¿Hiperculturalismo? II


   Una breve introducción a modo de metaliteratura o metaensayo. Esto es posible que tuviera que ir a continuación del anterior escrito, pero dado que de esa manera Google no recogería los nuevos párrafos, me tengo que adaptar a estructuras del sistema. Por otro lado los pocos lectores que tenga no se darían cuenta que el escrito ha sido ampliado, pues al no estar en ninguna red social, no lo anuncio. Igualmente no sé si este tema sobre el hiperculturalismo ha de formar parte del libro “el árbol de la vida“. ¿Cuáles son los problemas para que no sean formalmente libros? Escribo en un blog! entradas, que como tienen una dirección única, he de repetir una y otra vez ciertos conceptos, pues aunque no lo haga en un primer momento, después al revisarlo me doy cuenta que al haberlo obviado, y si el lector no está al tanto de mi lenguaje, esas frases o párrafos no se entenderán. De reunir todos los escritos que pudieran ser un libro me tocaría revisar todo ese exceso de repetición. No se trataría simplemente de borrar, sino de volver a reestructurar frases y párrafos completos. ¿Motivación para hacer algo así?: cero. Demasiado trabajoso (aburrido, oneroso) para algo que no me reporta ningún beneficio. Escribo porque me motiva, porque ahora es mi costumbre y “pequeña obsesión”, pero no quiero ir más allá. Trato de dejarlo, pero ahora parece ser parte de mi “esencia” y no es tan fácil como dejar las redes sociales, pues en realidad nunca he estado dentro de ellas, por “no aceptar” o amoldarme a sus modos de uso. Todas estas cuestiones las hago ver porque los míos, a diferencia de los escritos como puedan ser los de Byung-Chul Han, no siguen las directrices necesarias como para que puedan ser un libro y ni siquiera un ensayo. En este proceso vemos que mis escritos pueden ser considerados dentro del hiperculturalismo, mientras que los de Han siguen las pautas necesarias como para poder ser considerado un libro de ensayo. Esas pautas, por ejemplo, son el poner las referencias de los conceptos usados, así como una bibliografía de los libros o autores consultados. En ese caso yo para refutarlas tendría a la vez que leer dichos libros, e incluir mis propias referencias. Con esta comparación, entre un libro del filósofo coreano y mis escritos, quiero hacer ver que lo “válido” en los social son ciertas costumbres, reglas y estructuras implantadas, que o entras por ellas o te quedarás en sus márgenes. No hay medios caminos. Han se atiene a los órdenes establecidos, y no a lo hipercultural, si quiere lograr o tener cierto prestigio entre los filósofos. Por otro lado uno mismo no se puede poner la etiqueta de filósofo, la adquisición de tal apelativo se gana por haber tenido una formación, habiendo estudiado la carrera de filosofía. Como mucho uno puede llegar a ser catalogado como pensador o ensayista, pero siempre y cuando te atengas a las reglas establecidas. Luego el hiperculturalismo es la hojarasca que ha entrado de repente —por un golpe de viento y al estar la ventana abierta— en la habitación altamente ornamentada y limpia que es lo cultural, en donde una simple escoba barrerá fuera —si así lo quiere— ese pequeño caos esporádico. Dicho de otra forma y en otro ejemplo: ¿algún vídeo de YouTube transcenderá en la historia? Pienso que no, quizás alguno por ser polémico o alguna cuestión similar fuera del guion propio de YouTube, pero todos estarán demás y se descatalogarán o carecerán de sentido en unos años o décadas. Los blog!, basados en algo tan tradicional como la escritura y por el contrario, generaron algún que otro buen libro y escritor. De forma “estúpida” Google mantiene los blog!, pero ni ha mejorado la plataforma, ni la potencia. Escribir en ellos o simplemente pegar un texto es toda una odisea, porque cambia las fuentes, colores y sus tamaños de manera aleatoria. En definitiva, la tradición —o estructura cerebral de lo social antigua— es la que realmente tiene peso a la hora de pensar qué es la cultura, y las posiciones actuales son modas que van y vienen, pero que solo pueden transcender si tratan de hundir sus raíces en los pilares de la tierra de lo que es la cultura. De cualquier manera al final se producirá alguna hibridación entre los dos modos, ya sea por “contaminación”, asimilación, aculturación, pero siempre desde los poderes fácticos y órdenes establecidos.
