Identidad Narrativa y Realismo Depresivo II



"Lo real nunca es sino el despliegue de una fatalidad, 
el puro efecto del determinismo." Michel Onfray
"Toda relación entre seres vivos implica
un intercambio con cuerpos extraños." Tan cerca, tan lejos
"La suerte (azar) se lo traga todo." Galen Strawson
"La verdad no admite despilfarros." MotherFatherSon
"El pensamiento es el coraje de la desesperanza." Giorgio Agamben
"El ingenio humano no inventará nunca nada tan hermoso, 
tan sencillo y tan sobrio como la propia naturaleza, 
porque en ella nada falta, ni nada sobra". Leonardo da Vinci


(A falta de añadir más enlaces y gráficos... un añadido necesario del último escrito y libro. En unos días pongo enlace para descargar el libro completo en PDF)

—Hay personas que se han quedado confusas con tu último escrito. La falta de conclusiones, y todos los frentes abiertos, ha llevado a más aparentes contradicciones, que a posibles resoluciones de estas.

—Ya. No pretendía resolverlas. Eso es lo que intenta hacer la razón. Trata de ser ecuánime en un mundo y con un cerebro, en donde para ambos tal cuestión es un imposible. Si como se puede analizar a nivel coloquial, por un lado está lo que dice la cabeza y por otro lo que dice el corazón, las contradicciones suelen ser insalvables. Más si se tiene que tener en cuenta que a esa división a dos, habría que añadir la dimensión moral y la práctica, además, claro está, de los instintos, ese "más allá" del corazón. Por otro lado, después de dos semanas de haber finalizado el escrito, me doy cuenta que la premisa de las tres voces es una farsa. Ahí reside el problema de las divisiones sobre el cerebro. Estos cuestionamientos han venido dados por una de las dimensiones que porta la escritura: que se puede revisar. Es más, el cerebro recuerda frases y párrafos, y vuelve sobre ellos en sus rumiaciones, en sus preguntas abiertas. Eso ocurre, a diferencia de las simples conversaciones que son más "olvidables", porque a su vez en el momento de escribirlas se han releído, corregido, reescrito y apuntalado en varias ocasiones. En ese proceso las sinapsis que entrasen en juego entre neuronas se han fortalecido, como para que sus "presencias" se vuelvan más latentes.

Revisar y verificar son dos formas de hablar de la misma estructura. El prefrontal es la "boca" —analogía con la forma de digerir de los rumiantes, no en vano a tal proceso se le llama rumia— a la que vuelve la comida para volverla a masticar y tragar. En ese caso tal información vuelve a entrar en un circuito de retroalimentación, en donde el prefrontal es el que trata de "cerrar" la pregunta. Con tal estructura, todo escritor está "condenado" a verificar —cualquier creativo con su obra y en su soledad—, a que se le active una y otra vez tales circuitos sobre esto y aquello, que no terminan de cerrarse. En Argentina han hecho un buen uso de tal idea, cuando dicen "eso no me cierra", cuando algo no les termina de encajar, de ser "aceptado" como "válido". En España para decir lo mismo decimos "eso no me cuadra".

Siendo así, la segunda voz en el escrito y en rojo no es lo dionisiaco, es la conciencia o razón en modo "cínico". En la actualidad el inconsciente colectivo se ha "percatado" de tal dimensión y usa el entrecomillado con las manos para avisar que su "razón" se va a posicionar en uno de sus "modos". A veces se avisa a viva voz tal cambio de modalidad. Pero ¿la razón tiene "modos"? La pregunta está errada. La pregunta correcta sería… ¿se puede ser o usar el prefrontal como razón "pura", o como simple módulo de una "verdad" no emocionada o posicional? He complicado la frase. La razón nunca es razón como tal en el día a día. Si acaso eso es lo que trata de hacer al final de la jornada —si se puede, no en todas las personas— el cerebro en sus rumias. Revisa momentos que yo denomino "insinosis". Para no remitir a otros escritos lo explico por encima. La palabra bastarda proviene de "no sé", de estados de "no sé si esto es «correcto»" en su sentido más ambiguo y abstracto, pero que surgen dada la premura del día a día y de las situaciones, y en donde te hacen "saltar" o salir del paso —en acciones o palabras— de la forma más rápida posible. Lo llamé así pues no siempre al final del día se sabe por qué tu balance de bienestar/malestar, lo primero acaba en números rojos y lo segundo es lo que domina en el cerebro. El prefrontal no siempre —por no decir casi nunca— está al tanto de los procesos que el cerebro profundo capta del ambiente, de las personas, donde es este el que está haciendo el "suma y sigue", y es el que va a dar un resultado emocional al final del día. El balance es que, en muchos casos, se tiene una sensación difusamente negativa de cómo nos ha ido el día, sin que lleguemos a saber con exactitud a qué obedece tal sensación. Fijarse que esto puede explicar la existencia del neurótico, pues "vigilará" momento por momento su hacer y su acontecer diario, para así poder explicar qué le causa tal estado de malestar, o estado insinosis, y tratar de solventarlo en días sucesivos, en una especie de macabro "día de la marmota" de jornadas distintas. Ese estado no tiene que ver con la conciencia moral, a la que incluye, puesto que por ejemplo se puede haber dado por usar un término en una oración de manera inapropiada. En el escrito hice mención a que puse "dejez"; insinosis en ese caso fue que me daba cuenta en ese mismo momento que no me terminaba de convencer de que estuviese bien escrita, pero dado que no quería perder el hilo de la narración, seguí escribiendo. Al final el cerebro y a las horas me "corrigió" al "encontrar" que la palabra a escribir era dejadez. Fijarse que de nuevo sale a estructura de que el malestar y el dolor tienen más peso que el placer en el cerebro, pues tal estado sólo ocurre con respecto a las emociones negativas. ¿Mis conceptos de insinosis y las preguntas abiertas están relacionadas? Insinosis se refiere a la mala sensación emocional de ese momento —al escribir "dejez", por ejemplo, gritar al hijo en un momento de estrés, es otra—, mientras que pregunta abierta ya no tiene la carga emocional o no siempre. Si se mantiene la carga emocional es a eso que llamamos trauma, o una mala conciencia por haber hecho un acto inmoral o cuestionable. Las preguntas abiertas suelen ser cuestiones "amocionales".

Vuelvo a los "modos" de la conciencia. El prefrontal sólo es una estructura con unas reglas. No tiene datos, no tiene recuerdos. Es como el microprocesador de la "máquina": procesa problemas o información y las remite a otras partes del ordenador, como la memoria RAM o el disco duro, y es allí donde se encuentra tal información. En ese caso mi concepto de verificar y el de computar pueden usarse de sinónimos. Es un epifenómeno que emerge en el día a día entre aquello que entra por los sentidos y el propio mapa mental, entendiendo por esto a todas las vivencias, creencias, emociones, instintos, junto a nuestro particular ADN, que crea las formas de operar de cada una de las regiones, las neuronas, los neurotransmisores y sus receptores, de cada persona o cerebro. Al igual que el microprocesador solo va "hilando" partes de un programa, la conciencia es ese último estado en donde se verifica el procesamiento de esas dos fuentes: las entradas sensoriales y el mapa interno. En el escrito salió —como parte esencial de esta estructura— que la conciencia entra en juego cuando "detecta" algún tipo de conflicto entre el mapa interno y lo externo. No verifica cuando lo externo es "igual" a lo que predice el mapa interno. Siendo así lo no verificado es nuestra identidad, en alguno de sus núcleos. De esta manera parte de la estructura del prefrontal, y por ello de la razón, es que tiene una identidad, tiene como premisa todo lo dado en el pasado, pues es parte de su mapa mental. La "razón" no se puede "desembarazar" de  su identidad, como tampoco puede hacerlo con la emoción de un trauma. Quizás la pregunta correcta que estoy buscando es si realmente existe la razón —esa idealizada y racionalizada— o sólo es construccionismo social. Las religiones la redujeron a que nunca estaba libre de una carga moral, y que por ello la "razón" a la vez tenía como base tal estructura, construida a la vez por un Dios y con un fin: la agencia moral. Tal idea falló cuando la cultura occidental, que es la que creó tal paradigma, se encontró con otros humanos en sus colonizaciones, donde tales culturas o tribus no parecían tener tal estructura moral de la razón, ya que hacían o se comportaban de una manera que para los occidentales eran inmorales. Tal entramado mental existe, pero simplificado y explicado por mis conceptos de insinosis, pregunta abierta e identidad de la conciencia. La diferencia entre las distintas culturas está en cómo y con qué "rellenan" tales estructuras. Dependen de las identidades (cultura) y en tanto que estas parten de sus propios mapas mentales…, en definitiva a una construcción social, que viene generada por una identidad nacional o una religiosa, por ejemplo.

Explicado de otras formas y distintos paradigmas. Para la fenomenología, y por ello para Sartre, la conciencia es siempre "conciencia de…" Es un microprocesador que puede estar procesando algo lúdico como un juego, o la economía mundial. O en otra metáfora, es una copa vacía que puede contener agua (necesaria), vino (lúdico) o leche (alimenticio). Para el caso si la razón ha de ser tomado como aquello que hace uso de la verdad y con una estructura lógica, tal razón no existe o sólo en excepcionales casos. Primero porque la "verdad" no existe o la que existe es demasiado ajena a la vida. Una verdad como 2+2=4 existe, pero como dato en bruto que puede utilizar la ciencia pura, mientras que para la vida tal verdad es algo más complejo (a la mente me viene el 2+2=5 de Winston Smith en la obra de George Orwell "1984", para renegar el estado distópico y la verdad única del partido y del Gran Hermano). Recordemos sin ir más lejos que un estado emergente es más que la suma de sus partes. Es dos más dos igual a estado emergente, no cuatro. Las ciencias sociales no son positivas porque aquello con lo que tratan no "funcionan" con las simplificaciones de las ciencias puras y abstractas. El cerebro puede ser razón si sobre lo que trata es alguna rama de las ciencias positivas, pero en lo humano y en la vida tal reducción no funciona. El humano siempre se ha encontrado con esta frontera entre esos dos tipos de razón, y la mayoría de las ciencias sociales y las filosofías han tratado de crear alguna hipótesis que hiciese desaparecer tal barrera y frontera. Huelga decir que ningún paradigma, filosofía o ciencia lo ha logrado. Estos intentos podrían ser tema para todo un libro, yo sólo haré ver algunos de los casos. Cuando se descubrió el condicionamiento clásico, Pávlov y la salivación del perro al tocar la campana, se creó el conductismo (behaviourism). Se tuvo la ilusa idea que se podría educar a las personas bajo sus reduccionistas ideas. La novela y película "la naranja mecánica" se basa en tal concepto: trataban de condicionar a una persona antisocial para que tuviese aversión a la violencia. El cerebro humano sí tiene tal estructura, y es bastante "programable" bajo el condicionamiento clásico y el operante, como prueban los traumas, las torturas continuas (como es el caso del personaje Theon Greyjoy de la tercera temporada de "Juego de tronos") y los lavados de cerebro, pero también es más que eso. En otro caso, y puesto que en el escrito he hablado de Peirce, ciertas corrientes filosóficas que empiezan con Aristóteles, trataron de estructurar la realidad desde arriba —la razón— hacia abajo —la identidad, los instintos…—. A modo de anécdota el hombre de Vitruvio de Leonardo Da Vinci, fue un reto en donde había que colocar al humano dentro de un cuadrado y un círculo. El círculo representa a la naturaleza, a la vida, llena de formas curvas y tendentes al círculo. En la naturaleza no hay cosas angulosas y rectas, y mucho menos cuadradas. Es una construcción del humano y su razón. El paradigma de aquella época, de corte holista, era que "así como es arriba (el cielo), es como ha de ser abajo (la tierra, el hombre)" —la sección del Padre Nuestro "hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo", en el original es "así como arriba que sea abajo"—. El reto de Vitruvio era una metáfora artística sobre cómo equilibrar en un solo dibujo esas dos realidades, y cuya solución más conocida es la de Leonardo. El cristianismo es otro de esos casos de tratar de conciliar razón y aquello que no lo es, donde lo segundo ha de estar supeditado a lo primero. Jesucristo no puso esta base, fue San Pablo, y poniendo las ideas clásicas Romanas y estas basadas en las de Aristóteles, las que estructuraron el cristianismo. En todo caso Jesucristo "colocó" el amor y la compasión como estructura sobre la que debería de emerger la razón.



En otro ejemplo, la filosofía analítica se centra en el lenguaje y en tratar de hacer que este sea positivo (no ambiguo e interpretable) y en donde este ha de basarse en las reglas de la lógica y las matemáticas, para estructurar su manera de argumentar, pero al final se "coloca" más al lado de las ciencias positivas que de las humanas, donde de nuevo tales reglas y maneras de aplicar sus análisis "dejan de servir". En un ejemplo sencillo, ¿cómo cuantificar por métodos científicos (lógicos) un dolor personal?, al final el único baremo es el que diga la propia persona al médico, y con recursos tan simples como darles un valor del uno al diez, donde este último es el dolor máximo. Tal sistema falla, pues lo que es un diez para ese paciente puede ser un ocho para el médico u otra persona con un baremo distinto. Así lo simplifican en la película "Deadpool 2": "—¿Cuál es el dolor más grande que has sentido? La gente cree entender el dolor, no tienen idea más allá de su propia experiencia. Para alguien de cinco años, ¿qué es…?, una picadura de abeja. A los 20 años: una metralla. A los 40: una enfermedad; quizá una que te vuelve más máquina que hombre. —Sí, envejecer no es para blanditos." Al parecer la mujer que haya pasado por un parto natural es más tolerante al dolor, pues su valor diez ha quedado demasiado alto al pasar por tal trance. Volviendo al positivismo, la sociología —frente a la psicología— trata de ser positiva, pero todos sus intentos y paradigmas, como el estructuralismo, han fallado. Ni el humano, ni la vida, pueden ser reducidos a un cuadrado (proyecto). Esto no se da a grandes rasgos y en el saber humano, sino que se sigue en cada pequeña cosa de la vida. ¿A quién no le ha corregido sus padres por pellizcar el pan, diciéndole que corte un pedazo con un cuchillo? Elegimos la fruta sin máculas y con formas perfectas; todo buen cocinero —y ahora los publicistas— tienen como premisa que se come con la vista. De hecho, y ya para finalizar este párrafo, incluso el propio círculo es propio de la razón, pues la naturaleza es demasiado caótica como para que se dé de manera perfecta. Lo básico de la naturaleza es lo irregular, lo azaroso.

