La Performatividad y los Milenial
"Lo transgresor ahora es ser conservador."
Los increibles 2
Los increibles 2
"…es artificio, la mentira necesaria que todos
necesitamos para sobrevivir." Adam Resucitado
necesitamos para sobrevivir." Adam Resucitado
"- Ahora todo es distinto.
- Aún podemos tener pensamientos propios."
Leave no trace
Leave no trace
"Nuestras cicatrices tienen la virtud de recordarnos
que el pasado fue real." Dragón Rojo (Trilogía Hannibal)
que el pasado fue real." Dragón Rojo (Trilogía Hannibal)
(Este escrito es en réplica a un vídeo en YouTube, pero que en la dirección de que no parezca un ataque personal, no lo enlazaré. Me resulta gracioso que se crean tan "performativos" y seguros, y después borren algunos comentarios que tan sólo van en la dirección de discrepar o puntualizar. Por cierto, no acepto estas clasificaciones, las dos del título o tal como las interpretó, pero la "uso" porque la persona del vídeo usaba una y otra. ¡Que manía con tratar de poner nombre a todo! No tomarse la vida muy en serio, o con humor, no tiene porqué tener un nombre: es simplemente vivir. Por lo demás este escrito tiene sentido con respecto al anterior, parece su segunda parte, pues trata el tema de los roles sociales, tema que no había tocado con anterioridad.)
Imaginemos el siguiente experimento mental. Hago malabarismo tirando bolas en el aire, primero dos, después tres… cuatro. ¿Cuántas bolas puedo llegar a mantener? Compliquemos la cosa. En cada bola hay un genio o duende que a su vez tira bolas en el aire, que a su vez tiene de nuevo otros duendes que tiran bolas. Hemos creado un sistema autorreferencial, geométrico, infinito (a propósito de autorreferencial y un posible chiste: "¿Qué es un milenial?, alguien que habla de los milenials"). ¿Qué acto he hecho yo?, qué acto está directamente vinculado a mi malabarismo. ¿Todos, sólo los primeros? Yo puedo fallar, mi fallo se daría en las bolas que yo manejo. Si un fallo se da en el tercer nivel de duendes es un fallo "suyo" y sólo repercute hacia arriba de su referencialidad, no hacia abajo. Si yo dejo caer una bola soy el "agente" directo de la caída de ese duende y hacia arriba de esa referencialidad. Este acto, el de dejar caer la bola, es una intención, donde tiene que haber habido un deseo personal y por lo tanto de una identidad y una posible volición o acto libre de dejar caer la bola. Pero, ¿quién es el que ha deseado, quién el que ha hecho el "acto libre"?
El posmodernismo, donde la performatividad es una de sus "hijas", está en la cuerda floja de dos consecuencias de sus posturas y "credos": no existe agente transfenoménico, ese que tiene un deseo, una identidad y "decide" en un acto libre, todo es acto; pero asumir tal cosa es asumir que no hay un agente en el cerebro, de tal manera que ¿todo es fenómeno?, una colección de actos, de conexiones cerebrales. O dicho de otra forma, todo el cerebro es una referencialidad al infinito de módulos que no "toman" una decisión, que no tiene una identidad y se "apasionan", pasándose la “patata caliente” de unos módulos a otros otros, de tal manera que al final se haya generado una suma y sigue, como para que se haya dado una alta probabilidad de que una opción sea mejor que otra (algo así cree que es la científica Susan Greenfield). O sea, como si de una urna se tratara, que se fuera pasando de zona en zona del cerebro, y en donde cada módulo va metido su voto sobre su "opinión o decisión", hasta que la situación y su premura abren esa urna y se hace un cuenteo de todas las posturas. Tal presunción, llevada al ejemplo de las bolas en el aire y los duendes, sería que no existe ese primer individuo que toma unas bolas y las lanza al aire. "Ellas" son la realidad y no hay manos tras de ese vuelo y tras de cada nuevo juego de bolas que genera cada bola. Esta es la presunción de fondo de la performatividad, los actos nos definen, accionar en el mundo es ser; mientras que lo performativo va más allá, pues en tanto que el habla es un acto, nos hacemos ser en el hablar, con el problema consiguiente que puesto que este habla puede ser un discurso, cada recoveco del discurso, abre nuevas posibilidades intencionales o de ser. El problema de este tipo de pensamiento o abstracción, ya llevado a lo social, sería que quién sería el culpable de cometer un crimen. Un sujeto humano es una "agente" social, que por su forma de accionar en el mundo lo altera, luego su acción sí tiene unas repercusiones sociales, luego de un modo u otro al final se "vuelve" en un agente, aunque tal "acción" la queramos haber evadido o restado del cerebro. En el acto criminal, en las leyes, de nuevo restituimos una intención o no, que proviene de un deseo o intención primera que a su vez tiene un agente que conoce, que comprende, que es consciente de ese deseo y lo deja hacer o lo acciona. Nos ponemos de frente al dilema del libro "el extranjero", en la piel del personaje de la conocida obra de Camus, en una tarde calurosa en la que "su cuerpo" mató a alguien, y en donde ante el juez, buscando este un porqué, y preguntándoselo al "agente social" que tenía delante, al que se le presupone un agente interior, este no supo decir otra cosa que si lo mató fue porque "tenía mucho calor". La respuesta más nihilista posible para un mundo de razón y de "agentes" sociales e intencionales.