   Ultima consideración al mismo respecto. En unos países es más complicado publicar que en otros (otro determinismo). No sé si es español y al final lo ha asimilado Sudamérica por compartir orígenes, si es por concurrencia o es por la mentalidad católica (que tengo, aún siendo ateo), pero mi concepto de "esto no es mío", contrario a la postura anglosajona de la propiedad, es parte de la identidad española y la sudamericana. España es el primer país en donaciones de órganos. En otro caso, antes había algunas páginas donde los estudiantes compartían gratuitamente sus apuntes, cuestión que resultaba extraño para los extranjeros que no querían facilitarle las cosas a personas que les eran ajenas. El otro lado de la moneda de “esto no es mío”, es “lo de todos es de todos”, trama que la cultura protestante o anglosajona, las más fuertes defensoras del capitalismo, ya no comparten de igual manera. El software de las grandes marcas se suelen traducir al francés, alemán, japonés, pero no así al español, cuando es el segundo idioma más hablado del mundo. Esto ocurre porque ni el español, ni el sudamericano, compran de forma habitual software, recurre a otros medios (ya se sabe). Con esto quiero decir que si yo fuera alemán, y escribiendo lo que escribo ((y adaptándome a los cánones exigidos, y con la dificultad añadida que los escritos negativos no se venden, no así los de auto-ayuda, aunque vayan contra la ciencia), tendría más posibilidades de ser publicado que aquí en España. En otro ejemplo, mis pinturas las podría vender en otros países que sí compran obras originales de pintores no conocidos, pues prefieren una obra original a uno de los típicos cuadros que puedan vender en IKEA. Esto no quiere decir que sea imposible publicar o vender un cuadro, pero añade dificultades que implican generar más tiempo y energía. Por otro lado ahora hay tanto “escritor”, que una forma a la que han recurrido las editoriales para ganar dinero, es la auto publicación: que sea el autor el que corra con los gastos. Ese mercado se ha retroalimentado como para provocar a que cada vez sean más remisos de publicar ellos mismos y correr con todos los riesgos. Por otro lado el Español medio no es que compre muchos libros, ahora muchos menos ante la posibilidad de descargarlos y leerlos por medios digitales. Con estos ejemplos quiero hacer ver de nuevo que donde se nazca y en el momento de hacerlo, repercute durante toda la vida, y cambia los modos de comportarse de dichos cerebros. La mentalidad capitalista argumentará que la tendencia opuesta no será competitiva o incluso negativa, pues tendrá menos autores o no se “esforzarán” en crear “productos” de “calidad”; bajo la mentalidad actual es cierto, y puesto que es la que domina y pone las reglas del juego, “ganan”. Los argumentos previos son igualmente válidos para los empresarios o para los científicos. Esto es lo que trato de hacer ver en el escrito, que el capitalismo marca unas pautas que o estás dentro y compites o te quedas fuera del juego. Yo de una manera u otra he “optado” (¿elegido?), para bien o para mal, que más bien para esto último: quedarme fuera del juego. De otro modo, de tratar de publicar tendría que ser más políticamente correcto, y ser más positivo, pues cual veneno, el sistema vomita aquello que sea demasiado amargo. Siendo así, la "niña", siguiendo la metáfora de Deleuze que se verá más abajo, no quiere la honestidad, y el propio autor en muchos casos opta —o se ve obligado por las reglas del juego— por el prestigio frente a la honestidad. No me gusta Trump, pero nadie puede negar que sea honesto. Habría que preguntarse si los políticos de las democracias no nos están "fallando" porque optan por la imagen frente a la honestidad, porque nosotros mismos hemos creado tal capacidad como para que se fabriquen tal "máscara".
   Nueva consideración a tener en cuenta: ¿tendría que incluir los párrafos anteriores al libro…? Ya dejo de divagar y entro en tema.