Volviendo al hilo de los "modos" de la conciencia o prefrontal. En uno de sus modos trata de ser razón, pero es una empresa ardua y casi imposible. A mí nunca me resultó creíble el personaje de Spock de las películas y series Star Trek, como ser puramente lógico, pues sus respuestas siguen siendo "muy humanas", dominadas por las reglas éticas y del construccionismo social. Una razón fría y sin reglas estaría más cerca de lo que entendemos por un psicópata, del tipo maximizador como lo son las máquinas representadas en películas como Matrix, Terminator, ex-machina o 2001, una odisea en el espacio (este último —HAL 9000— más humano, al "perder la razón" ante una aparente contradicción insalvable); igualmente el chip de inteligencia artificial incorporado al protagonista de la película "upgrade",  donde de su "boca" salen frases tales como: "por qué el humano elegiría funcionar mal", al referirse de por qué bebemos alcohol. La conciencia, al depender de su contenido, no está libre de las emociones, las identidades y los sesgos, pues lo que la "llena" viene de abajo, tanto de las identidades sociales y religiosas, como de las emociones y los instintos a modo de pasiones y motivaciones. Las sentencias, de alguien tan en teoría razón como lo ha de ser un juez, se ven influenciados por el color de la piel y el sexo (y otros menores que no se mencionan nunca, pues no están en boga), o cosas tan nimias como lo cerca que se esté de la hora del almuerzo o lo que se haya desayunado —se ha criticado tal estudio, como suele ocurrir en las ciencias humanas, por su falibilidad: el argumento "correlación no implica causalidad" se ha vuelto el recurrente más usado de autodefensa contra la ciencia—

Retomando lo que inició este escrito, el "personaje" en texto rojo no era lo dionisiaco, sino simplemente la razón en tanto que estaba en modo cínico. Nietzsche también trató de hacerlo hablar, pero igualmente fue una farsa. Dionisos no habla, no razona… vive, siente, goza y se echa a dormir sin rumiar sus acciones. Lo que en este escrito he llamado "modo", en ciencia se le llama actitud, que a la vez proviene de una intención. No he usado tal término, pues la intención igualmente puede provenir de lo profundo del cerebro, y no es meramente lo que en ciencia y leyes se entiende por intención, en tanto que la persona sabe la diferencia entre el bien y el mal, y la razón tiene conocimiento de tal acto y tiene la capacidad de cuestionarla y por ello frenarla. Tal argumento falla por dos cuestiones: 1. lo que una persona tiene como "bueno y malo" depende de cada cultura o del propio individuo… parece haber poco de innato o queda supeditado a lo cultural, y 2. lo que una persona conoce a nivel de razón —tanto del medio como de sí mismo— es mínimo y no puede ser un baremo fiable y sí por el contrario falible. Todas las personas caemos en sesgos, aunque los conozcamos, pues creemos que en nuestro caso no son aplicables, por los propios sesgos, como lo son el de confirmación, el de autoservicio, el optimista y la ilusión del control.

Lo que trataba de mostrar en el escrito es que estamos sumidos en laberintos dentro de laberintos, donde al salir de uno creemos haber salido de todos, para al final darnos cuenta que es otro laberinto. Neo en Matrix no sale de la mentira a la verdad, sale de una mentira —la matriz— a una nueva "mentira" o construcción: la propia vida social humana con sus reglas, estereotipos y simplificaciones aceptadas como paradigmas o mentalidades. De tratar de salir de ese laberinto, por la ciencia y la razón, se cae en un nuevo laberinto, de la imposibilidad de poder discernir con claridad si tal o cual otra cosa está determinada por ciertos neurotransmisores o sus receptores y por ello el ADN, o si simplemente es algún determinante ambiental o social. De tratar de nuevo de salir de tal y complejo laberinto uno se encuentra que parece haber reglas dentro de sistemas complejos, como lo es el evolutivo o el propio social/humano, y que por ello no puede estar seguro de estar "actuando" por una convicción propia o sólo es un agente más dentro de un sistema complejo, y por ello un mero engranaje dentro de tal sistema. ¿Conocer todos los laberintos te libra de sus reglas?, bajo mi punto de vista, no. Todo psicoanalista suele ser "pesimista" sobre la condición humana: ponen delante de los traumas a sus pacientes, pero a sabiendas que es muy posible que no los resuelvan. La terapia electroconvulsiva (electroshock) se está volviendo a utilizar cuando fallan el resto de las opciones, sin asegurar igualmente que vaya a funcionar. Por eso repito una y otra vez que el feminismo no consiste en haber salido de ningún laberinto, sino que simplemente han cambiado uno por otro nuevo. Voy a un caso concreto, todo adulto sabe del sadomasoquismo a nivel sexual, simplificado y embellecido al máximo en "Cincuenta sombras de Gray". Se asume y se acepta bajo los nuevos paradigmas que hay personas que en lo sexual quieren infligir o sentir dolor…, y de ser así, ¿por qué el feminismo no acepta que sea de la misma manera en la vida? En algunos países como Estados Unidos e Inglaterra se está alentando el llamado movimiento "Tradwife" (contracción forzada de esposa tradicional). Una parte negativa, por lo menos en Estados Unidos, es que viene promovida por la extrema derecha, pero no siempre es así y no en todos los países. El feminismo no acepta tal tendencia, pues dice que vuelve a la mujer a un estado de sumisión frente al hombre (servilismo, llegan a decir en este escrito, cuando este igualmente es otra corriente sexual aceptada). ¿No hay una contradicción en aceptar la sumisión sexual y no aceptarla de otro modo? En algunas películas ya hacen mención a esa posibilidad, "sarna con gusto no pica" dice el refrán. Si uno mismo la elige, ¿qué puede haber de "malo"?, (profundizaré sobre esto más adelante). Volvemos a la premisa de que no se tiene y es un contrasentido obligar a alguien a que sea libre. Muchas mujeres islámicas ven el pañuelo de cabeza como una elección… ¿están equivocadas? Bajo qué verdad…, ¿la de occidente, la de las feministas? El feminismo hoy está cayendo en el concepto del empresario moral (creadoras de las reglas y hacer cumplir las reglas). Vuelvo a decir lo mismo: no hay un afuera de los laberintos, un afuera de Matrix, una razón "pura" y descontextualizada. La conciencia al ser conciencia de…, es lo que le es dado, aceptar lo dado también es una elección dentro de alguno de sus laberintos. El valor del feminismo no tiene por qué estar más cerca de ninguna verdad, en una vida y naturaleza que es rugosa e imperfecta, que no sabe de reglas morales, excepto aquella de "si funciona, si sobrevive, vale". Si he de pensar sobre esto y dar mi opinión…, estamos en sistemas dinámicos adaptativos, donde la regla base es tratar de equilibrar ese sistema entre dos lados opuestos, a modo de una onda senoidal que va de una posición límite de arriba o abajo. El ejemplo más claro son las burbujas económicas, el estado alto de la curva, a la que le suele seguir una caída hacia una crisis. Cómo bien dice el dicho… "cuanto más alto subas mayor será la caída", hoy seguimos en la parte baja de la curva por la última burbuja inmobiliaria. Volviendo al tema femenino; en otras épocas de la historia ya habrá sucedido lo que está "provocando" ahora el feminismo, pero de alguna manera al llegar a su nivel más alto, el ciclo se reinicia y la onda tiende a caer hacia una estabilización media, aunque en muchos casos, por inercia de esa dirección brusca hacia abajo suele darse un efecto rebote, por el cual caerá más allá de su posición media. El sistema es la familia, ahora está desestabilizada, tanto hombre como mujer han dejado que la "correa" de la libertad/individualidad se estire a su antojo, pero al final queda dañada la estructura familiar y ambos tienen que recoger correa. La mayor carga del estamento que es la familia está en manos de las mujeres, pues son las que procrean y tienen una mayor presión biológica/evolutiva, luego al final son las mujeres las que primero recogen correa para equilibrar la situación. Por lo demás, y como corolario al presente párrafo, quizás te enteres demasiado tarde en la vida en los laberintos en los que te encontrabas, como para poder hacer algo, y al final, como Jack Nicholson en la película "el resplandor", te detienes dentro del laberinto, te rindes y simplemente te dejas morir. Esto lo digo porque cuando he dado la explicación sobre el individualismo y la hipótesis de pleiotropía antagonista, ciertas personas se pueden haber dado por aludidas con respecto a mí. Yo no soy "culpable" de nacer con una condición y no conocerla. Ni siquiera creo que lo fuese si la conociese y todos mis intentos para evitarla fuesen en vano (que así ha sido). Crees resolver cómo salir de un laberinto, y al final te encuentras que estás en otro más extraño del que ni siquiera conoces su reglas, pues no es tu propio laberinto. Al final y por inercia vuelves al laberinto que te es más familiar. ¿No es eso en lo que consiste de fondo la añoranza del lugar y la cultura en el que uno se cría? La identidad, después de la de la supervivencia, tiene primacía sobre otras estructuras en el cerebro, a veces incluso que la propia vida, como lo demuestra el morir o suicidarse por orgullo o dignidad, o como sacrificio por los tuyos.

II

Entonces retomo, ¿es la conciencia efectiva y operativa? Sí. Pero —redoble de tambor…, en mí cerebro siempre hay "peros"— la base del cerebro profundo es la motivación. Ahí radica lo que trato de denunciar en el escrito. La cultura humana, y sobre todo la anglosajona ha (im)puesto la voluntad sobre la motivación y la sociedad occidental está encadenada a la volición. Se ha encarcelado a Dionisos, sin que este pueda hacer nada para hacer oír su voz, que ahora está cuestionada. Vuelvo al principio y la fatídica conclusión de "¿por qué odiamos?", donde la soluciones a lo social está en manos de los individuos, y no en medidas sociales radicales. Una conciencia plena, que de fondo llama a las capacidades del prefrontal, que se le supone razón, es la clave para que todo individuo viva "ajustado" a lo social. Es cierto que en cierta manera la razón lo que trata de hacer es controlar el caos, lo azaroso, y ajusta el medio, sus paradigmas y su cerebro al cuadrado, a lo medible, a lo cuantificable. Pero además huelga decir que este reduccionismo falla por dos cuestiones. 1. porque, como he dicho una y otra vez, la vida es algo más que números, los estados emergentes no son dos más dos. Todo humano es una suma de estados cerebrales donde no siempre la razón se "acomoda" a lo que emerge como un todo. No hay ninguna fórmula para llegar a un estado emergente, y por ello el humano y la razón no son las llaves para abrir tal "puerta", pues el humano no ha podido replicar de forma intencional ningún estado emergente (que yo sepa). En las películas siempre dejan que entre en juego el azar, donde si se llega a algún tipo de inteligencia artificial no habrá sido de manera intencionada, sino por algún factor caótico, como así sucede en la película "Short Circuit", que es por un cortocircuito. Y 2. porque la ciencia, y por ello la razón, al basarse en la deducción, que es la base de su prueba y error, no tiene la capacidad "real" de llegar a teorías holistas válidas, en tanto que lo holístico depende de sus más mínimas variables, y en donde el humano tiene el límite de que no puede ver a la vez el bosque y el árbol. Al mirar el detalle pierde la visión de conjunto y a la inversa. El problema de la visión holista es llegar a ser capaz de crear "fórmulas" tan complejas, donde no se ignore ningún detalle (teoría de las variables ocultas), por aquello reducido al concepto del "aleteo de la mariposa", de la entropía. En la genial serie "Chernóbil" a unos de sus técnicos se le pregunta que porqué se produjo el desastre, y este contesta que falló desde los primeros planos, pues una cosa es el racional e idealizado plano, y otra cosa muy distinta las pequeñas variables que se cuelan y se van sumando por factores como el tipo de tierra al construir, la homogeneidad del cemento, etc. Los grandes desastres humanos se vuelven memorables —el Titanic, el Hindenburg…— porque nos recuerdan la impredecibilidad, el factor caótico que tiene la naturaleza. La historia humana se puede reducir a la lucha titánica entre el caos y el orden deseado por el humano. De fondo la vida es un estadio esporádico de orden y control sobre el caos. No es por la razón que se llegue al estado mindfulness, sino la capacidad para callar el prefrontal y "conectar" partes antiguas del cerebro, como lo es el pensamiento mágico de unidad con todo, y en donde tal estado se "unifica" el Ser mental, que ahora está dividido entre las exigencias y papeles que nos "impone" lo social a través de la razón, y el ser profundo con sus propios designios. El estado posterior a una sesión mindfulness no es demasiado diferente de la sensación que se tiene después de haber hecho el amor (distinto de haber tenido sexo), un estado que tiene que ver más con la química/física que con una concepción puramente cognitiva llevada por la razón (acallar la amígdala —miedos, soledad…— y hacer que "hable" el hipocampo como locus de control, según mi punto de vista). Siendo así, lo orgiástico de Dionisos es el que procura el estado mindfulness y no Apolo. Da que pensar si tal propagandístico estado deseable no actúa y quiere ser igual de operativa que la pastillas de soma —para estar feliz (contento, si se piensa bien)— procuradas a los ciudadanos en la novela distópica de "un mundo feliz" de Aldous Huxley. O sea, el problema no es de tal individuo que está deprimido, y al que se le dará unas pastillas que repercutirá en la recaptación de la serotonina, o porqué tiene ira y ha de practicar mindfulness, el problema es porque la sociedad tiende a la depresión y la ira, y tratar de "curar" aquel estado social que impliquen tales males epidémicos. 

Un ejemplo para lo dicho arriba, y un porqué lo central es la dimensión social y no exactamente la percepción individual. La mayoría de los trastornos mentales tienen sus estadísticas, donde la esquizofrenia se da en el 1% de la población. ¿Cuánto tanto por ciento hay de personas "buenas de corazón"?, de qué depende. La evolución dice que se mantiene lo más válido para replicarse. Los "buenos" no son los mejores para ser la media y lo más reproducible como para que sus características sean muy replicables, más bien al contrario. "Los buenos acaban en último lugar", dicen en la película "Godzilla" (1998), haciéndose eco del inconsciente colectivo. En la serie documental "Macabro, pero cierto" (dark matters: twisted but true), cuentan el caso de una persona que decidió dar todo lo que tenía a los que lo necesitasen, y se lo tomaron tan al pie de la letra, que al final él muere al quedarse sin nada. Siendo optimista, cuál puede ser el tanto por ciento de personas buenas: ¿el cinco? Nuestra razón "quiere" que la sociedad se base en el bien, pero la evolución "no nos da la razón" dado ese tanto por ciento tan bajo. Como la "bondad" no es la media, creamos leyes para que ese porcentaje suba algo más, para controlar el caos que predice el sistema complejo adaptativo que es la evolución, pero fallamos en dos cuestiones básicas: 1. la sociedad ha "progresado" por la competitividad y la lucha, sobre todo la actual, y porque 2. nuestra base es la familia, donde tal identidad se antepone a cualquier otro parámetro. ¿Cuál es uno de los pensamientos más reproducidos en lo humano?, que se ve reflejado una y otra vez en las películas. La idea de "yo por mi familia haría cualquier cosa". La protagonista de la serie "llegar a ser Dios en Florida", por centrarme en un sólo ejemplo, no es que sea inmoral, tramposa, falsa y mentirosa. Actúa como actúa porque tiene que pensar en su hijo. Hay que volver al concepto de los estados emergentes. Por la suma de padres o hijos que se ven presionados y aplican el concepto de anteponer a la familia ante cualquier otra cuestión, la sociedad es como es. Esto es: si sumamos el factor de la competencia y el de la familia —de nuevo competitividad al no favorecer al resto frente a los nuestros—, tenemos lo que es la sociedad humana. Un tercer factor, dividido en dos partes, es el poder. 1. Quien tiene el poder no lo quiere perder. La paradoja de tal premisa 2. es que los que lo tienen, al sentirse igualados entre ellos entran en un proceso de retroalimentación, en donde no quieren parar de acumular posesiones y por ello poder para estar en lo más alto. Dice el filósofo francés Michel Onfray que bajo la mirada capitalista, y a modo de crítica que… "tener es más importante que ser, si tiene eres, (y que) cuanto más tienes más eres", o en su lado contrario y como dijo Maquiavelo: "si no tienes poder ni los perros se molestarán en ladrarte". El último factor a tener en cuenta para entender el momento actual, y  según nos hizo ver Alain de Botton en "estatus de ansiedad", es que la "creación" de Estados Unidos significó un cambio de paradigma, pues en épocas previas la "plebe" no trataba de igualarse a la aristocracia, eran dos caras de una misma moneda que tenían dos realidades muy distintas: el lado cara miraba al cielo, y la cruz tocaba y sentía la fría y tosca tierra. Sin embargo con el concepto del sueño americano tal frontera desapareció —o esa es su falsa pretensión— y se hizo legítimo y deseable tratar de llegar a lo más alto. El resultado es que todos los humanos entramos en la dinámica de tener más, y por ello de tratar de desear algún tipo de poder. El corolario lo puso Andy Warhol y sus quince minutos de fama, que hoy está más vigente que nunca ante la propagación y éxito de los concursos de talentos y los reality shows.

