¿Un Afuera de Matrix?
"El mundo ya no está "presente" para nosotros, sino "representado", un mundo virtual, una copia que existe en forma conceptual en la mente." Iain McGilchrist
"La sociedad es como un organismo que vive por sí solo, no una máquina que pueda construirse y modificarse a voluntad." Edmund Burke
"La sociedad es como un organismo que vive por sí solo, no una máquina que pueda construirse y modificarse a voluntad." Edmund Burke
He de decir que el concepto de arriba y abajo, que he perfilado en el escrito anterior sobre el cerebro, es bastante borroso, o no tan claro como lo he mostrado allí. Vayamos al caso de la estampida. Si veo un felino hecho a correr. Hay un estímulo que ha activado la amígdala y en los animales gregarios su activación quiere decir “echa a correr”. O miedo, en la medida que se activa una vía en donde se dispara un comportamiento automático y menos reflexivo, ya que en la carrera quizás haya crías caídas en el suelo que los animales pisotearán. No hay mucha diferencia entre el hombre y esos animales gregarios, el humano que se ve en situaciones límites, como el incendio en una discoteca, actúa igual. Volviendo al animal gregario, se activa de la misma forma la amígdala si se ve correr a toda la manada: es la misma vía, la instintiva. En otros casos la división no es tan clara como el tallo cerebral y ganglios basales (arriba en el proceso de ejecución o toma de control) y corteza cerebral(abajo). El cerebro en caso de peligro activa la respuesta automática o instintiva. Si vamos por un bosque en soledad, un movimiento cercano de algo desconocido, va a hacer que nos sobresaltemos, después el tallo cerebral y ganglios basales pasan el control a la corteza cerebral, para que por medio de la razón, analicemos qué era eso que nos ha sobresaltado. Aquí vemos que no hay tal agente en el cerebro, o no es algo centralizado. El tallo cerebral y ganglios basales toman el control en un primer momento, y después lo toma el sistema ejecutivo del prefrontal. Si fuera el caso que en esa situación hubiera sido un padre o una madre con un hijo muy pequeño, el primer “gesto” sería el de proteger al hijo, en vez de a sí mismo. En ese caso el tallo cerebral habría actuado pareado con el cerebro medio, el cerebro mamífero, para proteger a la descendencia. Pero seguramente la primera activación se da en el tallo y rápidamente deja el control al cerebro medio. También hay que tener en claro que todo sucede demasiado rápido, apenas unos segundos; a nivel de conciencia creemos que todo el acto ocurre desde el prefrontal, o a eso que llamamos un yo, y que creemos que es el agente cerebral “principal”, que esa “generosidad y amor” hacia el hijo la hemos “elegido”, cuando es casi una reacción puramente mecánica o automática. Lo que realmente ocurre es que en el humano todas las capas están más “entremezcladas” y su unión no son escalones, sino procesos muy vinculados. Por otro lado hay que tener en cuenta que a eso que hemos llamado “cerebro mamífero” (sistema límbico), no lo es tanto, puesto que una gran cantidad de reptiles y la mayoría de las aves tienen el mismo comportamiento de protección hacia sus crías. Y digo entremezclado, pues un comportamiento básico o instintivo no siempre implica de forma exclusiva a la parte más antigua del cerebro.
Otro hecho, que refuta lo que decía el anterior escrito, es que los aprendizajes mecánicos son de abajo hacia arriba. Un tenista, o cualquier otro deporte complejo y rápido, es un aprendizaje “eterno” de mini-ejecuciones de pequeños cambios de fuerza y posición de músculos y articulaciones. Al final ese proceso, de abajo hacia arriba, ha creado una mecánica que casi actúa por sí sola en los partidos. Es ahí donde la frase de “la guerra de las galaxias” tiene sentido: hay que dejarse llevar o dejar actuar al sistema mecánico, a la “fuerza”, que ha creado una heurística o una inferencia bayesiana (aprendizaje intermedio entre cómo son las reglas de la física -gravedad, fuerza, curvatura de los proyectiles- y lo probabilístico -saber de cómo se va a comportar uno u otro contrincante en un caso u otro-. Lo mismo se puede decir del virtuosismo de tocar un instrumento musical: ha sido un aprendizaje muscular, mecánico.
¿Dónde está entonces el quiz de la cuestión?, la diferencia, la clave que yo trato de mostrar. A eso que llamamos agente en el cerebro nace sobre todo en la corteza cerebral. Bajo mi punto de vista es la autoconciencia en tanto que su principal herramienta es la palabra, un sistema simbólico complejo. A ese proceso que hemos visto arriba de pasar el mando desde el tallo cerebral y los ganglios basales, al sistema límbico o a la corteza cerebral, se le puede denominar como un cambio de a dónde ponemos o volcamos la atención o centramos la energía, seguramente con un mayor riego de sangre y de oxígeno (recursos limitados del sistema). Hay que hacer mención especial a la teoría que propone que la memoria de trabajo no es más que la activación o mantenimiento del foco sobre partes de la memoria a largo plazo. Esto nos dice la Wikipedia:
Visto así la memoria de trabajo es un cambio de foco y es este foco el que crea la ilusión de un agente. Un ejemplo claro de esta forma de trabajar del cerebro, en tanto que foco, son las típicas imágenes en donde el sistema se centra en una o en otra cosa, siendo imposible ver las dos a la vez, como es el caso de está gráfica que o se ve la H y el 4 grandes, o se focaliza la atención en la letra o número que lo compone (E y 8), y se deja de ver a los primeros. En este caso el hemisferio derecho, que no es el supervisor o focalizador y que tiene una mirada más amplia del mundo, mantiene o trabaja con las dos posibilidades, pero en tanto que no las trata como datos alfanuméricos (el lenguaje se encuentra normalmente en la izquierda), sino como una simple imagen. En un lenguaje filosófico, el hemisferio derecho ve la forma, el "espíritu", lo totalizante, mientras que el hemisferio izquierdo, que es analítico, ve el contenido, los atómico, lo particular.
![Iain McGilchrist - The Master and His Emissary [2012][A]7](https://wetklast.files.wordpress.com/2018/10/iain-mcgilchrist-the-master-and-his-emissary-2012a7.jpg)
Esto dijo Carl Jung: "la llamada unidad de la conciencia es una ilusión ... nos gusta pensar que somos uno pero que no lo somos". El símil más idóneo, para tal proceso, sería una linterna y dónde dirige su luz. Otro lo sería el ordenador. El foco lo tiene el programa con el que se trabaja, pero se lo "roba" el antivirus si detecta algo peligroso en el sistema, o el propio sistema en ciertas situaciones. Se nota cuando se está escribiendo y de repente se sigue tecleando, pero en ningún lugar, porque el foco ya está en otro lado. Si se tiene varias pantallas y varios programas abiertos, saber dónde está el foco a veces se hace complicado. Ante una situación de alarma se acelera el corazón para que haya más energía (sangre y oxígeno) al cerebro y al cuerpo en general, pero el cerebro tiene programado dónde está el foco o el mayor riego de sangre en cada momento. En un estado de alarma la corteza cerebral pierde el foco, y esta se encuentra en el tallo cerebral y los ganglios basales. Por lo general la alarma, en la vida actual, no actúa, luego casi siempre está en la corteza cerebral, y por norma general permanece siempre activa, luego nos da esa fuerte sensación de su protagonismo. De un agente cerebral. Es aquí, en esta región y seudo-agente, donde sí se puede aplicar el proceso de abajo hacia arriba, pero paradójicamente casi siempre para mal, como veremos. El prefrontal o la corteza cerebral en general “interpreta” mal las señales que vienen de arriba, o cuanto menos no las sabe “leer” (ver vídeo al respecto). En muchos casos la fuente de esas lecturas son las emociones, el sistema límbico. O sea, está claro que una reacción instintiva es “correcta”, en el sentido de que conviene no cuestionarla. La evolución mantiene ese sistema porque es muy efectivo. Si no lo tuviésemos no saltaríamos a la calzada ante un coche que no hemos visto y nos pita. Pero en el sistema límbico hay un nudo evolutivo de rutas que se cruzan y llegan a rotondas, en donde las “intenciones” o el foco se pierde en varias rutas a la vez. O sea, si tenemos en claro que un agente inicial en el sistema, a nivel evolutivo, era ese foco, al llegar al sistema límbico este, en muchos casos, se divide en varios agentes o rutas de ese foco. Normalmente ante la falta de focalidad, al final, se le entrega al prefrontal, a la razón, para por medio del juicio “decidir” una salida, pero las cosas nunca están claras. Ese proceso de varios caminos, en donde uno de ellos no termina por tomar el foco, es a lo que se llama conflicto emocional. Donde se da una lucha en donde ninguna zona gana al tratar de llevarse el foco, la intención o la decisión. En un caso sencillo, estamos en un comedor universitario y tenemos que elegir entre dos postres que nos gustan. O en un caso más complejo, y de un desarrollo más largo, cuando amamos a alguien y sabemos que la única forma de que sea feliz es dejándola. Si somos honestos no tenemos la sensación y ni sabemos de esas rutas divididas. No sabemos que una ruta ha ido al prefrontal medial, vía unión tempoparietal, o cualquier otra ruta. Lo que “sabemos” o sentimos es ese conflicto emocional, esa entrega del foco al prefrontal, al sistema ejecutivo, a la razón. Dado que la vida social humana es muy compleja y solemos estar de constante con disonancias y conflictos, de pérdidas de foco, donde la decisión no es clara, el sistema ejecutivo ha ido agrandándose y tomando cada vez más relevancia en el ser humano. Para resumir y abreviar: si el tallo cerebral y los ganglios basales son el sistema 1, el sistema límbico el 2 y el prefrontal el 3, en la vida diaria, en sociedad, todo que se pueda solucionar en el nivel 1 ya no recurrirá a los otros niveles; si no lo soluciona le pasa el foco al nivel 2 y si este no lo soluciona se lo pasa el nivel 3. Normalmente vivimos en automático: en procesos de los dos primeros niveles. Cuando conducimos, cuando trabajamos en algo que suela ser monótono, y cuando estamos con personas que vemos todos los días. El nivel 3 se activa de tres maneras: 1. cuando se da una situación nueva que es compleja, 2. cuando se da un conflicto no resuelto en el nivel dos, 3. cuando estamos solos y aburridos o necesitamos pensar en algo. Este tercer estado es importante y crucial para entender por qué creemos que ese es el agente del cerebro, que ese es nuestro yo. A eso que he llamado foco se le puede llamar conciencia. Si retiro la mano cuando por el rabillo del ojo veo que alguien me la va a golpear, es que hay una conciencia que “sabe” dónde está la mano y actúa sin que en ese proceso entre en juego la corteza cerebral. No llega a ser un acto puramente reflejo, pero sí instintivo, donde el cerebro tiene su propia respuesta, “elección” o “intención”, programada. Y digo elección e intención porque no todos los cerebros actuarán igual. Depende del carácter de cada uno. En una situación en caliente si alguien nos da un tortazo, ese sistema puede responder con un tortazo de vuelta a quien nos lo ha dado, pero no es universal. Por eso la ley diferencia y castiga de forma distinta un acto por impulso o llevado por la situación (sin intención según la jerga judicial), de otro en donde puede haber entrado la corteza cerebral y la razón (con intención). En el caso de los padres que protegen a sus hijos como primer acto, tampoco es universal. Hay una película que polemiza con tal situación, un padre ante una avalancha se salva a sí mismo antes que a su familia (Fuerza mayor, 2015). A partir de ese acto su familia le cuestiona. La evolución mantiene distintas apuestas siempre que se validen. Ese padre podrá ser rechazado, pero ya ha tenido descendencia que puede cargar con ese tipo de elección. El papel crucial de las mujeres en la evolución ha sido la de “detectar” esa sutilezas antes de tener hijos. La trampa de los hombres la de “ocultar” ciertas dobleces o posturas falseadas. La violación o el sexo forzado es un tipo de apuesta evolutiva que mantiene apuestas tramposas (la apuesta cristiana y pro-vida no siempre es la mejor). La mujer de hoy en día no debería de seguir el embarazo de una violación. Va en ambas direcciones: también hay apuestas tramposas en las mujeres. Pero por lo general, a nivel evolutivo, ese peso lo han tenido las mujeres, pues podían ser abandonadas con lo hijos, con el consiguiente “gasto” de energía y tiempo sólo para ella. Las hembras del reino animal son híper-selectivas, lo que ha reforzado su nivel de intuición a la hora de “elegir”.