    He hablado de caer arriba en imposturas intelectuales. ¿Lo hace Byung-Chul Han al usar la analogía de que el hiperculturalismo es como un rizoma? Entro en detalles pues el que no haya leído el libro puede que no entienda a qué me refiero. Han hace alusión a que la cultura se pueda asemejar a un árbol, con un tronco principal que alimenta el resto de las ramas. Igualmente hace alusión a que cuando dos culturas se encuentran puede ser análogo a que se cree un puente entre ambas culturas. En contraposición de estas ideas, Han dice que el hiperculturalismo se parecería más a un rizoma. El concepto no es suyo, sino de Deleuze. ¿Qué camino he de seguir para contraargumentar?, leer la versión de Deleuze, leer sobre botánica. Me imagino que al propio Byung-Chul Han le habrá tocado revisar en qué consiste un rizoma. La patata es el ejemplo más a mano que todos tenemos para entenderlo. Del tubérculo salen nuevos brotes, en donde tales brotes pueden llegar a ser raíces o tallos, que terminarán por echar hojas y florecer. La analogía funciona como metáfora en tanto que contraposición a la manera de cómo es un árbol, donde este es jerárquico y con cierto orden, mientras que en los rizomas no parece haber orden, y todo nuevo rizoma es susceptible de recrear una y otra vez su estructuración. Es en cierta forma una clonación estructural sin fin (copias de copias). De alguna manera el rizoma es como un cáncer: se auto propaga sin fin. Cabe preguntarse si su inicio evolutivo no fue debido a un “error” de transcripción, que se mantuvo porque “funcionaba” bien. A los escritores posmodernistas, Deleuze es uno de sus iniciadores, les gusta conceptos como el de excrecencia, que es en cierta forma como se puede considerar a un rizoma. Este es un primer dilema a tener en cuenta: ¿un rizoma —cual cáncer o excrecencia— puede ser analizado de forma positiva?






~ Rizomas del bambú ~

   La principal obra de Deleuze es “Diferencia y repetición“, que no he leído y parto del resumen hecho en la Wikipedia. En tal libro Deleuze llega a las mismas conclusiones a las que he llegado yo, por otros derroteros, sobre diferencia e identidad, pero trata de distanciarse de los planteamientos dialécticos de Hegel —con estructura negativa según Deleuze— en tanto que en la realidad o en el Ser no tienen por qué darse una lucha de contrarios, y se puede explicar tan sólo desde las pequeñas variaciones que pueda implicar toda replicación. Contraargumentaré esta base más abajo, pues antes quiero traer aquí una división dual que hizo el autor, que aunque similar a la que yo hago, llegamos al parecer a conclusiones opuestas. Por ahorrarme el arduo trabajo de resumir me atengo a lo escrito de la Wikipedia: “El esquizofrénico y la niña, contrasta dos formas distintas y periféricas de encontrar el mundo. La niña (cuyo ejemplo es Alicia), explora un mundo de “superficies”: el reino cambiante de las apariencias sociales y las palabras sin sentido que, sin embargo, parecen funcionar. El esquizofrénico (cuyo ejemplo es Artaud) es, por el contrario, un explorador de “profundidades”, uno que rechaza la superficie por completo y regresa al cuerpo.” Fijarse que la niña de Deleuze se parece o es a lo que yo estoy tratando como “identidad narrativa”, dominada por el hipocampo y la memoria explícita, y el esquizofrénico es al que yo he llamado el realista depresivo, dominado por las partes profundas del cerebro, con dominio de la amígdala y la memoria implícita. En los dos casos los primeros representan al mundo de las apariencias, mientras que los segundos son Ser o “autenticidad” (tiene el por qué el entrecomillado, no creo que se corresponda con la autenticidad). En qué diferimos. Casi todo filósofo que pone como eje de su ontología y ética la autenticidad, caen en unos y otros errores. Pero estoy quizás dando por sentado los conocimientos del lector y tengo que dar unos pasos atrás.