—Te estás metiendo por derroteros que no quieres y en los que te sientes incómodo, sobre todo porque te desvías demasiado.

—Es cierto, salgo. Voy al tercer postulado y los hilachos colgando que quedan —entre ellos el de la motivación—, ya se rematarán en la mente de los lectores en los siguientes puntos.

III

Voy a dar un giro de rosca a los conceptos que se usan en ciencias sociales. Todo científico sabe que si crea un nuevo concepto y este se valida, eso le dará reputación y ganancias (conferencias, libros…), así que constantemente se está a la caza de ellos. En el escrito decía que el realista depresivo "sabe" o siente que los humanos somos decepcionantes, que la comunicación es imposible, y que lo que prima en lo humano es la soledad y el miedo. Después de unas semanas del escrito precedente, en una película hacían mención a "no tener esperanza en la humanidad. Yo podía haber usado tal idea/concepto, pero la verdad es que como no tengo mucho contacto social me creo mi propio "dialecto" del lenguaje, o creo o divago entre las ideas y los conceptos, cuando en muchos casos ya "existen" bajo ciertas palabras o frases hechas, como es el caso de "desesperanza en (sobre) lo humano", que en el contexto de la película en realidad quería decir fe, o así lo entendí yo. Pero lo que quiero dar a entender en este párrafo, y creo que lo malogré en el escrito, es que las palabras son constructos sociales que quizás no tengan una realidad transfenoménica. Lo traté de hacer ver a través del "modelo de personalidad de los cinco rasgos" (OCEAN), pero lo voy a hacer ahora a través del concepto "grit" de la lengua inglesa. La primera dificultad es su traducción, literalmente es grava o arenilla, pero se refiere a lo que en castellano nos referimos con determinación. ¿Existe tal constructo en el cerebro? Doy un rodeo para hacer ver dónde radica la dificultad para responder a tal pregunta. ¿Todo lo que uno pueda sentir tiene un nombre?, ¿es ilimitado o no?. Si no hay una palabra para una sensación emoción o sentimiento… ¿no existe? Se parte de la idea de que hay unas emociones básicas, que actúan a modo de los colores primarios, en donde el resto de las emociones son mezclas de dichos colores. El color naranja es una mezcla del rojo y el amarillo. Odio y deseo de alguna posesión puede ser lo que entendemos por envidia. Yo a veces me he referido como dulce melancolía a un estado en donde uno encuentra cierta paz en la tristeza, sin llegar a ser tomado como un estado masoquista. Quizás la palabra correcta pudiera ser serenidad, pero en mi caso no termina de encajar. Puesto que no tengo fe en la humanidad, la dulce melancolía es cuando no siento ira, desazón, amargura, tristeza… con esa "verdad"..., "la melancolía es la felicidad de estar triste" afirmaría Víctor Hugo. A la vez es lo opuesto a los estados cercanos a la ansiedad, donde el cerebro siente la nada en el meollo de su ser, y que se expresa con el aburrimiento y deseo de embarcarse en algo que llene tal vacío —el propio concepto de aburrimiento es ambiguo, pues hay uno que nace desde algo cercano a la tristeza (más propio de los ancianos y las personas mayores), mientras otro nace desde un estado ansioso (más propio de los niños y los adolescentes—. ¿La dulce melancolía es una mezcla de tristeza y serenidad?, no lo sé. Quién puede determinar tal cosa, ¿lo puede hacer la ciencia? Arriba nos hemos encontrado que el dolor que pueda sentir uno no lo puede medir la ciencia. Acaso lo puede hacer con las emociones o los rasgos del carácter, ¿o sólo son construcciones sociales y por ello racionales (o racionalizadas)? ¿No es cuadricular el mundo y la vida cuando estas son rugosas y llenas de sinuosas curvas? John Koening está creando poco a poco un "diccionario de las emociones oscuras", a través de ciertos conceptos que están en unas culturas, pero no en otras. Uno de los más conocidos es el concepto alemán de schadenfreude, que consiste en alegrase de los males de los otros (el contrario es muditā: alegrarse del bien del prójimo, en la tradición hindú). ¿Schadenfreude no es básicamente lo que conlleva la envidia? Todo humano se alegra por lo bueno o lo malo de otras personas, aunque no tengan una palabra concreta para referirse a ello (hay más de 4000 palabras para referirse a los sentimientos —intelectualización, individuación y mezcla de las emociones—en inglés). Bajo todas estas ideas subyace el concepto de Qualia, que consiste básicamente en la imposibilidad de medir y cuantificar tales procesos o construcciones mentales de los cerebros individualizados.


Sentimientos
 Emociones
Los sentimientos nos dicen "cómo vivir ".
Las emociones nos dice qué "nos gusta" y "no nos gusta".
Los sentimientos dicen: "hay una forma correcta e incorrecta de ser".
Estado de las emociones: "hay acciones buenas y malas ".
Los sentimientos dicen: "tus emociones son importantes".
Las emociones dicen: “ el mundo externo importa".
Los sentimientos establecen nuestra actitud a largo plazo hacia la realidad.
Las emociones establecen nuestra actitud inicial hacia la realidad.
Los sentimientos nos alertan sobre los peligros anticipados y nos prepara para la acción.
La emoción nos alerta sobre los peligros inmediatos y nos prepara para la acción.
Los sentimientos aseguran la supervivencia a largo plazo de uno mismo (cuerpo y mente).
Las emociones aseguran la supervivencia inmediata de uno mismo (cuerpo y mente).
Los sentimientos son discretos pero sostenibles.
Las emociones son intensas pero temporales.
La felicidad es un sentimiento.
La alegría es una emoción.
La preocupación es un sentimiento.
El miedo es una emoción.
La satisfacción es un sentimiento.
El entusiasmo es una emoción.
La amargura es un sentimiento.
La ira es una emoción.
El amor es un sentimiento.
La atracción es una emoción.


¿Ocurre lo mismo con las teorías de los rasgos? Según los detractores del concepto "grit" tal rasgo es a lo que se puede llamar perseverancia. Mientras sus creadores y defensores tratan de diferenciarlo de conceptos como resistencia (tesón), resiliencia, ambición (meta a objetivos), autocontrol o la necesidad de logros (remito al artículo de la Wikipedia para ver los porqués). Los colores básicos en la teoría de los cinco rasgos son la apertura a la experiencia, la responsabilidad, la extraversión, la amabilidad y el neuroticismo. ¿No funciona "mejor" tratar de "reducir" a una persona a los cuatro componentes de agua (emocional, melancólico), fuego (pasional, colérico), tierra (práctica, terrena, flemático) o aire (intelectual, sanguíneo)? En otro caso el cristianismo basó los rasgos en la virtudes y su ausencia. Rectitud tendría que ver con responsabilidad, y justicia con la amabilidad. Si pensamos tanto en las emociones como en los rasgos a través del estudio de la luz… ¿sería más acertado? El tono de un color se lo da la luz o su ausencia (de noche todos los gatos son pardos). En el lenguaje coloquial un color o tono apagado, es que no es un color muy vivo; que está matizado con negro en el lenguaje de los colores sustractivos. Son los rasgos y las emociones iguales, y estos tienen dos polos contrarios por su luz (rasgos positivos) o su oscuridad (rasgos negativos). ¿Schadenfreude es el color oscuro del color vivo que es Muditā? Recordar que no trato de llegar a conclusiones, a teorías, tan sólo hago ver las cosas de distintas maneras y analogías, para ver si "funcionan".

Cuando en el escrito principal puse en oposición el hipocampo y la amígdala, como dos maneras o rasgos principales de los humanos, pensé en mi gráfica y que tal estructuración encajaba con el mentalés y el emocionalés. Desgrano esto, que puede encajar en mis lectores habituales, pero no así con uno nuevo. Mentalés (mentalese) es un concepto de Jerry Fodor sobre cómo trabaja el cerebro, que sin ser exactamente la palabra, comparte con esta ciertas estructuras como la gramática. Bajo mi punto de vista este "lenguaje" no explica todo el cerebro, y creé el concepto de emocionalés, para referirme a un lenguaje estructural de una capa más profunda. Para el caso el mentalés opera con la memoria explícita (más nueva a nivel evolutivo y en donde en el hombre está la memoria semántica, de las palabras), mientras que el emocionalés lo hace con la memoria implícita (memoria más antigua y básica). En el escrito aposté a que el realista depresivo y las personas con trastornos mentales tendrían una amígdala mayor, frente a un hipocampo reducido, puesto que estas dos estructuras tienen las mismas "funciones", pero a distintos niveles. Al final investigué y encontré que se han hecho estudios sobre el tema y han encontrado que las personas con depresión mayor o ansiedad tienen las amígdalas mayores que la media. Todo esto hay que condimentarlo bajo mi hipótesis de que premio y castigo son dos sistemas redundantes de aprendizaje (crear memorias —recuerdos— estables) y que el más antiguo y básico —a nivel evolutivo— es el del dolor o el castigo.

Hago aquí una breve incursión a la ética y la metaética. La división histórica entre lo dionisíaco y lo apolíneo, que a la vez es la base de las religiones hebraicas y la dicotomía entre dos lados humanos, como nos hace ver el versículo de Gálatas 5.17: "porque la carne codicia contra el espíritu, y el espíritu contra la carne, y estos son contrarios el uno al otro", y que a partir de los filósofos griegos dividimos entre entendimiento y pasiones, y ahora entre conciencia y emociones (cabeza y corazón en lo coloquial), se puede extrapolar a dos actitudes opuestas en lo moral: las basadas en la búsqueda del placer y las que se fundamentan en evitar el dolor o en aceptarlo (predominio del hipocampo y la identidad narrativa en los primeros, o de la amígdala y los realistas depresivos en los segundos, según estoy proponiendo en este escrito). Es deducible que en momentos de prosperidad la sociedad tiende al hedonismo, como así lo fueron los llamados "locos años veinte" o la década de los 80, ambos del siglo pasado. La primera causada por el auge y la alegría al salir de la Primera Guerra Mundial, y la segunda, quizás, por la salida de la crisis del petróleo de la anterior década. Esto puede dar a entender que el "humano de a pie", la masa, "la gente" a la que nos referimos todos pero en la que no nos incluimos, tienen pocos "principios" y adaptan su moral a como sea la vida. Comprensible puesto que es el núcleo de un cerebro basado en la neuroplasticidad, pero poco "amable" a lo noble o "grande" que tendría que ser lo humano. Mis propuestas dicen que una ética no hay que basarla en la razón, sustentada a la vez en verdades transcendentales basadas en preceptos lógicos, puesto que tal "razón" es un imposible, y tiene la tara de llegar a "monstruosidades" como el nazismo, al poner los fines como lo principal, ignorando los medios, amén de otros tantos puntos en contra analizados por distintos filósofos. No creo en reglas generales, puesto que cada tipología humana "defenderá" aquella que mejor se ajuste a su identidad, que mejor le "calce". Por otro lado siempre he cuestionado dónde radica la intención y si el agente que es el prefrontal —que es el que enjuicia la ley y la ética— tenía realmente conocimiento o no de sus actos y sus consecuencias, en donde tal propuesta es la base de lo que se conoce por "suerte moral", creada por Thomas Nagel y Bernard Williams. Por otro lado encontré que el emotivismo se acerca a lo que yo podría sostener al "afirma(r) que las oraciones éticas no expresan proposiciones sino actitudes emocionales". Bajo mi punto de vista la intención nace de lo profundo, y la conciencia no tiene porqué conocerla, pues por medio se encuentran los mecanismos de defensa que la evolución creó como para que tal persona (sos)tenga una buena imagen de sí mismo. La simpatía o la antipatía son viscerales, vienen de la "química" entre dos personas, y bajo mi propia experiencia es la que más daño me ha hecho en la vida. A la vez he de aceptar que le habrá pasado a otras personas con respecto a mí.

—En lo último que has dicho sostienes que tu razón te ha hecho ver esa "verdad", luego es la última capa moral, y que al estar por encima del resto es la que tiene que "tomar el mando" de la situación, y por ello la más certera y cercana a crear una ética.

—Ya. En mis escritos voy de una postura a su contraria. Mi primer libro se llamaba "la imposibilidad de la razón", en la dirección de hacer ver que al ser una imposibilidad ahí no puede radicar una ética, pues aunque es lo de desear, es un imposible. Por otro lado en el "libro" (entrecomillado por ser un anti-libro) "Lo que es y lo que (a)parece" al final argumentaba que el humano se tendría que basar en la razón. En el actual iba en esa misma dirección, en la medida que había que tratar de desembarazarse de todas las identidades, pero mientras lo escribía me topé con que la conciencia siempre nace y tiene una identidad, luego de nuevo "caí" en la base que sostenía en la imposibilidad de la razón. Por lo demás en mis últimos escritos hago una defensa férrea a que el núcleo humano son sus emociones, donde tal defensa implica a la vez a lo dionisíaco, lo visceral y lo emocional, que es donde radica el "verdadero yo", frente al "falso yo" que es la identidad narrativa, fundamentada y sostenida por la conciencia. Eso no quiere decir que lo bueno sea o se tenga que fundamentar en ese "verdadero yo", frente a lo malo representado como "falso yo", que es la base del concepto de autenticidad, como es el caso de la filosofía de Heidegger. El verdadero ser del pederasta, el violador o el psicópata nos dice que tal división no puede implicar una moral. Siendo así más bien caigo en el nihilismo moral, que no hay ningún fundamento "real" o lógico por el que sustentar una ética. Cada tipología humana basará su ética en su forma de ser y la vida que le ha tocado vivir, y podrán tener como contraria a cualquiera de las otras. En mi caso, y la ética a la que remito en este escrito, es al epicureísmo, lo átelico o sencillez como base de la vida y búsqueda del placer de las cosas mundanas, evitando los excesos. En fin, y dada las conclusiones y que es lo que sostengo en este escrito, el determinismo, los sistémico vence al proyecto, en donde este fracasa porque es imposible aunar a todos los humanos bajo reglas simples y unificadas. La "verdad" está supeditada a la identidad, y como nunca llegaremos a una monocultura, dados todos los factores caóticos y fácticos que entran en juego, el humano siempre se basará en la lucha de contrarios, en estados dinámicos o fuera de lo estable, de esa estabilidad deseada que en definitiva es el sueño de la razón.

Volviendo a los matices de los colores, bajo la dimensión de la luz y su ausencia, aquellas personas en las que se da primacía por la amígdala, tienen ausencia de luz, mientras que los que trabajan con el hipocampo tienen una visión del mundo más "iluminada" o colorida. Trato de no caer en reduccionismos, no son el mal frente al bien, o el lado oscuro o no dentro de la simbología de la película de "la guerra de las galaxias". Un psicópata tiene la característica de tener una amígdala pequeña, lo que le "impide" ser empático. Por término medio las personas que han sufrido mucho (traumas, amígdala más activa y posiblemente mayor) son más empáticas. Esto parte de mi idea que lo que ha de entenderse como comprensión —base de lo que es una identidad—, viene dado porque tal persona ha pasado por procesos iguales o similares. O desde el "otro lado", uno se vuelve más superficial, indolente y frívolo cuando está muy alegre o feliz. El exceso de luz no deja ver los colores (saturado con demasiado blanco en los colores sustractivos). Ciertos días de invierno, o durante las tormentas, se pueden apreciar más los colores, que cualquier día de verano a pleno sol. Volvemos al punto medio de Aristóteles: ni demasiada oscuridad o negro, o luz o blanco, es como realmente los colores son "puros" y "destacan".