¿Cómo es que no estamos cómodos ni con una postura ni con otra? Ni queremos tener un ente en el cerebro al que se le pueda llamar y que posea una identidad definida: ser un yo o carácter, ni queremos no tenerlo. Esa duda primera o posición indefinida y sin solucionar es por definición el posmodernismo. Si no hay agente puedo ser cualquier cosa, me "hago" al hacer -el habla según John L. Austin es otro modo de hacer- y toda definición que venga desde afuera, de los otros, me "mata", me aliena, me constriñe, me roba esa "libertad" constructiva; pero tampoco estamos cómodos en pensar que el cerebro es simplemente una "colección" de fenómenos que son pura acción e inmediatez, bolas en el aire sin ningunas manos..., pues en definitiva ¿quién modula una oración larga?, elige tal adjetivo frente a otro, un superlativo que realza, o un verbo ante tres posibles..., ¿quién modula este escrito que parece emanar por sí solo?. Y sí, en el escrito podemos revisar y reescribir, pero según Derrida y el deconstructivismo, la escritura es la hija bastarda del habla. "Deseamos", necesitamos comprender que somos un agente, pero que a la vez decide no tener entidad o identidad, y que se hace a cada momento, lo cual ya nos lleva a la paradoja de que sí existe realmente un agente o causa primera de toda acción, por lo menos en tanto que ese deseo de no tener identidad. Ese que lanza las primeras bolas en el juego de malabares. De otra manera, en cuestiones legales uno puede no ser el criminal, el que acuchilló, pero puede ser el autor en tanto que fue el que dio la orden o empujó a otro a cometer el crimen…, el que tiró la primera bola al aire. Esta dualidad en las creencias se ve representada ante el dilema de quién sufre un trastorno o enfermedad mental y quién hace un acto heroico o digno de mención. Por lo general cuando hay algo mal en nuestra conducta preferimos decir que es el cerebro el que nos está "funcionando mal", el que tiene el daño, al igual que los problemas de la efectividad del filtraje de líquidos y de la orina es "culpa" de los riñones; pero por el contrario si algo es de alabanza es por esa entidad que somos dentro del cerebro. E aquí un ejemplo de esta idea: "haz una pausa para reconocer el hecho de que tu ansiedad está actuando, sin juzgarte a ti mismo por ello. Hay un tipo de poder que te llega con simplemente decirte a ti mismo: 'así es como son las cosas, no son totalmente las mejores en este momento'. Tienes un 'huésped' indeseado (la ansiedad) en tu casa (el cerebro)", (fuente). No deja de ser una versión menor de la dualidad demonio/Dios, en donde todo lo malo es del demonio/cerebro y todo lo bueno de Dios/yo. Paras ser lógicos y honestos o somos sólo cerebro y una "colección" de funciones, o tenemos un yo o agente "definido" tanto para lo bueno como para lo malo.
En el mundo de las ideas nos dejamos llevar por cierto paradigma y tendemos a sobredimensionarlo, para finalmente dejarlo caer en un espacio "normalizado".(1) Fijarse que en todo se siguen las reglas de la física, el equilibrio nunca existe, tan sólo una tendencia al equilibrio, un sube y baja de una posición central. De igual forma un descubrimiento se comporta como el tirar con ímpetu una pelota contra el suelo: rebotará con fuerza las primeras veces, para finalmente perder el trabajo que se ejerció sobre ella, en donde la energía se disipa y la pelota vuelve a un estado de reposo. Por otro lado la historia es cíclica: retoma ciertas ideas bajo otros aspectos renovados, con más datos científicos y fortalecidos por otras ciencias, para al final darnos cuenta que, quizás, allí no había realmente ninguna novedad. ¿Qué diferencia existe entre el sofismo y la performatividad en su núcleo? Los sofistas eran un tipo de maestros de la filosofía griega que daban especial interés o protagonismo al discurso, a la retórica, a la palabra. ¿Resultado?, hoy sofisma quiere decir: "razón o argumento falso con apariencia de verdad" (RAE). Breve historia de tal hecho: "Sócrates" hoy encajaría perfectamente con alguien performativo y dentro de los deconstructivistas (polemizar contra todo el que se crea seguro de algo). Su saber era a través de mostrar las contradicciones de los otros, a través de los diálogos (cínico, si se piensa bien). Este modo de hacer, de operar en el mundo, fue puesto en "papel" por Platón, su discípulo, en sus obras, en donde su principal forma de filosofar eran los "diálogos". Aristóteles asentó casi todas las bases de lo que entendemos hoy por filosofía. En la "decadencia" del periodo clásico, los sofistas se centraron más en la retórica que en la filosofía, en poner especial atención en saber llevar un discurso como para "ganar", frente al saber y verdad que pudiera haber detrás, de fondo, en dichas estrategias del habla. ¿No pareciera que hoy en día estamos en esa misma época?, en donde el discurso, rodeado de un elaborada y estudiada pose de gestos y tono de voz, son lo más importante. A este proceso hemos llegado, en parte, por las ideas de la performatividad, que sobre todo sobresale en los políticos, los coach, los influencers y finalmente en los YouTuber, cada uno de ellos en una esfera y al final sobre una "clase social", si puede seguir siendo legítimo tal concepto. ¡Que paradójico, y cínico, que nos moleste en los políticos y no en otros, y nos resulte positivo si esa es nuestra postura! Lo que quiero decir, es que si lo importante es ese aparecer, ¿por qué creemos que alguien puede ser más legítimo o auténtico que otro, si lo único que vemos en ambos casos es esa máscara del discurso o de su aparecer?
