Narcisismo e Identidad



"La conciencia es una enfermedad." Unamuno.
"Si la humanidad pierde alguna vez su narrador, habrá perdido también su infancia." El cielo sobre Berlín
"Lo único que importa es la diferencia entre valores verdaderos y valores falsos." Diogenes


    Se me hace necesario cerrar ciertos círculos abiertos desde casi el principio del libro. El tema va por dos frentes. La lectura del libro "el pasado de la mente" de Michael S. Gazzaniga, defensor de la psicología evolutiva (que realmente no va sobre el pasado); y ciertos vídeos y opinión general sobre la personalidad narcisista. En cierta forma es un remate o cierre de ideas de los escritos sobre la dimensión social e individual.  A ver si lo logro.

    Hay un dicho español (creo que lo es, no sé si es más global) que dice que "el que nace tonto, tonto muere", o el más magnánimo, pero igual de fatalista de: "el poeta nace, no se hace". O sea, que hay una corriente humana muy antigua tendente al determinismo, al hecho de que uno no cambia. El libro trata sobre "lo que es y lo que (a)parece", la cuestión de esa "a" entre paréntesis es un poco para seguir la tradición filosófica. Una cosa es el Ser y otra su aparecer. Sin la "a" la frase sigue funcionando y sería de un uso más cotidiano. En estos escritos trato de definir Ser y aparecer, realidad y máscara…, quizás naturaleza y construcción social. En uno de los escritos ponía como ejemplo la bipolaridad. Un grupo musical que salga de gira puede caer en un estado similar al bipolar. En las noches de conciertos después saldrán de fiesta. Tienen una alta dosis de dopamina y adrenalina, y en los días siguientes el cuerpo y cerebro se trata de reponer, con lo que baja su nivel de excitación por debajo de la media. En realidad es una adaptación, pero el prefrontal, el ente que nos habita e interpreta los estados emocionales, podrá llegar falsamente a que es depresión. Este estado de los cantantes y grupos no es bipolaridad, pero se parece. Altas subidas y pronunciadas caídas. Siguiendo el símil de arriba y de abajo, de los escritos precedentes, es algo que sucede desde abajo, hacia arriba. Desde el comportamiento a hacia la química cerebral. El bipolar sin embargo es de arriba hacia abajo, desde su química y módulos cerebrales "alterados", hacia el comportamiento. En definitiva: uno no se hace bipolar por estar casi permanentemente de fiesta. O como dice el refrán, el hábito no hace al monje.

    He visto vídeos sobre (contra) el narcisismo, la nueva tónica o meme de volverlos cercanos a lo psicopático, y tengo que pronunciarme sobre ello. Sostengo que el narcisismo es una seña de identidad de una tipología humana, los artistas, divergentes o los alfa, y yo he dicho o he usado el término de narcisismo para los artistas, pero hay que aclarar todo esto. Antiguamente no existía el concepto de trastorno mental. La personalidad extraña o excéntrica era parte de una idiosincrasia, de una tipología humana. En su origen griego quería decir: "temperamento peculiar, hábito del cuerpo", fijarse que ya en esa época unían temperamento con lo más físico y heredado.
Por cierto, personalidad proviene de personaje, de las máscaras que se ponían en el teatro los actores, que exageraban los rasgos, para que pudieran ser bien interpretados al verlos desde lejos. O sea, idiosincrasia era una persona que se salía de lo "normal". Esto tiene sentido a nivel evolutivo, en la típica campana estadística de Gauss, la mayoría de las personas están en ese centro, luego lo excéntrico es aquello fuera de esa distribución normal. Hoy no podemos hablar de la mayoría de los conceptos en su forma "limpia", pues todos están bañados de la moralina cristiana de los últimos dos mil años. Narcisismo es parejo a vanidad, uno de los pecados capitales. Más tarde muchos de ellos pasaron a ser parte de los trastornos mentales, entre los que se encontraba la homosexualidad. La sociedad tiende a la normalización, a restar o a minimizar en la medida de lo posible lo excéntrico, lo áspero de los caracteres. Como he dicho en otros lados, pienso que muchos de esos trastornos obedecen a tipologías humanas, que quizás tenían una "función", o guardaban algún sentido en lo evolutivo, pero que hoy en día están desubicados en los nuevos entornos sociales. Un grave error de la educación, la igualdad, y el concepto de neuroplasticidad, es que los colegios se trata a todos los niños por igual. ¿Es esto lo mejor? Bajo mi punto de vista no. Seríamos una sociedad más optima si tratásemos de averiguar si existen esas tipologías, y que cada tipología tuviese una enseñanza que pronunciase lo mejor de ellas, y tratase de acomodar de la mejor manera posible sus peores características. Por el contrario, en la sociedad, esas personalidades o idiosincrasias, son tratadas como personas normales, con el consiguiente sentimiento de inadaptación, de no terminar por comprender su lugar en el mundo. Otra paradoja más de la sociedad actual: hemos dado libertad a toda posible tendencia sexual, pero no así a esas personalidades excéntricas. Estamos ante un mundo como el plasmado en X-men, donde los mutantes han de silenciar sus "dones" o "males", y en donde la sociedad trata de normalizarlos o anularlos.