"Anders Ericsson y Walter Kintsch introdujeron la noción de "memoria de trabajo a largo plazo", que definen como un conjunto de "estructuras de recuperación" en la memoria a largo plazo que permiten un acceso perfecto a la información relevante para las tareas diarias. De esta manera, las partes de la memoria a largo plazo funcionan efectivamente como memoria de trabajo. En una línea similar, Cowan no considera la memoria de trabajo como un sistema separado de la memoria a largo plazo. Las representaciones en la memoria de trabajo son un subconjunto de representaciones en la memoria a largo plazo. La memoria de trabajo está organizada en dos niveles integrados. El primero consiste en representaciones de memoria a largo plazo que se activan. Puede haber muchos de estos, teóricamente no hay límite para la activación de representaciones en la memoria a largo plazo. El segundo nivel se llama el foco de atención. Se considera que el enfoque tiene una capacidad limitada y admite hasta cuatro de las representaciones activadas." (...)
"Existe cierta evidencia de que el rendimiento óptimo de la memoria de trabajo se relaciona con la capacidad neuronal para centrar la atención en la información relevante para la tarea e ignorar las distracciones, y que la mejora relacionada con la práctica en la memoria de trabajo se debe al aumento de estas habilidades. Una línea de investigación sugiere un vínculo entre las capacidades de memoria de trabajo de una persona y su capacidad para controlar la orientación de la atención a los estímulos en el entorno. Tal control permite a las personas atender información importante para sus objetivos actuales e ignorar los estímulos irrelevantes de los objetivos que tienden a captar su atención debido a su prominencia sensorial (como una sirena de ambulancia). Se supone que la dirección de la atención de acuerdo con sus objetivos se basa en señales "de arriba hacia abajo" de la corteza prefrontal (PFC) que sesgan el procesamiento en las áreas corticales posteriores. Se asume que la captura de atención por estímulos salientes está dirigida por señales "de abajo hacia arriba" de las estructuras subcorticales y las cortezas sensoriales primarias. La capacidad de anular la captura de atención "de abajo hacia arriba" difiere entre los individuos, y se ha encontrado que esta diferencia se correlaciona con su desempeño en una prueba de memoria de trabajo para información visual. Sin embargo, otro estudio no encontró correlación entre la capacidad de anular la captura de atención y las medidas de capacidad de memoria de trabajo más general."
"Existe cierta evidencia de que el rendimiento óptimo de la memoria de trabajo se relaciona con la capacidad neuronal para centrar la atención en la información relevante para la tarea e ignorar las distracciones, y que la mejora relacionada con la práctica en la memoria de trabajo se debe al aumento de estas habilidades. Una línea de investigación sugiere un vínculo entre las capacidades de memoria de trabajo de una persona y su capacidad para controlar la orientación de la atención a los estímulos en el entorno. Tal control permite a las personas atender información importante para sus objetivos actuales e ignorar los estímulos irrelevantes de los objetivos que tienden a captar su atención debido a su prominencia sensorial (como una sirena de ambulancia). Se supone que la dirección de la atención de acuerdo con sus objetivos se basa en señales "de arriba hacia abajo" de la corteza prefrontal (PFC) que sesgan el procesamiento en las áreas corticales posteriores. Se asume que la captura de atención por estímulos salientes está dirigida por señales "de abajo hacia arriba" de las estructuras subcorticales y las cortezas sensoriales primarias. La capacidad de anular la captura de atención "de abajo hacia arriba" difiere entre los individuos, y se ha encontrado que esta diferencia se correlaciona con su desempeño en una prueba de memoria de trabajo para información visual. Sin embargo, otro estudio no encontró correlación entre la capacidad de anular la captura de atención y las medidas de capacidad de memoria de trabajo más general."
Visto así la memoria de trabajo es un cambio de foco y es este foco el que crea la ilusión de un agente. Un ejemplo claro de esta forma de trabajar del cerebro, en tanto que foco, son las típicas imágenes en donde el sistema se centra en una o en otra cosa, siendo imposible ver las dos a la vez, como es el caso de está gráfica que o se ve la H y el 4 grandes, o se focaliza la atención en la letra o número que lo compone (E y 8), y se deja de ver a los primeros. En este caso el hemisferio derecho, que no es el supervisor o focalizador y que tiene una mirada más amplia del mundo, mantiene o trabaja con las dos posibilidades, pero en tanto que no las trata como datos alfanuméricos (el lenguaje se encuentra normalmente en la izquierda), sino como una simple imagen. En un lenguaje filosófico, el hemisferio derecho ve la forma, el "espíritu", lo totalizante, mientras que el hemisferio izquierdo, que es analítico, ve el contenido, los atómico, lo particular.
![Iain McGilchrist - The Master and His Emissary [2012][A]7](https://wetklast.files.wordpress.com/2018/10/iain-mcgilchrist-the-master-and-his-emissary-2012a7.jpg)
Esto dijo Carl Jung: "la llamada unidad de la conciencia es una ilusión ... nos gusta pensar que somos uno pero que no lo somos". El símil más idóneo, para tal proceso, sería una linterna y dónde dirige su luz. Otro lo sería el ordenador. El foco lo tiene el programa con el que se trabaja, pero se lo "roba" el antivirus si detecta algo peligroso en el sistema, o el propio sistema en ciertas situaciones. Se nota cuando se está escribiendo y de repente se sigue tecleando, pero en ningún lugar, porque el foco ya está en otro lado. Si se tiene varias pantallas y varios programas abiertos, saber dónde está el foco a veces se hace complicado. Ante una situación de alarma se acelera el corazón para que haya más energía (sangre y oxígeno) al cerebro y al cuerpo en general, pero el cerebro tiene programado dónde está el foco o el mayor riego de sangre en cada momento. En un estado de alarma la corteza cerebral pierde el foco, y esta se encuentra en el tallo cerebral y los ganglios basales. Por lo general la alarma, en la vida actual, no actúa, luego casi siempre está en la corteza cerebral, y por norma general permanece siempre activa, luego nos da esa fuerte sensación de su protagonismo. De un agente cerebral. Es aquí, en esta región y seudo-agente, donde sí se puede aplicar el proceso de abajo hacia arriba, pero paradójicamente casi siempre para mal, como veremos. El prefrontal o la corteza cerebral en general “interpreta” mal las señales que vienen de arriba, o cuanto menos no las sabe “leer” (ver vídeo al respecto). En muchos casos la fuente de esas lecturas son las emociones, el sistema límbico. O sea, está claro que una reacción instintiva es “correcta”, en el sentido de que conviene no cuestionarla. La evolución mantiene ese sistema porque es muy efectivo. Si no lo tuviésemos no saltaríamos a la calzada ante un coche que no hemos visto y nos pita. Pero en el sistema límbico hay un nudo evolutivo de rutas que se cruzan y llegan a rotondas, en donde las “intenciones” o el foco se pierde en varias rutas a la vez. O sea, si tenemos en claro que un agente inicial en el sistema, a nivel evolutivo, era ese foco, al llegar al sistema límbico este, en muchos casos, se divide en varios agentes o rutas de ese foco. Normalmente ante la falta de focalidad, al final, se le entrega al prefrontal, a la razón, para por medio del juicio “decidir” una salida, pero las cosas nunca están claras. Ese proceso de varios caminos, en donde uno de ellos no termina por tomar el foco, es a lo que se llama conflicto emocional. Donde se da una lucha en donde ninguna zona gana al tratar de llevarse el foco, la intención o la decisión. En un caso sencillo, estamos en un comedor universitario y tenemos que elegir entre dos postres que nos gustan. O en un caso más complejo, y de un desarrollo más largo, cuando amamos a alguien y sabemos que la única forma de que sea feliz es dejándola. Si somos honestos no tenemos la sensación y ni sabemos de esas rutas divididas. No sabemos que una ruta ha ido al prefrontal medial, vía unión tempoparietal, o cualquier otra ruta. Lo que “sabemos” o sentimos es ese conflicto emocional, esa entrega del foco al prefrontal, al sistema ejecutivo, a la razón. Dado que la vida social humana es muy compleja y solemos estar de constante con disonancias y conflictos, de pérdidas de foco, donde la decisión no es clara, el sistema ejecutivo ha ido agrandándose y tomando cada vez más relevancia en el ser humano. Para resumir y abreviar: si el tallo cerebral y los ganglios basales son el sistema 1, el sistema límbico el 2 y el prefrontal el 3, en la vida diaria, en sociedad, todo que se pueda solucionar en el nivel 1 ya no recurrirá a los otros niveles; si no lo soluciona le pasa el foco al nivel 2 y si este no lo soluciona se lo pasa el nivel 3. Normalmente vivimos en automático: en procesos de los dos primeros niveles. Cuando conducimos, cuando trabajamos en algo que suela ser monótono, y cuando estamos con personas que vemos todos los días. El nivel 3 se activa de tres maneras: 1. cuando se da una situación nueva que es compleja, 2. cuando se da un conflicto no resuelto en el nivel dos, 3. cuando estamos solos y aburridos o necesitamos pensar en algo. Este tercer estado es importante y crucial para entender por qué creemos que ese es el agente del cerebro, que ese es nuestro yo. A eso que he llamado foco se le puede llamar conciencia. Si retiro la mano cuando por el rabillo del ojo veo que alguien me la va a golpear, es que hay una conciencia que “sabe” dónde está la mano y actúa sin que en ese proceso entre en juego la corteza cerebral. No llega a ser un acto puramente reflejo, pero sí instintivo, donde el cerebro tiene su propia respuesta, “elección” o “intención”, programada. Y digo elección e intención porque no todos los cerebros actuarán igual. Depende del carácter de cada uno. En una situación en caliente si alguien nos da un tortazo, ese sistema puede responder con un tortazo de vuelta a quien nos lo ha dado, pero no es universal. Por eso la ley diferencia y castiga de forma distinta un acto por impulso o llevado por la situación (sin intención según la jerga judicial), de otro en donde puede haber entrado la corteza cerebral y la razón (con intención). En el caso de los padres que protegen a sus hijos como primer acto, tampoco es universal. Hay una película que polemiza con tal situación, un padre ante una avalancha se salva a sí mismo antes que a su familia (Fuerza mayor, 2015). A partir de ese acto su familia le cuestiona. La evolución mantiene distintas apuestas siempre que se validen. Ese padre podrá ser rechazado, pero ya ha tenido descendencia que puede cargar con ese tipo de elección. El papel crucial de las mujeres en la evolución ha sido la de “detectar” esa sutilezas antes de tener hijos. La trampa de los hombres la de “ocultar” ciertas dobleces o posturas falseadas. La violación o el sexo forzado es un tipo de apuesta evolutiva que mantiene apuestas tramposas (la apuesta cristiana y pro-vida no siempre es la mejor). La mujer de hoy en día no debería de seguir el embarazo de una violación. Va en ambas direcciones: también hay apuestas tramposas en las mujeres. Pero por lo general, a nivel evolutivo, ese peso lo han tenido las mujeres, pues podían ser abandonadas con lo hijos, con el consiguiente “gasto” de energía y tiempo sólo para ella. Las hembras del reino animal son híper-selectivas, lo que ha reforzado su nivel de intuición a la hora de “elegir”.
