Aviso (Rotura con el Escrito)




"Todas las religiones, casi todas las filosofías, una parte de la ciencia,
atestiguan el incansable, heroico esfuerzo de la
humanidad negando desesperadamente su propia contingencia."
Jacques Monod



¿Por qué adelantarme a escribir una introducción al libro “lo que es y lo que (a)parece”?
   Tal libro no es muy legítimo. Escribía en un blog, y un día decidí titular así a los siguientes escritos. El empezar por uno y no por otro anterior era aleatorio. Seguía una línea argumental, la cual el primer capítulo heredaba. Para que se entienda lo que quiero decir, es como si estuviese hablando y de repente, en el minuto veinte, decidiese que a partir de ese momento estuviera hablando de algo en concreto y nuevo, cuando tan sólo era un corte artificial, una toma de respiración, si se quiere. A lo largo de esos escritos me puse una meta: explicar qué era a eso a lo que se llama actitud. De ahí la importancia del título: constantemente nos topamos con el ser y el aparecer, trataba de determinar si era posible la actitud, cómo y porqué, a partir de diferenciar qué somos y creemos ser. Entre medias interactuaba con las redes sociales, y con libros y series, de tal forma que me ocupaba de esos temas incluyéndolos en los artículos. Al finalizar de explicar qué era la actitud en la actualidad, bajo un punto de vista personal, dejé un largo tiempo de escribir, con la pretensión de acabar con un último escrito más lírico y emocional; pero tal escrito no llegó, porque ya no soy de conectar con ese aspecto de mi/la realidad. Por lo que seguí escribiendo, ahora sin rumbo. El “rumbo” salía de cada escrito, de la imperiosa necesidad de explicar o profundizar más aquí y allá. Después de parecer estar llegando a algunos “resultados”, a algunas explicaciones plausibles, de repente decidí dejar de escribir. Finalmente comprendí que no había casi novedad en mis escritos, que todo estaba ya dicho, sobre todo al encontrarme con el escrito de Ted Kaczynski, y por qué el intelectual parece estar de más en el panorama actual, en donde hay una excesiva proliferación cancerígena de opiniones. Aún con todo había logrado perfilar ciertas ideas, bajo el prisma de los descubrimientos provenientes de la ciencia, con lo cual quería dar formato de libro a todos los escritos.
   Gran error o cuanto menos problemático. Mis últimos escritos e ideas me obligaban a revisar todos los escritos, ahora bajo esos puntos de vistas finales (teleológicamente), con la paradoja de qué decir o no decir para no adelantarme a esas ideas de los últimos escritos. Por lo demás, al revisar me vi en la obligación de intercalar algunos conceptos en nuevos escritos, que a la vez me llevaron a investigar sobre esos nuevos aspectos. Al final me topé con dos autores y libros: Viktor Frankl y su libro “En el principio era el sentido”; y su opuesto, Jacques Monod y su libro “El azar y la necesidad”. Comprendí, con tan sólo ojearlos, que mis escritos eran una postura intermedia de uno y otro, que fui confirmando a la medida  que los leía. En mi revisión de los escritos vi la importancia de lo teleológico para explicar mis ideas, como contrarias a tal concepto, y Monod ya había tratado el tema y creado su opuesto, con el concepto de la “teleonomía“.(1)
   Aunque he leído mucho, casi todos mis escritos se basan en la pura introspección. El problema de este método es que puedes terminar pensando que has inventado la locomotora a vapor, cuando está ya ha sido inventada, e incluso dejada atrás. Pero de otra forma ¿Cómo saber si alguien ha tratado algún tema, cuando estos son conceptos abstractos de los que desconoces los neologismos? De la filosofía conocía el concepto de lo teleológico, pero ni siquiera sabía si lo habían usado para explicar fenómenos naturales. Creé mi propia teoría, pero al final descubrí que Monod ya la había hecho; por la cuestión que era a lo que tenía que atacar. De esta forma ahora se habla de la teleología biológica, pero para contradecirla y hacer ver sus errores.
