El Yo Cristalizado





  
 "Todo lo excelente es tan difícil, como inusual." Spinoza
"La verdadera felicidad es no saber quién eres." Maniac
"El logro final de la razón es reconocer que
hay infinidad de cosas que lo superan
." Pascal
"Existe tanta diferencia entre nosotros y
nosotros como entre nosotros y los demás.
" Michel de Montaigne



   Un concepto nuevo que me he encontrado, en mi eterno divagar por la Wikipedia, ha sido el del “yo cristalizado“… ¿qué es?, es legítimo o es otra vuelta de rosca del posmodernismo. El concepto nace de la incapacidad de poder definir qué es identidad. Cada ciencia le da una definición, está es tratada de forma muy distinta en la sociología que en la psicología o en la filosofía, y dentro de la psicología cada escuela da su propia visión. El conexionismo nos dirá una cosa, la psicología evolutiva otra, la cognitiva una distinta, el psicoanálisis se distancia del resto, y así sin fin. El propio constructivismo tiene su propia noción de identidad. Esta neblinosidad del ser ya nos lo hacía ver Marcel Proust cuando nos recuerda que "...ni siquiera desde el punto de vista de las cosas más insignificantes de la vida somos los hombres un todo materialmente constituido, idéntico para todos, y del que cualquiera puede enterarse como de un pliego de condiciones o de un testamento; no, nuestra personalidad social es una creación del pensamiento de los demás. Y hasta ese acto tan sencillo que llamamos “ver a una persona conocida” es, en parte, un acto intelectual". A nivel de calle, en los social, ocurre otro tanto, y lo que más sobresale es el hecho de hablar de autenticidad y máscara, de yo real, frente a un yo falso. Yo mismo hago esta distinción, si bien no la he formalizado muy extensamente. Bajo mi punto de vista nacemos con un temperamento o carácter, ese sería el real, y posteriormente la sociedad (momento histórico y lugar de nacimiento), las vivencias y uno mismo “reconstruye” ese temperamento creando una personalidad. Pero la personalidad, bajo mi punto de vista, es como un corsé que tiene como premisa mantener a raya lo liminal de uno mismo, similar al concepto de máscara de personaje. Una premisa (base, forma, esencia) humana, y la de cualquier animal social, es la de ser aceptado. Uno ha de limar las asperezas de su temperamento para encajar en aquello que es lo aceptado en lo social. Es contradictorio, y falso, el lenguaje de la calle cuando se dice que uno ha  de “ser uno mismo”, pues ¿quién quiere que un psicópata o un pedófilo sea él mismo? El “sé tú mismo”, el neblinoso y escurridizo concepto de autenticidad,  es una “verdad” que funciona por lo general, pero que falla y no se puede tener como norma general. En ese sentido las normas y las convenciones sociales, la educación, lima esos posibles comportamientos y actitudes (partes del carácter) que van en contra de dichas normas y convenciones. El carácter sale en las situaciones de crisis, de supervivencia, en donde las normas sociales han quedado rotas o tienen fisuras. No llegamos a conocer a alguien hasta que no se llega a una de esas situaciones de crisis. Antes de esa situación vemos su personalidad, su carácter encorsetado o enmascarado.
   En ese sentido hay que diferenciar dos tipos de máscaras: 1. esa que he mostrado en el párrafo anterior y que es de desear en lo social, y que se define en la película “mejor imposible”, en la arquetípica frase de “tú haces que quiera ser mejor persona”; 2. aquella otra que intencionadamente usamos para engañar y obtener un beneficio propio y egoísta. Por lo general cuando la gente habla de yo real y yo falso se refiere a esta segunda opción. ¿No es todo demasiado confuso?, ¿cómo distinguir lo primero de lo segundo?, pues llegado el caso que se dé una crisis saldrá el yo real, que como puede tender a sobrevivir y auto-preservarse, va a ir en contra de los otros, de tal manera que puede ser considerado egoísta, y con la consecuencia de que lo vamos a tratar de falso en su anterior postura o pose. Eso es lo que suele suceder en los conflictos de pareja, y por eso se suelen odiar cuando se separan, posición que por lo general no se suele restituir. Es como si una vez que se hubiera “descubierto” ese ser real, ya fuese imposible aceptarlo cuando se pone esa máscara que hemos de ponernos, según las conclusiones del párrafo anterior. Lo que se concluye es que sólo aceptamos a aquellas personas que por su tipo de carácter dulce, suave y “bueno”, no tienden durante las crisis a ser egoístas, pues en definitiva no es aquello que son. “Amamos” las almas cándidas y buenas por naturaleza, la niñez por extensión, que por lo demás son una minoría, pues no es la mejor apuesta evolutiva. Desarrollemos esto brevemente: si estas personas durante las crisis pueden ser más proclives al sacrificio, es más probable que mueran y no se reproduzcan, luego su tipo de apuesta no es la que va a ser la más general en lo evolutivo/humano, se mantiene en una baja proporción. Primera conclusión: lo evolutivo humano tiende a lo “vulgar”, no a lo excelso, a las posiciones algo tramposas, pero no lo suficiente como para ser rechazados en sociedad.