Demos un paso atrás y tratemos de tomar un punto de vista más panorámico sobre todos estos temas. La performatividad es parte de la teoría del aprendizaje social, que viene a decir que si cierta persona no tiene un patrón sobre alguna cuestión, acciona en el mundo desde cero, de tal manera que ese primer patrón o forma de hacer le crea dicho patrón, que será, por lo general, su forma de operar ante dichos tipos de problemas en el futuro. ¿Cuál es el esquema de tal hecho?, que el humano se hace accionando en el mundo. O sea, que no parece haber unas manos -naturaleza, ser- que tiraran la primera bola al aire, pero una vez que la bola está en el aire se crea la "necesidad" de que exista unas manos que mantengan a la bola en el aire. Se sigue la premisa del existencialismo: hacer es Ser, que en John L. Austin, padre de la teoría performativa, se transforma en "decir es hacer", y que al final podría ser tomado en lo performativo como "decir es Ser". La teoría del aprendizaje social tiene su equivalente en el mundo de las emociones en la teoría de James Lange (teoría periférica), que viene a decir que si sonrío, se crea la emoción que es la base de tal gesto, y que es la felicidad o la alegría. La actual y arquetípica idea de que si uno se pone un bolígrafo o palo de forma trasversal en la boca, que obliga a los "músculos de la risa" a estar para arriba, ya se induce su estado emocional parejo. De igual forma esta teoría puede ser tomada como parte de una teoría aún más global llamada "cognición encarnada", en donde el verbo encarnado, aquí, no es algo místico, sino simplemente es un sinónimo de corporizado, en tanto que cuerpo. Según este paradigma el cerebro, la cognición, es siempre y ante todo reducible a algo físico y relativo al cuerpo. Por ejemplo, el habla, no la abstracción que tenemos en mente sobre el lenguaje y es la que usamos todos los días, la cognición encarnada la reduce a sus posiciones musculares: boca, labios, lengua, cuerdas bocales y pulmones, de cada fonema y sus correlatos neuronales en el cerebro.
Ahora desmontemos todo este andamiaje artificial a ver si se mantiene su construcción. En unos casos y otros la cuestión es en qué dirección fluye un comportamiento. La forma clásica es creer que es desde el cerebro, arriba, hacia el cuerpo, abajo. En las tres teorías expuestas es al revés, de abajo hacia arriba. Desde el cuerpo hacia el cerebro. Para ser realistas es de las dos formas, el caso es saber cuál es la vía "principal" y sacar conclusiones a partir de ahí. Lo que está en juego es si hay un Ser, si hay un agente, si hay una naturaleza, o sólo somos en tanto que hacer. Primero hay que poner las cosas en claro. Hay a ciertos pensadores que les "convenía" más que fuera de una forma que de otra. La performatividad y el giro performativo ha sido sustentado por personas como la teórica feminista Judith Butler, Derrida y Foucault, trio con la premisa de querer "derrocar" el concepto o los roles, según se analice, de hombre y mujer o del sexo binario. O sea, precursores de las teorías de género, que al final ha devenido en la teoría Queer. Bajo estos preceptos conviene que no haya naturaleza, que todo sea hacer. O sea, se acogieron a ideas o teorías que les "daban la razón". No hacía falta llegar a esas ideas, a desechar la naturaleza por completo, pues hay explicaciones evolutivas para la homosexualidad, que de igual forma hubiera llevado a tal colectivo a ser "aceptados" y no a ser concebidos como una "aberración", según la visión más radical y anterior sobre el concepto de qué era "natural".