    Ser es un concepto “básico” y nuclear de la filosofía, que sin embargo crea mucha confusión. Es una abstracción y generalidad filosófica sobre qué es la existencia y por ello los existentes. Cuando un filósofo habla del Ser, una gran diferencia o cuestión a tener en cuenta es el determinar si es ateo o cree en un Dios. Cualquier filósofo deísta parte de la idea que Dios es el Ser por el cual los otros seres han de guardar ciertas similitudes o propiedades de Este, y “construyen” su filosofía y cualquier otra concepción a partir de dicho principio. Un camino cercano a este, y alejado de toda concepción nihilista donde no se concibe ningún orden y sentido al Ser, y quizás por ello más holista, es pensar que hay ciertas estructuras implícitas en la naturaleza, que expliquen todas las existencias. En los dos casos, tanto en los deístas como los holistas, creen en una estructura, Entidad o forma final que es la que “despliega” la realidad y por ello cada existente. Aquellos que creen en dichas estructuras se pueden dividir entre los que creen más en el orden, y los que creen más en el caos. O sea, que en los primeros el caos nunca rompe el orden y solo crea variaciones (replicaciones en Deleuze) dentro del sistema, y los que dan preferencia al caos piensan que este es el principal factor a tener en cuenta y por ello realmente el orden es secundario. Está claro que yo soy de los que lo ven así, lo cual no gustará a nadie, y no crearé muchos seguidores. Lo “negativo” es una peor apuesta para mantenerse vivo.
    Deleuze es un pensador positivo y crea el concepto de “cuerpo sin órganos” para hacernos ver una estructura que está en el ser humano, y es a la que debería prefijar su manera de vivir. A poco que uno piense, ese cuerpo sin órganos puede ser tomado como la razón, la conciencia o las capacidades que tiene o a las que puede llegar el prefrontal. Es un racionalista (al conocimiento se llega por la razón) y realista (la realidad sobre la que fundamentarse está fuera de uno mismo), pues pone metas al Ser que es el hombre, que “están” en la realidad, y nuestro “defecto” es no saber leerlas. Esto me lleva a que otra división central es saber si un filósofo es de derechas o de izquierdas. En este caso Deleuze al ser ateo y de izquierdas cree en una realidad que no es de contrarios, sino de replicaciones donde las diferencias no son “importantes” o centrales, y en donde una “lectura correcta” de tal sistema implicaría ciertas posturas políticas y éticas. En definitiva, y para “entroncarlo” con el presente escrito, Deleuze cree que la finalidad del humano es llegar al proyecto, no porque sea la mejor apuesta o camino que el humano tenga que elegir y por el que luchar, sino porque es el sistema en el que estamos, que es la realidad que se despliega en sus estructuras, y así nos lo hace ver bajo los supuestos que sostiene en el libro “diferencia y repetición”.
    (¡Aviso!, estas consideraciones las he hecho sin ahondar demasiado, cosa que haré en días sucesivos, por lo que puede que retoque el texto si me he llegado a equivocar desde mis intuiciones.)
   Dejo aparcado de momento este tema, y vuelvo al libro de Byung-Chul Han y el hiperculturalismo.
    Lo que ha motivado esta nueva entrada es algo sencillo. De un rizoma, en su excrecencia, es complicado poder percibir una estructura. Han recurre a la vez a la analogía de comparar el hiperculturalismo con el micelio, que “es la parte vegetativa de un hongo o colonia bacteriana similar a un hongo, que consiste en una masa de hifas ramificadas, en forma de hilo”. Bajo esta nueva consideración el tema se me antojaba que se acercaba demasiado a mis planteamientos de la estructura del árbol, y lo aparentemente indiscernible del desorden en sus ramas. Un micelio en su crecimiento sigue las pautas propias de los árboles o las arterias: el tropismo, luego tal ejemplo parece muy distinto al rizoma. La cuestión es que el propio rizoma, en su “abstracción” y caos tampoco debe de escapar de las reglas del tropismo, pues han de ser su base. En definitiva, que sí hay una estructura subyacente y profunda tanto en los rizomas como en los micelios, en donde parten de un algoritmo que implica, entre otras variables, la energía y el espacio para crear sus ramificaciones. Esta estructuración ha de ser muy antigua a escala evolutiva, puesto que después la vida la replica una y otra vez de distintas maneras y a distintos tamaños.