    A veces damos algo tan por sentado, que no lo vemos. Realmente no entendemos qué es y qué quiere decir sociedad. Como ya dijera en el escrito “Limerencia y autopoiesis“, en cuanto se dio la primera mutación en los primero seres vivos, se dio la dualidad identidad y otredad. En la vida hay cuatro tipos de divisiones con lo otro: 1. indiferente, una cebra y un ratón de la sabana tienen este tipo de relación; 2. simbiosis (mutualismo), por medio del cual dos especies “cooperan” de alguna forma, en donde la acción del uno (egoísta) beneficia al otro; 3. identidad, es en esta donde nace el concepto de sociedad, en donde una misma identidad conlleva la cooperación; 4. otredad, como la que se suelde dar entre depredador y presa. La identidad no implica sociabilidad, es un nuevo grado que emergió del de identidad tendente a la cooperación para el “bien común“. En esa medida es una postura “superior” (no mejor, sino más compleja) entre la otredad que es el individualismo, una parte de los depredadores son solitarios, individualistas; y la simbiosis, la cooperación egoísta, pero que beneficia a las dos partes. Cualquier animal social tiene los dos tipos de apuestas, y “elige” la cooperativa o la egoísta en situaciones de crisis dependiendo de su genética, en definitiva de su carácter. Hay madres -del reino animal- que se sacrificarán por su descendencia ante un depredador, y otras que no. Incluso en una misma especie se dan las dos tendencias. La evolución no “usa” la ética o ninguna “razón” o lógica, valida aquello que sobrevive. Si la madre se sacrifica puede que esa cría tenga esa misma apuesta evolutiva, pero también puede que ninguna otra hembra la acoja, de tal manera que muera y no tenga descendencia. Cuanto más complejo sea un cerebro en el reino animal, barajará más posibilidades. Animales como los elefantes o los primates pueden “adoptar” a esas crías huérfanas, luego la apuesta de sus madres se mantienen.
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  Creemos otra capa de abstracción o complejidad a todo el asunto. La vida, en su definición más elemental, es traspaso de información, autorreplicación. Con el sexo la replicación dejaba de ser autorreplicación a favor de tener más información, por la combinación de los genes de los dos padres. La información entre dos entidades se llama comunicación. Los animales simbióticos tienen un “lenguaje” para comunicarse, tan complejo como el que pueda ser el de las flores para sus insectos y aves polinizadoras. Y lenguaje y comunicación hace falta igualmente entre los animales sociales. A lo que quiero llegar es que las convenciones y las normas humanas hacen ese papel de comunicación -de pegamento- con la finalidad de llegar a estados simbióticos o cooperativos, que de nuevo nos lleva a la conclusión del primer párrafo: que la máscara o ser educados es “necesario” en lo social. ¿Por qué no nos satisface nada de nada esta conclusión?, a mí no desde luego. He tendido a la soledad, al individualismo, pero es una apuesta arriesgada, más proclive a ser fallida. Volviendo a las premisas halladas, que me pierdo: 1. la información fluye en lo social, las convenciones sociales cambian de país a país, y de década a década; 2. uno ha de leer ese flujo de información para “adaptar” su carácter a esos nuevos datos; 3. hay distintos medios en donde uno se proyecta: unas y otras redes sociales, el trabajo, con la familia, con los hijos, con las amistades…; 4. se “adapta” a ese nuevo flujo y en cada uno de los fluidos. A ese todo de leer información y adaptarse, en un mundo tan cambiante, de tal manera que no se pueda hablar de yo real, frente a un yo falso, es a lo que ahora se llama “yo cristalizado“. Tal concepto se me parece al de la película “la cosa“, en donde encuentran un “algo” tan extraño y fuera de todo posible concepto familiar, que no les queda otro remedio que llamarlo “cosa”, objeto indefinido. Esto es, como no podemos definir qué es identidad, y como no podemos definirla sin dualizarla en un yo real, frente al yo falso, pues seríamos proclives de entrar en ese mismo rango o etiqueta, entonces salimos del paso llamándolo “yo cristalizado”. Bajo el punto de vista de este concepto es cristalizado, porque al igual que un cristal crea caras o facetas que al estar dirigidas en distintas direcciones, reflejan distintos aspectos de la realidad, siendo este -el cristal– la suma de todas sus facetas y reflejos. Es curioso que se haya usado este símil, pues yo ya lo había utilizado alguna vez. Por otro lado tiene la curiosidad de denotar que el cristal es trasparente, no es en tanto que realidad, tan sólo es en la medida que refleja algo, cuestión que yo he defendido una y otra vez al decir que uno es en tanto que negación, en tanto que siendo aquello que no es. El cristal no es lo que refleja, pero los reflejos facetados son los que nos hacen ver que es, que está ahí, pues si no tuviese la capacidad de reflejar y fuese totalmente transparente, no se vería.