Retomemos el tema de los rasgos. Grit (determinación) no me parece un color, es una mezcla de colores. Sus creadores a la vez llaman al concepto de pasión, que bajo mi punto de vista es el más acertado, por ser cercano al concepto de motivación. Una persona con determinación para todo, sería lo que se conoce como terca, obstinada o cabezota (tierra entre los cuatro elementos: solidez, firmeza, "pisar suelo"; ciertos conceptos, como terco, no vienen en la Wikipedia inglesa, por más que lo he buscado bajo todos los sinónimos posibles, como si tal cuestión fuera algo positivo en otras dimensiones… el más cercano es rigidez); mientras que un pintor puede mostrar rasgos determinantes para su arte, pero no para otras cosas más "mundanas" según su punto de vista. En ese caso encaja más decir que siente pasión por su arte (fuego). En otro caso grit es similar o implica a la vez la inhibición de los impulsos, de nuevo tocar tierra, ser práctico. Menciono una y otra vez los cuatro humores clásicos, y sus orígenes a cuatro elementos, no porque crea en ellos, sino como una forma de contrastar con respecto a las visiones actuales, que no tienen por qué ser más válidas por ser más modernas, y en donde todas son criticables.

Resumiendo lo dicho. De alguna forma hay que extrapolar el nacimiento de la vida desde la oscuridad (sin ninguno de los sentidos: oído, vista…) a la claridad, y desde el sistema detector de daños, que implicaban dolor, a los sistemas de recompensa y placer, como los que procuran los opiáceos internos, las endorfinas y la dopamina. ¿Los animales más complejos, y entre ellos los más inteligentes, tienen o dan más luz a la realidad? ¿El humano no se ha excedido y ha dado demasiado color, cayendo así en la saturación —aburrimiento: todo gris— y por ello su búsqueda infinita de nuevas sensaciones? A todo esto, concluir que el realista depresivo —los tristes— no son aquellos que quieren "fastidiar" o hacer que el resto no sean felices o alegres (simplificado al máximo como se sigue de la presente lectura y de manera negativa con el nuevo concepto de personas tóxicas). En muchos casos son aquellos que están en la posición media —la acertada si se siguen las conclusiones de lo leído y bajo el punto medio de Aristóteles—, pero en un mundo en donde al haber exceso de blanco, a ellos les toca el amargo papel de tintar de negro el mundo, para desaturar las épocas de exceso de alegría y de "luz", que en su lado negativo vuelven indolentes, superficiales y engreídas a las personas y a la sociedad en su conjunto. A falta de una vuelta de rosca, dejo de momento este tema. Voy dejando temas pendientes, en tanto que en cada análisis se añade una nueva cara al prisma que es la totalidad que quiero mostrar.¿Ocurre lo mismo con las teorías de los rasgos? Según los detractores del concepto "grit" tal rasgo es a lo que se puede llamar perseverancia. Mientras sus creadores y defensores tratan de diferenciarlo de conceptos como resistencia (tesón), resiliencia, ambición (meta a objetivos), autocontrol o la necesidad de logros (remito al artículo de la Wikipedia para ver los porqués). Los colores básicos en la teoría de los cinco rasgos son la apertura a la experiencia, la responsabilidad, la extraversión, la amabilidad y el neuroticismo. ¿No funciona "mejor" tratar de "reducir" a una persona a los cuatro componentes de agua (emocional, melancólico), fuego (pasional, colérico), tierra (práctica, terrena, flemático) o aire (intelectual, sanguíneo)? En otro caso el cristianismo basó los rasgos en la virtudes y su ausencia. Rectitud tendría que ver con responsabilidad, y justicia con la amabilidad. Si pensamos tanto en las emociones como en los rasgos a través del estudio de la luz… ¿sería más acertado? El tono de un color se lo da la luz o su ausencia (de noche todos los gatos son pardos). En el lenguaje coloquial un color o tono apagado, es que no es un color muy vivo; que está matizado con negro en el lenguaje de los colores sustractivos. Son los rasgos y las emociones iguales, y estos tienen dos polos contrarios por su luz (rasgos positivos) o su oscuridad (rasgos negativos). ¿Schadenfreude es el color oscuro del color vivo que es Muditā? Recordar que no trato de llegar a conclusiones, a teorías, tan sólo hago ver las cosas de distintas maneras y analogías, para ver si "funcionan".

Cuando en el escrito principal puse en oposición el hipocampo y la amígdala, como dos maneras o rasgos principales de los humanos, pensé en mi gráfica y que tal estructuración encajaba con el mentalés y el emocionalés. Desgrano esto, que puede encajar en mis lectores habituales, pero no así con uno nuevo. Mentalés (mentalese) es un concepto de Jerry Fodor sobre cómo trabaja el cerebro, que sin ser exactamente la palabra, comparte con esta ciertas estructuras como la gramática. Bajo mi punto de vista este "lenguaje" no explica todo el cerebro, y creé el concepto de emocionalés, para referirme a un lenguaje estructural de una capa más profunda. Para el caso el mentalés opera con la memoria explícita (más nueva a nivel evolutivo y en donde en el hombre está la memoria semántica, de las palabras), mientras que el emocionalés lo hace con la memoria implícita (memoria más antigua y básica). En el escrito aposté a que el realista depresivo y las personas con trastornos mentales tendrían una amígdala mayor, frente a un hipocampo reducido, puesto que estas dos estructuras tienen las mismas "funciones", pero a distintos niveles. Al final investigué y encontré que se han hecho estudios sobre el tema y han encontrado que las personas con depresión mayor o ansiedad tienen las amígdalas mayores que la media. Todo esto hay que condimentarlo bajo mi hipótesis de que premio y castigo son dos sistemas redundantes de aprendizaje (crear memorias —recuerdos— estables) y que el más antiguo y básico —a nivel evolutivo— es el del dolor o el castigo.

Hago aquí una breve incursión a la ética y la metaética. La división histórica entre lo dionisíaco y lo apolíneo, que a la vez es la base de las religiones hebraicas y la dicotomía entre dos lados humanos, como nos hace ver el versículo de Gálatas 5.17: "porque la carne codicia contra el espíritu, y el espíritu contra la carne, y estos son contrarios el uno al otro", y que a partir de los filósofos griegos dividimos entre entendimiento y pasiones, y ahora entre conciencia y emociones (cabeza y corazón en lo coloquial), se puede extrapolar a dos actitudes opuestas en lo moral: las basadas en la búsqueda del placer y las que se fundamentan en evitar el dolor o en aceptarlo (predominio del hipocampo y la identidad narrativa en los primeros, o de la amígdala y los realistas depresivos en los segundos, según estoy proponiendo en este escrito). Es deducible que en momentos de prosperidad la sociedad tiende al hedonismo, como así lo fueron los llamados "locos años veinte" o la década de los 80, ambos del siglo pasado. La primera causada por el auge y la alegría al salir de la Primera Guerra Mundial, y la segunda, quizás, por la salida de la crisis del petróleo de la anterior década. Esto puede dar a entender que el "humano de a pie", la masa, "la gente" a la que nos referimos todos pero en la que no nos incluimos, tienen pocos "principios" y adaptan su moral a como sea la vida. Comprensible puesto que es el núcleo de un cerebro basado en la neuroplasticidad, pero poco "amable" a lo noble o "grande" que tendría que ser lo humano. Mis propuestas dicen que una ética no hay que basarla en la razón, sustentada a la vez en verdades transcendentales basadas en preceptos lógicos, puesto que tal "razón" es un imposible, y tiene la tara de llegar a "monstruosidades" como el nazismo, al poner los fines como lo principal, ignorando los medios, amén de otros tantos puntos en contra analizados por distintos filósofos. No creo en reglas generales, puesto que cada tipología humana "defenderá" aquella que mejor se ajuste a su identidad, que mejor le "calce". Por otro lado siempre he cuestionado dónde radica la intención y si el agente que es el prefrontal —que es el que enjuicia la ley y la ética— tenía realmente conocimiento o no de sus actos y sus consecuencias, en donde tal propuesta es la base de lo que se conoce por "suerte moral", creada por Thomas Nagel y Bernard Williams. Por otro lado encontré que el emotivismo se acerca a lo que yo podría sostener al "afirma(r) que las oraciones éticas no expresan proposiciones sino actitudes emocionales". Bajo mi punto de vista la intención nace de lo profundo, y la conciencia no tiene porqué conocerla, pues por medio se encuentran los mecanismos de defensa que la evolución creó como para que tal persona (sos)tenga una buena imagen de sí mismo. La simpatía o la antipatía son viscerales, vienen de la "química" entre dos personas, y bajo mi propia experiencia es la que más daño me ha hecho en la vida. A la vez he de aceptar que le habrá pasado a otras personas con respecto a mí.

—En lo último que has dicho sostienes que tu razón te ha hecho ver esa "verdad", luego es la última capa moral, y que al estar por encima del resto es la que tiene que "tomar el mando" de la situación, y por ello la más certera y cercana a crear una ética.

—Ya. En mis escritos voy de una postura a su contraria. Mi primer libro se llamaba "la imposibilidad de la razón", en la dirección de hacer ver que al ser una imposibilidad ahí no puede radicar una ética, pues aunque es lo de desear, es un imposible. Por otro lado en el "libro" (entrecomillado por ser un anti-libro) "Lo que es y lo que (a)parece" al final argumentaba que el humano se tendría que basar en la razón. En el actual iba en esa misma dirección, en la medida que había que tratar de desembarazarse de todas las identidades, pero mientras lo escribía me topé con que la conciencia siempre nace y tiene una identidad, luego de nuevo "caí" en la base que sostenía en la imposibilidad de la razón. Por lo demás en mis últimos escritos hago una defensa férrea a que el núcleo humano son sus emociones, donde tal defensa implica a la vez a lo dionisíaco, lo visceral y lo emocional, que es donde radica el "verdadero yo", frente al "falso yo" que es la identidad narrativa, fundamentada y sostenida por la conciencia. Eso no quiere decir que lo bueno sea o se tenga que fundamentar en ese "verdadero yo", frente a lo malo representado como "falso yo", que es la base del concepto de autenticidad, como es el caso de la filosofía de Heidegger. El verdadero ser del pederasta, el violador o el psicópata nos dice que tal división no puede implicar una moral. Siendo así más bien caigo en el nihilismo moral, que no hay ningún fundamento "real" o lógico por el que sustentar una ética. Cada tipología humana basará su ética en su forma de ser y la vida que le ha tocado vivir, y podrán tener como contraria a cualquiera de las otras. En mi caso, y la ética a la que remito en este escrito, es al epicureísmo, lo átelico o sencillez como base de la vida y búsqueda del placer de las cosas mundanas, evitando los excesos. En fin, y dada las conclusiones y que es lo que sostengo en este escrito, el determinismo, los sistémico vence al proyecto, en donde este fracasa porque es imposible aunar a todos los humanos bajo reglas simples y unificadas. La "verdad" está supeditada a la identidad, y como nunca llegaremos a una monocultura, dados todos los factores caóticos y fácticos que entran en juego, el humano siempre se basará en la lucha de contrarios, en estados dinámicos o fuera de lo estable, de esa estabilidad deseada que en definitiva es el sueño de la razón.

Volviendo a los matices de los colores, bajo la dimensión de la luz y su ausencia, aquellas personas en las que se da primacía por la amígdala, tienen ausencia de luz, mientras que los que trabajan con el hipocampo tienen una visión del mundo más "iluminada" o colorida. Trato de no caer en reduccionismos, no son el mal frente al bien, o el lado oscuro o no dentro de la simbología de la película de "la guerra de las galaxias". Un psicópata tiene la característica de tener una amígdala pequeña, lo que le "impide" ser empático. Por término medio las personas que han sufrido mucho (traumas, amígdala más activa y posiblemente mayor) son más empáticas. Esto parte de mi idea que lo que ha de entenderse como comprensión —base de lo que es una identidad—, viene dado porque tal persona ha pasado por procesos iguales o similares. O desde el "otro lado", uno se vuelve más superficial, indolente y frívolo cuando está muy alegre o feliz. El exceso de luz no deja ver los colores (saturado con demasiado blanco en los colores sustractivos). Ciertos días de invierno, o durante las tormentas, se pueden apreciar más los colores, que cualquier día de verano a pleno sol. Volvemos al punto medio de Aristóteles: ni demasiada oscuridad o negro, o luz o blanco, es como realmente los colores son "puros" y "destacan".

Retomemos el tema de los rasgos. Grit (determinación) no me parece un color, es una mezcla de colores. Sus creadores a la vez llaman al concepto de pasión, que bajo mi punto de vista es el más acertado, por ser cercano al concepto de motivación. Una persona con determinación para todo, sería lo que se conoce como terca, obstinada o cabezota (tierra entre los cuatro elementos: solidez, firmeza, "pisar suelo"; ciertos conceptos, como terco, no vienen en la Wikipedia inglesa, por más que lo he buscado bajo todos los sinónimos posibles, como si tal cuestión fuera algo positivo en otras dimensiones… el más cercano es rigidez); mientras que un pintor puede mostrar rasgos determinantes para su arte, pero no para otras cosas más "mundanas" según su punto de vista. En ese caso encaja más decir que siente pasión por su arte (fuego). En otro caso grit es similar o implica a la vez la inhibición de los impulsos, de nuevo tocar tierra, ser práctico. Menciono una y otra vez los cuatro humores clásicos, y sus orígenes a cuatro elementos, no porque crea en ellos, sino como una forma de contrastar con respecto a las visiones actuales, que no tienen por qué ser más válidas por ser más modernas, y en donde todas son criticables.

Resumiendo lo dicho. De alguna forma hay que extrapolar el nacimiento de la vida desde la oscuridad (sin ninguno de los sentidos: oído, vista…) a la claridad, y desde el sistema detector de daños, que implicaban dolor, a los sistemas de recompensa y placer, como los que procuran los opiáceos internos, las endorfinas y la dopamina. ¿Los animales más complejos, y entre ellos los más inteligentes, tienen o dan más luz a la realidad? ¿El humano no se ha excedido y ha dado demasiado color, cayendo así en la saturación —aburrimiento: todo gris— y por ello su búsqueda infinita de nuevas sensaciones? A todo esto, concluir que el realista depresivo —los tristes— no son aquellos que quieren "fastidiar" o hacer que el resto no sean felices o alegres (simplificado al máximo como se sigue de la presente lectura y de manera negativa con el nuevo concepto de personas tóxicas). En muchos casos son aquellos que están en la posición media —la acertada si se siguen las conclusiones de lo leído y bajo el punto medio de Aristóteles—, pero en un mundo en donde al haber exceso de blanco, a ellos les toca el amargo papel de tintar de negro el mundo, para desaturar las épocas de exceso de alegría y de "luz", que en su lado negativo vuelven indolentes, superficiales y engreídas a las personas y a la sociedad en su conjunto. A falta de una vuelta de rosca, dejo de momento este tema. Voy dejando temas pendientes, en tanto que en cada análisis se añade una nueva cara al prisma que es la totalidad que quiero mostrar.

