). Así si yo tengo un tipo de motivación, creo que al resto de humanos también les tiene que mover la misma motivación. O sea que si yo subo una montaña por gusto, por motivación, creo que el resto de los humanos han de tener tal gusto. La “voluntad”, o mejor su carencia, se creó como concepto ante el hecho de que los alfas imponían sus motivaciones y creencias sobre el resto. Si en los otros no era igual, entonces es que no tenían algo que deberían de tener. Puesto que si uno no tiene motivación, lo hace por puro esfuerzo, entonces se llega a la falsa creencia que si alguien no hace algo o no desea hacerlo es por falta de voluntad. En vez de lo más evidente que es la falta de motivación (recordemos: deseo, en aquellos tiempos). La humanidad se ha reglado por esta falla por milenios y aún seguimos bajo la misma idea, bajo la misma “dictadura” de un error. El cristianismo le debe mucho a Santo Tomas de Aquino (será de allí), este normalizó y sacralizó ese principio por el cual la voluntad es la que hace al buen cristiano. El cristiano por voluntad no se deja arrastrar por los deseos carnales. De esta forma se duda de la motivación, como un foco de los deseos carnales, de aquello que antes era el origen de los pecados. Se regla qué es deseo y qué voluntad, y que la segunda es la que ha de mandar sobre lo primero.
Voy a un caso más actual. En realidad es por lo que me ha avenido la actual crisis, por un documental sobre ciertas creencias feministas: “Code, depurar la diferencia de género“. Las feministas de la tercera ola dicen que somos iguales (o por lo menos en el documental), que si hay diferencias es porque están establecidas en lo social, no en el ADN o los cerebros. Les doy la razón en algo sobre la igualdad: en que las mujeres son igual de estúpidas que el hombre, cuestión en la que ellas -al parecer- han dejado de creer, pues sólo validan como "verdad" sobre el género lo que salga de boca de otra mujer.(1) Eso es síntoma de sectarismo: ninguna verdad puede venir de afuera del grupo. Siento si pueda parecer que caigo en lo irracional, pero odiar al que te odia sin razón es odiar con una buena razón. ¿Para cuando una auto-crítica?, un revaluar los postulados. Yo veo todo más fácil bajo mis sencillas reglas. Una mujer sí puede ser informática (que sobre esa cuestión va el documental) o lo que se proponga. En inteligencia, en competición, podemos ser iguales. Pero el caso es si les motiva la informática o si hacen esa carrera por pura voluntad. El documental está lleno de sesgos. Pensé en editarlo y puntualizar allí donde viese fallas, pero es largo e iría contra el copyright en otra dimensión más peligrosa. Está ocurriendo de forma general que se hacen documentales, en donde porque salgan personas con estudios, cualquier título vale, se supone que han de saber de neurociencias o de psicología evolutiva y un sinfín de temas. A ese sesgo se le llama “sesgo de autoridad“. Porque Einstein crease sus grandes teorías físicas, no de repente es un sabio en todo, al que hay que tener en cuenta en cualquier otra materia. En otro documental encontré que decían que los genes no hacen a la persona. !Entré en shock!, me levanté de la cama y busqué información sobre sus afirmaciones (en inglés) y no encontré nada. Son sólo unos pocos que decidieron crear ese documental. Cada día hay una noticia nueva de haber encontrado un gen causante de tal o cual cosa, o de que los manipulan y obtengan ciertos resultados. Carecían de sentido sus afirmaciones.