Tropismo en estructura de micelio ~

    La segunda cuestión a tener en cuenta, que ya la he hecho ver arriba, es que cuando se piensa en todas estas abstracciones, analogías y metáforas, ¿de qué estamos tratando? La forma de escapar de la impostura intelectual es tener en cuenta la ciencia. Deleuze llega a sus conclusiones —o las defiende— para escribir “Diferencia y repetición”, a través de las matemáticas, y “propone (citando Leibniz) que diferencia se entiende mejor mediante el uso de dx, el diferencial. Un derivado, dy/dx, determina la estructura de una curva mientras que, sin embargo, existe justo fuera de la curva misma; es decir, mediante la descripción de una tangente virtual. Deleuze sostiene que la diferencia debe ser fundamentalmente objeto de la afirmación y no de la negación. Según Nietzsche, la negación se convierte en secundaria y un epifenómeno en relación con esta fuerza primaria.” Sokal en su libro sobre las imposturas intelectuales nos dice que el uso que hace Deleuze de las matemáticas no es el acertado, y que puede que solo haga uso de las derivadas queriendo desplegar su erudición (display erudition, en definitiva su cola de pavo real).
    Yo estoy tratando de asentar mis bases en lo científico, aunque reconozco que a veces lo hago de una manera muy libre. En ese sentido, a veces, ya no sé si simplemente estaré haciendo el papel de divulgador, por lo demás cuestionable, pues mi saber no es académico ni sistemático. Veamos un caso de cómo llegué a ciertas cuestiones de la ciencia. Discutiendo sobre temas étnicos y racistas con una amiga ecuatoriana, le preguntaba que porqué creía que las personas de su país no eran racista, si hay personas de color. Mi postulado es que después de varios siglos tal color o etnia, que son minoría, tendrían que haber desaparecido al irse cruzando con las otras etnias, hasta que se hubiera perdido el color (leche con café o unas gotitas de café, para que se entienda en un lenguaje coloquial). Al final encontré porqué podría ser y está en uno de mis escritos. En parte se puede explicar por el efecto Baldwin que propicia una selección sexual tendente a que se mantengan unos rasgos o comportamientos, frente a la apuesta más básica que es la selección del “mejor” macho. En ese caso la elección sexual es selectiva con respecto a lo que es lo más igual posible al selector. En un ejemplo de la actualidad humana, las mujeres hoy no seleccionarán a aquellos hombres que crean machistas; o en otro caso, alguien con inclinaciones ecológicas buscará a sus iguales y evitará, quizás, a las personas no ecologistas. Otras dos cuestiones que averigüé, es por un lado que la selección sexual evita todo aquello demasiado extraño (hipótesis sobre la koinofilia), que parece ir en la misma dirección del efecto Baldwin, y a la vez , y en la misma dirección, la teoría de la selección estabilizadora nos dice que la selección sexual tiende a mantener unos rangos no muy extremos durante la elección de pareja dentro de la especie, como para que se mantengan unas características concretas. Todo esto puede dar la razón a Deleuze, por otras vías que no son las matemáticas, aunque tales postulados a la vez se basarán en ellas, para validar que la base es la replicación. Pero si tal proceso fuera universal no se hubieran dado tantas especies y diversidad, ya que uno de los postulados de los replicadores, según el autor, es que crean “diferencia sin concepto”, cuando la diversificación de la vida en sus dos principales ramas: mundo vegetal y animal, nos dice que la acumulación de diferencias al final sí crean distintos conceptos, en muchos casos antagónicos. Veamos porqué.
    Si al principio todo era replicación, clonación, reproducción asexuada, no existía la individuación. Las diferencias las crearon los distintos ambientes, pues dos replicaciones en dos ambientes distintos terminaron por crear tales diferencias. El siguiente paso fue determinar cómo interaccionaban tales diferencias. Las relaciones interespecíficas, entre distintas especies, no tienen demasiadas variaciones, pero son cruciales para determinar sus comportamientos. Pueden no interactuar de ninguna forma, pueden ser cooperativas (donde uno de sus modos es la simbiosis), pueden competir por el mismo recurso, o una puede ser la depredadora de la otra (un caso especial es el parasitismo, en donde se da cierto grado de necesidad del parásito que no puede acabar o matar a su anfitrión —en algunos casos sí—, pues se pondría a sí mismo en peligro). La diferencia no implica conflicto y por ello otredad. Se da conflicto cuando se compiten por los mismos recursos, se tienen distintos fines —como así ocurren entre los machos y las hembras, ya en la competencia intraespecífica — o en la dualidad presa/depredador. No hay forma de hacer ver a un conejo que el zorro que le caza es un simple replicador, y que sus diferencias no crean dos identidades bien distintas. Algunas líneas de la vida quizás se puedan entender como replicantes con meras diferencias, pero en otras es necesario entender que esas diferencias crean unos conflictos entre los seres, en donde la base es la identidad y la otredad.