IV

Quiero volver a tratar el tema de las naciones y las generaciones. Del último párrafo se deduce que las naciones del primer mundo, al vivir en la abundancia, se vuelven indolentes, engreídas y superficiales. “Cuando no vemos la violencia es porque estamos disfrutando de sus beneficios”, nos dice Sayak Valencia. El concepto holista del Renacimiento de "lo que es arriba, así es abajo", se puede extrapolar a que cada sistema que nace de otro hereda la estructura de su predecesor. Lo social nace de la estructura cerebral, aunque más bien, y sobre todo en el hombre, es un sistema retroalimentado: los cambios en el cerebro crean cambios en las estructuras sociales, y los de este "determinan" los comportamientos cerebrales, que a la larga —en procesos de miles de años— pueden cambiar los cerebros. Fijarse en la sutileza que he dividido gen (sistema, evolución) y comportamiento (norma social, pero sistema igualmente), el primero determina, pero un comportamiento lo mitiga o lo potencia. Para el caso una nación tiene un carácter y unos comportamientos, según situaciones y épocas. Si lo que prefija el carácter en el humano son los genes, ¿cuál es el equivalente en una nación?, ¿la suma de los caracteres individuales, que a su vez se lo dan los individuos y al final los genes?, ¿eso nos remitiría a la etnia?, pero teniendo en cuenta a la vez las influencias climáticas, como hemos tratado de hacer ver en el escrito principal. Llevando al límite tal idea: ¿el humano se ha construido a sí mismo o sólo es un mero devenir?, primero más evolutivo y genético y más tarde más social. En mi perspectiva, al igual que el curso de un río no elige, sino que se atiene al terreno, y al flujo y fuerza de sus aguas, el humano es sólo devenir donde sus "aguas" se van amoldando a los distintos terrenos (momentos evolutivos e históricos). Como ya dijera en otro lugar, nunca ha existido un cambio disruptivo en lo humano, las revoluciones son un intento, pero el "cauce vuelve a sus aguas" al poco tiempo. Para poder comprender mejor lo que estoy haciendo ver, lo social humano es como una obra de teatro que tiene una continuidad: en cada momento sus actores —reyes, políticos, líderes— siguen la lectura del guion de la obra, y aunque en ciertas partes improvisen, la obra sigue su trama, pues el resto de los actores —e incluso los espectadores: sus votantes y seguidores— se acucian unos a otros para seguir tal continuidad del guion. Por ejemplo, el comunismo no pudo funcionar, pues el resto de los países en el poder le pusieron trabas. Si un país se desmarca de la "obra", como ocurre en la actualidad con Venezuela, el resto de los países lo boicotearán para que su apuesta no "funcione". En otro ejemplo más claro: el momento actual es uno en donde hace falta un cambio disruptivo, pues estamos creando un cambio climático… ¿qué "fuerza" existe para que las naciones no tomen las medidas necesarias? Se atienen a los "guiones", si lo que crea más malestar e inestabilidad en el "sistema" es la falta de puestos de trabajo, anteponen este "guion" a intentar crear un cambio disruptivo que corrija el cambio climático.

A esto que he llamado guion es lo que se puede entender o tomar como una disposición genética en el hombre. Cada nación —en sus entrañas, en su inconsciente colectivo— no se salen de sus guiones y eso es lo que les da una "predisposición genética" expresada en el carácter de dicha nación. Si nos remontamos al origen del guion, una nación va emergiendo desde cierta tribu o clan, que o bien se ha expandido y crecido, o bien ha ido conquistando tribus más pequeñas a las que ha dado su guion. En tanto que ya no parte de una misma genética —una tribu o clan se solía basar en una familia extendida— lo que prima desde ese momento es una mentalidad o paradigma, como así fue el caso en España con los musulmanes y los Romanos, pues al final la mentalidad de una región —posible nación futura— es la suma de dos o más culturas. Nuevas conquistas van creando mezclas de aguas y un nuevo curso del río o mentalidad.

~ Restos de los muros del castro de Yecla de Yeltes con iglesia ~

En el humano, aparte de la genética, el segundo factor más importante son los primeros años en los que se forma su cerebro, un trauma en la niñez posiblemente creará cambios epigenéticos que le repercutirán de por vida. ¿Cómo ha de ser, entonces, una nación si se basa en un "trauma" durante sus primeros años?, (ver gráfica abajo sobre el "estudio de las experiencias adversas en la infancia"). ¿Qué es latino américa?, ¿qué identidad o carácter han de tener o tienen?, ¿no lo tienen dañado? Dejo este tema aparcado. No trato de ganarme simpatías o antipatías, de cualquier forma España no es exactamente la "culpable", sino la mentalidad evangélica del cristianismo dominante en aquellos años, de la que España se sentía el actor principal de la obra (responsable de la propagación de la cristiandad), y la racionalización de que la "mentalidad" cristiana es/era la válida sobre el resto. Piénsese que el Imperio Romano tenía libertad de culto y respetó las creencias de cada región que conquistaba, pero en el momento que instituyó el cristianismo como religión la instauró en todo el imperio. Tal cristianización se puede seguir de fondo en la serie "Vikings". La estrategia consistía en mezclar las creencias religiosas de cada lugar con las cristianas, edificando sus iglesias allí donde hubiera algún tipo de culto antiguo. En Yecla de Yeltes en Salamanca hay un claustro vetón donde seguramente las gentes del lugar tenían sus cultos. Ahora en medio del claustro hay una iglesia. La catedral de Santiago de Compostela es el resultado de una serie de edificaciones religiosas que se fueron superponiendo encima de una ermita o cueva demasiado antigua como para que tenga que ver nada con el cristianismo. Ese mismo proceder es el que llevaron los españoles en su "misión civilizadora", propia del cristianismo, no exactamente de España. Su delito más grave fue el tratar de borrar toda creencia anterior, toda su cultura. Como paradoja, latino américa se siente "violada" por España, a la que le pide el perdón, pero abraza el cristianismo con más fuerza que los países occidentales en la actualidad. Por otro lado, Occidente tenía la mentalidad feudalista, que analizada desde la actualidad se basaba en una semi-esclavitud o mentalidad de amo y esclavo, bajo el lenguaje Marxista, en donde además aún existía el concepto de esclavo. ¿Por qué ese sentimiento en latino américa, si no se da en Europa, o en el caso concreto de España, que es el hijo bastardo de muchos padres? ¿Es o fue porque su carácter se formó o se consolidó con su reconquista? O porque su "carácter" nunca fue tocado o traumatizado. O quizás se deba a que fue en sus primeros años cuando su identidad aún no existía. En teoría yo sería vetón, si nos remontamos a la tribu más antigua que se conoce de la región de la que soy, pero no existe tal identidad, como mucho la leonesa…—aún hoy hay algunos partidarios de la separación de león—, ¿o es la castellana? O sea, que si se analiza de forma "granular" en origen, la región que ahora es Salamanca, es un hijo de muchos padres. Lo mismo ocurrirá con otras regiones. España, así, no es excesivamente nacionalista, si bien sí le "hiere" cuando ciertas regiones como Cataluña se tratan de desligar de tal concepto o proyecto.

—Te estás complicando la vida. No es por ahí por donde quieres ir.

—Ya, a veces cojo desvíos y me pierdo. A lo que trato de llegar es a dos puntos. Uno de ellos es el mostrado arriba sobre el nacimiento y los primeros años de vida de una nación, que es el que le da un carácter o mentalidad, y el segundo es en el que me voy a centrar ahora. La teoría del emergentismo propone que llegado a cierto estado crítico de un sistema, en este se puede dar un cambio, de donde puede llegar a nacer un nuevo sistema. El concepto de nación es uno de esos estados emergentes de los sistemas, donde sus componentes —las tribus o etnias de origen, la mentalidad, su devenir en la historia, su clima y suelo— no explican la totalidad que es. El caso es que cuando "nació" tal sistema tuvo más "éxito" que los estados previos de los humanos... ¿por qué? Uno que está claro es por el poder, la unión hace la fuerza, Roma conquistó el resto de Europa porque esta se basaba en las tribus o los clanes, que se basaban en regiones muy pequeñas. No existía la mentalidad celta o la íbera, nombres puestos por los romanos y para simplificar. Existían vascones, vetones, lusitanos… Grupos de apenas unos miles de personas, repartidas por una región que en aquella época se suponía vasta. Las tribus lo eran por cierto rasgo de una región y por ello a su vez por su clima. Los vetones eran aquellos que vivían en la meseta formada por el Duero, entre las cordilleras cantábrica y la central. Su rastro arqueológico más significativo fueron las estatuas de los berracos. Salamanca aún hoy sigue teniendo como principal característica el ganado vacuno y la cría de toros. Te vuelves a enredar. Ya, trato de hacer ver que el carácter de esta región sigue teniendo cierta validez, o la tuvo antes de los siglos IX y XX, con la llegada de la "modernidad". Salamanca tiene una vasta región dedicada a los cereales, que en su tiempo darían trabajo a todos sus habitantes. Era rica, pero hoy los cereales no tienen mucho valor, ni dan muchos puestos de trabajo en su producción, pues está mecanizada. La mentalidad muta con el tiempo, pues el carácter en la actualidad de Salamanca es su Universidad y su juventud, más si se tiene en cuenta que la lidia del toro ahora mismo está mal vista. ¿Qué queda entonces de una mentalidad de la región?, nada, es una simple máscara, sin casi nada de "carne" detrás. Se mantiene porque se supone que es la cuenca del río, aunque sus aguas siempre sean distintas. Sigue un guion, su cultura, como quien dice.


El segundo factor a tener en cuenta, en la formación de una nación, es el conocimiento acumulado, la cultura. En el cerebro se supone que a mayor tamaño se da una mayor sofisticación como para que emerjan nuevas funciones. Los mamíferos tienen ciertas características que no tiene los reptiles, los primates otras sobre los felinos, y el humano con respecto al resto de su orden animal. La prueba de reconocerse en un espejo es en teoría una por la que se puede medir la autoconciencia de un animal, de que tenga una identidad y esta se conciba a sí misma desde dentro del cerebro y no sólo desde lo social. Se supone que para llegar a ese estadio se tiene que haber creado un estado emergente, que al parecer no es de una sola vía, pues especies tan alejadas como son los delfines, urracas (sólo las euroasiáticas) o los elefantes, también tienen tal "función" o módulo. ¿Una nación es aquello que en lo social ha llegado a ese estadio de autoconciencia a nivel abstracto? Estoy entrando en el trama de qué es identidad, cuando en realidad es "oscuro" incluso en un cerebro individual, puesto que un niño es muy distinto de cuándo esa misma persona es anciana, o incluso cuando está deprimida o es feliz. ¿Identidad es lo que le sucede a un carácter por sus distintas edades y estados emocionales? En filosofía tal paradoja se presenta bajo el experimento mental del "barco de Teseo", teniendo en cuenta que es una larga travesía, y que pasa por tantos accidentes y remodelaciones, que al volver ya no tiene ninguna de las piezas originales, y ante la voz de "ahí vuelve el barco de Teseo". ¿Es el mismo barco? ¿Lo que yo llamo carácter es la madera o material con el que está hecho el barco? (es de uso común decir "ver de qué madera estás hecho"…, tiene este origen), con guion me refiero a las finalidades y la intención del constructor del barco (diseño, forma), en donde la suma del material, la intención y las finalidades dan como resultado el barco de Teseo, o en el caso que estamos tratando, la identidad nacional (ver "cuatro causas de Aristóteles"). Pero, ¿cómo afirmar tal cosa?, si una identidad muta, como hemos visto en el caso de Salamanca. Si Teseo hubiera ido cambiando la forma y adaptándola a como lo hiciesen los artesanos de cada región, posiblemente no hubieran podido decir sus vecinos: "ahí vuelve el barco de Teseo". A veces nos cuesta reconocer a una persona en su ancianidad, o pensar que tiene y ha "conservado" el "mismo" espíritu con el paso de los años.

Sea como fuere, una nación o persona es identidad por dos cuestiones: 1. porque los otros (personas, naciones) le prefijan como siendo el mismo, y 2. por la autoconciencia de tal persona o nación. O sea, en el caso de que el barco de Teseo fuese irreconocible, él mismo y su tripulación sí lo seguirían considerando como "su" barco. De ser así, dónde reside la "autoconciencia" de una nación. ¿En su historia y a la vez en sus individuos? Si mañana se separase Cataluña del resto de la península, ¿cambiaría su historia o las estructuras mentales de sus individuos? No, habría una lucha interna donde al final, con el paso de los siglos, "ganaría" una de las identidades, o se llegaría a una en donde la lucha primigenia se hiciera indiscernible. Si hubiera un referéndum y ganase la separación por muy poco, qué sería Cataluña… ¿el equivalente de un "individuo" con "doble personalidad"?, sin una identidad "real". En el caso de la historia, ¿habría que reescribirla o darle ciertos matices más identitarios? Viriato fue de los pocos "héroes" que han transcendido de las guerras de la península ibérica contra las invasiones Romanas, se le supone lusitano (actuales portugueses), pero en aquel momento sus fronteras estaban dentro de la actual región española de Extremadura, y además se alió con los vetones en dichas guerras; una de las batallas más importantes, donde acorralaron a los Romanos entre ellos y un precipicio bajo el que había un río, suena que tal sitio se pudiera referir a los Arribes del Duero, en la actual Salamanca. Entonces, ¿eran su persona y sus "hazañas" españolas o portuguesas? Durante el franquismo nos lo enseñaban como un héroe español. Pero más bien lo que nos dice este ejemplo es que, fuera de toda mirada nacionalista, no tiene sentido tal discusión…, y de ser así, volvemos al tema del barco de Teseo y que no parece tener validez ni siquiera la autoconciencia: ¿los navegantes de tal barco se autoengañaban al pensar que iban sobre el mismo barco?, ¿uno se engaña a sí mismo a nivel de autoconciencia que es y siempre es una misma identidad?

—Aunque es fructífero lo que estás diciendo, te sigues desviando del tema.

—Ya. Pero de fondo creo que hago ver más en profundidad las tramas de mis ideas. A cierta amiga sudamericana, hablando sobre la España y su país, yo le trataba de hacer ver que no es que España la conquistara, sino que para el pueblo llano la cuestión "real" era quién les iba a explotar; cambiaban un amo por otro nuevo, la estructura se mantenía. La identidad de clases es lo que dice, que no importan las identidades nacionales, que las que importan, y son la base, son las identidades de clase. Pero puede que sea otro metarrelato insostenible si se analiza al detalle. Otra identidad es la religiosa. En Europa no se da el problema del color de la piel, o es menor frente a la religión musulmana, a la identidad religiosa. Siempre hemos estado en guerra, y eso está como trauma y pasado entre nuestras culturas. Si Europa se vuelve atea y la religión islámica se mantiene, por ser más tradicionalista, al final la religión mayoritaria será la islámica. ¿Habrá ganado el islamismo? No hay que hacer ese tipo de lecturas, pero tampoco hay que ignorar tales paradojas. Hay que recordar que según las cuatro causas de Aristóteles, dos de ellas, la intención y la finalidad, crean una identidad. ¿La identidad europea será islámica?, o "ganará" la laicidad. Fijarse en la "trampa", yo quiero la muerte de las identidades, pero si he de conllevarlas, eso me "obliga" a elegir una frente a otra, lo que me da una identidad frente a otras que la "atacan". En el mismo dilema me metió el feminismo, creo en la igualdad de derechos y las obligaciones, pero se están volviendo ofensivas y eso me posicionan como "macho". ¿Ofensivas?, sí. Ya he visto varias películas y series de una mujer masturbándose al lado de un hombre que trata de dormir o duerme. ¿Alguien recuerda una película que sea a la inversa? Sólo buscan ofender, molestar. Ya no estamos en una época en donde el hombre ignore qué es el clítoris o el orgasmo femenino y tengan que reivindicar nada. ¿Qué los tiempos de excitación del hombre y de la mujer son distintos?, sí, pero es algo biológico, no culpa del macho, nuestra "deficiencia" es el periodo refractario. Cada sexo tiene sus ventajas y desventajas. Dentro de la pareja todo se habla y se soluciona, no así si basamos el contacto entre géneros sólo por el sexo, luego el error de base es hacer tambalear los cimientos de las relaciones de pareja, no es del macho. El hombre cada vez se siente más ofendido por las películas, que ya no se sabe si quieren reivindicar algo, o simplemente tratan de "herir sensibilidades" y crear polémicas, como para que se hablen de ellas en las redes sociales, y uno se vea "obligado a verlas, aunque sólo sea para opinar desde esa base.