¡Y qué hago yo, sino lo mismo! La finalidad de mis escritos eran la de entenderme. Sigo una línea muy personal. Soy honesto, me contradigo, dejo ver mis cambios. En los últimos escritos he dejado ver el cómo llegaba a ciertas conclusiones. No por vanidad, sino por el hecho de mostrar el cómo trabaja el cerebro, aunque sólo sea el mío, ¡y no porque sea una genialidad!, sino por el contrario: se basa en obsesiones y en la pegajosidad neural, las cuales anclan toda noticia que les den la razón (ya he tratado cómo sucede esto, a través del concepto de cebado cerebral). En mis "investigaciones" he ido profundizando y profundizando más. Una cosa es quedarse en el plano metafísico, como Nietzsche, y otro entrar en ciencias. Mis escritos se están volviendo demasiado tipo “difusión de la ciencia”, estoy de más, pues no era mi meta. No he sabido quedarme en el plano de mero ensayista o pensador, porque en esta época no es “lo que toca”. Cualquiera puede encontrar esa información en Internet, cada cual ha de ser su propio investigador en sus temas preferidos. Por lo demás me repito mucho. Casi todo son repeticiones de unas pocas ideas, si bien voy añadiendo capas de abstracción y profundidad por nuevos descubrimientos que vienen de la ciencia. En lo tocante de cómo trabaja el cerebro, postulo ideas, pero no soy científico como para hacerlo, no lo debería de hacer. En realidad me valen para mí, para formar esa idea global que quería buscar… pero al final puedo caer en “imposturas intelectuales“.(2) Hay demasiada opinión en el panorama actual, yo puedo haber profundizado más que una gran mayoría de gente, pero no deja de ser otra cosa que opinión. Se necesitan divulgadores de la ciencia, que aclaren y simplifiquen ideas. La serie de documentales “redes” hacían ese papel muy bien, puede que yo sólo sea uno de sus “productos”.
Creo que voy a escribir para mí sólo. Para seguirme el rastro, pues se me olvidan la mayoría de mis deducciones. Escribiré dos o tres últimos artículos sobre eso que llamamos motivación y la razón, pues están pendientes para cerrar el ciclo de esos escritos. ¡Todos son palabras erradas!, es complicado separar motivación y voluntad, pues la primera tira de la segunda como recurso. A nivel del cerebro se necesita otro lenguaje que aún está por llegar. Hay tres niveles humanos en este aspecto. 1. Los autistas de alto rendimiento, de los llamados “genios idiotas”, “aprenden” sin querer, porque el cerebro “los” hace así; son monotemáticos y obsesivos, pero al ser una pasión sin freno y “conductor” (aclararé esto en mis siguientes escritos), no encajan exactamente en eso que se llama pasión humana, tener pasión o motivación por algo. 2. Una persona motivada, en una clase, está más atento y receptor al profesor, no pierde la atención, esta se mantiene por sí sola. Algo parecido a ver una buena película. Aquí entra en juego eso que hemos visto en otros escritos sobre los sádicos. Mantener la atención lleva un coste energético, el cerebro se fatiga, pero las endorfinas palían ese mal, y por otro lado las dinorfinas disminuyen el cansancio (estoy investigando la unión de estos componentes con la orexina, pero todo se vuelve más complejo y profundo: entran en juego más partes del cerebro, con sus propios “comportamientos”, neurotransmisores y funciones). 3. Por voluntad alguien puede estar prestando atención, su concentración no decae, pero sí existe fatiga. No entra en juego esa química de contrarrestar el dolor. Es lo mismo que la diferencia de subir una montaña por motivación o por obligación. El segundo va a sentir y cargar peor el cansancio. Se puede ejercitar la voluntad, pero la motivación (como juego químico) está o no está. Aun así, hay que puntualizar que alguien que empiece por voluntad en algo, al final puede que se implique tanto como para que le motive o a la inversa: la motivación al ver el exceso de esfuerzo muere. Todos nos damos cuenta de esas “verdades”, no he descubierto nada. Ahora se ponen a enredar más las cosas y a perder la perspectiva de todo, simplemente por llevarse la razón, porque no les gusta lo que se deduce, como les sucede a las feministas. Las diferencias de los cerebros está en la motivación, que recordemos viene de la palabra “mover”. El qué mueve a cada uno, qué lo hace levantarse por las mañanas. No hacen falta más explicaciones.