Retomo el tema, que me desvío. En el nivel 1 están reglas como la de la autopreservación, y la autorreplicación (vivir y reproducirse). Ahí estarán asentadas las tendencias limerentes hacia lo autopoiético. En el nivel 2 está el animal social que nos habita. Hay dos apuestas o modos de operar principales: alfas o no alfas (un beta es un potencial alfa, está en el mismo nivel). La apuesta alfa es hacia la no imitación, mientras que la de los no alfa, omegas, es hacia la imitación. En el humano al final las cosas no son tan sencillas. Sobre todo en la dirección que va la historia, donde ningún alfa nos parece “legítimo”. De una manera u otra en este segundo nivel las rutas que toman las resoluciones ya no suelen ir por un solo camino. Deslegitimar a un líder no quiere decir ser alfa. Simplemente que se es un omega sin líder. El cerebro se queda en el limbo entre no tener líder y no ser totalmente autónomo. Llevando tal dilema a través del paradigma de la estigmergia, es como si un camino de hormigas se bifurcase en dos, en donde ambos tienen la misma cantidad de señal química: ¿dónde irá una hormiga al encontrarse ante tal “dilema”? Un omega con líder seguirá al líder (camino estigmérgico más trazado), pero en su ausencia tiene que “elegir” por sí mismo. De facto ahora mismo es casi indistinguible quién es alfa o no, porque todos actuamos como si fuésemos alfas, pues en cada encuentro con alguien desconocido tendemos a “mostrarnos” como alfas, pues ese es el paradigma actual. Tenemos aquí una primera división de cinco tipos de humanos: 1. alfa que sabe que es alfa, 2. alfa que no lo sabe, 3. omega que sabe que es omega, 4. omega que se oculta que es omega, 5. omega que se cree alfa o la situación lo pone como alfa. Cuando yo digo que lo importante es el nivel 1 y los más bajos del nivel dos (el sistema límbico es demasiado complejo como para ser una sola unidad, por eso no tiene mucho sentido hablar de niveles, pero hace falta “nombrarlos” y clasificarlos para poder entendernos), ese carácter, o ego (en mi lenguaje, no el freudiano; ego profundo como lo puesto al yo del prefrontal), es que a no ser que se den situaciones límite no sale a relucir quien es alfa u omega. La vida humana es tan compleja, tan superficial, tan máscara, que uno casi nunca se enfrentará a ese dilema. Que se dé una situación límite tampoco resuelve el tema, puede que la persona que “tomase las riendas” sólo fuese el que más sabía ante tal situación, o que fuese el omega más “fuerte” mentalmente (en el reino de los ciegos el tuerto es el rey, fijarse en la sabiduría de los refranes, me desgasto en explicaciones y un refrán ya tiene la “solución” o “verdad”). Puede que a la mayoría de las personas estas afirmaciones le parezcan excesivas, pero ¿cómo entender el comportamiento de los alemanes en los años previos y durante la Segunda Guerra Mundial? En situaciones límites como las guerras se extreman las esencias, lo fáctico, la condición de cada carácter. Sobresale que la máxima humana es la de la conformidad, el ser omega. ¿Se creen que no se comportarían igual de estar en la misma situación?, ese tipo de creencias son en las "quiere creer" ese falso yo, por el bien de tener una buena imagen de sí mismo. La mayoría de personas no nos enfrentaremos a nuestra "verdadera" naturaleza en la vida, en un mundo neblinosamente edulcorado y blando. Se dice que la vida pone a cada persona en su sitio, pero realmente no es así: el mundo de máscara pone a cada mascara dentro del propio orden que tiene esta mascarada, esta matrix.
Conviene aclarar algo más todos estos aspectos sobre el foco de atención y extrapolarlo a otros lenguajes. De uso común se habla de inconsciente, y subconsciente, para diferenciarlos de la atención y ese saber que se sabe que es la conciencia o consciencia. En primer lugar hay que tener en cuenta que la corteza cerebral tiene dos hemisferios. En los animales que hacen uso de las patas delanteras (las ratas, por ejemplo) o brazos, siempre hay una preferencia hacia uno de los brazos, por orden general es como en los humanos: son diestros. Cuando nació el lenguaje hizo uso del lado izquierdo del cerebro, que maneja el lado derecho. Se cree que fue porque primero tuvo que haber un lenguaje no verbal, a través de las manos. Gestos tan comunes como indicar (dedo índice, indica), que alguien se vaya, gesto hacia afuera, o que venga, hacia adentro. Estos gestos eran llevados a cabo por el brazo derecho. Cuando "llegó" el lenguaje cada palabra era un "sinónimo" de un gesto del brazo, con lo que si ese proceso lo hacía el hemisferio izquierdo (brazo derecho), entonces por economía energética las palabras se "gestionaban" junto a esos gestos. Aún hoy cuando queremos dar énfasis sobre "ven" o "vete", los acompañamos con los gestos. Se ha comprobado que inmovilizar los brazos entorpece la fluidez del habla ligeramente. Este proceso hizo que el hemisferio derecho se especializase en la tarea del habla. Con el paso de cientos de miles de años los hemisferios crearon o se especializaron en distintos procesos. En términos generales el lado derecho es más flexible y tiene una atención más amplia, y el hemisferio izquierdo es más focalizador y tendente a la comprensión. En ese sentido se puede afirmar que a eso que llamamos subconsciente es principalmente el lado derecho del cerebro, mientras que el consciente es el lado izquierdo. Conviene diferenciar distintos tipos de atención, así como palabras y conceptos que parecen ser sinónimos o familiares, pero que no lo son. Al escribir tengo la atención focalizada, que es sinónimo de centrarse, atención centralizada o concentrarse, papel que lo lleva a cabo el lado izquierdo del cerebro, que es donde están principalmente las funciones ejecutivas. Conciencia, atención y sistema ejecutivo son una misma cosa expresadas en distintos lenguajes, pues el sistema ejecutivo es sobre todo una forma de tratar con la atención: es un sistema de atención supervisora, concepto este último que yo he utilizado una y otra vez. Aquí nos encontramos con el nudo gordiano sobre el sentido de agencia, y que exista un agente en el cerebro o yo. ¿Qué hace el cerebro y cómo para que esto ocurra? De sentido común creemos que nosotros mismos hemos puesto la atención y la mantenemos. Pero sería como la paradoja del barón de Munchausen, que se sacó a sí mismo de un pozo tirando para arriba de su coleta. O sea, que si la atención o concentración no puede llamarse a sí misma, eso nos lleva a otro agente que le llama -como cuando nosotros pedimos a alguien para que nos preste atención-, pero por el mismo problema y paradoja del barón de Munchausen: a la vez remitiría a otro agente que le llama y así hacia el infinito.