—Te estás metiendo en zona conflictiva.

—Bueno, es para que a la vez se entienda de forma más extendida ciertas partes del escrito que ya lo fueron. En un caso, en un titular sobre la ablación del clítoris, se decía que se daba incluso en Europa. Tal titular no se entiende sin lo tratado arriba y además por ciertas regiones o países de los Balcanes, pueblos Europeos que sí fueron "conquistados" por los musulmanes. Por eso aún se sigue diferenciando la Europa occidental de la oriental. El núcleo de la llamada cultura occidental es la de la Europa cristiana y occidental. Procurar no "matar" al mensajero.

Ya dejo aparcado todo este tema. Para el propósito del presente hilo discursivo me interesa hacer ver dos cosas: 1. las estructuras sociales de la actualidad, las que emergieron a partir del neolítico, se basan en estructuras antiguas como las dictadas por el ADN y el cerebro, y 2. la identidad nacional es un modo de autoconciencia, con sus mismas taras para ser conceptualizadas con bases científicas o lógicas, quedándose como un "problema" más bien para ser tratado por la filosofía, que en el fondo no trata de llegar a verdades, sino a dar una y mil vueltas sobre las mismas cuestiones ambiguas y abstractas de lo humano. Del primer punto se deduce que toda la estructura humana se basa en la regla, de las manadas con un alfa y unos pocos betas, frente al resto o "individuos comunes", en definitiva en las jerarquías. La teoría de los rangos sociales dice que la salud mental y física es peor entre los que estén en el rango inferior. La geneanología evolutiva proviene de que el macho alfa y los betas son los que primero tienen acceso a los mejores recursos, mientras que cuanto más abajo se esté en el rango jerárquico se alimentará menos y con una calidad peor. Hoy mismo sigue ocurriendo lo mismo. Si nos fijamos al detalle ciertas taras en la alimentación van a repercutir en un peor "funcionamiento" del cerebro, que a la vez va a repercutir en una peor aptitud para lograr esos alimentos, que de nuevo vuelve al mismo ciclo en un estado empeorado. O sea, es un proceso de retroalimentación en los dos polos opuestos: mejor alimentación mejor aptitud física y mental, y a la inversa en el polo puesto. Las hambrunas incluso repercuten a nivel epigenético por tres generaciones, donde sus individuos nacen con predisposición para la depresión o la ansiedad, y desde ahí a otros trastornos. O sea, extrapolando a su límite tal idea, se nace "perdedor" o "ganador" y al final es un fuerte condicionante o guion para la vida de ese individuo. 

 Mi pregunta —que es la base de este punto— es si no ocurre lo mismo en otros niveles con respecto a las naciones y sus identidades nacionales. Una nación con una alta tasa de pobreza está peor alimentada y eso repercute para que sus individuos no luchen en exceso o luchen a partir de una distancia demasiado grande con respecto a las naciones del primer mundo. A todo esto hay que añadir que puesto que el concepto de nación surgió a partir de la cultura, del flujo de la información, el "alimento" propio de una nación es la información, donde esta a la vez —cual alimento— tiene que ver con su calidad. ¿Una nación nacida o que en su "niñez" pasara por un trauma, que a la vez se siente dividida con respecto a su "verdadera" identidad, no se siente "orgullosa" de sí como para ser igual de competitiva que una nación del primer mundo, bien alimentada —en sus dos facetas— y orgullosa de su identidad, basada en triunfos? Con esto finalizo este punto. La paradoja es que, al igual que el cerebro, una nación "necesita" de una identidad, y se tiene que sentir orgullosa o darle un valor, como para poder competir con el resto de las naciones. Un país sin orgullo, al igual que un humano, luchará con un menor ímpetu que aquella nación que tenga su "ego" crecido. La Alemania nazi es un ejemplo de tal máxima, en egos menos fuertes como lo era en esa situación el francés, pero con un ego igual ante los ingleses, o el ego —que fue creciendo a lo largo de la guerra, y que es a lo que se llama moral de la tropa—, de los rusos. Estados Unidos tenía el ego crecido, y todos los intentos que hace para recuperarlo —recordar los eslóganes de las últimas candidaturas, como "volver a ser grande"— fracasan e incrementan su pérdida de liderazgo o de nación ejemplar. Ahora hay una lucha entre los "betas" (la Unión Europea, China…) para ver quién se hace con el poder.

En definitiva. No podemos escapar de las identidades nacionales, pues seguimos un guion tan antiguo como el que dictó la evolución en las primeras manadas de homínidos, con las reglas de las jerarquías y los alfas. La razón, el sueño de la Ilustración, de llegar a un mundo racional, se topa una y otra vez con estos guiones dictados, en donde si una nación pierde el hilo, si pierde su identidad, pierde a la vez su orgullo de ser y por ello capacidad para la lucha. La autoconciencia —tanto en el individuo, como en las naciones— tiene esa tara/ventaja…, no es, es una nada. Es esa nada que cuestiona y es duda a todo lo que le "dice" el cerebro profundo. Es en tanto que crea —ponga fe— en lo que es o emerge desde lo profundo —cerebro, historia de una nación-, y branda con orgullo esa identidad hipostática. Ize, en fin, con orgullo una bandera y cante su himno. Bajo mi punto de vista esta "verdad" es una maldición. Si fuésemos capaces de "desembarazarnos" de todas las identidades, no seguir el guion, y todos a la vez, de forma disruptiva, podríamos llegar a alguna meta digna y con futuro. Pero mientras tanto seremos sujetos sujetos a las disposiciones que nos dicten los guiones establecidos. Si te restas de todas tus identidades —o lo intentas— estarás condenado a ser un perdedor ante aquellos que no hayan hecho el mismo acto, que lucharan bajo la ventaja de la atalaya que representa tener una identidad. Como corolario al presente escrito, decir que durante el estadio de cazadores-recolectores llegamos a cierto equilibrio, pues algunas tribus incluso se "despojaron" de los líderes, muchas de esas tribus acéfalas han sobrevivido hasta épocas recientes. Quizás no hubiéramos llegado a ser lo que somos sin haber pasado por una fase en donde el papel del alfa no hubiese entrado en crisis y haber llegado a sociedades basadas en la cooperación. Con el nacimiento de las ciudades-nación —y la autoconciencia social de la identidad—  volvieron a pronunciarse y a necesitarse líderes, y el poder —y por ello la estratificación social— volvieron a entrar en el lenguaje humano. Desde entonces seguimos bajo las reglas de ese fatídico juego.

IV-a

Daba por concluido el anterior punto, pero un artículo de la revista online Aeon me "obliga" a retomar ciertos matices. Durante esta segunda parte del escrito he evitado leer nada externo, para centrarme tan sólo en las partes endebles del escrito, pero el tema de Aeon es una diálogo entre Daniel Dennett y Gregg D. Caruso sobre el determinismo, la libertad y el merecimiento de los elogios o los castigos, que al ser uno de los temas centrales de mi escrito, no podía obviarlo. Una gran parte de los conceptos que se usan en el magazine los ignoraba. Viene dado a que los filósofos ahora mantienen discusiones a través de Internet, y son de origen anglosajón y por ello en inglés, con lo cual el resto del mundo no anglófono puede llegar a quedarse al margen. El primero de ellos es el concepto extraño de "desert" en filosofía —desierto, por si no parece claro, otro ejemplo más de las rarezas del inglés—, para referirse al merecimiento, y quizás porque las posturas nihilistas y deterministas nos llevarían a un desierto moral, de que los códigos de los premios y castigos humanos careciesen de sentido. Comparto con Caruso las mismas creencias (creía estar sólo en esa postura) sobre el fuerte determinismo humano. También me resultó "agradable" comprobar que Einstein igualmente decía de sí, como no ser merecedor de nada, de elogios o agasajos, pues todo lo que él representaba fue el determinismo de unas condiciones heredadas, de unas condiciones familiares, en una época que se estaban resolviendo todos los dilemas de los átomos y el universo. A modo de resumen y para facilitar las cosas a los lectores, estos son los conceptos que entran a colación en el escrito de Aeon.


Mi postura parece ser compatibilista, pero no me gustan las etiquetas, pues también digo que la razón, el prefrontal, desembarazada de toda premisa, como rebeldía, es libertad total, pero con el "condicionante" de que llegando a ese punto nos puede llevar al libertinaje. Uno al conducirse por el "debe" pone límites a dicha libertad, como igualmente hace ver Einstein (extraído del artículo de Aeon): "no creo en el libre albedrio... Creo que con Schopenhauer: podemos hacer lo que queramos, pero sólo podemos desear lo que debemos". En tal artículo no "gana" ninguno de los dos "contendientes", pues ciertos temas humanos son irresolubles, pero voy a argumentar contra Daniel Dennett, pues me parece que cae en ciertas posturas bastante "inocentes".

Alega que si la vida fuera una carrera de cien metros, aquel con mejor predisposición genética siempre ganaría, pero la vida, según Dennett, es una maratón donde entran en juego muchos factores. Mi primer argumento sería decirle que puesto que entra en juego el azar, el libre albedrío de nuevo queda en una mala postura, pero mi principal argumento es que la vida no es una maratón, sino sucesivas carreras de cien metros, donde los puntos a favor o en contra son acumulativos en cada una de las carreras y para las siguientes. Entro a explicar lo dicho. Pongamos dos individuos más o menos iguales física e intelectualmente, uno rico y otro pobre. Si los dos padeciesen dislexia, al primero se le diagnosticaría rápidamente como para que, por medio de las más caras terapias y terapeutas, le minimizasen tal discapacidad invisible. Al segundo, en un país subdesarrollado, no se le detectaría, con lo que sus resultados académicos serían malos. El niño rico saldría de la primera carrera de cien metros con una buena puntuación, acumulativa para la enseñanza de segundo grado y llegar a la universidad, mientras que para el niño pobre, la acumulación sería negativa, no llegando a poder acceder a los estudios universitarios. Creo que no tengo que alargarme en el ejemplo. En un segundo paso el padre del niño pobre moriría, y a este se le pondría a trabajar a los catorce años, frente al niño rico que acabaría la universidad con unos títulos que le abrirían todas las puertas, más teniendo en cuenta la alta influencia de sus padres. A partir de ahí tomarán dos caminos divergentes de "ganador" y "perdedor", bajo los baremos de la mentalidad actual. En otro ejemplo. Pongámonos en la suposición de que se encontrase un mechón de pelo en unas partituras perdidas de Mozart, y que pudiéramos hacer el experimento cognitivo y social de hacer cinco clones, que serían criados en distintas condiciones, en distintos países del primer mundo y del tercer mundo y en distintas clases sociales. ¿Alguien cree que en los cinco casos "Mozart" llegaría a ser un prestigioso músico de música clásica? Mozart fue la suma de sus genes, en una época que se favorecía a los músicos en Alemania o la cultura occidental, con un padre muy rígido y estricto…, resta alguno de los factores y Mozart hubiera sido otro.


Me podría contrargumentar, con respecto a las carreras de cien metros acumulativas, que si estoy "defendiendo" que hay dos prototipos humanos bien diferenciados, basados en sus amígdalas o el hipocampo, que las personas del primer tipo, que han acumulado taras y dolor en sus vidas, pueden llegar a ser, por ejemplo, filósofos pesimistas como Schopenhauer o Kierkegaard, pero son pocos los casos y resulta que uno es alemán y el otro danés, los dos de orígenes nórdicos y germanos, o en todo caso occidentales. No hay ningún africano, como ejemplo, que pueda ser "colocado" en el mismo lugar. Cada cultura tiene su propia parábola, y ni la filosofía ni el pesimismo se han arraigado en la mayoría de las culturas, luego de nuevo "vence" el determinismo.

—Ya. Pero entonces el argumento de Dennett puede ser válido, o por lo menos dentro de la cultura occidental y eso "justificaría" su "éxito" y existencia. Se "alimenta" incluso de lo negativo, de lo decadente, porque los "negativos" tienen posibilidades para "alimentarse".

—Ese es tu argumento, no quiero profundizar en algo tan "tenebroso". Que lo haga otro, si así lo desea. Lo único que puedo decir es que por lo menos estos filósofos hablaron de lo más mísero y oscuro del ser humano, y en ese sentido eran "necesarios". Yo lo hago, pero como no tengo el "núcleo" germano, ni siquiera quiero llegar a las masas. Sigo con mi hilo discursivo. Es un hecho comprobado científicamente que la salud está vinculada a la riqueza (en la condición de nacer sano y sin taras genéticas). Una dieta deficiente durante los primeros años va hacer que ese cerebro tenga más problemas a la hora de consolidar las neuronas, que morirán en una mayor proporción que en un humano bien alimentado. En la infancia hay una fuerte poda de neuronas durante el aprendizaje, es el mejor momento para ser bilingüe por ejemplo. Ese estado ya es acumulativo o determinante de cómo será ese cerebro para el resto de la vida. Mis problemas con la memoria pueden haber nacido de ahí.


El argumento de fondo de mi escrito, es que la única posibilidad para que no se diese el tipo de determinante que es la riqueza o la pobreza, es que se regulase la sociedad a una media igualitaria y justa. Si se llegase a ese estadio… ¿habría el mismo nivel de delincuencia, de suicidios, de enfermedades mentales o físicas?, pienso que no, que la delincuencia es  en gran medida un "efecto secundario", una "consecuencia lógica", de un sistema no igualitario. Nunca lo comprobaremos porque nunca llegaremos a ese estadio. Mi conclusión es que partimos de determinismos de la especie de la que provenimos (asentadas en los cerebros y nuestros comportamientos), donde se reglaba por la estratificación social y siempre liderada por alfas y betas. El humano no es la suma de unos, sino de individuos que no son números enteros, en donde esa diferencia en decimales, con el tiempo "asientan" a un grupo dentro de una u otra clase social. Iguala o rasura a una sociedad para que sea igual, y con el paso del tiempo, por medio de la regla del orden espontáneo de los sistemas, se estratificará de nuevo en las clases sociales, al modo que si agitas un recipiente con agua y aceite se mezclarán, pero en reposo crearán dos capas. Eso implica determinismo, uno puede tener la "libertad" de querer estar en el aceite o el agua, otra cosa es que suceda, y otra muy distinta a que no existan tales capas de aceite y agua, sus densidades y sus reglas físicas. La única forma que habría para que no se dé ese determinismo es que el Estado y sus leyes evitasen esa tendencia. Esa es la teoría de la democracia, pero no "funciona" porque los que están arriba tienen un poder fáctico mayor que los gobernantes. En definitiva, otras reglas que establecen que los betas luchen por ser alfas y que la derrota del alfa es su victoria, y bla, bla, bla, de la misma retórica que uso una y otra vez. Y uno piensa… ¿Daniel Dennett es menos inteligente dadas sus formas de argumentar y sus conclusiones? No lo es, pues nunca vemos todo el mapa a partir del determinismo cerebral de no poder ver el árbol y el bosque a la vez. Uno no puede pensar en lo que su mente "no ve", yo no sé exactamente lo que no "veo", mientras que otros lo harán con suma facilidad. Pienso que Dennett cae en el sesgo WEIRD: analizar el mundo a través de los "raros", del 12% de humanos educados, industrializados, occidentales, ricos y democráticos (blancos y hombres dirían los afroamericanos y las feministas, además de la suma que es el feminismo negro, que no se posiciona al lado del feminismo blanco). Si una niña nace con unos padres en la miseria en Tailandia, es posible que sea vendida para la prostitución infantil. Siendo "optimista" y si es muy inteligente tratará de ahorrar, o hará de "sanguijuela" de un pederasta millonario, como para al final tener una carrera y una buena vida, pero de lo que no hay duda es que por el camino habrá perdido la fe en la humanidad, que ya nunca recuperará. La sociedad le habrá matado su "alma" humana. Eso es lo que cuestiono: eso no se cura, se carga de por vida.