Si nos remontamos a las primeras formas vivas estas eran simplemente hacer. Allí no había ser. No existían los sentidos, eran meras reacciones químicas, que son desde ese elemento que se acopla al exterior de lo vivo, hacia lo vivo, hacia su interior. Alimentarse o encontrar nutrientes o energía tienen esa dirección de abajo hacia arriba. Pero la evolución, la evolución del sistema nervioso, incluidos los sentidos, se basan en tener reglas establecidas. En un primer paso, si algo excedía de calor, el ser vivo se retiraba de esa fuente, en ese tipo de actos, reflejos, el cerebro no actúa, tan sólo el sistema nervioso, son de abajo hacia arriba. Pero a partir de poder dar varias respuestas posibles o de tener que evaluar situaciones más complejas se crearon las interneuronas, que son la base de la memoria y el aprendizaje, y dicha base crea una identidad. O sea, a un oso una flor no le "dice" nada, su ser, su esencia, es ignorarla, pero no así a una abeja. La naturaleza, o esencia de la abeja es que tiene comportamientos instintivos hacia la flor. La visión de la flor hace que su cerebro cree acciones en el mundo. De arriba hacia abajo: crear todos los procesos para que en su vuelo se dirija a la flor. En los animales sociales se crea una nueva dinámica o capa de abstracción. Se ve claramente en los suricatos, dividen tareas: unos cuidan la prole, otros recolectan comida, mientras otros están pendientes de los depredadores. Un aviso de estos últimos, a través de un sonido, sirve de "causa" para que el resto de suricatos corra y se esconda. En el proceso se les ha activado la amígdala, donde tal activación conlleva la emoción del miedo (alarma, en realidad, el hombre le ha puesto el nombre de miedo a esa "sensación" o emoción). No han visto a un depredador, pero un sonido de otro suricato ha hecho de "disparo" para el miedo. Quizás en este ejemplo la cuestión no quede muy clara. En animales gregarios, durante una estampida, nunca está en claro si hay un detonante directo para sentir miedo y correr. O sea una cebra que está distraída comiendo, de repente se percata que el resto corre y a ella se le activa la amígdala, el miedo, y se echa a correr. En situaciones como estas a veces no era por nada, sino por mero azar, quizás porque una cría se asustó, y se puso a correr por algo como un ratón, y el resto le siguió. Esta es la teoría de James Lange: se tiene miedo porque se corre. Una acción ha creado una emoción. Pero rápidamente nos damos cuenta de sus fallas. Es un tipo de reacción de abajo hacia arriba que no depende de la realidad, sino de una posible realidad. Si se afina bien, los neuróticos, que han terminado por ser una tipología humana, y una gran mayoría de trastornos, se basa en esta regla tendente al fallo, no basada en la realidad, sino en el error de no basarse en esta: en la rumiación, en las paranoias, ideas fijas, miedos infundados (fobias) y en el exceso del deseo de control (manías), etc., en donde la realidad no está o es ambigua. Lo que entra en juego en los animales sociales, al final, en las estampidas y estos tipos de actos, es la imitación, las neuronas espejos en los animales más complejos. Si alguien bosteza yo puedo no tener sueño, pero bostezo; varios bostezos consecutivos pueden hacer que me adormezca o me baje mi nivel arousal (nivel de vigilia o excitación), de nuevo el efecto de James Lange.
Qué se concluye de este breve análisis. Aunque Sartre fuera existencialista y su bandera fuera la de "hacer es ser", si se lee sus libros y sobre todo su ficción (teatro y novelas) su forma de analizar al hombre era más "determinista", en el libro "el Ser y la nada" el para-sí, la libertad siempre está constreñida por el en-sí, por el carácter, el pasado, los otros, la situación y la condición de vida de esa persona. En la obra de teatro "El diablo y Dios" su protagonista trata de comportarse de forma opuesta a su carácter: cruel y determinante, pero al final se da cuenta que al "salirse de su papel" las cosas le van peor, no sólo a él sino al resto, por lo que "vuelve" a su naturaleza, a su "papel". En un cerebro tan complejo como el humano, donde prima el aprendizaje y la neuroplasticidad, el proceso de abajo hacia arriba tiene cabida, pero sí hay una naturaleza humana, una genética, un código de patrones escritos. Bajo mi punto de vista las rayas hacen al tigre, o me atengo a la regla de la fábula de la rana y el escorpión: al final el escorpión muere ahogado por picar a la rana que le cruzaba el río, con la conclusión de que no podía evitar picarla, pues esa era su naturaleza. Esa naturaleza, además se ve reforzada por los roles sociales, roles que ya hemos visto en los suricatos. Una madre nunca puede dejar de ser madre. ¿Dónde está escrito qué es una madre?, en lo social o en la naturaleza. Es una mezcla de ambas cosas. La evolución es un sistema complejo con sus propias reglas, pero un sistema complejo, como lo es un animal social, tiene sus propias reglas. Las reglas sociales humanas se han "escrito" durante cientos de milenios. Se hace casi indistinguible qué es naturaleza y qué es sociedad, porque al final lo social repercute en la naturaleza. El siglo XX, con la performatividad, ha querido distanciarse de ciertos roles, de ciertos arquetipos, pero ¿ha sido para bien o para mal? La mujer ha "roto" con lo arquetípico femenino, de la maternidad, etc. El hombre se ha tenido que adaptar y ha suavizado (a desgana diría yo) sus roles. Todo estamento, desde el poder, a cualquier tipo de liderazgo, hasta conceptos como los de proletario o de trabajador, han suavizado sus posiciones o roles a otros más adaptados a la nueva dirección global. Lo dicho arriba, todo movimiento social tiene un primer impulso fuerte, sólo con el tiempo vuelve a su equilibrio inercial. Como ya dijera en el escrito anterior, sí tenemos un Ser, que es nuestro carácter, en el cual también incluyo los "daños" o beneficios de los primeros años de vida, como lo es y lo que hace el apego: el tipo de contacto y trato con nuestro cuidador, que suele ser la madre, y en un segundo plano el padre (o sus ausencias). Decía Sócrates que: "para un hombre que preserve su integridad, ningún daño real a largo plazo puede superarse", y usa el verbo "puede" en vez de "debe" -que es el que el cerebro "espera" en ese contexto- por su "inevitabilidad". Se dice que el psicoanálisis saca a flote los daños, otra cosa muy distinta es llegar a una cura o catarsis (síntesis, integración). En un caso u otro: una persona también es sus cicatrices. Pienso que hay varias generaciones, los milenials y la generación Z, que son "víctimas" o "ensayos" de esta percepción "nueva" o alterada de la naturaleza humana y los roles. Es posible que ese "experimento" pierda su credibilidad o puede que se incremente. No lo sé. Tampoco sé si es para bien o para mal. Demasiados factores a tener en cuenta. Un artista es dimensionalmente, en tanto que ser, más cercano a los milenials, que a los roles y arquetipos de "siempre". Son seres liminales, que en su esencia tratan de escapar de toda esencia, de todo lo dado. Están "creados" para ser rotura, por ser divergentes, para buscar nuevos posibles caminos, ante situaciones complejas. Son una "necesidad" evolutiva…, pero que toda la sociedad al completo tengan esas mismas "armas" y maneras de proceder me parece, cuanto menos, peligroso y desequilibrador.