No hay tal agente, es la situación la que crea tal agente o estado concentrado, el que hace la llamada. En un ejemplo claro, un maestro o un conferenciante nos pide silencio y que le prestemos atención. En otro caso, si estamos leyendo y por el rabillo del ojo vemos que nos han lanzado algo, la atención o foco va hacia tratar de detener ese objeto. Igualmente es extrapolable a la informática. En este momento el microprocesador gestiona (centra sus procesos) en lo que estoy escribiendo. Si se diese el caso que el antivirus encontrase un virus, perdería el foco y se pondría en la ventana emergente del aviso. Igualmente una noticia o un meme de turno acapararían la atención de los procesos sociales. Volviendo a los dos lados del cerebro. Si el izquierdo acapara la atención, el hemisferio derecho sigue "procesando" el mundo en su visión amplia y flexible. Esta aparente "doblez" es por lo que podemos poner la atención en varias cosas o ser multitarea (atención dividida, igualmente extrapolable a la informática, que aparentemente trabaja en varios procesos a la vez), pero no existe tal cosa. Es tan sólo los dos hemisferios cerebrales con sus dos modos tan distintos de atender al mundo. El foco -o forma de procesar la información con el hemisferio izquierdo- siempre va estar en uno de los dos procesos, con lo cual el proceso no llega a ser óptimo. Por distintos estudios llevados a cabo se ha comprobado que el desempeño es peor durante la atención dividida. Por ese hecho se ha prohibido el poner la atención en el móvil mientras se conduce. Provoca más accidentes esa tara de la atención. De nuevo sobresale en este acto el ego de creer que somos mejores, que tenemos el control y lo hacemos mejor que la media. En informática hay dos conceptos que pueden aclarar todo esto. Trabajar en paralelo o en forma serial, viene de cuando el puerto paralelo y el serie eran para el ratón o la impresora. El serie manda los datos por un solo túnel, para tener una imagen más visual, mientras que el paralelo tenía varios túneles. El cerebro, en tanto que foco, o atención focalizada (concentrada), en realidad es serial, pero simulando ser paralelo. En ese caso es como si hubiera dos túneles, pero sólo por uno de ellos pasase información a la vez. El resultado va a ser el mismo: un solo flujo de información. Fijarse en palabras como centrado o concentrado. Si tengo una linterna y dividiese su potencia por dos, su iluminación sería menor en cada división. La cuestión es dónde va a mandar más energía (sangre, oxígeno) el sistema circulatorio, en un sistema que maneja una energía limitada (la energía del cerebro es como la de una bombilla de 60 Vatios). La hipótesis de la hipofrontalidad transitoria argumenta que todo estado alterado de la conciencia, como lo es la meditación, es dado por un corte en el riego sanguíneo al prefrontal. ¿Sabes esa sensación de euforia cuando se corre?, el sistema está mandando menos sangre al prefrontal porque mantener el equilibrio en la carrera consume muchos recursos. Se gasta en la atención visio/espacial. ¿No es paradójico que haya que cortar el riego sanguíneo al prefrontal para sentir esa alegría natural?, como ya he dicho en otros escritos (1) (2), la rumiación -el proceso del prefrontal cerrado sobre sí- resta felicidad. Por otro lado la concentración requiere de mucha energía, por eso nos fatigamos, y llegamos al estrés o al agotamiento del ego. El cerebro hace micro-pausas, en donde baja el flujo, que es medible por la capacidad de mantener la atención. Las mujeres parecen llevar ventaja en este aspecto, quizás por la atención excesiva requerida por los bebés durante los primeros meses (llevar ese proceso al juego evolutivo de cientos de miles de años de selección de las mejores madres, las que lograrían que ese niño llegase a adulto, como para portar ese cambio hasta la siguiente generación, no quedarse a cómo ha de ser en la actualidad, donde el padre tiene que compartir esa tarea). Ante este déficit, cuando se está en clase hay pequeñas lagunas, donde se puede perder el discurso de los profesores, una vez que se pierde es complicado volver a cogerlo. Si esto mismo se lleva a cabo mientras se estudia, resolverlo es fácil, volvemos al párrafo en donde nos perdimos. A esta forma de operar del foco se le llama "eje de selectividad de la atención". Es deficiente o funciona de otra manera en personas bipolares y las hiperactivas con deficiencia en la atención (bajo mi punto de vista son un tipo de apuesta que dan más prioridad a la manera de trabajar del hemisferio derecho: mirada flexible y amplia; divergente, frente a lo convergente de la concentración). Otra forma de medir la atención es por su eje de intensidad. Cuando conducimos casi todo lo hacemos de forma automática, la atención o nivel de energía del foco baja (cambio atencional). En el símil de la linterna es como si a esta se le pudiese graduar la intensidad de la iluminación. En ese sentido se divide en cuatro grados: sostenida (capacidad de tiempo para mantenerla), alerta, vigilante y focalizada o concentrada. La de alerta es más instintiva, mientras que la vigilante puede entenderse como un sucedáneo de esta primera, y en donde entra en juego el hemisferio izquierdo, sin ser una forma tan intensa como durante la concentración. De una manera u otra es similar a la división que yo hiciera arriba. El foco puede estar en tres estados y zonas. 1. Alerta (estado de peligro), en donde el foco está en el tallo cerebral y los ganglios basales, 2. el hemisferio derecho mantiene una atención amplia sostenida sobre todo lo periférico y fuera de foco (yo la llamo atención de fondo o background), y 3. la focalizada o que llamamos por lo común poner atención -o concentración- que es cuando damos ese proceso al hemisferio izquierdo, el de la palabra, el de las funciones ejecutivas (concepto que en su conjunto global y simplificándolo lo llamamos por lo común voluntad; antiguamente los profesores nos decían "pon voluntad en escuchar"). Tal mapa sigue siendo tan sólo aproximado y orientativo, lo hace la razón en su deseo de "controlar" el mundo. La evolución ha sabido jugar su papel, ya que desde el tallo cerebral tiene dos vías para llevar la información a la corteza cerebral. Tiene acceso directo al prefrontal -atención focalizada-, y una segunda ruta al cerebro medio o sistema límbico. La primera para que el prefrontal analice el mundo bajo sus parámetros "racionales" y más objetivos, y que tienda a ser más efectivo. La segunda ruta pasa por las emociones y las experiencias previas. El síndrome de estrés postraumático cierra la primera ruta, de tal forma que el paciente no es capaz de aminorar o frenar, a través del sistema ejecutivo, las emociones. Lo mismo, pero en distinto grado en las fobias y las manías. Gana la segunda ruta y el prefrontal es "incapaz" de inhibir el sistema emocional. En unos y otros casos vemos que en este modo de operar, una de las funciones más antiguas del prefrontal, era la de inhibir y frenar las señales emocionales. Por ese motivo la razón está asociada a la frialdad y alejada del "corazón". Una pequeña intrusión en el discurso; escribí al principio esa frase anterior de esta otra forma: "por esta razón está asociada a la frialdad…", pues mi cerebro uso "razón" bajo sus dos significados, colapsados en una sola palabra: "sentido" y módulo para razonar, ¡las cosas de la economía cerebral y sus paradojas!, esto lo hace el cerebro derecho, que es más metafórico, amplio y flexible. La razón evita esto, lo supervisa y lo trata como error, porque así lo dictan las normas gramaticales que están dictadas en lo social. Extrapolar este hecho a otros, no ya a nivel cognitivo, sino incluso emocionales o morales. En algún lugar del cerebro, seguramente del hemisferio derecho, todo el saber, fuera de la palabra, está colapsado y encapsulado en apenas unos centímetros cúbicos del cerebro, a ese "lugar" debe de ir la intuición para dar respuestas. Fin de la intrusión. Pequeño resumen de este párrafo. El humano lo es por este módulo focalizador, en donde además su herramienta es la palabra. Esta es "categorizadora", clasificadora, da orden al mundo a través de poner nombre a las cosas. Es a este módulo o capacidad al que llamamos agente. En principio estaba creado para verificar la información entrante, para que "decidiese" si era peligrosa o no. Para mantener la alarma o acallarla. Con el tiempo fue tomando otros papeles. Al final se tomó a sí mismo como un ente que habitaba el cerebro. La teoría bicameral nos dice que ese proceso fue lento, que al principio era como una voz o ser que nos hablaba en el interior (Dios, en la actualidad esa mente bicameral opera en los delirios, paranoias, cuando se llega a creer que alguien habla en el cerebro, como ser ajeno). Con el tiempo algunos humanos se diferenciaron y tomaron esa aparente otredad en el cerebro, como identidad, esta tendencia es la que "venció" a nivel evolutivo. Esa identidad creó el concepto de autoimagen, de autoconcepto y por lo tanto de agente en el cerebro, que a partir de entonces adquiría es estatus de yo. Yo que por lo demás heredaba todas las premisas de la vida: auto-preservarse y replicarse. Se creó la defensa del yo y todos sus entramados, que al final devinieron en sesgos y errores a la hora de hacer de "razón". Tres últimos apuntes. 1. La atención plena (mindfulness), trata de hacer que el foco no se pierda, a la vez que trata de "restaurar" esa vía de control del prefrontal frente al "rapto" de la vía emocional, como es el caso de estrés postraumático; pero en el proceso podemos perder los "puntos de vista" del hemisferio derecho y se llega al agotamiento del ego. No hay fórmulas mágicas para vivir. 2. La "teoría de la restauración de la atención" nos dice que se puede tener un mayor foco, o recuperarlo, después de estar en la naturaleza o ver fotografías sobre ella; lo que demuestra que el cerebro "ansía" su estado primitivo y natural de unión con lo natural. 3. ¿Y dónde queda la intención en este juego de malabares del foco? Intención es sinónimo de sentido, origen con una finalidad o razón. El caso de los trastornos nos muestra la deficiencia de tal concepto. El cerebro no puede querer o poner como finalidad "funcionar mal", como es el caso del estrés postraumático, las fobias y las manías. La finalidad se "pierde" por el camino. Sartre decía que la emoción es una respuesta -solución- "mágica" sobre la realidad. El pensamiento mágico es parte del lado derecho del cerebro. Piénsese por ejemplo en el protagonista de la película "Náufrago", no basta con tener un rostro delante que haga compañía, al final le hablaba en el interior y era como una persona querida de la cual se hizo doloroso separarse. Un desmayo, o un desvanecimiento, nos evade del mundo de forma "mágica". Es una regla primitiva y universal en casi todos los animales complejos. El niño se tapa los ojos y creé que los adultos ya no le ven. El cerebro casi siempre recurre a transferencias sobre dichas intenciones básicas. Llamamos intención, o la hemos reducido, simplemente a los parámetros de esa atención focalizada: cuando el cerebro deja en manos del prefrontal -o atención focalizada- qué hacer, y este enjuicia o tiene entre manos el sistema de valores prefijados por lo social o por el instinto moral. En realidad la intención ,o sentido último, se pierde en distintas rutas del cerebro y el prefrontal -razón- casi nunca sabe del verdadero sentido o intención. Valga como ejemplo que los hombres ayudamos más a las mujeres guapas, pero que si nos pidiesen una razón para ello, divagaríamos en justificaciones, cuando seguramente lo que está más en la raíz sea que queremos tener sexo con ellas. El porno radicaliza toda intención entre hombre y mujer al sexo. Nunca me ha gustado el sentido simplista y mundano que se le da al concepto de intención. Eso me convierte de facto en un cínico. Como el cerebro al ser social rechaza esta postura, todos se acomodan a esa regla simplista y vacía de la intención en matrix.