    Lo que me interesa hacer ver de todo esto, y ya volviendo a Byung-Chul Han, es que si se tiene en cuenta estas estructuras, la hipercultura no puede compararse a un micelio o a un rizoma, que se basan en la indiferencia o la no competencia, al ser un solo individuo o identidad. Conviene traer a colación que “el organismo viviente más enorme y uno de los más viejos del mundo es un hongo llamado Armillaria, comúnmente conocido como ‘hongo de miel’, que habita bajo las montañas azules de Oregón y puede llegar a medir hasta 4 kilómetros de diámetro” (fuente), esto es así porque sus micelios se propagan por el suelo de manera parasitaria y no compitiendo consigo mismo. Un YouTuber no replica un comportamiento sin más, lo replica en la medida que pueda ser el que mayor número de seguidores o más “me gusta” tenga. Las redes sociales si bien son replicadoras se basan en la individualidad, pudiendo caer en el narcisismo. Se basa en definitiva en la competencia. El recurso “escaso” en Internet, y por ello en las redes sociales, es el tiempo de atención de las personas. Los vídeos se tratan de ajustar para no acaparar tal recurso y que las personas no abandonen su visión. Si uno sabe que dura ocho minutos y se le hace pesado/tonto/aburrido a los cuatro, evalúa que cuatro minutos más es un bajo coste, pero no así si sabe que dura cuarenta y cinco minutos, pues en ese caso lo dejará para ver otro vídeo, o hacer otra cosa dentro del móvil o el ordenador.
    No creo que tenga que alargarme más en lo que quiero dar a entender. Si bien lo hipercultural puede crecer de manera no lineal o arbórea y puede que se parezca más a la rizomática, ahí se acaba la analogía, pues después la estructura que sustenta lo hipercultural es la individualidad y la competencia. El resto de inconvenientes sobre la hipótesis de Byung-Chul Han parten de esta realidad, pues en definitiva la hipercultura sigue la estructura arbórea, que es en lo que consiste la cultura entendida de manera tradicional. Lo principal de tal estructura es que está estratificada, jerarquizada, y donde al final prima el poder. Todas las empresas principales de las redes sociales son estadounidenses, y las leyes y mentalidad de este país les ponen sus reglas y límites. Sus equivalentes nacionales, como Tuenti, similar a Twitter, nunca llegan a estar tan masificadas ni ser tan populares.