Puede que haya ido demasiado rápido en las conclusiones del último párrafo, para quien lo haya entendido que se salte el presente. Todo animal social porta "dos naturalezas", dos potencialidades que posiblemente sean activadas a nivel de epigenética: ser social, ser individual. Esta doblez la portan más los machos pues por lo general el concepto de grupo social es a partir de las hembras y sus crías (hermanas, tías). Suelen ser los machos los que tengan que irse de su propio grupo, o bien para crear uno nuevo, o para unirse a otro que lo acepte. En ese estado liminal (existencia provisional) se tienen que valer por sí mismos. El humano porta esa dualidad. En la dimensión solitaria, como ya he descrito en otro lugar, uno se desprende de las emociones, que son básicamente para "funcionar" en grupo. No hay activación de neuronas espejo, no hay imitación (por lo menos antes de los medios de comunicación masivos, entre los que incluyo la televisión). Cuando se cuestionan los roles, cuando cuestionamos nuestra dimensión social, cuando no queremos ser reducidos a nuestra identidad de nación, o de sexo, o de nuestro trabajo, de nuestra edad, o de nuestra posición social, etc. -en un ejemplo si digo rubia, guapa y de padres ricos, todo cerebro ya se ha creado una idea de ese tipo de personalidad, de un estereotipo de mujer-, entonces estamos "renegando" de nuestra dimensión social, quedándonos en ese proceso tan sólo con el carácter y los procesos más altos del cerebro: el sistema evaluativo/ejecutivo. Esta es en la posición en la que se encuentra, en la actualidad, la sociedad del primer mundo, por lo general, puesto que la performatividad puso en jaque qué era ser mujer y por ello madre, y qué ser hombre y poder, y en donde el poderoso ya no ha de ser concebido como el explotador, puesto que todos somos susceptibles de llegar a tal posición. Bajo mi punto de vista rebelde, de artista, esa posición está bien: nunca me ha gustado que me definan, el artista es rotura, mi "alma" o esencia quiere lo mismo para los demás. Las definiciones son barrotes en la potencialidad del ser. Todo humano tiene esta misma premisa: sentir que su papel social le ahoga. En la antigüedad ese ahogo se desataba en las fiestas, sobre todo durante el carnaval, pues en el fondo son una rotura contra todo papel social, un quitarse las "máscaras". Pero lo que hace a una sociedad, lo que hace que sea parte de su naturaleza, en su dimensión social, son esos roles. Lo vemos en los suricatos, o en las abejas: la evolución ha "creado" posiciones preestablecidas para una función, para un fin, para el bien común. Si en la dirección de tratar de romper moldes o roles, a nivel individual y por deseo de cada persona, todo se difumina, entonces los roles de padres pasan por el mismo proceso. Los milenials son un "prueba y error" de una posición en donde el "papel" de los padres se ha desdibujado. Ya no tienen que ser tan rígidos, tienen que comportarse casi como amigos, no como "entes" autoritarios. En esa medida se ha roto con algo que llevaba operando desde hacía milenios. A la fuerza era parte de nuestra naturaleza, aunque fuera en la dimensión social. Se supone que un hijo crea un apego hacia la madre, de un estado totalmente protegido, que el padre amortiguaba por su dureza y rigidez, como para que sirviese de adaptación a lo hostil que es vivir en sociedad. Llegado un momento el individuo por sí mismo busca la rotura tanto del apego, como de la fuerte autoridad del padre. Salta del nido, se vuelve independiente. Lo que se está averiguando, sobre todo con las últimas generaciones y ante esa rotura de roles, es la pérdida tanto del apego como de la autoridad: el niño tiende hacia una personalidad con distintos tipos de trastornos, y entre ellos el narcisista. El apego es diádico, de dos, a falta de madre ese papel lo puede hacer el padre, pero por lo general "encaja" mejor la mujer, pues tiene la química hormonal para ello. La nueva situación en la que la madre trabaja, en alguna medida manda al traste la concentración y el tiempo de la madre para mantener un apego seguro, que equilibre la emocionalidad del niño, como para que cuando sea adulto no sea demasiado miedoso o ansioso, por ejemplo. ¿Es esta nueva actualidad la que ha "creado" la llamada generación "copo de nieve"?, la que es más susceptible a padecer la baja tolerancia al estrés y la frustración. Por otro lado los nuevos cambios de roles y las nuevas situaciones son más tendentes a crear trastornos de apego, como