  No quiero alargarme, creo que la idea está clara. Una última reflexión (que viene de reflejo) es que si uno es la suma de esas caras, y es en tanto que la lectura de lo que es la sociedad, aquí nos encontramos con la paradoja que la sociedad es la suma de todo los reflejos de los yos cristalizados, pero que a la vez es esa imagen global de la sociedad la única que es capaz de leer y reflejar cada yo. Hay claramente una retroalimentación. Yo en soledad no reflejo nada (¡bueno, sí, en estos escritos!), pero el resto de humanos son lectura y escritura de lo que es o ha de ser la sociedad. Está claro que en todos estos patrones juegan los mismos que en la evolución y por lo tanto en todo sistema complejo. Cuando a través del sexo se perdió la autorreplicación, la evolución creó la mímesis como un tipo de sucedáneo de esta.
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  Aquello que no era instinto, (escrito en el ADN, como lo es el carácter) tenía que ser a través de la imitación; que de groso modo es la lectura del grupo para adaptarse a una media o norma social. Todo bebé es pura imitación durante sus primeros años. El humano es más imitativo que otros animales, esto nos dice la Wikipedia: "en un estudio que comparó niños humanos y chimpancés jóvenes, se demostró que, cuando se les da una demostración sobre cómo recuperar una recompensa de una caja, los chimpancés copian el comportamiento relevante, mientras ignoran el comportamiento irrelevante, para resolver la tarea. Mientras tanto, los niños humanos imitarán fielmente el comportamiento relevante e irrelevante para resolver la misma tarea". ¿Porqué?, si se supone que la curiosidad humana es aperturista y debería ser menos imitativa. Es muy posible que sea por el lenguaje, este no deja de ser al final mas que movimiento muscular y por lo tanto imitación. Más teniendo en cuenta que es posible que provenga de un lenguaje de las manos y los gestos. En ese remoto tiempo habría que ser muy preciso a la hora de saber crear los movimientos para nombrar algunas cosas, con respecto a otras. Ahí tenemos en la actualidad a la hora de traducir una canción de otra lengua. En las entonaciones, y con la música tapando las palabras, a veces se nos hace indistinguible qué dice el cantante, a veces dudamos entre dos o tres palabras posibles, pues al ser poéticas no son tan contextuales. Por otro lado, nada más complicado que hacer ciertos fonemas de ciertos lenguajes siendo adultos, esa dificultad de aprenderlos (imitarlos), como la "rr" española, crea los acentos de los hablantes de otras lenguas. El lenguaje es muy cerrado, hay que imitarlo, reproducirlo, a la perfección. De alguna manera la evolución en ese aspecto fue un todo o nada, si había que imitar a la perfección unos gestos como lo eran los del lenguaje, ese aspecto promovió que la imitación "perfecta" o total era la que se implementase en nuestra especie. Algo como los bostezos o las risas nos son contagiosas porque antes que cualquier otra cosas somos seres miméticos. Fijarse que norma y normal tienen el mismo origen. Ser una persona normal es ser una persona que sigue las normas. O dicho de otra manera, que es más mimético, que está más preparado para “leer” lo ambiental, a los otros, y adaptarse o moldearse a esa normalización. Esa “adaptación” mimética de la lectura de lo más “escrito”, a la información más redundante y por lo tanto más tendente a ser lo autorreplicador, es lo que en los sistemas complejos evolutivos se llama estigmergia (stigmergy).