Este pequeño recorrido bien puede ser un breviario sobre la "teoría del procesamiento dual", en donde posiblemente el llamado "Sistema 1" sea eso llamado subsconsciente o hemisferio derecho, y el "Sistema 2" es lo consciente o hemisferio izquierdo. He aquí la tabla que nos facilita la Wikipedia (Boggler no permite tablas, ir a la propia entrada o a mi otra página):
Volviendo arriba. La división de alfas y omegas es básica, pero es la primera bifurcación en el foco. Un omega ante una situación límite se pondrá en manos del alfa. Se ve en los hijos, en los primeros años son totalmente omegas, dependientes de las acciones de los padres (excepto casos de alfas indomables). Para el caso del omega la situación ya no es individual, es social, y ante esta situación el foco, y por ello la elección y la intención, lo toma el alfa, pues lo social, como el cerebro, es un sistema complejo con agentes: en el cerebros lo son las neuronas y en lo social las personas. Saber si se es omega o no sale ne infinidad de cosas diarias, pero no sabemos deducir que es por esta cuestión: el efecto fiesta de cóctel, situación en la cual uno oye su nombre entre la multitud, al parecer es más propio de las personas de bajo estado en la jerarquía, como si estuviesen pendiente de ser llamados por lo líderes. A partir de esa primera bifurcación ya no sé seguirle el rastro al foco en el cerebro. Sigue las rutas de nuestra evolución cerebral, por eso el núcleo es esa división de alfa y omegas, es lo más antiguo. La madre se vuelve alfa (agente, foco) siempre para su hijo, por eso su respuesta será la de salvaguardar al hijo, antes de mirar al alfa de la manada. Lo mismo para el padre, pero quizás en un menor grado. Es más antigua la unión de madre e hijo que el de la paternidad del macho.
Conviene aclarar algo más todos estos aspectos sobre el foco de atención y extrapolarlo a otros lenguajes. De uso común se habla de inconsciente, y subconsciente, para diferenciarlos de la atención y ese saber que se sabe que es la conciencia o consciencia. En primer lugar hay que tener en cuenta que la corteza cerebral tiene dos hemisferios. En los animales que hacen uso de las patas delanteras (las ratas, por ejemplo) o brazos, siempre hay una preferencia hacia uno de los brazos, por orden general es como en los humanos: son diestros. Cuando nació el lenguaje hizo uso del lado izquierdo del cerebro, que maneja el lado derecho. Se cree que fue porque primero tuvo que haber un lenguaje no verbal, a través de las manos. Gestos tan comunes como indicar (dedo índice, indica), que alguien se vaya, gesto hacia afuera, o que venga, hacia adentro. Estos gestos eran llevados a cabo por el brazo derecho. Cuando "llegó" el lenguaje cada palabra era un "sinónimo" de un gesto del brazo, con lo que si ese proceso lo hacía el hemisferio izquierdo (brazo derecho), entonces por economía energética las palabras se "gestionaban" junto a esos gestos. Aún hoy cuando queremos dar énfasis sobre "ven" o "vete", los acompañamos con los gestos. Se ha comprobado que inmovilizar los brazos entorpece la fluidez del habla ligeramente. Este proceso hizo que el hemisferio derecho se especializase en la tarea del habla. Con el paso de cientos de miles de años los hemisferios crearon o se especializaron en distintos procesos. En términos generales el lado derecho es más flexible y tiene una atención más amplia, y el hemisferio izquierdo es más focalizador y tendente a la comprensión. En ese sentido se puede afirmar que a eso que llamamos subconsciente es principalmente el lado derecho del cerebro, mientras que el consciente es el lado izquierdo. Conviene diferenciar distintos tipos de atención, así como palabras y conceptos que parecen ser sinónimos o familiares, pero que no lo son. Al escribir tengo la atención focalizada, que es sinónimo de centrarse, atención centralizada o concentrarse, papel que lo lleva a cabo el lado izquierdo del cerebro, que es donde están principalmente las funciones ejecutivas. Conciencia, atención y sistema ejecutivo son una misma cosa expresadas en distintos lenguajes, pues el sistema ejecutivo es sobre todo una forma de tratar con la atención: es un sistema de atención supervisora, concepto este último que yo he utilizado una y otra vez. Aquí nos encontramos con el nudo gordiano sobre el sentido de agencia, y que exista un agente en el cerebro o yo. ¿Qué hace el cerebro y cómo para que esto ocurra? De sentido común creemos que nosotros mismos hemos puesto la atención y la mantenemos. Pero sería como la paradoja del barón de Munchausen, que se sacó a sí mismo de un pozo tirando para arriba de su coleta. O sea, que si la atención o concentración no puede llamarse a sí misma, eso nos lleva a otro agente que le llama -como cuando nosotros pedimos a alguien para que nos preste atención-, pero por el mismo problema y paradoja del barón de Munchausen: a la vez remitiría a otro agente que le llama y así hacia el infinito.
No hay tal agente, es la situación la que crea tal agente o estado concentrado, el que hace la llamada. En un ejemplo claro, un maestro o un conferenciante nos pide silencio y que le prestemos atención. En otro caso, si estamos leyendo y por el rabillo del ojo vemos que nos han lanzado algo, la atención o foco va hacia tratar de detener ese objeto. Igualmente es extrapolable a la informática. En este momento el microprocesador gestiona (centra sus procesos) en lo que estoy escribiendo. Si se diese el caso que el antivirus encontrase un virus, perdería el foco y se pondría en la ventana emergente del aviso. Igualmente una noticia o un meme de turno acapararían la atención de los procesos sociales. Volviendo a los dos lados del cerebro. Si el izquierdo acapara la atención, el hemisferio derecho sigue "procesando" el mundo en su visión amplia y flexible. Esta aparente "doblez" es por lo que podemos poner la atención en varias cosas o ser multitarea (atención dividida, igualmente extrapolable a la informática, que aparentemente trabaja en varios procesos a la vez), pero no existe tal cosa. Es tan sólo los dos hemisferios cerebrales con sus dos modos tan distintos de atender al mundo. El foco -o forma de procesar la información con el hemisferio izquierdo- siempre va estar en uno de los dos procesos, con lo cual el proceso no llega a ser óptimo. Por distintos estudios llevados a cabo se ha comprobado que el desempeño es peor durante la atención dividida. Por ese hecho se ha prohibido el poner la atención en el móvil mientras se conduce. Provoca más accidentes esa tara de la atención. De nuevo sobresale en este acto el ego de creer que somos mejores, que tenemos el control y lo hacemos mejor que la media. En informática hay dos conceptos que pueden aclarar todo esto. Trabajar en paralelo o en forma serial, viene de cuando el puerto paralelo y el serie eran para el ratón o la impresora. El serie manda los datos por un solo túnel, para tener una imagen más visual, mientras que el paralelo tenía varios túneles. El cerebro, en tanto que foco, o atención focalizada (concentrada), en realidad es serial, pero simulando ser paralelo. En ese caso es como si hubiera dos túneles, pero sólo por uno de ellos pasase información a la vez. El resultado va a ser el mismo: un solo flujo de información. Fijarse en palabras como centrado o concentrado. Si tengo una linterna y dividiese su potencia por dos, su iluminación sería menor en cada división. La cuestión es dónde va a mandar más energía (sangre, oxígeno) el sistema circulatorio, en un sistema que maneja una energía limitada (la energía del cerebro es como la de una bombilla de 60 Vatios). La hipótesis de la hipofrontalidad transitoria argumenta que todo estado alterado de la conciencia, como lo es la meditación, es dado por un corte en el riego sanguíneo al prefrontal. ¿Sabes esa sensación de euforia cuando se corre?, el sistema está mandando menos sangre al prefrontal porque mantener el equilibrio en la carrera consume muchos recursos. Se gasta en la atención visio/espacial. ¿No es paradójico que haya que cortar el riego sanguíneo al prefrontal para sentir esa alegría natural?, como ya he dicho en otros escritos (1) (2), la rumiación -el proceso del prefrontal cerrado sobre sí- resta felicidad. Por otro lado la concentración requiere de mucha energía, por eso nos fatigamos, y llegamos al estrés o al agotamiento del ego. El cerebro hace micro-pausas, en donde baja el flujo, que es medible por la capacidad de mantener la atención. Las mujeres parecen llevar ventaja en este aspecto, quizás por la atención excesiva requerida por los bebés durante los primeros meses (llevar ese proceso al juego evolutivo de cientos de miles de años de selección de las mejores madres, las que lograrían que ese niño llegase a adulto, como para portar ese cambio hasta la siguiente generación, no quedarse a cómo ha de ser en la actualidad, donde el padre tiene que compartir esa tarea). Ante este déficit, cuando se está en clase hay pequeñas lagunas, donde se puede perder el discurso de los profesores, una vez que se pierde es complicado volver a cogerlo. Si esto mismo se lleva a cabo mientras se estudia, resolverlo es fácil, volvemos al párrafo en donde nos perdimos. A esta forma de operar del foco se le llama "eje de selectividad de la atención". Es deficiente o funciona de otra manera en personas bipolares y las hiperactivas con deficiencia en la atención (bajo mi punto de vista son un tipo de apuesta que dan más prioridad a la manera de trabajar del hemisferio derecho: mirada flexible y amplia; divergente, frente a lo convergente de la concentración). Otra forma de medir la atención es por su eje de intensidad. Cuando conducimos casi todo lo hacemos de forma automática, la atención o nivel de energía del foco baja (cambio atencional). En el símil de la linterna es como si a esta se le pudiese graduar la intensidad de la iluminación. En ese sentido se divide en cuatro grados: sostenida (capacidad de tiempo para mantenerla), alerta, vigilante y focalizada o concentrada. La de alerta es más instintiva, mientras que la vigilante puede entenderse como un sucedáneo de esta primera, y en donde entra en juego el hemisferio izquierdo, sin ser una forma tan intensa como durante la concentración. De una manera u otra es similar a la división que yo hiciera arriba. El foco puede estar en tres estados y zonas. 