V

Voy a recoger los temas sueltos y pendientes, y tratar de concluir a partir de todo lo dicho. El primer tema sería el deducir qué es el concepto grit (determinación) y en la dirección de intentar deducir cómo es la estructura del cerebro en su comportamiento, en donde a la vez entra en juego el qué es la razón o conciencia. Pongamos que dos personas van a subir una montaña de tres mil metros, el primero es un amante de la naturaleza y el riesgo, y el segundo solamente lo hace porque se lo propone a nivel racional. El primero lo hace por motivación, mientras que el segundo lo hace por determinación. Fijarse que tal palabra implica la misma raíz que el concepto de determinismo; pues en definitiva la determinación proyecta, en ese caso a la conciencia, a nivel racional, con una meta (destino, finalidad) y la cumple. ¿Es lo mismo?, no. A nivel cerebral la persona motivada tendrá una suelta de endorfinas y dopamina que le harán su labor menos dolorosa, mientras que para el segundo tal reto constituirá un mayor estrés, esfuerzo o trabajo. El trabajo tiene tal nombre, y no labor y se diferencia de una afición, por esta tara. En este caso determinación es sinónimo o equivalente a disciplina. Una persona disciplinada tratará de acabar la carrera o todo lo que empiece, que igualmente suena a ser responsable. El problema con tal concepto es que suena más coercitivo, donde tal término está mal visto en la actualidad, pues tal disposición puede venir desde una presión desde afuera, desde los padres o alguna persona que predisponga a tal individuo en esa posición. Por otro lado está la propia sociedad y la época para ejercer ese papel coercitivo y de presión. El que alguien abandone lo que empieza puede quedar registrado en su currículo académico o profesional, como para que tenga dicha capacidad coercitiva, pues es negativo. Fijarse que los propios conceptos, como el de determinación, si se valida en una sociedad y se le da un valor altamente positivo, ejerce igualmente presión sobre las personas. Cuando algunos científicos de las ciencias humanas usan un concepto no parecen tener en cuenta sobre qué nivel del cerebro "nace" o está ubicado tal concepto, e igualmente si implica a su identidad individual o carácter (real), o social o narrativa (pose, falsas). De forma ambigua, tanto el montañero como el que lo hace por reto, están usando algo que podría llamarse determinación, pero no son lo mismo porque en cada uno de ellos tal "determinación" nace en unas capas distintas del cerebro.

Por el tipo de determinismo que he tratado en el escrito principal, sobre el "mal" funcionamiento del sistema dopaminérgico, algunos humanos no quieren llegar a metas y quedarse allí plácidamente. Al tener dañado tal sistema (determinismo genético) tienen que estar una y otra vez buscando nuevos retos. En estos días recordé una frase de la película "Batman, el caballero oscuro" del Joker que decía (citado de memoria) "soy un perro que va tras de todos los coches, no sabría qué hacer si los alcanzase", que es la que mejor resume ese "daño" en el sistema dopaminérgico. Mi vida ha sido así… una vez alcanzada una meta ya no quería permanecer en ella. No soy de los que al subir a lo más alto de la montaña se queden sentados un buen rato a saborear el "triunfo" y el paisaje, simplemente sigo el camino, ahora de bajada. En el juego "Craft de Word" me gustan sus comienzos. Al ser del tipo de desarrollo tecnológico, al principio se lucha sin ninguna ventaja y el ingenio consiste en tratar de mantener a los enanos vivos teniendo todo en contra. Una vez que el árbol tecnológico es alto, el juego se vuelve "rutinario", pues los enanos sobreviven por sí solos, bien defendidos y armados. ¿Dónde encaja grit, la determinación, en tal modo de proceder?, sí, tengo la determinación para lograr subir una montaña, pero no creo que a tal proceso se le pueda llamar "determinación" de una forma tan "cuadriculada". La determinación tiene cientos de "formas" y rugosidades que no pueden ser sesgadas o reducidas a sólo una que diga la ciencia o unos pocos científicos. Si la estudian entre los universitarios, como factor para acabar una carrera, frente a su inteligencia u otras posibilidades fácticas para acabarla, pero ignoran a la vez que puede que la abandonasen porque al final no les motivaba, u otros muchos factores, no me parecen que estén analizando bien el tema. Más bien me parece que han hechos sus experimentos para que les den la razón, a partir de la premisa con la que partían: que la determinación es lo más importante. Si la ciencia pudiera cuantificar lo que dice cada persona a través del autoinforme, tal como lo hago yo aquí, seguramente llegaría a unas conclusiones distintas que las basadas en las estadísticas y el "frío" número. A mí no se me puede reducir a que evito el estrés o el dolor, porque a la vez siempre he evitado la paz interior, pues la siento como un estado cercano a la muerte. ¿Implica eso masoquismo?, no lo sé, toda etiqueta y reducción parece fallar. Yo —como todo humano— soy yo en mi individualidad. Al igual que no hay dos huellas iguales tampoco hay dos cerebros iguales, y todos los conceptos de las ciencias humanas fallan en lo general, aunque "acierten" en lo estadístico. En ese proceso pierden la visión holista de lo que es un individuo, pues cada humano es en sí mismo un estado emergente.

Me he centrado en el concepto de grit, porque de fondo es, quizás, el más claro con respecto a lo que quiero dar a entender como mentalidad anglosajona, bajo la idea del sueño americano. La idea de que si se quiere se puede, en donde lo principal es la conciencia al determinarse a llegar a las metas que uno se proponga, en definitiva a la determinación según sus defensores. En el escrito reconozco que no siempre he usado lo ejemplo más claros, por ello voy a revisar uno en el que hice la analogía entre la conciencia y la velocidad de un microprocesador u ordenador. Decía que hacia arriba había un límite físico, mientras que hacia velocidades bajas había una mayor holgura. La conciencia hace de determinante, sí, pero no a modo directo como lo pueda hacer la rueda en donde si esta gira más rápido, más alta velocidad se alcanza. Es más bien como un engranaje que al girar hace que gire otro mayor, que a la vez es susceptible de que mueva otro engranaje mayor. No ejerce "trabajo" directo (bajo la concepción de la física), sino indirecto. En esa medida "funciona" igualmente como método de sugestión, pues al no ejercer un trabajo directo, su resultado no es fácilmente discernible, ni medible, recordar el ejemplo del montañista y la persona autodeterminada. Lo que quiero decir es que, en parte, es como lanzar un dado a lo profundo de un pozo, donde cada número da una consecución de hechos concretos, y pensar que si se da tal o cual hecho frente a otros, es porque entonces habrá salido el número seis en el dado. No. Puede que esos acontecimientos hayan sucedido por otras cosas, causalidades y casualidades, y no tengan que ver nada con la posición del dado. Con algunos ejemplos me complico la vida. A quién no le ha pasado que cree que el ordenador va más rápido después de haber hecho tal o cual cambio, o al haber usado algún truco o algún optimizador, puede que no vaya más rápido y solo sea sugestión, o puede que sí vaya más rápido, pero sea por alguna cuestión distinta a la que ha hecho el usuario de forma directa. Recordar que "correlación no implica causalidad". En otro ejemplo más claro. Pongamos el caso de una persona en los primeros estadios de Alzheimer, yendo a terapia para hacer uso de la memoria de trabajo y a largo plazo. Ante un resultado el terapeuta le animará con un "¡muy bien!", pues esa es su labor. En realidad ha hecho la prueba en siete segundos, cuando lo óptimo es hacerla en cuatro. El que el terapeuta le anime no va a hacer que supere esos siete segundos, pues su cerebro ahora tiene ese límite. Pero lo que si va a hacer es que no se sugestione de manera negativa como para que lo haga la siguiente vez con un retardo de diez segundos. Eso es lo que quería decir con no poder subir la velocidad del ordenador por encima de su límite, pero sí por debajo.


Si la conciencia es verificación, repercute en la autoimagen. Hay que hacerla "trabajar" para que verifique de forma "correcta" los límites del cerebro, ante el miedo que verifique a la baja. Pero nunca irá más allá de los límites. Tal "módulo" no ha de ser —ni lo es— el principal humano. En un ejemplo. Pensemos en alguien que se pone a trazar garabatos sobre una hoja en blanco, al final puede que se perfile el rostro de un anciano. La conciencia, el individuo hablando a través de la identidad narrativa, dirá que ha sido intencionado, cuando en realidad puede que no lo haya visto hasta el final. Lo que sí puede haber ocurrido es que el cerebro profundo se haya percatado en algún momento a que cierta forma parecía un ojo, y haya guiado el resto de los garabatos en la dirección a que se aproximase al rostro de un anciano. Ese es el concepto de automatismo en psicoanálisis, que además usaba Jackson Pollock: en algún momento del azar inicial su cerebro "perfilaba" una idea y la seguía. Yo he usado ese mismo proceder en mis obras, si bien hay que tener en cuenta que esa disposición que yo llamo de "pregunta abierta", antes estaba volcada en la pintura y el cerebro, a veces, me "mandaba" una imagen o cuadro a la conciencia, como una "conclusión" artístico/emocional a alguna pregunta abierta. En el cuadro de abajo el cerebro me despertó con cierta sensación de horror, por la parte del círculo y las figuras paralelas tras él. Mi trabajo fue añadir un entorno mayor a esa figura central. Al final comprendí que la sensación de horror venía dado porque es lo que hace la sociedad con las mentes de las personas, las alinea —en realidad las aliena— lo más posible dentro de su idea de lo que ha de ser una construcción perfecta. La parte de arriba del cuadro representa a lo caótico de la naturaleza, aleatoriedad que se pierde al tratar de encajar en lo social. La sociedad, el círculo, no es ajeno a los individuos, nosotros la hemos creado y la mantenemos. El cuadro es azul y las figuras emergen de lo azul, porque esa naturaleza de "doblegar" es algo triste (aunque necesario).

El problema de la mentalidad a la que ataco es que dichas personas creen que se han construido a sí mismas y su éxito, —contrastarlo con lo que dijo Einstein, que no era falsa modestia como he tratado de hacer ver—, rechazando cualquier otro factor azaroso, y que no tienen que ver con otras partes del cerebro que pongan como secundaria a la conciencia y su capacidad hacia la determinación (grit). Esto que afirmo nos lo hace ver igualmente el artículo de Aeon por las respuestas y contraataques de ciertas corrientes norteamericanas ante Obama al decir que: "…usted ha tenido éxito, pero no llegó allí (solo) por su cuenta". La mentalidad anglosajona está errada en su mentalidad del sueño americano y del capitalismo, en la idea que "si uno quiere, puede", donde la determinación es el papel principal de todo el engranaje, ignorando de paso todos los determinismos genéticos, cerebrales y sociales. Muchas de las películas norteamericanas más exitosas se basan en esa premisa, y se lo han contagiado al resto de las culturas y sus cines. ¿Es legítimo hacer tal defensa si por el camino se pierde la moralidad, la igualdad y la justicia? Según nos hace ver su propio cine, el "decadente" de las dos últimas décadas, lo es. Lo importante es cumplir aquello con lo que uno se determina, la autodeterminación, sin tener en cuenta cualquier otro factor, como que quizás se llegue a las metas deseadas poniendo la zancadilla a los adversarios, por poner sólo un ejemplo, y como es ahora la tónica de las campañas electorales. En definitiva, que lo importante en lo humano debería de ser la igualdad y la justicia, mientras que la mentalidad de ganar no puede ser la base para esa misma finalidad, sino su contraria. La razón o prefrontal, ignorando el resto del cerebro, es la mentalidad de un psicópata o sociópata.

—De nuevo en este te estás alargando como en el primer escrito. Se suponía que el anterior era el último.

—Ya. Hay que fijarse que si no fuera porque es de lo que reniego, se podría tomar como determinación, cuando en realidad es una mezcla de obsesión, hábito, y "miedo" al aburrimiento. Igualmente porque las lecturas en Internet me alientan a opinar sobre lo que creo "incorrecto". Ahí está lo confuso y equívoco de reducir todo a un solo concepto que trato de denunciar. Mi razón dice: "abandona, no merece la pena", pero desde el núcleo de artista, desde las preguntas abiertas, el cerebro "rumia" sobre los puntos flacos y constantemente el prefrontal se ve bombardeado por "razonamientos" o ejemplos de cómo hacer que lo que quiero decir se pueda entender mejor. Fijarse que Gregg Caruso puede no llegar a ser entendido…, o la postura de Einstein. Parece contradictorio tratar de compatibilizar determinismo y libertad. Tal propuesta no se acepta porque de "buenas a primeras" es contraintuitivo y parece un contrasentido, y porque además aceptar como Einstein, que él sólo fue un mero sujeto que hizo de engranaje en una trama, va contra el orgullo inflado que se supone que ha de suponer ser humano. Al igual que yo, el físico alemán —sin querer ni mucho menos compararme a él— no persistía, tenía un tipo de cerebro obsesivo, seguramente por algún problema genético con algún neurotransmisor o sus receptores, o incluso que su estómago no procesara cierta proteína necesaria para cierto componente, para algunas de esas monoaminas. En el fondo muchos científicos, artistas o filósofos están dentro de la categoría de los neuróticos. O en definitiva, de ciertos "trastornos" de los que sacaban provecho. En mi caso varias veces he intentado dejar de escribir, pero el "cerebro obsesivo" que soy tiene que cambiar una obsesión por otra, no se puede quedar en vacío. Ninguna otra parece sustituir la de pensar y escribir, porque por medio está "investigar", tomar apuntes, optimizar procesos con el ordenador para facilitarme las tareas tediosas, etc. El "sujeto" que soy es la hoja que va corriente abajo siempre movida por el flujo de agua más denso y rápido. Es determinismo al fin y al cabo, no determinación. Lo sería si fuera contracorriente de todo ese fluir, de ser rebelde contra lo "mandado" de manera tajante. Pero a la vez si lo hiciera, iría contra mi "naturaleza"… y si dejo de "ser" ese fluir, ¿qué soy?, porqué lo "sustituiría", ¿por alguna normalización más aceptada y acomodada en lo social? Yo no sería yo, sería "otro", fuera lo que fuera eso otro. ¿Determinación es "trabajar" para adaptarse a algo aceptado en lo social?, de nuevo caemos en lo racional y en reducir la naturaleza a cuadrados. En el fondo pienso que lo anglosajón "rumia" las ideas judeo-cristianas a través del protestantismo, cargadas de moralina y con ciertas finalidades de ajustar a todo humano al cuadrado. De nuevo lo apolíneo frente a lo dionisiaco. La razón o cualidades del prefrontal, frente al cerebro profundo que es instintivo, intuitivo y emocional, y sobre todo donde el concepto principal es el del trabajo, base de los cerebros que evolucionaron en unas condiciones ambientales y climáticas que eran pésimas, y cuando hoy ya no hay carencia y sí abundancia como para que todos vivamos bien.