Safari_antsEl ejemplo más claro son los caminos trazados por las hormigas, donde cuanto más hormigas vayan por un mismo camino dejan una mayor marca química de lectura para el resto de las hormigas. ¿Cuál es nuestro equivalente a esa marca química?, el meme (mímesis). Aunque sea un nombre y concepto nuevo es algo, que como hemos visto, estaba “previsto” dentro de los patrones de los sistemas complejos. Los memes que han sobrevivido a lo largo de la historia son los que ahora llamamos refranes y frases hechas; y de otro modo las convenciones más inmutables y permanentes que se transmiten por educación en una cultura, como saludar y despedirse, no mirar descaradamente a una persona, etc.
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  Última reflexión. ¿Dónde queda la libertad dentro de este juego de espejos?, dónde la razón, la lógica y la “verdad”. Al parecer lo más importante es lo social: uno no elige el bien, elige aquello que está estipulado que es el bien en una sociedad dada; hoy se pone de moda (otra forma de llamar al meme) la defensa de los animales domésticos, cosa impensable hace cinco siglos, pues eran nuestro principal “elemento” de generar energía. Si hoy decimos que lo importante es el individuo y que si mira por sí mismo eso repercutirá en el bien común (egoísmo racional), que es la esencia del neoliberalismo, del capitalismo, eso es lo que reflejarán esos yos cristalizados que son las personas en sociedad. Pero ¿realmente ese paradigma es “verdad” y lo más “lógico”?; lo que quiero decir es que si todos somos tan sólo reflejos, entonces si de repente la normalización, el estándar o el paradigma actual yerra, todos erramos, todos reflejamos una sociedad del malestar. ¿No debería la evolución social auto-organizarse, en tanto que sistema complejo?, ¿”corregirse” hacia una media estándar más “correcta”? Un sistema complejo es tendente a poseer un alto grado de desequilibrio, de estar por debajo o por encima de su fase, sin que este permute a un nuevo estado. O sea, la media de temperatura ambiental, que en estas fechas fluctúa a 12 grados por la noche y 32 por el día, la suple nuestro cuerpo en su tendencia al equilibrio, a la homeostasis, hacia los 37 grados internos. Lo social es igual, es otro sistema complejo que tiene sus propios mecanismos tendentes a la estabilidad. Lo peor es que el cuerpo, en estados extremos de bajas temperaturas, deja de llevar sangre a las zonas que son más tendentes a que se pierda la temperatura interna: los dedos, las narices, las orejas, con las consiguientes muertes de esos apéndices. Conclusión, que hay un alto número de humanos que son como esos apéndices: prescindibles por el “bien” del sistema. ¿Cuántas partes (número de humanos) de lo social son prescindibles como para poner en riesgo el paradigma actual?, ese es el frío cálculo que hace cualquier sistema complejo evolutivo, ese es el cálculo que en algún lugar no legible y comunicable hace el paradigma actual. ¿Realmente creemos que el paradigma actual es el mejor?, ¿no está nuestro cerebro y sistema social lo suficientemente preparado o ser lo suficientemente inteligente para crear un sistema mejor?, ¿un sistema en donde nadie sea “nariz” o “dedos”?, prescindibles. ¿O será que nunca podremos llegar a “gobernar” ningún sistema complejo, por no tener esa capacidad mental…?, decía Edmund Burke que "la sociedad es tan grande y compleja que una sola mente no puede contenerla y entenderla"..., y de ser así, ¿realmente podemos autoproclamarnos libres, o somos simples engranajes de sistemas que no por comprenderlos los podemos manejar?
   Sea como sea yo sólo sé una cosa: que soy una mierda de célula de la oreja, como le sucede a un gran número de humanos, que a la menor en la que la estabilidad caiga, morirá.



   Actualizado mapa mental sobre la "superveniencia", en el cual añadí una nueva etiqueta "sincronización", del que parte este escrito (me podría haber extendido, pero he preferido ser corto y conciso); y nuevo mapa mental sobre los sistemas complejos; mapa mental más sencillo y mejor estructurado, basado en el que tengo vinculado en mi escrito sobre los sistemas complejos, en donde se puede bajar la gráfica que está de fondo en este. Si se han hecho cambios personales en el primero, que ya compartí, cambiarle de nombre antes de importar este nuevo, para mantener las dos versiones, sino puede que sobrescriba uno a otro. Hacer una copia de seguridad del vuestro, de haber hecho cambios, por si acaso. Ir a escrito anterior para bajar programa y leer instrucciones (ese otro enlace del escrito anterior lo borraré en unos días).

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