     Recientemente me he encontrado con los escritos del neurólogo Michael S. Gazzaniga. En su libro "el pasado de la mente" se hace una pregunta retórica y afirma, pues es una de las bases de la psicología evolutiva, "para qué sirve el cerebro, ante esta interrogante, la respuesta más sencilla apunta al sexo. En otras palabras, el cerebro existe para tomar decisiones capaces de potenciar el éxito reproductivo". Afirmación que yo he sostenido en todas mis arremetidas contra el feminismo, y que pudieron parecer en cada escrito como exagerado o fuera de lugar. Gazzaniga, por el tipo de escuela que sigue, dice que todo está programado en el cerebro, que es lo mismo que vengo a decir yo sobre el carácter y que este no muta. No hay tal neuroplasticidad, sino potencialidades que se aprovechan o que se quedan en desuso. Con todo hay cierta rigidez, cuestiones naturales o determinadas en nuestra especie, que son inamovibles. Llamo a que el libro sea leído, para seguir los ejemplos que expone, pues sería inútil y redundante que yo los repitiese aquí. En el escrito "cerrando el círculo sobre la autopoiesis", exponía que el artista actual, cierta tipología que en parte encajaría con esa tipología reducida a los narcisistas, era un tipo de apuesta "planeada" para montar a todas las hembras posibles, a escondidas de los alfas, y por mostrarse sagaces o muy ocurrentes. Con el paso de cientos de  miles de años fue mutando, adaptando esa tipología a cada momento de la prehistoria. Más tarde esa tipología se han quedado en eso que conocemos como los artistas o los divergentes. Quizás la manifestación más clara relacionada con las mujeres, y siguiendo esa tendencia "tramposa" hacia ser muy reproductivos, fueran los antiguos trovadores y poetas, u hoy los tunos en España, que han dado el adjetivo de tunante: "pícaro, bribón, taimado" (RAE), de nuevo cargado de moralina. Hay que hacer un paréntesis. Todo análisis que esté pasando por la cabeza del lector está sesgado de moralina y de los paradigmas sociales actuales. Yo trato de analizar esa tipología como si fuésemos unos antropólogos extraterrestres que viniesen a la tierra. De lo que se trata es de saber si tal tipología es exitosa o no a la hora de reproducirse (replicarse). De paso saber si tiene alguna "función" a nivel evolutivo. Está claro que son exitosos. Hoy en día los cantantes, y cualquier tipo de persona creativa de éxito, tiene un alto nivel de "logros" en el sexo. Recordar el caso de Mick Jagger de 4000 mujeres. Un humano medio, y siendo optimistas, rondará la veintena, si sube de eso es que es algún tipo de artista o porque tiene algún tipo de "poder". Sé que este lenguaje pone de los nervios a las feministas, pero es una realidad. Los datos y estadísticas están ahí. Mis amigas se "enrollaban" al salir de fiesta, con cierto tipos de chicos, que no tenían por qué ser la mejor persona o el más guapo, sino por el simple hecho que era un hándicap el conseguirlos. Como si al lograrlos ellas hubiesen subido de escalón. Ese escalón, hoy en día y durante la juventud, son los disc-jockeys de moda, los barman, algún famosete… Retomo el tema. Somos esos antropólogos de marte (el símil no es mío, es de Oliver Sacks, tiene un libro con ese título), y ya hemos visto que sí tienen éxito, queda por saber si hay un porqué, si la evolución tiene un "plan". Ya he dicho en otros lugares que las hembras humanas tiene una doble tendencia: elegir un tipo de macho para que permanezca e "inviertan" su tiempo y energía en la descendencia, pero con la posibilidad de tener sexo con las apuestas como los alfas o los "artistas", o sagaces o más ocurrentes. Fuerza e inteligencia. Una dualidad hacia la fidelidad y lealtad , frente a otra que apuesta por los mejores genes. En ese sentido el "artista" o esa apuesta evolutiva está "hecha" para ser un amante, no una pareja u esposo. O dicho más claramente, para follar con ellos, pero no para mantenerlos de pareja; para ser esa parte de la tendencia evolutiva de unos buenos genes. En esa condición el "artista" es tendente a estar sólo, y como ya he hecho ver, es tendente a la autopoiesis, a la autosuficiencia. Por otro lado hay que tener en cuenta que en lo humano no hay tipologías claramente diferenciadas, como se da entre las abejas, hay tendencias, una personalidad primaria que es la más relevante, frente a otra miriada de características; hay tantos tipos de artistas que reducirlos de una forma tan extrema ha sido tan sólo para hacerme entender.

    ¿Son tramposos?, a nivel evolutivo no. Las hembras saben (sabían) de "qué palo van", "aceptan" esta tipología porque su ingenio para tener sexo, es un ingenio para infinidad de otras cosas, lo que les da una alta probabilidad de unos mejores genes para su descendencia. Esta tipología está muy extendida en el reino animal, quizás donde menos en las aves. Hay pulpos que se hacen pasar por una hembra para que el macho alfa no los ataque, y en cuanto este se descuida tienen sexo con la hembra.

Unos lagartos del desierto tienen una estrategia similar, los sexos se diferencian por ciertas manchas de un color, pero la apuesta "tramposa" tiene otra coloración. Gazzaniga en su libro expone otro ejemplo, se verá que su lenguaje es similar al mío (que puede ser tildado de manera errada como machista), pues los dos tenemos y  manejamos los conceptos de la psicología evolutiva. Transcribo para ahorrarme tener que parafrasear algo tan minucioso y largo:

"Sirvan de ejemplo los hábitos espaciales del feo ratón de campo: aunque todos son de similar tamaño, se diferencian claramente por el modo como se aparean. El relato de su extravagante búsqueda de pareja ejemplifica cómo un impulso evolutivo hacia la poligamia conduce  a  la  diferenciación  de las habilidades espaciales de machos y hembras. Los machos polígamos hallan la ruta para  regresar de noche a su nido, pero las destrezas espaciales de las hembras (monógamas) son escasas. La diferencia estriba en  la  construcción  del  cerebro y en la cascada de  procesos  automáticos  que  allí se cumplen.
Esta observación se basa en un fenómeno bastante conocido: en ciertas tareas espaciales, el desempeño de los machos es mejor que el de las hembras. Esto vale para los seres humanos, las ratas y casi todo lo que hay entre unos y otras. Quienes la han estudiado aseveran que esta variedad cognitiva resulta de presiones darwinianas sobre la dinámica de la selección sexual. En general, las presiones de selección sexual no influyen, pero lo hacen cuando macho y hembra pueden potenciar el éxito reproductivo mediante conductas diferenciadas.
En el caso de los  ratones  de campo,  el asunto  se reduce a poligamia versus monogamia. La observación se ajustó a dos  clases  de  ratones:  el  de las praderas y el de boscaje. La inserción de minúsculos dispositivos telemétricos permitió medir cuán lejos del nido se aventura cada uno. El ratón de boscaje, que es monógamo,  permanece cerca de la madriguera, sin que se observe diferencia en la conducta de machos y hembras. A la inversa, los polígamos machos de las praderas recorren vastos espacios para encontrar más parejas  disponibles; las hembras no gastan energía y se  quedan  en casa. Concluido el período de celo, casi desaparece la diferencia entre machos y hembras.
Una vez establecida la desemejanza de género en las estrategias de apareamiento, se comprobó que la superior capacidad espacial del macho también se manifestaba en aprendizajes  tan  complejos como los de los laberintos de laboratorio. Lo que a primera vista parece una disparidad de destreza cognitiva solo es una habilidad surgida de las presiones selectivas destinadas a potenciar el éxito reproductivo."

    Creo que no tengo que añadir más, hay muchos de estos ejemplos entre muchas especies. Las hembras se aparean con este tipo de apuestas sin que se sientan "seducidas" o "engañadas", sino que al contrario los buscan y los esperan. Están "programadas" para esta doble elección, y esto debe de venir de muy lejos en la evolución, como para que esté en tantas especies. La sociedad actual, la evolución social y moral humana ha terminado por rechazar este tipo de apuesta de algunos tipos de hombres y forma de actuar de las mujeres, pero subsiste por muchas máscaras, convenciones y normas que le queramos poner. Quiero hacer mención al comportamiento astuto, solitario, unido a la nocturnidad del ratón de boscaje. Hoy en lo humano hay una clara división de humanos búhos y alondras, los que se sienten más despiertos por la noche, o a la primera hora de la mañana.  Por lo general los artistas son búhos. Voy a sugerir un relato, por si alguien lo quiere llevar a novela. Recientemente se ha descubierto que hubo otro homínido africano. No hay rastros fósiles, lo que lo hace aún más sugerente. Se ha descubierto en el ADN de los africanos. Se me antoja que quizás ellos fueran de ese tipo nocturno y ladino a la hora de comportarse, eran más ingeniosos, pero no formaban poblados, si no que vivían aisladamente, sin ser por ello beligerantes con los suyos. Se llegaban por las noches hasta los poblados de los otros homínidos para aparearse furtívamente con sus mujeres, ya que estaban localizadas, mientras que las de su especie no. Esto ocurrió por cientos de generaciones. Hasta que en esos poblados, sus hombres, decidieron ir a por ellos hasta aniquilarlos, llevándolos a su extinción. De su "sangre", de su apuesta, sólo quedaron sus hijos bastardos, lo cuales llevaron la "llama" (mito de Prometeo) de la creatividad y de lo que hoy conocemos como humano, a esos homínidos.


Hay unas pinturas rupestres muy antiguas en medio del Sahara (parecen muy modernos el estilo de los grabados en piedra), se piensa que esa antigua civilización, a la llegada de esa gran sequía que convirtió el antiguo bosque en desierto, migraron hacia los valles del Nilo y fundaron los Imperios Egipcios. A veces me siento como no humano. Como que todo me es demasiado ajeno: no concuerdo con el concepto de lo social, ni con los de identidad, ni con la lealtad... ¿desarraigo, daños en la infancia?, mi intuición me dice que mi tipología tuvo un origen y un porqué en la profundidad de la prehistoria. Quizás sólo hable "mi" hemisferio derecho es su deseo de explicaciones "mágicas", metafóricas y profundas. Desde que tengo memoria supe que: "la lealtad al grupo, el sacrificio por él, el odio y el desprecio por los forasteros, la hermandad interna, la crueldad hacia fuera..., todos crecen juntos", como dijo William G. Sumner, de tal manera que de "cercenar" un componente negativo, tenía que hacerlo a la vez con todos, lo que llevaba inevitablemente a la soledad.