   ¡En fin!, no sé si seguiré desarrollando el libro cuando veo que todo ya está dicho. Puedo tener alguna perspectiva nueva que trate de conciliar las ideas de Frankl y Monod, pero se deduce de lo que ya tengo escrito. Ahora tendría que volver a revisar todo a partir de leer los dos libros ya mencionados. Mayor complejidad, más trabajo: revisar por triplicado. Me veo cual Sísifo cuando de nuevo está bajo la montaña, teniendo que volver a subir la pesada carga que es la piedra. En mi mente todo está claro. Mi punto de unión con Viktor Frankl es que este hace hincapié en que de lo que adolece la situación mundial actual y su hombre individual, es la pérdida de sentido. Bajo su punto de vista se ha creado un tipo de trastorno al que denomina como neurosis noogénica. Nos dice a la vez, tal como lo he repetido yo muchas veces, que cuanto más moderna sea una sociedad más se padece este mal, puesto que los individuos de cazadores-recolectores no tienen dicho trastorno. Frankl habla de perder el sentido de la vida, concepto del que yo he huido, por ser ambiguo, pues enseguida se piensa en Dios, en la vida tras de la muerte y todo este tipo de lenguaje. En mi caso he usado el término/concepto de motivación. Viene a ser lo mismo que él dice, puesto que él escapa de que sea reducido a lo religioso o transcendental. Si se le resta esa dimensión es más acertado usar el concepto de motivación, pues esta es la que te levanta de golpe de la cama, como si fuese un muelle, por sí misma, y no por algo externo como el tener que ir a trabajar desmotivado. Todo esto sigue siendo los problemas típicos del lenguaje. Sentido de la vida es sinónimo o análogo a una gran cantidad de conceptos y palabras: razón, lógica, motivo, significado, objetivo, motivado… para vivir. Frankl cae en ese caos del lenguaje y me da la razón sobre el uso de los términos cuando dice: "la frustración de una persona sólo se puede entender si entendemos su motivación. Y la presencia ubicua del sentimiento de falta de sentido nos deberá servir de indicador allí donde tengamos que encontrar la motivación primera, que es lo que el hombre finalmente desea."(2) De una forma u otra es una meta o fin que nos ilumina desde su “destino” y “explica” cada paso que damos en esa dirección (fijarse que las religiones suelen poner como luz o camino a Dios). O sea, tiene la dimensión teleológica, que como digo en mis escritos es el principio reductible de lo que es la vida, y este se ha quedado como patrón o sesgo, tanto en el ADN, como en el cerebro. No porque explique la vida, no porque tenga un fundamento detrás transfenomenal, sino por ser un patrón nuclear por el cual la vida “creo” el movimiento, lo que le mueve, lo que le motiva, lo que le direcciona (su ausencia, vació o necesidad), que es que le hace falta algo externo para hacerse ser, para crear su movimiento: el alimento, la energía. O dicho más llanamente: al ser gasta energía o se degrada, y tiene que recuperar esa energía o aquello que degrada. Vida es apuntar constantemente a aquello faltante, que está en su horizonte y por lo tanto su meta, sentido o motivo.
   A Viktor Frankl le faltaba un porqué lo vivo busca sentido. Cuestión que yo ya he dado: es una propiedad de la vida, en tanto que finalidad o meta, pero ciega por lo demás. Monod cae en el “error” de los fisicalistas al decir que todo es un espejismo. Yo llegué al punto medio al pensar que en tanto que espejismo, es. No por saber que es un espejismo este desaparece, se mantiene a pesar de este nuevo conocimiento o punto de vista. Si la vida es en tanto lo faltante, su “lógica” crea estructuras en su sistema nervioso para “alcanzar” de lo que está falto. Luego hay que pensar a partir del porqué se mantiene tal espejismo, como un nuevo emergente que tiene su “propia lógica”. De cualquier forma me posiciono al lado de Jacques Monod, que destierra para siempre a Dios o cualquier dimensión transfenomenal a la realidad. Para Monod todo es azar, y es a partir de esta realidad que se crea la vida, que conlleva la “necesidad” en tanto que modo adaptativo de “buscar” lo faltante y validar su replicación. Por lo demás yo no tengo el tipo de conocimientos que este tiene para explicar lo no teleológico de la vida; lo teleonómico del hombre, la inteligencia y la conciencia. Monod es un premio Nobel.
Para los que les interesa leer los dos libros mencionados. Escogí “En el principio era el sentido” de Frankl por ser el más claro y rápido de leer. Pero en más relevante es “El hombre en busca de sentido”.

(1) Los errores de la Wikipedia en español. Teleonomía no es un término creado (o ideado) por Jacques Monod, tal como dice la Wikipedia española, sino de Colin Pittendrigh. Recurrí a la Wikipedia española porque no sabía la traducción al inglés, que es teleonomy.
(2) En el principio era el sentido, página 55.

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