1. Alerta (estado de peligro), en donde el foco está en el tallo cerebral y los ganglios basales, 2. el hemisferio derecho mantiene una atención amplia sostenida sobre todo lo periférico y fuera de foco (yo la llamo atención de fondo o background), y 3. la focalizada o que llamamos por lo común poner atención -o concentración- que es cuando damos ese proceso al hemisferio izquierdo, el de la palabra, el de las funciones ejecutivas (concepto que en su conjunto global y simplificándolo lo llamamos por lo común voluntad; antiguamente los profesores nos decían "pon voluntad en escuchar"). Tal mapa sigue siendo tan sólo aproximado y orientativo, lo hace la razón en su deseo de "controlar" el mundo. La evolución ha sabido jugar su papel, ya que desde el tallo cerebral tiene dos vías para llevar la información a la corteza cerebral. Tiene acceso directo al prefrontal -atención focalizada-, y una segunda ruta al cerebro medio o sistema límbico. La primera para que el prefrontal analice el mundo bajo sus parámetros "racionales" y más objetivos, y que tienda a ser más efectivo. La segunda ruta pasa por las emociones y las experiencias previas. El síndrome de estrés postraumático cierra la primera ruta, de tal forma que el paciente no es capaz de aminorar o frenar, a través del sistema ejecutivo, las emociones. Lo mismo, pero en distinto grado en las fobias y las manías. Gana la segunda ruta y el prefrontal es "incapaz" de inhibir el sistema emocional. En unos y otros casos vemos que en este modo de operar, una de las funciones más antiguas del prefrontal, era la de inhibir y frenar las señales emocionales. Por ese motivo la razón está asociada a la frialdad y alejada del "corazón". Una pequeña intrusión en el discurso; escribí al principio esa frase anterior de esta otra forma: "por esta razón está asociada a la frialdad…", pues mi cerebro uso "razón" bajo sus dos significados, colapsados en una sola palabra: "sentido" y módulo para razonar, ¡las cosas de la economía cerebral y sus paradojas!, esto lo hace el cerebro derecho, que es más metafórico, amplio y flexible. La razón evita esto, lo supervisa y lo trata como error, porque así lo dictan las normas gramaticales que están dictadas en lo social. Extrapolar este hecho a otros, no ya a nivel cognitivo, sino incluso emocionales o morales. En algún lugar del cerebro, seguramente del hemisferio derecho, todo el saber, fuera de la palabra, está colapsado y encapsulado en apenas unos centímetros cúbicos del cerebro, a ese "lugar" debe de ir la intuición para dar respuestas. Fin de la intrusión. Pequeño resumen de este párrafo. El humano lo es por este módulo focalizador, en donde además su herramienta es la palabra. Esta es "categorizadora", clasificadora, da orden al mundo a través de poner nombre a las cosas. Es a este módulo o capacidad al que llamamos agente. En principio estaba creado para verificar la información entrante, para que "decidiese" si era peligrosa o no. Para mantener la alarma o acallarla. Con el tiempo fue tomando otros papeles. Al final se tomó a sí mismo como un ente que habitaba el cerebro. La teoría bicameral nos dice que ese proceso fue lento, que al principio era como una voz o ser que nos hablaba en el interior (Dios, en la actualidad esa mente bicameral opera en los delirios, paranoias, cuando se llega a creer que alguien habla en el cerebro, como ser ajeno). Con el tiempo algunos humanos se diferenciaron y tomaron esa aparente otredad en el cerebro, como identidad, esta tendencia es la que "venció" a nivel evolutivo. Esa identidad creó el concepto de autoimagen, de autoconcepto y por lo tanto de agente en el cerebro, que a partir de entonces adquiría es estatus de yo. Yo que por lo demás heredaba todas las premisas de la vida: auto-preservarse y replicarse. Se creó la defensa del yo y todos sus entramados, que al final devinieron en sesgos y errores a la hora de hacer de "razón". Tres últimos apuntes. 1. La atención plena (mindfulness), trata de hacer que el foco no se pierda, a la vez que trata de "restaurar" esa vía de control del prefrontal frente al "rapto" de la vía emocional, como es el caso de estrés postraumático; pero en el proceso podemos perder los "puntos de vista" del hemisferio derecho y se llega al agotamiento del ego. No hay fórmulas mágicas para vivir. 2. La "teoría de la restauración de la atención" nos dice que se puede tener un mayor foco, o recuperarlo, después de estar en la naturaleza o ver fotografías sobre ella; lo que demuestra que el cerebro "ansía" su estado primitivo y natural de unión con lo natural. 3. ¿Y dónde queda la intención en este juego de malabares del foco? Intención es sinónimo de sentido, origen con una finalidad o razón. El caso de los trastornos nos muestra la deficiencia de tal concepto. El cerebro no puede querer o poner como finalidad "funcionar mal", como es el caso del estrés postraumático, las fobias y las manías. La finalidad se "pierde" por el camino. Sartre decía que la emoción es una respuesta -solución- "mágica" sobre la realidad. El pensamiento mágico es parte del lado derecho del cerebro. Piénsese por ejemplo en el protagonista de la película "Náufrago", no basta con tener un rostro delante que haga compañía, al final le hablaba en el interior y era como una persona querida de la cual se hizo doloroso separarse. Un desmayo, o un desvanecimiento, nos evade del mundo de forma "mágica". Es una regla primitiva y universal en casi todos los animales complejos. El niño se tapa los ojos y creé que los adultos ya no le ven. El cerebro casi siempre recurre a transferencias sobre dichas intenciones básicas. Llamamos intención, o la hemos reducido, simplemente a los parámetros de esa atención focalizada: cuando el cerebro deja en manos del prefrontal -o atención focalizada- qué hacer, y este enjuicia o tiene entre manos el sistema de valores prefijados por lo social o por el instinto moral. En realidad la intención ,o sentido último, se pierde en distintas rutas del cerebro y el prefrontal -razón- casi nunca sabe del verdadero sentido o intención. Valga como ejemplo que los hombres ayudamos más a las mujeres guapas, pero que si nos pidiesen una razón para ello, divagaríamos en justificaciones, cuando seguramente lo que está más en la raíz sea que queremos tener sexo con ellas. El porno radicaliza toda intención entre hombre y mujer al sexo. Nunca me ha gustado el sentido simplista y mundano que se le da al concepto de intención. Eso me convierte de facto en un cínico. Como el cerebro al ser social rechaza esta postura, todos se acomodan a esa regla simplista y vacía de la intención en matrix.
Este pequeño recorrido bien puede ser un breviario sobre la "teoría del procesamiento dual", en donde posiblemente el llamado "Sistema 1" sea eso llamado subsconsciente o hemisferio derecho, y el "Sistema 2" es lo consciente o hemisferio izquierdo. He aquí la tabla que nos facilita la Wikipedia (Boggler no permite tablas, ir a la propia entrada o a mi otra página):
Sistema 1 | Sistema 2 |
---|---|
Razonamiento inconsciente | Razonamiento consciente |
En su mayoría involuntario | Mayormente voluntario |
En su mayoría vinculado a las emociones ("sentimiento visceral") | Sobre todo desapegado de las emociones. |
Implícito | Explícito |
Automático | Revisado |
Bajo esfuerzo | Alto esfuerzo |
Gran capacidad | Pequeña capacidad |
Rápido | Lento |
Proceso predeterminado (suprimido por el Sistema 2, concentración intensa) | Inhibidor (suprimido por la mente despejadora, meditación) |
Asociación (A↔B, A igual B) | Implicación (A → B, A entonces B) (1) |
Contextualizado | Abstracción |
Dominio específico | Dominio-general |
Más subjetivo, basado en valores | Más objetivo, basado en hechos/reglas |
Evolutivamente viejo | Evolutivamente reciente |
No verbal | Vinculado al idioma |
Incluye reconocimiento, percepción, orientación. | Incluye regla siguiente, comparaciones, pesaje de opciones. |
Cognición-Modular | Inteligencia fluida |
Independiente de la memoria de trabajo | Limitado por la capacidad de la memoria de trabajo |
Intuitivo, creativo | Lógica, racional (1) |
Metafórico, figurativo | Literal, exacto |
Mas cualitativo | Mas cuantitativo |
Diseño artístico, estético. | Científico, matemático, técnico, formal (1) |
Imaginativo | Realista |
Soñador | Trabajando |
Insightful ( momentos Aha! ), Radical | Metódico, incremental |
Paralelo, Simultáneo, No lineal. | Serial, Secuencial, Lineal |
De arriba a abajo, holístico, cuadro grande | De abajo hacia arriba, Eemental, Orientado a los detalles. |
Abierto, Adaptable | Cerrado, rígido |
Integrativo y Separativo | Selectivo, Discriminativo |
Meta-reflexivo | Iterativo, recursivo |
Genera (construye y descompone) patrones, conceptos e ideas. | Manipula y utiliza patrones, conceptos e ideas. |
Funciona a través de múltiples niveles de abstracción. | Funciona dentro de un solo nivel de abstracción en un momento dado. |
Sintético ( Bloom's ) | Analítico (Bloom's) (1) |
Intuición ( Myers-Briggs ) | Pensamiento (Myers-Briggs) (1) |
Genio | Pericia |
"Cerebro derecho", "pensamiento lateral" | "Cerebro izquierdo", "pensamiento vertical" |
Red de modo predeterminado | Red de tareas positivas |
Conexionismo ( ciencia cognitiva ) | Computacionalismo (ciencia cognitiva) |
Difícil de medir con pruebas.(2) | Medido imperfectamente por pruebas de inteligencia. (2) |
La capacidad neurológica es en gran parte fija, pero se puede practicar para utilizar mejor esa capacidad. | La capacidad neurológica (CI) es en gran parte fija, pero puede estudiarse y ejercitarse para utilizar mejor esa capacidad. |
Deficiente en el autismo , posiblemente anormal en el síndrome de Asperger | Deficiente en discapacidad intelectual (retraso mental) |
Interrumpido por lesión cerebral, enfermedad mental y varias drogas. Puede ser mejorado por ciertas drogas. (En casos muy raros, el sistema 1 puede mejorarse con una lesión cerebral debido a una inhibición neural reducida). | |
Lo siguiente requiere que los sistemas 1 y 2 trabajen en concierto: juicio, evaluación (Bloom), planificación, pensamiento crítico, pensamiento estratégico, pensamiento sistemático, diseño técnico. | |
(1) El desarrollo de estas habilidades (que componen el pensamiento analítico) más allá de un nivel muy rudimentario requiere estudio y ejercicio. (2) Nota personal. En otro escrito decía que si los test para hallar la diferencias entre los sexos no "ven" las diferencias es que fallan, pues las neurociencias sí encuentran diferencias. Este hecho, de la dificultad de hacer test al hemisferio derecho, es la prueba. Como "procesadores multipropósito", hemisferio izquierdo, hombre y mujer podemos ser iguales, pero no en el hemisferio derecho. |
Volviendo arriba. La división de alfas y omegas es básica, pero es la primera bifurcación en el foco. Un omega ante una situación límite se pondrá en manos del alfa. Se ve en los hijos, en los primeros años son totalmente omegas, dependientes de las acciones de los padres (excepto casos de alfas indomables). Para el caso del omega la situación ya no es individual, es social, y ante esta situación el foco, y por ello la elección y la intención, lo toma el alfa, pues lo social, como el cerebro, es un sistema complejo con agentes: en el cerebros lo son las neuronas y en lo social las personas. Saber si se es omega o no sale ne infinidad de cosas diarias, pero no sabemos deducir que es por esta cuestión: el efecto fiesta de cóctel, situación en la cual uno oye su nombre entre la multitud, al parecer es más propio de las personas de bajo estado en la jerarquía, como si estuviesen pendiente de ser llamados por lo líderes. A partir de esa primera bifurcación ya no sé seguirle el rastro al foco en el cerebro. Sigue las rutas de nuestra evolución cerebral, por eso el núcleo es esa división de alfa y omegas, es lo más antiguo. La madre se vuelve alfa (agente, foco) siempre para su hijo, por eso su respuesta será la de salvaguardar al hijo, antes de mirar al alfa de la manada. Lo mismo para el padre, pero quizás en un menor grado. Es más antigua la unión de madre e hijo que el de la paternidad del macho.