   Con eso llego a los vídeos y la actual opinión generalizada. Si he traído a colación los conceptos del Ser y el aparecer, es que hoy en día se da una tendencia generalizada hacia el narcisismo, pero la mayoría de las personas narcisistas no lo son por herencia, sino por el estado actual de la sociedad, son simplemente aparecer. Es la misma distancia de un alfa y un falso alfa. El "verdadero" alfa actúa como un padre hacia todos (por lo general), se sacrifica por su manada (concepto de héroe, concepto del mesías, Jesucristo), pero hay mucho falso alfa que tiende a apuestas y a acciones más egoístas o psicopáticas. Con todo el artista sigue sin ser el mejor esposo o la persona más social bajo las reglas de la "normalidad", es vanidoso, egocentrista, tiende a acaparar la atención…, pero seguramente no sean tan "ruines" como los actuales narcisistas en su aparecer. Hay o se acepta un narcisismo positivo, pienso que ese es el que portan los artistas, más cercano al amor propio necesario para la autoestima (¡que lío de conceptos parejos, para algo tan simple como debe de ser el ego en su voluntad de vivir, que necesariamente implica validarse, auto-afirmarse!; quizás "voluntad de vivir"+auto-afirmarse=orgullo de sí o voluntad de poder). El narcisismo del artista es en definitiva el mirar a su obra como si se mirase a sí mismo (su espejo), pero eso le empuja y le hace obsesionarse con ella como para mejorarla de forma infinita, cuestión que no siempre es para mejor. Los marchantes y empresarios del arte (a veces el consorte), le tienen que poner límites a ese "mirarse el ombligo". Yo, sin nadie que me limite, estoy pensando en estos escritos y mejorándolos hasta que el estrés me vence, hasta que me saturo tanto que tengo que rendirme y abandonarlos. Pienso que esos vídeos y ciertas apreciaciones actuales vienen de esos narcisistas en su aparecer. La división entre ser y aparecer, entre la esencia y la máscara, y que diferencia entre las verdaderas esencias humanas y las impostadas (alfa, artista, frente a sus intrusores), quizás se resuma muy bien en esta fábula de Nietzsche, parafraseada por Iain McGilchrist (según he averiguado en discusiones de Internet, no es de Nietzsche, pero me limito a transcribirlo por si el autor tuviese algún documento que lo corroborase):

   "Había una vez un sabio maestro espiritual, que era el gobernante de un pequeño pero próspero dominio, y que era conocido por su devoción desinteresada a su pueblo. A medida que su pueblo floreció y creció en número, los límites de este pequeño dominio se extendió; y con ello la necesidad de confiar implícitamente a los emisarios que envió para garantizar la seguridad de sus partes cada vez más distantes. No era sólo que era imposible que él personalmente ordenara todo lo que necesitaba ser tratado: como sabiamente vio, necesitaba mantener su distancia y permanecer ignorante de tales preocupaciones. Así que nutrió y entrenó cuidadosamente a sus emisarios para poder confiar en ellos. Eventualmente, sin embargo, su visir más inteligente y ambicioso, el que más confió en hacer su trabajo, comenzó a verse a sí mismo como el maestro, y usó su posición para avanzar su propia riqueza e influencia. Vio la templanza y la paciencia de su amo como debilidad, no sabiduría, y en sus misiones en nombre del maestro, adoptó su manto como suyo – el emisario se depreciaba de su amo. Y así ocurrió que el maestro fue usurpado, el pueblo fue engañado, el dominio se convirtió en una tiranía; y eventualmente se derrumbó en ruinas."

    Voy al segundo tema: el libro "el pasado de la mente". Gazzaniga hace alusión a que el lado izquierdo es ante todo un intérprete de la información o las resoluciones que le entrega el cerebro, de tal forma que en esa dimensión se crea el concepto de conciencia, yo o agente en el cerebro, como ya he mencionado a lo largo del escrito. ¿Diferencias?, a lo que él llama intérprete, yo lo he tratado a veces como un supervisor de errores, función que la lleva a cabo la corteza cingulada anterior. El concepto de supervisor yo lo adopté del de verificador en lo moral de Sartre. También lo he llamado "resolutor" en la medida que tiene que terminar por tomar una decisión que parece no resolverse en el cerebro automático. Pero de una forma u otra lo he tratado bajo el aspecto de que es una función, que no está centralizada en una zona, que trata de crear una narración de sí misma, a esta capacidad la he llamado narrabilidad. Gazzaniga dice lo mismo, en unos y otros lados: "en  nuestro  interior  se  desarrolla sin pausa una narración privada", "la narración resultante nos permite creer que somos buenos, que gobernamos, que anhelamos ser mejores", "a medida que desovillamos nuestra narración, apelando a magnos sucesos para definir el esquema de nuestros recuerdos, simplemente introducimos en el relato detalles que podrían haber sido parte de la experiencia". Baste estos ejemplos, el libro está lleno de este tipo de referencias. En mi caso a veces se me hacía complicado entender qué quería decir con intérprete, pues en castellano es sinónimo del sustantivo actor, como a la vez del verbo interpretar, con la diferencia del acento. O sea, tiene que haber un nexo común e indiferenciado, ser un intérprete (actor) es hacer una interpretación (darle un sentido o intencionalidad) a algo real. El diccionario de la real academia en una de sus acepciones nos dice: "concebir, ordenar o expresar de un modo personal la realidad". Expresar es llevarlo a la acción, que a la vez encaja con la performatividad.