ansiosos-ambivalentes, ansiosos-evitativos o desorganizados, lo que manda al traste la maduración emocional y social del adulto. En la cultura occidental se está promoviendo un alto grado de diálogo y casi la total ausencia de una fuerte y rígida autoridad (padre ausente, o puesta en duda de su papel rector), lo que es susceptible de crear un tipo de personalidad con una seguridad totalmente disonante e irreal: narcisista, pues la madre sólo alagará al hijo, y después este saldrá a un mundo, con esta falsa seguridad, en donde nadie la aplaudirá nada: la adaptación cerebral le llevará a pensar que él está acertado y que lo que está equivocado es el resto del mundo. Este tipo de personalidad es el que sale a relucir en programas como "gran hermano" y otros reality show, u ahora en los YouTuber: falsas seguridades que se caen a la menor. De una manera u otra la "caída" de los roles ha creado el panorama actual, en donde cada vez hay un mayor grado de inadaptación social. He aquí la lista de la repercusión en los hijos, ante esta caída o puesta en suspensión de los roles, proporcionada por la Wikipedia:
"Los hijos de familias disfuncionales, ya sea en el momento, o a medida que crecen, también pueden:
- No tener la habilidad de ser juguetones, o infantiles, y pueden "crecer demasiado rápido"; a la inversa, pueden crecer demasiado lentamente o estar en un modo mixto (por ejemplo, comportarse bien, pero no ser capaces de cuidarse solos).
- Tienen problemas de salud mental de moderados a graves, que incluyen depresión, ansiedad, y pensamientos suicidas .
- Tienden a convertirse en adictos al tabaco, el alcohol o las drogas , especialmente si los padres o amigos han hecho lo mismo.
- Intimidan o acosan a otros, o son una víctima fácil de ellos (posiblemente tomando un papel doble en diferentes situaciones).
- Estar en negación con respecto a la gravedad de la situación de la familia.
- Tienen sentimientos encontrados de amor-odio hacia ciertos miembros de la familia.
- Convertirse en un delincuente sexual, posiblemente incluyendo pedofilia.
- Tiene dificultad para formar relaciones saludables dentro de su grupo de compañeros (generalmente debido a la timidez o un trastorno de la personalidad ).
- Pasan una cantidad excesiva de tiempo solo viendo la televisión, jugando videojuegos, navegando en Internet, escuchando música y otras actividades que carecen de interacción social en persona.
- Se sienten enojados, ansiosos, deprimidos, aislados de los demás, o no son dignos de ser amados.
- Tener un trastorno del habla (relacionado con el abuso emocional).
- Desconfía de otros o incluso puede que tenga paranoia.
- Convertirse en un delincuente juvenil y que recurra a una vida delictiva (con o sin abandonar la escuela), y posiblemente también se convierta en miembro de una pandilla .
- La lucha académica en la escuela o el rendimiento académico disminuye inesperadamente.
- Tiene baja autoestima o una pobre imagen de sí mismo, con dificultad para expresar emociones.
- Rebelde contra la autoridad de los padres o, a la inversa, defiende los valores de su familia frente a la presión de los compañeros, o incluso trata de adoptar un "terreno intermedio" imposible que no complace a nadie.
- Piensan solo en sí mismos para compensar la diferencia de su infancia (ya que aún están aprendiendo el equilibrio del amor propio ).
- Tienen poca autodisciplina cuando los padres no están presentes, como gastos compulsivos, postergar demasiado las fechas límite, etc. (consecuencias familiares desconocidas, incipientes y aparentemente laxas o evitables vs. consecuencias paternas conocidas, concretas y rígidamente impuestas).
- Encuentra un cónyuge o pareja (a menudo abusivo) a una edad temprana o huye de su hogar .
- Quedarse embarazada o ser madre de hijos ilegítimos .
- Corre el riesgo de convertirse en pobre o sin hogar, incluso si la familia ya es de por sí rica o de clase media.
- Vive un estilo de vida solitario, sin cónyuge, pareja, hijos o amigos.
- Tener comportamientos autodestructivos o potencialmente autolesionantes.
- Tienden a unirse a un culto para encontrar la aceptación que nunca tuvieron en casa, o como mínimo, tienen creencias filosóficas/religiosas diferentes de las que les enseñaron anteriormente.
- Se esfuerzan (como adultos jóvenes) por vivir lejos de los familiares en particular o de la familia en general, posiblemente pasando mucho más tiempo con la familia extendida .
- Perpetúan comportamientos disfuncionales en otras relaciones (especialmente con sus propios hijos)."