    Arriba a salido a colación que el bien escaso en las plataformas virtuales es el tiempo. ¿Cuál es el equivalente en lo social o es su base? La tierra, la territorialidad. En la breve introducción del escrito hablé de las embajadas, y a veces doy por sentado que el cerebro de mis lectores saben por dónde voy y a qué quiero llegar, pero creo que ese no fue el caso en tal ejemplo. Lo voy a desmadejar. La hipercultura puede dar una falsa sensación de universalidad, globalización y cosmopolitismo, pero la realidad es muy distinta. Un Senegalés tendrá cierta facilidad para viajar a Francia, pero no así a los Estados Unidos. Cada país tiene estipulado qué ciudadanos de otros países pueden viajar al suyo y si necesitan visado o no. En otro caso, si uno llevase mucho tiempo en un país y quisiera pedir la nacionalidad, se podrían dar tres situaciones a grandes rasgos: que no se le conceda por su origen, que pueda tener nacionalidad doble, o que tenga que “renegar” de su actual nacionalidad para ser ciudadano de ese país. Tales reglas vienen dadas, de nuevo a grandes rasgos y para simplificar, por la actual relación entre los dos países implicados, y lo más habitual, por las relaciones del pasado —y los conflictos— entre esos dos países. Si se concede una nacionalidad, y como ha demostrado el pasado, esta puede volver a ser cuestionada, si tal ciudadano es del país con el que en ese momento se esté en conflicto. Un ejemplo fueron los japoneses que estaban en Estados Unidos, cuando este entró en guerra contra Japón, en donde tales ciudadanos fueron aislados en campos de concentración. Visto así la vida humana es como el juego de la silla: conviene tener una silla a la que estar sentado, una nacionalidad, un suelo que sea el propio. Pensar si no en el actual conflicto entre palestinos y judíos, y en estos últimos que al final tuvieron que volver a su tierra de origen, de la que habían sido expulsados hace casi 2000 años. Los judíos, como los romaníes o gitanos, son unas culturas sin tierra, y tal posición les pasó factura durante el holocausto nazi. A mí, como cínico nihilista que soy, me es igual que Europa al final tenga el islam como la religión con más adeptos, me es igual que Cataluña se separe, o que lo haga Gran Bretaña de Europa. En la actualidad el protestantismo (mentalidad anglosajona al fin y al cabo) va ganando adeptos en Sudamérica, en detrimento del catolicismo. Tal diferencia no es demasiado grande ni conflictiva, pues lo que cuenta es que las dos son cristianas. En unos casos y otros doy mi opinión en la dirección de hacer ver que el humano cae una y otra vez en los mismos errores y que a la larga, y cuando las condiciones sociales o ambientales sean muy negativas, volveremos a repetir pautas catastróficas del pasado. ¿Se ha entendido ahora mejor qué quería decir con lo que saben cada uno de los embajadores?, en cada uno de sus países. En el fondo quería dar a entender que los gobiernos o líderes, que van pasando por el gobierno de una nación, son el equivalente del prefrontal o corteza cerebral, mientras que los embajadores son los equivalentes a lo subcortical del cerebro, que aunque pueda que no tengan una visión global, sí saben más de la función que hacen con respecto a las partes profundas y vitales del cerebro (país). Al ciudadano medio le ocurre otro tanto, son neuronas de la corteza cerebral que no saben con exactitud qué relación profunda se tiene con el resto de países o culturas. España, en su relación con los países latinoamericanos, dejó entrar —antes de la crisis actual— a muchos emigrantes, cuestión que se le reprochó en la Unión Europea, que trataba de ser más “selectiva”.
—Tendrías que percatarte cuándo te has salido del cometido del escrito y darlo por finalizado.
    —Es cierto. Finalizo. Yo no puedo asegurar que no caiga en imposturas intelectuales. Tampoco tengo el nivel académico de los pensadores a los que contraargumento. Tan sólo trato de alentar el pensamiento crítico, a no “digerir” sin más todo lo que se lea, o se “consuma” dentro del aparente “buenrrollismo” de la actual hipercultura. Mi propios escritos han de ser analizados bajo la “suspicacia” y la duda. No creo estar en la “verdad” y sé que mi postura es muy negativa como para que sea del agrado de la mayoría. Miro al abismo, como dijo Nietzsche, y dejo que este me mire a su vez. La conclusión es que somos sistema, y que si el humano quiere llegar a cierta armonía, tiene que ser a través de los pactos y los proyectos, pero en la medida que sean viables y no perdiendo de vista el lado oscuro humano, que al basarse en la competencia y en el poder al final nos pueden terminar por llevar por caminos desastrosos.