   Gazzaniga al final viene a decir lo mismo que yo: que aunque ilusión, Es. Es una parte más del cerebro, y que al igual que una ilusión no por conocerla la dejamos de ver, no podemos dejar de creer que somos esa identidad. La idea con la que hay que quedarse es que esa falsa o fantasmagórica identidad o agente es bastante general entre los estudiosos del cerebro y algunos filósofos. Anil Seth dice que es una alucinación, Rudolfo Llinas que es un soñar despiertos, cercano a "la vida es sueño" de Calderón de la Barca, otros autores lo tratan como un epifenómeno, una ilusión o falsa sensación, sin ponerle ningún nombre o hacer grandes teorías de un porqué. Ya en el siglo XVII Hobbes dijo que "todos los procesos mentales consisten en movimientos de materia dentro del cráneo" y David Hume: "el yo, el sujeto viviente es una ficción".. Si tantos autores coinciden, tiene que ser por algo. Tal idea viene a ser como las teorías de la mecánica cuántica: un saber científico, que en la medida que es contraintuitivo, la mayoría de las personas no terminan por aceptar o comprender. Gazzaniga es especialista en  los cerebros divididos, le seguí el rastro por el vídeo que compartí en el anterior escrito. Los cerebros divididos son una prueba de esa falsa identidad en el lado izquierdo o dominante del cerebro. Otros casos, que igualmente analiza Gazzaniga en el libro, son los pacientes de negligencia hemisférica. Quizás el caso más relevante del libro sea el de una mujer que padece de paramnesia reduplicativa (creencia ilusoria de que un lugar o ubicación se ha duplicado), la cual, contra toda lógica por haberse desplazado para ir a visitar a Gazzaniga, no dejaba de afirmar que se encontraba en su propia casa. "Esta paciente cuenta con un intérprete perfectamente sano que intenta otorgar significado a lo que ella siente o hace. A causa de  la  lesión,  la  zona del cerebro que representa lugares es hiperactiva y transmite un mensaje erróneo  acerca  de su localización. El intérprete no es mejor que la información que recibe, y en esta  oportunidad está recibiendo noticias falsas. Con todo, debe cribar las preguntas y otorgar un sentido  al  resto  de la información evidente. El resultado es que genera multitud de historias imaginarias". Es un caso extremo de justificación e interpretación que hace el "intérprete" ante la información errada que el entrega otro módulo del cerebro, "obliga" al intérprete a dar un sentido que el propio cerebro sabe que es falso. Quizás David Eagleman, en su libro "Incógnito", sea un mejor reduccionista de las ideas de Gazzaniga cuando parafraseándolo nos dice: "el hemisferio izquierdo actúa como «intérprete», observando las acciones y el comportamiento del cuerpo y asignando una narrativa coherente a esos sucesos. Y el hemisferio izquierdo actúa así incluso en cerebros normales e intactos. Los programas ocultos impulsan las acciones, y el hemisferio izquierdo crea la justificación". Como se puede ver en unos casos y otros, si este proceso se puede medio desconectar, o "funcionar" mal en algunas situaciones, es porque es un constructo entre otros del cerebro. Constructo que es "alimentado" por varios módulos, sin que esté localizado en un lugar en concreto, y en donde si uno de esos módulos falla, el sistema no se viene abajo -no es todo o nada, sino gradaciones-, pero sí es tendente al error. Para el caso son como las ruedas de más de los grandes camiones (redundancia autorreferencial cerebral), para que si sucediera que se produjera un pinchazo, el camión no perdiera la estabilidad como para volcar o descarrilarse, idea que está contemplada en la teoría de la reserva cognitiva. Yo no sostengo algo que yo haya creado, si bien le he dado más dimensionalidades que otros autores. Ese ente es una necesidad ontológica, sigue las premisas de los sistemas complejos, pues tiende a ser homeostático, autorreferencial y cuenta con la retroalimentación. Su principal presencia es dar sentido a lo que ve, a la realidad, para que el cerebro tenga la falsa sensación que tiene el control de la realidad (locus de control). En cuanto este sistema se viene abajo o se desestabiliza, se cae en la ansiedad o la depresión. En otros casos en estados de despersonalización, que pueden llevar a crisis de la personalidad o existenciales. Bajo todos estos aspectos parece un homeostato, no muy distinto del que pueda tener un aire acondicionado, por ejemplo.

Remito a otros escritos, y a tenor de no repetirme, para ver las distintas hipótesis que sostenidas por mi sobre el yo y la conciencia:
  1. Lo teleológico.
  2. Lo que no es la conciencia.
  3. El espejo que quería ser pantalla.
  4. Sobre la conciencia como atención.
  5. La vida como instante.
  6. Sobre la conciencia como atención (Addendum)
  7. El director en la sombra.
   Otro tema que toca Gazzaniga es si el humano es o no inteligente. Al parecer igualmente hay una corriente que aboga por tenerlo como "estúpido", como yo he sostenido en muchos casos. La defensa que hace Gazzaniga va en dos frentes: primero, por ser el más claro, es que si no lo fuese no tendría el "éxito" evolutivo que tiene; y el segundo teniendo en cuenta que bajo el aspecto por el que se le trata de "estúpido", es por todo lo que falla en las pruebas "artificiales" de los test. Mi punto de vista es que hemos creado una sociedad totalmente artificial, en donde todos somos "analfabetos funcionales" en una medida u otra, el propio Gazzaniga reconoce no entender la mecánica cuántica. Lo que yo sostengo es que con la inteligencia "práctica", que nos ha dado la evolución, no podemos crear una sociedad ni estable, ni generalizada para la felicidad o el bienestar. Se da por tanto una ineficacia, "inutilidad" e impotencia de la inteligencia. En esa medida hay una segunda inteligencia que emerge, la social, que es tan compleja y tan grande que nadie entiende por completo. Cada cual se puede especializar en un saber, pero con la premisa de ignorar y no comprender grandes temas. En ese sentido, si el cerebro humano apostó por el "intérprete", fue para tratar de tener el control de los conflictos emocionales y sociales. En la mayoría de los casos hace su función, sin errar demasiado. En los casos que yerre tenderá a "creerse" su propia confabulación para restar la pérdida del control y su identidad o narración. Un caso que cuenta Gazzaniga en su libro, con el que me reí mucho, fue el de alguien que decía tener el cráneo de Hitler. Cuando se le dijo que era el de un niño, afirmó que era la calavera de cuando Hitler era niño. A lo que quiero llegar es que si bien el cerebro creó ese artificio evolutivo que es la conciencia, esto no puede ocurrir así en lo social. En lo social no hay un agente que mantenga el control, que verifique. Se puede pensar que este puede ser el papel de los intelectuales: verifican crasos errores en lo social, ese es mi argumento. Pero hoy por hoy ese papel se está perdiendo, está dejando de ser oído. Se oyen a los "voceadores", a los YouTuber, a los influenciadores, que se basan más en la oratoria y sus capacidades de tener una buena voz y presencia para llegar a las masas. Máscara, exterior, que en muchos casos no tiene  interior. Antes de los medios de comunicación masivos lo que contaba era la letra, el autor y su presencia estaba ausente; hoy es lo más importante. Para resumir, que pierdo el hilo. El intérprete bajo mi punto de vista nació como último supervisor de los procesos cerebrales, buscando incoherencias, fallas, sesgos… en última instancia para unificar criterios (conflictos emocionales o sociales). Pero al final se fue más allá de sus cometidos, como para ser él mismo una fuente más de sesgos y errores de interpretación. Este módulo funcionaba para vivir con los problemas de la naturaleza para sobrevivir, pero cuando las sociedades se hicieron complejas con las grandes ciudades y nacimientos de los imperios y los reinos, su cometido se centró en todo lo "irreal" y complejo que pueda darse en las grandes ciudades, como para al final devenir en eso que conocemos hoy en día. Las sociedades se construyeron ya bajo las premisas de esa nueva dimensión de esa estructura, y que era la primacía de la identidad. Lo que para el cerebro era el yo, como narrabilidad de una identidad, para las grandes ciudades lo era el concepto de patria. Lo patrio es el "yo" o conciencia de una sociedad dada con sus mismas taras y sesgos (racismo, falsa superioridad, ombliguismo…) Con este último neologismo trato de poner un nombre al concepto individual de creernos el protagonista de nuestra propia película en lo individual, mientras que el resto de personas son actores secundarios o extras (Sonder en John Koenig); y ser el centro del mundo o el universo en las civilizaciones. En esta dimensión toda civilización cree o creyó ser el centro del mundo, así ha sido a lo largo de la historia y de la vida de las civilizaciones. Hoy ese centro es New York (EEUU).