VI

Con esto vuelvo al tema y ejemplo del paciente de Alzheimer. En ese mecanismo de tener un límite "real" hacia arriba y nada que lo sujete para caer a un aparente espacio sin fondo, sale la primacía del "mal", lo negativo o el dolor sobre el bien. Sería equivalente a un pozo, y el cubo y su cuerda. Este no puede subir más allá del tope de dicho mecanismo, pero ¿cuánto es de fondo el pozo? La conciencia popular usa así la idea de que una vez que se toque fondo, ya sólo queda tomar impulso y volver a subir, pero es una imagen demasiado optimista. Lo que demuestran los trastornos mentales es que allí abajo no parece haber límite, siempre se puede estar algo más "loco" o que el cerebro llegue a estar tan dañado que tal persona al final parezca carecer de "alma", o meramente ser un humano. ¿Qué se pierde por el camino? Una de las primeras "funciones" es la de la identidad. Resumo estas conclusiones. La "energía nerviosa", para entender y simplificar qué es la arousal (nivel de excitación, que no hay que asociar con la sexual), tiene dos límites hacia arriba y hacia abajo: la ansiedad, amén de los ataques de pánico, y la depresión. Un cerebro desadaptado al medio puede caer en uno u otro, o ir de uno a otro de manera desbocada. Esa desadaptación quiere decir de fondo que se siente rechazado o no valorado. En definitiva, que la base siempre suele ser un ataque o puesta en duda de su "identidad", de su ser, de sus comportamientos. Por eso lo más fácil y "cómodo", que es lo que ha validado la evolución, es adaptar nuestra identidad a la identidad social. Lo mimético es la norma humana, el encajar, la pertenencia a grupos… la sociabilidad frente al individualismo. En otros lados ya he dicho que esto se basa en algo tan sencillo como que todo humano que cometiese actos —y fuera reincidente— contra lo social, era expulsado, donde tal condición era casi igual a una sentencia de muerte, dados los peligros que existían antes y lo complicado que era sobrevivir. La apuesta que ha sobrevivido, puesto que todo "rebelde" moriría sólo en la selva, fue la de adaptarse a lo social, la de ser mimético. Ya en Europa, y cientos de miles de años más tarde, y es en lo que he basado mi concepto del nacimiento de la mentalidad a la que ataco, aquellos que eran expulsados, siempre hacia el norte, hacia territorios vacíos. De los vikingos conocemos el concepto de "Skogarmaors (Forestmen, hombres del bosque), también llamados útlagi (literalmente fuera de la ley ), (que) eran parias nórdicos que habían sido expulsados de sus comunidades por diversos delitos". Al final se podían juntar como para crear grupos de asaltantes, que en muchos casos formaban nuevos poblados, secuestrando a las mujeres de los pueblos que invadían o asaltaban (aparte de las que fueran proscritas), en donde de nuevo se empezaba el ciclo. Volviendo al hilo. ¿El concepto de determinación, grit, es una vuelta de rosca de ese trabajar para adaptarse a lo social?, a sus paradigmas y tipos de mentalidad. ¿No sufre el millennial un exceso de presión ambiental porque se le supone la generación más preparada de la historia humana?

Con esto "toco" uno de los temas pendientes arriba cruciales de las feministas. Estas aducen que la ama de casa hundía a tales mujeres en la depresión, y en ataques de ansiedad, dado que eran poco valoradas. Es deducir las cosas a medias. Esto puede ser ahora, cuando en otros momentos de la historia no ha sido así. Está mal que una persona que tenga unas pretensiones se vean limitadas por unas normas patriarcales que sí la deprimirán, pero no es un "patrón" válido al cien por cien en todas las mujeres y casos. Eso es de nuevo tratar de hacer cuadrados a lo curvo, rugoso y sinuoso que es la vida. Si una mujer se siente bien y feliz simplemente cuidando su hogar y a sus hijos, ¿qué tiene de malo? ¿Que va contra lo que se espera de una persona, de una mujer?, en ese caso esa mujer se sentirá cuestionada, no adaptada a las nuevas normas sociales y se iniciará el ciclo de desadaptación que implica todo trastorno mental. Este planteamiento sobre la identidad cuestionada en lo social, como base de los trastornos mentales —que es la que yo defiendo—, la fundamentó el psiquiatra Ronald Laing en su libro "el yo dividido". El feminismo, así, es susceptible de crear el mismo problema que trataba de solventar, por ser rígido en su forma de analizar el problema subyacente. En último caso, y usando el mismo argumento que usé con una amiga sudamericana con respecto a la colonización española, expuesto arriba, en muchas situaciones es cambiar un tipo de alienación por otra, de un estado oprimido (amo) por otro. ¿Acaso alguien me va a cuestionar que no existe el estrés, el acoso laboral y la luz de gas, y se llega a estados de depresión y ansiedad en los trabajos, que era lo que se trataba de evitar en primera instancia? El problema de fondo en la sociedad actual son las altas expectativas y metas que nos ponemos, o nos (im)pone el actual límite de la mentalidad del trabajo y el tratar de superarse sin fin, pues si no te superas es que te has estancado, y en este proceso ya se inicia el ciclo del auto-cuestionamiento. En definitiva, mi madre, como la mayoría de las madres de mi generación y hacia atrás, no estaban oprimidas en todos los casos. Antes de las propuestas del feminismo, el padre y los hijos la valoraban, y las madres no se sentían como pez fuera del agua. El problema de fondo, en definitiva, es hacer sentir a alguien que no está dando la talla, que está fuera de lo social, que su identidad, deseos y comportamientos, no son aceptados socialmente. El feminismo era necesario como voz de esas mujeres que querían otra opción y no la de "ama de casa", pero el actual feminismo ha sobrepasado esa función necesaria, volviéndose en un nuevo paradigma opresor y "cuadriculado".

—Podrías tocar el tema de que con la entrada en el mercado de la mujer, casi se duplicó la mano de obra, y que al darse tal exceso los empresarios han ido tendiendo a no subir o incluso bajar los sueldos, con lo que se perdió el poder adquisitivo en unos hogares en los que se mantenían más o menos bien con un solo sueldo.

—Demasiado polémico. Excesivamente tendente a que se malinterprete. Eso sí, el ego del macho, ha ido cayendo en picado, pues siempre ha sido un "satélite" de la función evolutiva que es la maternidad, que él no podía hacer, pero que por lo menos se sentía necesario al aportar su trabajo y su dinero a la familia. Hoy en día es el "sobrante", ya no tiene ninguna "función" vital más que la de depositar el semen, según se deduce de las últimas décadas. La alienación ahora es universal, pues el hombre ahora se siente inadaptado y su identidad es la que entra en crisis más palpablemente, no ya sólo en los social, sino incluso en lo evolutivo. Se ha creado un nuevo estado de retroalimentación, en donde la mujer exige aún más al hombre y este no termina de dar la talla, por el estado ambiguo en el que ha entrado su ser, como hago ver en este párrafo. Las hembras "autónomas", autosuficientes, del reino animal, como las elefantas, expulsan a los machos de sus manadas, que tienen que hacer su propia vida y adaptar sus mentalidades a esa condición, donde lo único importante es la fecundación, no la crianza. ¿El humano ahora tenderá hacia eso mismo?, de momento eso parece, el sexo por el sexo es lo que prevalece en los nuevos lenguajes. Cada vez hay menos películas románticas, pues tal idea parece haber sido "descatalogada" en las nuevas mentalidades y maneras de actuar en la vida. ¿Es "postura" o realidad? La monogamia no es lo propio de los mamíferos, el ser humano parecía ser de los pocos que se saltaban esa regla de la clase animal a la que pertenece. ¿Era una convención social? Según mis ideas no, puesto que los hijos nacen, tienen el instinto o la primitiva y en la condición de "necesitar" la figura paterna. Puede que lo social "forzase" ese estado o condición hacia la monogamia, pero al final, en la condición de la herencia dual, es parte de nuestra genética. Bajo mi punto de vista las dos apuestas estaban en liza y siempre en conflicto, pero las nuevas tendencias llevarán a la larga a que gane la no-monogamia. Los cerebros de los bebés son los que se quedan fuera de juego en estas nuevas disposiciones y se tendrán que volver a readaptar.

VII

Entre uno de los últimos temas a tratar está el del aparente determinismo de las generaciones, la propuesta de Strauss-Howe. Tengo dos de sus libros, pero en inglés y son muy voluminosos, con lo que me desanima a leerlos, más teniendo en cuenta que se basan sobre todo en el análisis de la historia de los Estados Unidos. Pero es deducible que los padres, al educar a sus hijos, siempre tratan de solventar los fallos y problemas que ellos mismos tuvieron, con lo que cada generación "nace" bajo este peso y directriz. Como estamos dentro de sistemas dinámicos, y de posiciones arriba y abajo, los padres tratan de "corregir" las posturas extremas en su descendencia, para tratar de llegar a posiciones homeostáticas, pero con la consiguiente tara que pueden llegar a ser tan pronunciados sus intentos, que "mueven" a sus hijos al lado opuesto del estado medio, y tal estado equilibrado nunca se alcanza. Otra cuestión a tener en cuenta es que la juventud es la rotura con los padres, con lo que cuestionan su educación y sus paradigmas. Quizás por ello nunca se alcance el equilibrio. Cuanto más dogmáticos sean los padres más rebeldes podrán llegar a ser sus hijos, con lo que desequilibrarán la balanza a su lado opuesto. Eso parece suceder en las nuevas generaciones, lo que les hace volubles, y altamente inestables y mutables. Es de suponer que los hijos de los millennials "corregirán"  esa alta mutabilidad. Sea como fuere, determinismo y lo que las actuales generaciones creen que es libertad, es sólo rebeldía dentro de un sistema complejo y dinámico.

VIII

Una vuelta de rosca al tema del prefrontal y las nuevas generaciones. En uno de mis libros decía que la conciencia es como una cueva o habitáculo que se puede agrandar o empequeñecer. En definitiva que no es estática. Es un mecanismo supervisor: puede supervisar poco o casi nada, o supervisar todo. Lo segundo no es "mejor" o lo deseable frente a lo primero, tampoco lo trato de "encerrar" en su dimensión moral, de analizar lo correcto y moral contra lo incorrecto e inmoral, como a estas alturas espero que haya quedado en claro. El problema del "agrandamiento" es que entonces es más complicado "llenar" ese espacio, con lo que es más fácil que se caiga en la insatisfacción y en el aburrimiento. Este "agrandamiento" a la vez le vuelve más capaz para la multitarea, para estar y mantener en suspensión varias tareas llevadas en paralelo. Las nuevas generaciones por culpa —o gracias— a las nuevas tecnologías y formas de interactuar en las redes sociales, han agrandado las capacidades del prefrontal, con la tara que caen más fácilmente en el aburrimiento, de tal manera que lo que hacen, o "tengan entre las manos", no les "llena" (muy bien traído aquí). Este agrandamiento si está dirigido a una meta o profesión hará que den la talla, pero a la vez este agrandamiento es la base de toda neurosis, y consecuentes trastornos que puedan venir detrás, que empiezan con la ansiedad o la depresión. Ciertos estudios dicen que las generaciones actuales son más propensas a la tristeza, amén de decir que tienen una peor tolerancia al estrés y a que se le cuestione su identidad o ser. Cuando yo he llamado a lo atélico, a vivir el momento, estaba también perfilado en esa dirección. Yo no descarto que el análisis que hice sobre la habénula, de aquella parte del cerebro que trata de predecir la realidad y que pronostica que algo pueda ser aburrido o estresante, e inhiba al individuo a entrar en tales acciones, tenga a la vez que ver o nazca por esa capacidad del prefrontal "agrandado", que tiende a aburrirse a la menor, pues ya nada lo llena. En ese caso es un proceso retroalimentado de dos partes del cerebro, una parte antigua y profunda, y una nueva y más humana, como lo es el prefrontal. En el artículo de Aeon sobre el aburrimiento —a(l) burro miento—, dicen que muchos animales se aburren, pero que en ninguno es tan pesaroso y doloroso como en el humano. Dicen a la vez que el nivel de inteligencia está ligado a la capacidad para aburrirse en el reino animal, lo que a su vez implicaría que a mayor "agrandamiento" de las capacidades de verificación del prefrontal, mayor será el aburrimiento, ya en lo humano. Fijarse que el aburrimiento, así, es un estado emergente, y fijarse que no es positivo, que la evolución reducida al concepto de que va hacia lo "mejor" y que "progresa", tiene taras, como digo una y otra vez. La evolución va hacia la complejidad, y cuanto mayor sea, más paradojas y conflictos conllevará. El aburrimiento es uno de los signos que predicen tal "verdad".

Mi último mensaje, y que es en lo que consiste lo atélico, es que la habénula, en conflagración con el prefrontal agrandado, se equivoca. Hay que estar con la familia, con las personas, en la situaciones sociales aparentemente anodinas y rutinarias, porque en ellas también se dan grandes momentos, y situaciones de alegría y de felicidad ante las cosas sencillas. No hay que estar con gente, e interaccionando con dos o tres redes sociales, a la vez que se juega y se ve en un segundo monitor una serie, para llenar al prefrontal agrandado. Habría que volver a "reducir" esa capacidad y volcarse de lleno en una sola tarea, en las tareas mundanas que son las que nos han hecho humanos, basadas en los lazos emocionales. Esto es lo que dirán y será la directriz de los millennial con respecto a sus hijos, tratando de contrarrestar sus propios errores y "pecados". Que sus hijos les "hagan caso" o no dependerá de la situación social en la que nazcan o crezcan. Si la crisis y la mentalidad actual se mantiene o se profundiza, sus hijos se rebelarán contra tal enseñanza, llevando a tal generación más cerca del "delirio" y la locura humana. El peso de mi generación es tratar de hacer ver los errores en los que están cayendo las nuevas generaciones, como para que no se profundice la tendencia actual, y en la dirección que nuestros nietos tengan alguna oportunidad de cambiar el rumbo de los acontecimientos.


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Dos de los libros mencionados: "el yo dividido" de Ronald Laing, y "Suerte moral" de Bernard Williams  y Thomas Nagel se pueden descargar desde Biblioteca Digital.

(Estoy en un "prueba y error" de mis conductas. Quiero dejar de escribir, que el cerebro baje su ritmo y poder bajar la arousal, así además tener un mejor nivel de horas de sueño, pero al final estoy haciendo escritos pausados a lo largo de los días, cuando al final termina siendo uno más largo, que requiere más tiempo de revisión. Espero que este sea el último y dedicar mi cerebro a otras cosas.)


(El documental "China, la nueva ruta de la seda" muestra el expansionismo de China a través de Eurasia y a través de África, como mercado de mano obra barata. Este continente parece la "prostituta" de todos los colonialismos pasados y presentes. China está inundando el mercado de productos baratos y mala calidad que se rompen a la menor. Tal tendencia agota aún más los recursos del planeta y crea repercusiones muy negativas en el cambio climático. El consumidor occidental es culpable de esta tendencia.)


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