Como no sé de esas otras rutas voy a la última. Por ingeniería inversa, quizás, se pueda seguir el rastro de todo lo intermedio. Vuelvo a tema de por qué el prefrontal ha tomado un papel tan importante. Bajo mi punto de vista, puesto que a nivel evolutivo el sistema ejecutivo fue tomando cada vez más relevancia, por el hecho que el sistema límbico se encontraba una y otra vez con atolladeros insalvables, entonces este sistema adquirió protagonismo. El nivel dos es el nivel social, casi siempre hay demasiados parámetros a tener en cuenta. Los papeles de alfa y omega se desdibujaron, pero no así el nivel jerárquico. Una de las principales premisas del sistema límbico es ganar y mantenerse en el nivel jerárquico más alto posible. Quizás aquí hubiera esa segunda bifurcación: querer o no tener un alto nivel jerárquico. Quizás ahí se empezó a distanciar mujer y hombre. La mujer está preparada para ser altamente colaborativa y comprensiva, así ha de ser con los hijos. No es de la misma forma con los hombres, que son más competitivos, son más tendentes a querer tener el mayor grado dentro de lo jerárquico. Como fuera. Lo que se deduce de estas reglas es que el prefrontal, era relevante y partía de lo jerárquico, pero en tanto que tomando el asunto desde fuera, resolviendo problemas del segundo nivel y creando hipótesis de lo que podría ser a partir de tomar una posición u otra, de tal manera que era autorreferencial. O sea, que a eso que hemos llamado foco, y que es esa tal conciencia en donde tal cosa era en tanto que lo que se traía entre manos (soluciones rápidas para cada momento: salvarse a sí mismo, salvar al hijo, seguir al líder…), en el caso de que esa zona fuera el prefrontal lo era en tanto que trabajando tan sólo con posibilidades, cerrándose sobre sí, dejando fuera la realidad, imaginándola. En ese caso el contenido de la conciencia es la propia conciencia, los problemas a nivel abstracto, desligados de la realidad (posibles futuros y posibilidades a partir de que uno haga una u otra cosa, etc.) Un segundo nivel de esta conciencia cerrada sobre sí, era el tomarse a sí misma dentro de ese contenido; a través de este nivel se llega al autoconcepto, a la autoimagen. En un eterno juego, a este nivel y a lo largo de cientos de milenios, uno creaba ideas de cómo sería uno mismo si tal o cual cosa sucediese, de tal manera que se creó una narrabilidad de uno mismo, de un yo en definitiva. De verse a sí mismo dentro de unos posibles escenarios y de ser así como actuar en cada uno. Hay un nacimiento en la prehistoria de ese yo, pero igualmente hay un nacimiento en cada bebé. El niño está "programado" para imitar, para aprender lo cultural, el humano es sobre todo cultura, información que pasa de generación en generación. Cuando un bebé mira a un adulto lo ve como un ente, como una totalidad con una intención (ser con finalidades) hacia el mundo, cuando todos sabemos de adultos que somos sobre todo duda o ausencia de certeza. De una manera u otra el niño imita totalidades, densidades de ser que aparentan no carecer de totalidad. Está programado incluso para imitar gestos que no están relacionados directamente con la acción. Si el adulto cada vez que coge el biberón se agachase, el niño creería que ese agacharse forma parte de esa totalidad del acto de coger el biberón. En ese aspecto el niño va aflorando a Ser en tanto que imitación y por lo tanto en tanto que densidad de Ser. "Gesto" que después es parte constitutiva de la conciencia, de estar atento al mundo y ser en tanto que acción. "Hay evidencia de que la imitación recíproca juega un papel constitutivo en el desarrollo temprano de un sentido implícito del yo como agente social", nos dicen en la Wikipedia. De esta manera el yo individual "nace" de la existencia de uno mismo dentro de la especularidad de las neuronas espejo, en donde el otro es a la vez el espejo de mis acciones y de mi Ser en el mundo. De cualquier forma ahí está la raíz, pero aún no aflora el yo. Este "nace" cuando el cerebro es capaz de "deshacerse" de parte de lo imitativo, cuando introduce su propia creatividad, como para crear memoria autobiográfica. O sea, los primeros dos años su cerebro es algo así como panteísta, él es unidad con los adultos, pues al ser totalmente imitación su ser es la atención e intención de esos adultos con los que ha creado la impronta. O dicho de otra forma, la "intención" de su cerebro está relegada por completo a sus neuronas espejo, pero al ser estas tan sólo en tanto que activadas desde los adultos, el "yo" de ese bebé es por completo el de los adultos, que cual dioses se les aparece como densos de ser, sin fisuras, sin la duda o la falta de certeza por medio. Como de yo carece la imagen que una persona refleja en un espejo, que es el mejor símil para tal situación. Quizás sea esa densidad de Ser la que después se "añora" ya de adulto, de la que está falto el para-sí, y en la que este se quiere volver a "cegar"; esa en la que el niño era en tanto que pura imitación, o ser espejado o puramente imitativo de una aparente densidad de ser. Quizás por eso las personas estén deseosas de pertenecer a grupos, y seguir personas a las que imitar: para anular esa doblez en que consiste la distancia entre el mundo y el yo, distancia que está habitada por la duda, por la falta de densidad, por la falta de certeza. Bajo mi punto de vista ese es el yo o agente que creemos que somos: ese ente que se cuenta historias sobre sí mismo y que no es otra cosa que autorreferencialidad. Para el caso y lo que quiero mostrar es que es una realidad falsa. Porque en muchos casos la intención o elección las hacen el nivel 1 o el 2, o las dos en conjunto. El nivel 3, durante la evolución humana, no tenía tanto peso, la ha ido ganando a lo largo de los milenios y se ha pronunciado hoy más, puesto que los medios que hemos creado cada vez son más autorreferenciales. Me desplazo de lenguaje para que se entienda mejor. El momento actual, con los medios con los que nos movemos y las pantallas, son sobre todo elementos tendentes a que ese nivel 3 se vuelva aún más autorreferencial, que para el caso es que se haya vuelto más cerrado sobre sí mismo y por lo tanto más narcisista y egotista. Ha cobrado aún más protagonismo en el cerebro. Eso no quiere decir que de repente sea el gran constructor de la vida cerebral, sino simplemente que nos hemos quedado aún más en esa superficie, en ese espejo ante el espejo. En la pura narrabilidad, en la pura “teatralidad” de la vida, en donde ya no hay distancia entre el Ser y representar un “papel”. ¿O no?

Queda tratar de averiguar cuanto es de funcional este sistema y si conlleva alguna “verdad”. En el ejemplo que puse en el escrito anterior de: “haz una pausa para reconocer el hecho de que tu ansiedad está actuando, sin juzgarte a ti mismo por ello. Hay un tipo de poder que te llega con simplemente decirte a ti mismo: ‘así es como son las cosas, no son totalmente las mejores en este momento’. Tienes un ‘huésped’ indeseado (la ansiedad) en tu casa (el cerebro)”, (fuente). Se refería a los cambios emocionales de las estaciones. Y sí tiene razón, esos cambios no son “reales”, no hay una “razón” para la ansiedad o la tendencia a la depresión durante los cambios estacionales, son tan sólo adaptaciones que está haciendo el cuerpo que afectan a la química del cerebro. ¿Pero quién crea el problema?, lo crea el nivel 3 que se autointerroga ante un estado que no reconoce, o del que no sabe deducir una “causa y efecto”, y que ante una falta de respuesta se autoengaña. O sea, que el nivel 3 se aviene y trata de solucionar un problema que el mismo crea. O dicho de otra forma, un animal más primario no se crea este tipo de dilemas, un lagarto ante un cambio estacional no “cree” tener un problema y se va a un psicólogo para que le saque de dudas, o sale de fiesta y tiende a enmascarar ese estado con drogas más o menos duras. Sólo el nivel 3 del humano cae en este tipo de errores, quizás los perros, y otros animales que puedan tener el mismo nivel de la conciencia (cuervos, delfines, loros…), pero no así el resto de animales. En otros casos el prefrontal entorpece al comportamiento del cuerpo: como un tenista dude entre dos acciones malogrará el golpe, dando ventaja al adversario. Igualmente se ha descubierto que si se bloquea el prefrontal izquierdo, con electromagnetismo transcraneal, el lado derecho encuentra soluciones que el prefrontal, bajo las premisas de sus juicios y razón, no encuentra. Extendiendo aún más todas estas ideas, las necesidades que se ha creado este nivel han vuelto aún más compleja la vida y la resolución de los problemas. Al crearse ese ente o agente que contiene una narrabilidad, una autoimagen, esto ha vuelto más compleja toda la realidad, toda posible solución, pues ahora el cerebro está impelido a que la realidad encaje con las historias que el cerebro se cuente a sí mismo, con su identidad. La razón deja de ser razón si está depositada en el mismo lugar que tiene la premisa de que la realidad se tiene que ajustar a la propia imagen. En ese proceso ya no razonamos, sino que racionalizamos, justificamos. A partir de esta idea se da un efecto dominó. Este tercer escalón era un resolutor de problemas o dilemas del segundo nivel, pero ahora el mismo crea problemas similares: ir contra la propia autoimagen o atenerse a que está errada, crea disonancia ahora a nivel cognitivo. En esa medida se crea el autoengaño, la mala fe Sartriana, por la cual uno no ve sus propios errores; este módulo está constreñido a mantener su identidad. O sea que si el primer módulo preservaba la vida, el segundo preservaba la vida de otros por delante de la nuestra (sacrificio de la madre, del líder o el héroe), el tercero preserva algo tan abstracto como la identidad, la imagen que tiene uno de sí mismo, su propia narración. En el primer nivel se atiene a lo natural más primitivo, en el segundo a lo social, en el tercero… ¿a qué?, a un irrealidad, a un fantasma en la maquinaria.