   Volviendo al tema. La sociedad -la tan venerada y respetada civilización- ya nació con sesgos, que por lo demás nunca se han resuelto. El racismo, las banderas, las identidades nacionales, la otredad, la superioridad racial y demás secuelas de la misma raíz, siguen siendo uno de los temas más preocupantes de la actualidad. En épocas de crisis se pronuncian aún más. Entonces tenemos los equivalentes cerebrales de supervisor y yo identitario volcados en lo social. Los intelectuales y los científicos son los supervisores, en tanto que lo patrio es la identidad. En el escrito anterior ya decía que al final la conciencia deviene igualmente en disonancias cognitivas: lo mismo ocurre en lo social. Hay intelectuales que están fuera de toda identidad, pero por lo general no es así. Un caso evidente son los científicos o intelectuales que defienden la teoría creacionista, contra la evolutiva. Lo que se deduce, entonces, es que la sociedad no está creada para buscar el bien universal, aunque los intelectuales y científicos en su meollo más profundo lo pretendan. En la medida que la razón individual no puede ser puramente razón, la sociedad tampoco lo puede ser. Algunos regímenes que han pretendido serlo han acabado siendo verdaderas y horrorosas distopías (comunismos, dictaduras). De una manera u otra tanto el cerebro como la sociedad, nunca pueden llegar a una verdad universal, pues tal cosa no existe, pues todo sistema evolutivo sólo sigue una regla: lo adaptativo. ¿Cómo universalizar tal regla? Yo soy artista, mi regla no puede ser universal, en la medida que "gane" o predomine otra regla, posiblemente va a ser a costa de presionarme y constreñir partes de mi identidad, como he mostrado arriba. Lo mismo para la sociedad, los paradigmas de los Estados Unidos se propagan y vencen a costa de la identidades de otros pueblos y creencias, que se sienten oprimidas. Lo que trato de demostrar es que hay temas irresolutos. Ocurre tanto nivel cerebral, como social. La inteligencia humana no parece "servir" ni para una dimensión, ni para otra. Lo que suele entorpecer para ser una razón puramente analítica, son las emociones, pero a la vez es su única fuente "real" de una "verdad" o esencia humana. O para llegar a la última conclusión que se sigue de estas reglas: una posición "óptima" sería la de lograr desarrollar una inteligencia artificial que fuera la que nos guiara, pero con la problemática de que no tendría en cuenta nada de lo humano. Películas como "Terminator" o "Matrix" nos advierte que tal cosa no sería algo deseable, sino más bien peligroso para la existencia humana. Quizás como mejor se entienda dicho problema sea por los detalles. La película "yo robot", basada en un relato de Asimow, nos pone ante el dilema de que una inteligencia artificial optase por salvar a un adulto, frente a un niño, cuando el coche se hundía en el río. ¿Dónde están escritas ciertas reglas?, como esta de salvar a un niño a toda costa, en el ADN, en lo más antiguo, en la esencia de lo que es el ser humano. Pero tales reglas, como las de patria o identidad, no son lógicas. Tienen su valor en tanto que los son para nuestra especie. Radicalizando este problema: o nos comportamos completamente como una inteligencia artificial fría, sin esas reglas asentadas en el ADN, o como humanos y somos erráticos. Hemos apostado por lo segundo. ¿Es lo más inteligente?, posiblemente no. En los dos casos va a haber dolor para algunos individuos, un sistema inteligente en tanto que probabilístico desechará ciertos tipos de humano o conductas. Las reglas humanas tienen las mismas taras, pero al fin y al cabo entre elegir un tipo de error (terror) u otro, preferimos los nuestros. Como punto final a estas cuestiones, en lo individual la mayoría de las personas se sienten perdidas de todos los conocimientos que ignoran o no entienden. No sabemos si el mundo es el mejor de los posibles, pero apostamos a que sí, a que hay especialistas en cada tema que contestan a las preguntas difíciles, y nos ponemos en sus manos y que lo harán lo mejor posible, pues así lo quiere creer nuestro propio intérprete o narrador, por el bien de no caer en pesimismos y cinismos, y de paso creer tener el control de nuestras vidas. Ahí radica una de las premisas más antiguas humanas: se supone que se tiene que confiar en los otros, pero como el engaño es una parte más de la naturaleza, de la que no estamos fuera, se creó una retroalimentación entre los engaños sutiles, y la sutileza de detectarlos. "Los lóbulos frontales no sólo nos enseñan a traicionar, sino a confiar", dice Iain McGilchrist. Gastamos el mayor tiempo de energía cerebral social en este juego armamentístico: en confiar y tratar de que confíen en uno mismo. Si ya es complicado este juego con tus iguales, con los que son de distintas jerarquías aún son peor las cosas. La misma regla para la diferencia entre los sexos, y con la libertad sexual aún se ha caldeado más la situación. La corrupción política y de los poderosos actual nos deja en claro como es el humano en sociedad. De facto nadie sabe nada, de toda la extensión de un saber universal humano; no sabemos realmente cómo funciona el sistema, como tampoco lo sabe una hormiga, o lo sabe una neurona. No hay un plan maestro, no hay un agente mundial que ponga un orden, que dicte las reglas. Se siguen las premisas de los sistemas complejos: estos funcionan sin un agente real y único. Todas las hormigas en sus pequeñas funciones crean el hormiguero; todas las neuronas crean la sensación de un yo, de una identidad. Cada humano ha de crear la sensación de esa sociedad del bienestar y la humanidad. La base del neoliberalismo actual se basa en los conceptos de la "mano invisible" y el Laissez-faire (dejar hacer), que es la forma como tienen de actuar los sistemas complejos. ¿Dejar hacer?, si se expande el modelo americano, si ponemos una confianza ciega en ese paradigma, el mundo estaría avocado a la corporatocracia (Corporatocracy), un mundo donde habríamos puesto nuestra fe en lo números y lo estadístico, el el frío cálculo de la máquina..., apoyados por unos gobiernos adormecidos y altamente burocratizados. El colmo de esta dirección de la sociedad actual es que en China se esté creando la posibilidad de puntuar a los ciudadanos a través de sus redes sociales, para que sientan la presión del grupo. Como una nueva era en donde la letra escarlata (marcar a alguien visualmente sobre su "naturaleza") ahora es digital. En realidad no hay nada más rebelde que el total anonimato. Por el contrario hoy en día al mayoría de las personas se vuelve muy visible, muy cuantificables, mensurable, muy tendentes a crear los algoritmos. Bajo mi punto de vista eso es ignorancia, a no ser que reconozcamos tal falla y la hayamos elegido. Mi teoría más extendida de la identidad, es que es en tanto que negación, en este caso somos cierto tipo de identidad, en tanto que negamos querer ser o comportarnos como una inteligencia artificial. Somos identidad en tanto que aceptamos y asumimos el "error" humano en toda ecuación, en tanto que aceptamos los límites de nuestro tipo de inteligencia, sesgada ya en sus premisas más nucleares. La democracia es esa falsa sensación de que tenemos el control, igual de falso que lo es para el cerebro ese agente que es la conciencia o yo. En un caso y otro, el último límite al que nuestro tipo de construcción puede llegar como el más óptimo. Si se quiere algo mejor, habría que destruir todos los pilares. Hacer una construcción desde cero.