Conclusiones. Sí hay una naturaleza humana, en esta naturaleza se incluyen los roles sociales. Uno nace risueño, taciturno, iracundo, pertinaz, etc., y está más o menos preparado para ser madre, o "jefe", o artista, u orador, etc. Suele haber una correspondencia entre lo que se es y lo que se hace, ¿quién cree que alguien con algún tipo de poder pueda ser una persona cándida o ingenua?, a no ser que ese poder lo haya heredado, y aún esto: para mantenerse en el poder se tiene que carecer de esas condiciones, de ese carácter. A no ser que sea un títere que lo mantiene ahí alguien en la sombra, como fue el caso de Juana de Arco. Algunos llegan a saber y asumir sus condicionantes, mientras que otros, la mayoría, nunca lo harán. La evolución social va a la par de lo evolutivo/adaptativo de la especie. La teoría sobre la adaptación social, la teoría de James Lange y la performatividad sólo dan con verdades a medias, que hay que tomarlas con ciertas reservas. Bajo mi punto de vista somos seres duales, y esa intersepción se puede resumir a la frase de Sartre de "a esos que, alegando seriedad de espíritu o excusas deterministas, se ocultarán su libertad total, los llamaré cobardes; a los otros, que tratarán de demostrar que su existencia era necesaria, cuando la aparición del hombre sobre la tierra es mera contingencia, los llamaré cabrones…", tiene que haber un término medio, no hay que tomarse a uno mismo y a su identidad muy en serio, ni ser tan sólo un arlequín que cree carecer de identidad y es tan sólo la máscara que se ponga ese día. ¿Y dónde queda la intención?, y una posible autenticidad. No hay un sólo lugar de esta, no hay tal autenticidad. El ego, el carácter más profundo, lo instintivo, tiene una "intención", lo mamífero o emocional tiene otra, y lo racional una tercera. Los roles están en los dos últimos escalones, en lo emocional/social. La intención "nace" y sube esos tres peldaños, y dependiendo de la situación y el carácter de la persona, se "expresará" un escalón o intención, u otro. ¡Claro!, hay una primacía del núcleo, si queremos que nos amen o nos validen, esto tiene que provenir del tuétano, de lo más profundo; lugar, concepto u órgano que en el lenguaje occidental hemos llamado corazón. Ahí reside el tipo de amor de la madre, y llamamos lealtad -sin fisuras, sin dudas- a ese tipo de relación con aquellos otros que no son nuestra madre. Queremos de la misma manera ese tipo de amor profundo y que nace de las entrañas en la pareja, porque sabemos que nos va a ser leal. Igualmente llamamos auténtico a aquel que no tiene peldaños, que su intención primera no sube por escalones y sale "libre y salvaje", pero como ya dijera en el escrito anterior, hemos creado las reglas y las convenciones sociales ante el "peligro" que ese estado indómito nos pueda ser amenazante o dañino. Los escalones son y están porque se han dado en lo evolutivo/social. La paradoja, lo que se aprende con la edad, es que en muchos casos tanta emotividad, por parte del otro, es susceptible de conllevar al pensamiento sesgado, a lo obsesivo, a lo dogmático y por ello tendente a podernos hacer daño. Se restituye el "credo" en los roles, y el papel de lo racional o tercer escalón en las relaciones. Damos la razón a lo institucionalizado, al pacto social; ponemos en duda la intención del primer escalón, y llegados a cierta edad incluso del segundo escalón. Por algo se le llama la edad de la razón. Cuando algo hiere suele ser porque da en el "hueso" que es la naturaleza, el carácter de uno -que en el caso de los narcisistas se se manifiesta como "ira y herida narcisista"-, ese que no muta, en donde las heridas ya son cicatrices imposibles de disimular. Decía Platón que "el único daño que puede llegar a una persona es el daño al alma". Tatúate lo que quieras una cicatriz, pero siempre estará ahí. Yo soy mis daños de la infancia, no se superan, se convive con ellos, por medio del "insight", porque ignorarlos por completo puede fortalecerlos (ley del esfuerzo transformado), y si se puede se les ignora en la medida de lo posible, no por cobardía, sino porque no hay que "hacer leña del árbol caído", o caer en el victimismo. En definitiva, que ponerte un bolígrafo en la boca para forzar la risa y que el sistema opere de abajo hacia arriba funciona, pero eso no es realmente la felicidad. La felicidad se encuentra en las motivaciones, y estas nacen del núcleo, de la base de la construcción, del ego, del carácter. En otro caso, las actuales películas hollywodienses caen totalmente en lo performativo y están vacías de alma: todo es hacer, no hay nada de Ser, nada de contenido o profundo en sus diálogos o tramas... ¿quién las puede "amar" realmente? Por otro lado el cine "indie", en su recóndito ataque a los estereotipos y arquetipos, parece caer en el nihilismo y en representar al yo cristalizado y a las relaciones como líquidas. De una manera u otra el cine representa muy bien la actual crisis de todos estos lenguajes de la posmodernidad, y de una manera y otra las personas no se sienten satisfechos con este nuevo cine que invisibiliza todo aquello que creíamos como propio de la naturaleza humana.