Creo que ahora está más claro el mapa que trato de mostrar. Cierto que el mapa no es el territorio, pero hacen falta los mapas para buscar soluciones a ciertos problemas. Las tres divisiones o escalones que he mostrado siguen sin ser el territorio. Un omega -estado del nivel dos- es más tendente a lo imitativo, lo que hace que sea más tendente a ser patriótico o a unirse a un grupo o incluso a una secta, que afecta a su identidad del nivel tres. El pensamiento de grupo, el sesgo de autoridad y el sesgo de favoritismo grupal afectará más a ese tipo de personas que a los alfa. Los omega crearan más racionalizaciones, más justificaciones, más autoengaño y mala fe en la medida que al crear ciertos tipos de identidades estarán más alejados de las reglas básicas que tenga un alfa. Son más sugestionables y por ello autosugestionables como para ser más tendentes a crease trastornos mentales. A crear conflictos internos, y hacia lo externo (adaptaciones), por los cuales el cerebro sólo es capaz de adaptarse creando dichos trastornos, o formas de manifestarse dichas contradicciones y luchas internas. Consecuencia, conclusión: el nivel 3 está aún más alejado de la realidad que cualquier otro módulo, bajo la insignia de crease una identidad, de ser un yo, pues tiende a crear una realidad falseada del mundo. Por otro lado es el único, por paradójico que parezca, que es capaz de reparar sus propios estropicios. Cuando hablo del insight, de la autocomprensión, me refiero a que este módulo se tiene que desprender, de esa otra de sus capacidades, para crear una autoimagen, pues esta autoimagen al final distorsiona las potencialidades de dicho módulo. No se tiene que tomar en serio (reírse de sí misma), tiene que cuestionarse de forma constante. No voy a decir que he encontrado una solución, pues esta regla en vacío no sirve de nada. La autoconciencia, en tanto que razón, tiene la capacidad de analizar la realidad de forma fría y distante. Tiene la capacidad de ser un proceso de abajo hacia arriba, ya que si una y otra vez uno “destapa” cuándo uno de sus procesos es un sesgo o una racionalización, en vez de una razón, al final crea el “hábito” de razonar de forma “correcta”. Es como un juego de músculos y articulaciones, que hay que desarrollar para al final ser un buen tenista. Pero… ¿se puede hacer tal cosa?, ¿qué se gana y qué se pierde? Desde esa razón, sin “máscaras”, uno ve toda su posible acción o racionalización como posibles posturas erradas, cuestión que es complicado de hacer, si no cae en la cuenta de que quizás haya otra motivación más debajo en todo el proceso. A la vez ese proceso lo va a hacer con los otros… ¿no es una visión cínica del mundo? ¿Qué es el humano sino su máscara? Ese juego al que todos jugamos con la condición de que nadie diga que es un juego (Diógenes, Hobbes, Schopenhauer, Nietzsche… el niño en el cuento de “el traje nuevo del emperador“). En esa nueva condición, de repente todo es una matriz, en donde uno ha tomado la pastilla roja. ¿Es eso posible o es otro autoengaño? Ahora, esta diatriba, se ha vuelto un nuevo paradigma. Las feministas creen haber tomado la pastilla roja; se cree incluso que las hermanas Wachowski crearon este concepto bajo las premisas de cuestionar al mundo binario del género. En realidad es tan antiguo como la humanidad. Ya estaba implícito en la caverna de Platón. Este se preguntaba si esa persona que había salido de la caverna se podría comunicar con los que permanecían en ella. El síndrome de Casandra nos dice lo mismo, alguien a quien los dioses la castigaron con ver el futuro, pero que a la vez la castigaron para que nadie la creyese.
Conclusiones finales. La performatividad bien tomada puede ser esa conciencia que se desprende de “papeles”, de roles, de identidades. Pero ya hemos visto en el escrito anterior que por el bien de la humanidad algunos roles no se tienen que cuestionar, e igualmente hemos de tener en cuenta que el núcleo no es modificable. ¿Y qué es cuestionable o cambiable y qué no?, cada identidad, sea más real o menos real, va a dar su opinión. El feminismo nos dice una cosa, la Iglesia y la necesidad de Dios nos dice otra. ¿Son sesgadas o no lo son? Las nuevas generaciones hacen creernos que se saben reír de sí mismos, pero es otra pantomima, es tan sólo un juego mimético (meme-tico) de mentalidades omega, que siguieron a un primer alfa. Por lo demás se ríen de cosas superficiales, y no llegan al tuétano de sus “esencias”, y no con el afán de llegar a alguna catarsis, o posición mejorada. Una vez que hemos creado un juegos de espejos, a cuál disparar para que al final quede sólo la realidad (escena de La dama de Shanghái), ¿hay algo fuera del juego de espejos? De hecho la realidad actual se puede explicar bajo el paradigma de que hemos de mantener la narrabilidad del mundo, y que el posmodernismo, en la medida que ha ido quitando máscaras, está nihilizando la realidad social; está creando el mundo y la sociedad actual. A nivel individual, personal, ni siquiera es posible. O estás fuera de la sociedad y te salvas de hacer papeles y caer en roles, o estás dentro e inevitablemente las situaciones te van a meter dentro de los juegos sociales. Esa es a la conclusión que llega una y otra vez Sartre en sus obras; en “el Diablo y el Dios” el protagonista se atiene a hacer de “malo”. Se tarda en comprender, pero al final te das cuenta que no hay nada fuera de los reflejos sociales. No importa que hoy derrumbemos este o aquel, no se hace para vivir con la verdad, sino para levantar nuevos espejos (máscaras, convenciones, reglas). En algunas ocasiones creando más y más distancia con respecto al primer nivel. La performatividad mal entendida, si pretende que no hay naturaleza, crea un espejismo aún mayor. Una identidad del tercer nivel con más pretensiones de ser Dios, de ser todopoderosa. En soledad yo puedo quedarme con el primer y el tercer nivel, pero en cuanto tengo que relacionarme ya entro de lleno en el segundo nivel. Ni siquiera la cosa cambia de si fuese el caso que viviese con alguien que tuviese mi misma forma de comprender el mundo. Dos cuerpos siempre verán el mundo desde una posición distinta, desde dos ángulos distintos. Esas diferencias acumulativas les crearán identidades, y por ello conflictos, como así les sucede a los gemelos. Vivir es hacerlo en el mundo de las sensaciones, las emociones, las pasiones, que al final nublarán cualquier mente por muy racional que se crea… ¿Qué hay detrás del humano?, más y más humano. ¿Qué detrás del espejismo que es la realidad?, más espejismo. No hay nada fuera de matrix; Neo al salir de matrix entro en otro tipo de matriz. ¿Qué hay fuera de las identidades que uno se construye?, el carácter, un ente casi tan frío y mecánico como el propio cuerpo. Allí no reside un autenticidad, aunque sí una “verdad”: que somos reacciones al medio, complejos ante un medio complejo, pero al fin y al cabo reacciones fisiológicas. Del otro lado la razón, que si uno trata de ajustarse a sus parámetros, esta tiende a parecerse más a una computadora que a un alma. Algunos filósofos o pensadores, creerán haber encontrado el pináculo de la autenticidad, de desenmascaramiento, como lo puedo parecer yo aquí, pero yo soy más humilde y realista. Sé que aquí no hay nada, puro espejismo que quizás pueda ser útil en algún momento de la vida y para algunos, pero que no sirve ni para vivir, ni para construir felicidad; ni en el individuo, ni en lo social.
El largo párrafo entre dos líneas horizontales lo añadí el día 11. Hay redundancia con los siguientes párrafos, pues no revisé el conjunto. Algún día lo arreglo.
El largo párrafo entre dos líneas horizontales lo añadí el día 11. Hay redundancia con los siguientes párrafos, pues no revisé el conjunto. Algún día lo arreglo.
Pienso que este vídeo es bastante elocuente sobre todo lo postulado en este escrito. Es el cerebro el que trabaja por sí mismo. El prefrontal, como "conciencia de" crea la ilusión de un agente o yo. Pero este desconoce todo del cerebro. En tanto que está constituido para crear una narrativa de sí mismo, cuando no sabe algo lo racionaliza. Pero creo que quizás la más simple prueba de ese hecho es que el prefrontal no "decide" olvidar esto o aquello. Cada acción en el mundo "crea" un mini-programa en el cerebro (unas conexiones dentríticas), en donde uno de sus encabezados tiene la premisa de que ha de quedar resuelto. Que no cree dolor, que no vaya contra el autoconcepto de uno mismo, que no vaya contra la homeostasis, que no cree conflictos emocionales, ni disonancias cognitivas. Si dicho mini-programa no haya una solución, el cerebro ha de tener la premisa de "olvidar"; que el módulo de evocar un recuerdo no tenga acceso a dicho "archivo"; en otros casos distorsiona el recuerdo para encaje con la narrativa de uno mismo.
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