   Siempre que estoy en las últimas líneas de un escrito, trato de pensar si me dejo algo en el tintero. Casi siempre queda algo (olvido) que al final escribo en días posteriores. Remato haciendo alusión a otra cosa externa, como lo han sido los vídeos sobre el narcisismo y el libro "el pasado de la mente". En este caso en una película, la francesa "corporate" (corporación). Aunque sabemos que la inteligencia artificial es el límite al que no tenemos que llegar, las grandes empresas y los gobiernos están en manos de las estadísticas, y sus reglas para deducir "verdades", o seudo-verdades generalizadas. La teoría de juegos ponen las reglas que se han de dictar en esas corporaciones, que a decir verdad tienen más de inteligencia artificial que de humanas. ¡Atención spoiler! La película francesa, de lo más acertado en lo desértico que se ha vuelto el cine de los últimos tiempos, nos pone en la piel de una directiva de personal de una corporación. Al poco de empezar la película se suicida uno de sus empleados, ante la presión a la que se ve sometido, y como un tipo de venganza hacia los que le han llevado hasta esa situación. La trama no nos deja ver, al principio, si en la protagonista vence la frialdad de la IA y la teoría de juegos, o lo humano. Si le puede el rol que tiene que hacer como ejecutiva, o si puede la naturaleza asentada en el ADN. Algunos diálogos son claves para hacernos ver que ella está situacionada en una postura, máscara, donde no está cómoda, donde los conflictos emocionales y las disonancias cognitivas no pueden mantener la sensación de control. La película no nos muestra dicho dilemas morales o éticos desde puntos de vista religiosos, Francia ha de apostar por ser el padre de la laicidad. Tiene de fondo el dilema de si una persona, una individualidad, bajo el prisma de una racionalidad egoísta, ha de sentirse primero humana, o tan sólo una fría máquina de gestión y de accionar en el mundo. Si puede lo corporativo/social, o si puede el individuo. Al final puede lo humano, la naturaleza, aunque en el proceso pierda su prestigio y ya no vuelva a ser contratada por ninguna otra corporación. Nos plantamos ante un nuevo tipo de heroína, aquella que va contra el sistema, y las tendencias actuales hacia lo frío y calculador del número, los algoritmos y lo estadístico. Pero sólo son batallas que en el tablero de la guerra apenas si se ven o se dejan oír. Pequeñas anécdotas para contar a dos o tres amigos; nada saldrá en la prensa, nada transcenderá. El sistema corporativo y el número seguirán impasiblemente su marchas. Cambia más el hecho que cinco usuarios compren un nuevo móvil (mantenimiento del nivel de consumo) y se creen diez nuevos YouTuber (personas que entran en el sistema y que al crear nuevos contenidos elevan la primacía de Google), que lo anecdótico de esa persona que ha sentido "escrúpulos", como lo es la protagonista de la película.  