¿Desde cuándo nos hemos vuelto unas simples hormigas como para que todos seamos iguales? Si pensamos que todo humano es distinto de cualquier otro ser humano, ¿porqué pensar que mujer y hombre son iguales? ¿Todo humano es capad de matar?,(3) sí, es probable. Pero también es cierto que algunos lo hacen con más “facilidad” que otros. ¿Todos podemos ser iguales de inteligentes, o de musculados, u músicos, o matemáticos?, no. La diferencia es la tónica dominante de la reproducción sexual, de la evolución. La última serie de escritos tienen el título de “lo que es y lo que (a)parece”. ¿Qué diferencia hay de subir una montaña si se hace por voluntad o por motivación? Ninguna. El humano tiene interés y analiza tan sólo los resultados (regla de la evolución, sesgo). Dan el mismo resultado final: haber logrado la meta, luego son lo mismo en su apariencia. Pero ese tipo de forma de proceder deja una gran cantidad de detalles sin analizar, realmente no se descubre una "verdad", sino que por lo contrario queda oculta. En lo deportivo, además del entrenamiento físico, se hace un gran hincapié en el entrenamiento psicológico: el deportista tiene que estar principalmente motivado sin esta, todo el entrenamiento puede fallar. Parece que el humano sólo llega a ciertas conclusiones cuando en el proceso se obtienen beneficios. Si una mujer y un hombre tienen las mismas potencialidades para un deporte, la diferencia para ser medallista o no puede estar en la motivación. ¿Por qué no deducir lo mismo para las diferencias de género?, ¿por qué caer en lo políticamente correcto?
En fin, que cada vez hay menos sensatez. Todo se ha vuelto un circo de debates y luchas de contrarios, en definitiva de opiniones, sobre los temas más variopintos y banales. El feminismo revisa todo el lenguaje, creando una neolengua a su medida y sin "consultar" o tener en cuenta la opinión del hombre. Ya no tienen sentido, o ha cambiado, términos y conceptos como los de seducción, morbo, protector, igual, sensualidad y un largo etcétera. O puede que el circo siempre haya estado ahí, recordar que yo defiendo que el humano no es inteligente.. Para cerrar el escrito dejo una muestra de una de esas estupideces. En iTunes se puede comprar la canción de John Cage, titulada 3’34”, que es su duración.(4) Se puede escuchar una muestra: hazlo. ¡No está mal tu ordenador, móvil, o altavoces!, son tres minutos y treinta y cuatro segundos de silencio. ¡Cómprala, es un silencio de John Cage!
(1) El feminismo habla de empoderarse, como si no hubiera hombres con baja autoestima o el llamado complejo de inferioridad de Adler. Cuando he puesto esta frase de "la mujer es igual de estúpida que el hombre", estoy seguro que muchas mujeres sólo leen "la mujer es estúpida", cuestión que demuestra su baja autoestima, lo mismo para los hombres. El problema de la autoestima, y que otro superior o igual o incluso inferior, te la dañe para ponerse por encima, es humano, no sólo de género. Lo hacen hermanos contra hermanos, padres contra hijos, hijos contra padres, entre amigos, y cómo no: jefes contra empleados. Reducir ese problema al género, es mirar la realidad con un microscopio. Todo es problema del concepto de las jerarquías, que se da en todos los ámbitos.
(2) El caso Sokal hace referencia a que tal científico y escritor publicó algo bastante atrevido, para inmediatamente decir que sólo era un experimento de lo que él denomina como “impostura intelectual”. Al final hizo un libro sobre el tema. Leer el resumen del anterior enlace para entenderlo.
(3) Este en un ejemplo de sensatez, lo que dice la mujer del vídeo puede ir contra el macho, pero es así por nuestra condición, por la testosterona.
(4) La cuestión de esta obra es que John Cage salía al escenario, levantaba la tapa del piano y se quedaba en silencio durante tres minutos, y treinta y cuatro segundos. “Regalaba” al oyente de ese tiempo de silencio, en un mundo cada vez más lleno de ruido. Por otro lado, si duraba ese tiempo quizás era porque mentalmente estaba tocando una canción de esa duración, para calcular bien el tiempo.
Comentarios