Hace poco me encontré que el inglés tiene dos palabras para voluntad, una de ellas proveniente del latín, como la nuestra, pero después tienen "will", que sólo está en las lenguas germanas, como lo es el inglés. "Will" es algo entre medias de querencia (curiosamente este concepto no tiene equivalente en inglés, y usan el español), disposición o determinación, potencia, y de ahí poder y por extensión virilidad, más cercano a deseo o impulso que a razón. También más cercano a motivación que la palabra voluntad de las lenguas latinas; esto se acerca a mi idea que propone a la motivación como base de una voluntad más profunda y que esta asentada en los ganglios basales, encima de tallo cerebral, las zonas más antigua del cerebro. El concepto de "voluntad de poder" (Wille zur macht), de Nietzsche proviene de esta acepción de las lenguas germanas. De una manera u otra en ese núcleo que es el carácter está la "verdadera" voluntad, pues de la voluntad latina proviene volición o acto de elegir, que ya es razón; de esta manera tener voluntad para trabajar es elegir trabajar, manteniendo enérgicamente esa elección. Como sea, que me alargo. De lo que se trata es de trabajar con el propio carácter, fortalecer sus pilares, muros y columnas. Desde arriba hacia abajo, y no quedarse en lo externo, en enlucir las paredes y pintarlas. Lo performativo puede reducirse a la acción, a ejecutar actos. En definitiva al hacer, no realmente al Ser. El hacer modifica el cuerpo, el "alma" (núcleo), con sus daños y potencialidades en muchos casos nunca afloradas, permanece inmutable. Si algo se rebela, es que ya estaba allí, en el "alma". La cirugía estética, no es estática. La situación social actual es el contacto a distancia, en redes, a través de fotografías y vídeos, en donde es muy importante la primera impresión, eso ha llevado a lo humano al puro aparecer, al exterior. Las nuevas generaciones son víctimas y a la vez verdugos para que se mantenga tal estado del protagonismo de la superficie. Es muy posible que las ideas que presento aquí, sean más cercanas a las de Nietzsche. La razón es duda, el carácter es esa voluntad de poder, cercana a la fuerza vital. ¿Cuántas madres no habrán tenido momentos de querer tirar la toalla?, esa duda nace de la razón; Desde el instinto, de la voluntad "animal", desde ese núcleo de su carácter, es de donde al final sacan las fuerzas para continuar. Esta misma idea, la que estoy plasmando aquí, y que es posible que fuera la de Nietzsche, es la que se deduce sobre "la fuerza" de la saga de "la guerra de las galaxias". La monserga que siempre se oye es: "déjate llevar por tu instinto", en donde tal cosa quiere decir que no analice la situación desde la razón o prefrontal, sino que deje salir ese algo interior y más profundo.
Tampoco hay que dividir a los humanos a una infinidad de géneros. Siempre suele haber una preferencia principal, que es el equivalente a carácter o naturaleza, si después se tienen otras secundarias no es tan relevante como para asignarles un nuevo nombre, pues los nombres serían infinitos. Si mi preferencia principal son las mujeres, sé que ante dos opciones cogeré esta. Si después podría estar con un hermafrodita o un transexual femenino, por este orden, es lo de menos. No voy a reivindicar un género o definición para mí. Hay conceptos que sólo se dan durante la juventud y es posible que no signifiquen nada. Un ejemplo sobre el hecho que la evolución tiene sus planes es que con la madurez uno se vuelve más conservador. No es por elección, es el plan maestro de la evolución, de la autorregulación, de la tendencia al equilibrio homeostático de los sistemas complejos. Y sí milenials: os convertiréis en vuestros padres, con algunas alteraciones, pero caeréis en los tan temidos roles que tanto os parecen molestar en los otros hoy. Los adultos tienen que "servir" de freno a los jóvenes. La tendencia debería de ser que a mayor velocidad y potencia de la juventud, como hoy en día ocurre, mayor debería de ser el freno, pero la generación anterior ya era de por sí narcisista, y en muchos casos arrastrarán por siempre el complejo de Peter Pan (me incluyo), con lo cual no hacen de freno, sino que se suman a las fuerzas de las nuevas generaciones. No me puedo imaginar que si hoy ya la cosa es realmente extraña, cómo será con la generación de los hijos de los milenials. Hoy vivimos en la decadencia de la sólo-máscara, artificial, fría, ni contacto piel a piel, de una nueva época sofista, en donde lo más importante es lo performativo, la máscara que uno haya decidido adoptar para impactar o ganar dinero, el discurso, que el ser y el hacer… ¡ya sé, decir es hacer y hacer es ser!, pero no es naturaleza, es máscara. El "ser operativo (que es conmensurable) o desaparecer" de Lyotard.
(1) De forma tímida aquí y en otro escrito, comparo la evolución de los sistemas en valles y montañas, al final encontré que existe el concepto de paisajes adaptativos. Esto me "da la razón" en otro aspecto. Lo hombres, con respecto a la mujeres, tendemos a usar nuestras capacidades espaciales, de orientación tridimencional, para pensar en abstracciones, pues estuvimos mucho más tiempo, durante las cazas y las exploraciones, moviéndonos por la naturaleza.
Descargar revisión del mapa mental sobre la Superveniencia, creado con TheBrain, contiene etiqueta "performativo" sobre los temas a tener en cuanta para este escrito. Revisar en "Cerrando el círculo sobre la autopoiesis" para instalar.
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