   Remato. Si en el escrito "la dimensión individual" decía que apostaba por la soledad, frente a ser una apuesta tramposa, una de esas causas es el ser artista y por lo tanto tendente a lo narcisista; hay otras trampas que soy y que no quiero que se pronuncien en sociedad. En soledad no se tiene espejos, los otros, y no ves tu imagen, o cuanto menos no tienes que estar constantemente ocultándola o poniéndole restricciones (mascaras); tampoco, para bien o para mal, se da gasto neural de buscar confianza y confiar en los otros. En uno de esos vídeos decían que los narcisistas son un espejo que no te devuelven la imagen. ¿Acaso los que no son artistas entienden o saben escuchar a los artistas? Ningún cuadro o cualquier otro tipo de arte realmente lo entiende mas que el propio artista. Yo siento que cuando hablo de mis temas igualmente no tengo un espejo delante, al final las personas se ausentan de sus cuerpos, se ponen a pensar en sus cosas. Por otro lado dicen de los narcisistas que ponen como culpable a los otros, que siempre son las víctimas. Quizás los narcisistas en su aparecer, no los artistas o divergentes y quizás artistas o divergentes que nadie ha sabido sacarles ese lado creativo y divergente, como sucede en la actualidad en el sistema educativo. Aunque habrá artistas igualmente ruines y gilipollas, pues en la mezcla de caracteres y tipologías hay de todo. Nuestro problema es que vemos más a matrix que otras personas. Somos idiosincrasias que desde que nacimos estamos fuera de la caverna, y nadie entiende la visión que plasmamos. Yo rápidamente me sentí identificado con que el sentido de agencia en el cerebro era falso. A mis quince años tuve una experiencia que me marcó como que todo era máscara, y desde entonces no me ha abandonado. Nadie quiere compartir esa visión. Los artistas sabemos qué es máscara a la menor. Somos más sensibles a cualquier pequeña señal fisiológica de disonancia en los otros, de sus máscaras. Mi hija lo ha heredado y me las detectaba a los cinco o seis años, cuando el resto de las personas no las veían. Puede que nuestra forma de ver el mundo, con cada persona o pareja con la que nos topamos, lo vean como una carga excesiva en donde a ello/as las ponemos como los errados de forma constante. Quizás es que vemos más allá o somos demasiado sensibles a los errores y contradicciones dentro de un esquema más general de la matrix. Nuestro principal módulo es el supervisor, el resolutor de problemas, el intérprete en el lenguaje de Gazzaniga. Somos un tipo de apuesta, y como toda apuesta carga con sus contradicciones y lados negativos.



  Descargar nueva revisión del mapa mental sobre la superveniencia (filosofía, sociología, psicología). Cómo usarlo (ir al final del escrito). En el mapa me encuentro con los límites cerebrales y la tendencia a la parsimonia. Al principio había pocos conceptos que manejaba y mantenía en memoria, de tal manera que me era fácil enlazarlos. Ahora mismo ya he perdido el control (más de mil conceptos, que están conectados por más de cinco mil enlaces), ya no me es tan fácil ni cómodo enlazar conceptos. Busco conceptos que contengan el mismo nombre y después verifico si tienen que ver. Pongo ideas antónimas, pues en definitiva el mundo y el cerebro es dual. En muchos casos es rutinario y me termina por aburrir, me desmotiva; empiezo a comprender que no tengo el control. Por otro lado tengo el navegador de Internet lleno de pestañas de temas pendientes de leer, y realmente empieza a agobiar demasiado: no puedo pretender leer todo, y si dejo de leerlos me quedo con la sensación de poderme perder algo realmente importante. He encontrado una gran cantidad de conceptos sobre ideas que yo he tratado. Todo parece tener un nombre, o alguna teoría. También me estoy encontrando con mucha redundancia: conceptos que son muy iguales, o lo mismo. O juego de lucha (evolutivo) entre varios nombres de varios autores sobre una misma idea o concepto. No he puesto muchos enlaces. Es un proceso muy cansino, lo hago otro día. En los dos últimos escritos no sabía que títulos ponerles. En el anterior he errado, pues "un afuera de matrix", es un tema redundante, que me deja muy abajo en la búsqueda de Google, tampoco es que me deje llevar por lo sonoro o lo propagandismo; el título presente es soso y no "dice" nada, lo quería haber llamado "cómo narices llamo llamo a este escrito", porque realmente no sabía.
Bajar libro, borro enlace en unos días, por cuestiones de copyright y las nuevas leyes europeas. Tampoco tengo claro si final tendré que borrar escritos en donde pongo textos de libros, o seccionarlos.

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