    Queda un tema pendiente. La metáfora que hace Deleuze entre la niña y el esquizofrénico, la inocencia y el alma atormentada. La analogía de la niña es “correcta”, hay mucho de inocencia en el sesgo optimista, pero no así en la del esquizofrénico, pues bajo mi punto de vista, es ese ser que cae en un pozo y se hunde en su fango, y su alma se ve inundada por el fétido olor de las heces y las inmundicias de lo humano, y de la vacuidad y sin sentido de la propia existencia, en donde desde ese momento ya no podrá ignorar nunca más ese pétreo olor y visión. El personaje de Grenouille, en la novela “El perfume”, representa esa posición, donde al aislarse en las montañas, al final, consigue llegar a cierta paz, al no alcanzarle ningún olor. El amante de la ciudad —de la superficie y piel que son sus construcciones— “odia” o le es indiferente la naturaleza, y el solitario tiene como su único refugio lo natural. ¿Acaso el ciudadano va a las alcantarillas y basurales alguna vez?, al igual que un niño sólo quiere ver el aspecto positivo de su propia realidad. En ese caso el esquizofrénico de Deleuze, y al saber de las alcantarillas y los basurales, no puede ser el que descubra ninguna “verdad” a la niña, pues por un lado hay que protegerla de tal visión, y por otro lado esta nunca la verá, ni creerá en ella por los mecanismos en su cerebro puestos por la evolución, y por estar tal realidad siempre fuera, en los márgenes, de su vida. Hay que haber nacido o caído en lo putrefacto de lo humano, como así fue con Grenouille, para que el "olfato" cognitivo e intuitivo sea distinto del de la media humana.

~ Grenouille nacido entre los despojos de un mercado del siglo XVIII ~
—Entonces, al final el dilema de las personas de color en Ecuador… ¿cómo se resuelve?
     —Pienso que primero entró en juego que las personas de color estuvieran localizadas en la región llamada en la actualidad Esmeraldas, con lo que su número creció dado ese primer aislamiento; y más tarde por inercia y otros factores —y por volverla su nueva tierra (en tanto que hábitat y lo terruño)— se mantuvieron preferentemente en la misma zona. Lo que hay que tener en cuenta, y como resumen a estos temas, es que la evolución, en ciertas de sus reglas, tienden a que prefiramos lo igual, en apariencia la replicación y la diferencia sustentada por Deleuze, donde tal replicación y diferencia no parece implicar otredad a simple vista. O sea, tal tendencia estadística a lo igual no es racismo como tal, en tanto que no implica rechazo, odio o asco, pero ahí está la paradoja que he tratado de plantear a lo largo del escrito, y que no todo humano parece comprender o ver, y que quizás lo simplifiquen como racismo. Piénsese por ejemplo en el caso de las personas sordas —fuera así de las ideas sobre etnias o culturas—, donde los individuos de tal “subcultura” se pueden sentir mejor entre ellas, y se suelen casar preferentemente con una persona con tal particularidad. La dualidad no es replicación y diferencia, bajo mi punto de vista, en tanto que replicar implica una identidad que es conceptual, luego la base es identidad y diferencia, donde en algunos casos tal diferencia implica el conflicto. Depredador es un concepto propio de los carnívoros, no se puede replicar en un primer paso un tigre sin a la vez replicar que es un depredador. En cuanto pierda por replicaciones sucesivas y por mutaciones tal concepto, ya no será un tigre, será otra especie o subespecie. Se supone que todos los mamíferos actuales, con dos conceptos tan distintos como carnívoros y herbívoros, provienen de un mismo animal cercano a las actuales ratas o los ratones. Portamos una doble tendencia: buscar lo igual en situaciones de escasez, y la diversidad en épocas de abundancia. La lógica evolutiva para esto es: lo igual porque es lo más probado y validado para sobrevivir; si se está en un precipicio y saltando entre rocas inestables y tu vida corre peligro… qué harías, saltar a la última roca estable o saltar a otra que no conoces. Por el contrario, durante la abundancia se tiende a la diversidad, porque es la base de la evolución sexuada, como para que se produzcan cambios y adaptaciones a más ambientes. Los problemas añadidos en lo humano, y puesto que tenemos la herencia dual de sociedad y evolución, fueron la multiplicidad de las creencias, lenguas, culturas, y al final la creación de fronteras y naciones. A más variables mayores posibilidades para el conflicto, y no porque fuéramos meros replicadores desconceptualizados como apunta Deleuze, sino precisamente porque muy al contrario cada creencia, idioma, cultura, frontera y nación tienen unas mentalidades y unos conceptos muy enfrentados y conflictivos con respecto a los de los otros. La base humana es la competencia y el poder, la desigualdad y la escasez.



Un día después de la publicación de este escrito me llegó un enlace de magazine online Aeon, sobre ciertas consideraciones para conciliarse con el nihilismo.

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